domingo, 31 de julio de 2011

Un mercado de carbono para salvar La Primavera


Compensación voluntaria de cambio climático en la ZMG: 72 empresas o 212 mil ciudadanos podrían aportar de 180 a 255 mdp anuales para mitigar las emisiones de la gran ciudad y de muchas regiones del planeta

Guadalajara. Agustín del Castillo. MILENIO-JALISCO. Edición del 24 de julio de 2011

La zona metropolitana de Guadalajara tiene con el bosque La Primavera la oportunidad de abrir un mercado de captura de dióxido de carbono (CO2) cuyos clientes se pueden buscar en todo el planeta para financiar la conservación de 120 mil hectáreas que conforman su sistema natural –proveedor de enormes servicios ambientales– y de esta manera, proyectar a la ciudad como destino sustentable y abrir las puertas para sus productos agrícolas, industriales y manufacturados en los mercados más exigentes y mejor cotizados del mundo.

“Este es un caso particular de programas de servicios ambientales orientado a servicios de mitigación del cambio climático –almacenamiento y captura de carbono–; empresas o ciudadanos que desean remover el dióxido de carbono que generan por sus operaciones o estilo de vida pueden pagar por cada tonelada de dióxido de carbono que los árboles y bosques remueven de la atmósfera”, señala el investigador del ITESO y estudiante de doctorado de la Universidad de Twente, en Holanda, Arturo Balderas Torres, cuyas notas de trabajo sobre el tema puso a disposición de Milenio Jalisco.

Es un esbozo del proyecto de instauración de un modelo de compensación voluntaria “para conservar y restaurar en el bosque La Primavera y sus corredores de fauna” que Balderas Torres trabaja desde hace casi dos años.

En su escenario más ambicioso, se plantean aportaciones de 72 grandes empresas o 212 mil ciudadanos para juntar una bolsa de 180 a 255 millones de pesos por año, que serviría para pagar a los propietarios de 120 mil hectáreas de ecosistemas naturales que conforman La Primavera, sus corredores biológicos y los bosques y selvas vecinos, a una tarifa de 1,500 pesos por hectárea cada año (que ya se paga por el Fideicomiso Monarca en el estado de México) –lo que requiere de 180 millones de pesos–, y además, financiar la operación de la dirección del área protegida, el monitoreo y la restauración de sus ecosistemas.

Balderas Torres también establece escenarios medio y bajo, para financiar el modelo en menos superficie –60 mil hectáreas (ha) o 30,500 ha, la superficie que ampara el decreto de área natural protegida– o con menos dinero, y además, revisa las opciones de usar los mecanismos institucionales ya existentes: el Programa de Servicios Ambientales de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), que sólo garantiza hasta 450 pesos por hectárea y a cinco años, o los fondos concurrentes, que son mixtos —públicos y privados— y dependen, en el lado público, del vaivén presupuestal de cada año.

Las posibilidades
La premisa básica es que mientras existan emisiones antropogénicas de CO2 habrá potencial para contar con una demanda de servicios de compensación de las mismas en los bosques.

“Los proyectos de compensación voluntaria de emisiones de efecto invernadero en bosques para mitigar el cambio climático, tienen el potencial de generar los recursos financieros necesarios para compensar a los propietarios de predios forestales en el largo plazo por los servicios ambientales generados”, pero “es necesario desarrollar las metodologías de certificación de manejo y conservación forestal y promover la participación del sector público y civil” para lograrlo, señala el científico.

“Uno de los pasos críticos es crear las opciones de participación –proyectos, programas, incentivos– y generar la certeza en el manejo de recursos, generación de resultados […]. El pago es entonces condicionado a generación de resultados libres de intereses políticos”.

Los recursos generados a partir de estos esquemas “pueden ser un apoyo complementario para los propietarios de predios forestales que puede combinarse con prácticas de manejo forestal sustentable, ecoturismo, unidades de manejo ambiental o agroforestería, diseñados para cubrir las necesidades sociales según lo permitan los ordenamientos territoriales y planes de manejo”.

Balderas Torres advierte que la precariedad en que sobrevive el bosque ante la fuerte presión urbana, obliga a financiar su conservación con mecanismos distintos al presupuesto gubernamental, que es escaso, y en el año en curso no rebasará 11 millones de pesos.

Pero las ventajas que se derivan de alcanzar un modelo exitoso son mayores. “La participación en estas actividades tiene el potencial de aumentar la competitividad del sector privado: una producción [industrial] neutra o baja en carbono abrirá o mantendrá abiertas las opciones para acceder a mercados en Estados Unidos, Japón y Europa que estarán integrando crecientemente los esfuerzos de mitigación del cambio climático en sus políticas comerciales”.

Por ejemplo, “actualmente se diseña en la Unión Europea la política FLEGT [en español: Bosques: Cumplimiento Legal, Gobernanza y Comercio]. Su objetivo es evitar la entrada al mercado europeo de madera y productos forestales provenientes de actividades ilegales de deforestación”.

Un proyecto de mercado de carbono en La Primavera puede “vender” el servicio ambiental de remoción de CO2 (bióxido de carbono) dentro y fuera de México, “sujeto a reglas de certificación y monitoreo a nivel internacional”; además, “los proyectos pueden hacerse a la medida del propietario forestal de acuerdo a estos estándares de certificación y respetando las regulaciones locales”.

Cinco condiciones
Estas son las condiciones mínimas para generar un modelo exitoso como el propuesto, detalla el documento de Arturo Balderas: Uno, “estudios y certificación de prácticas de manejo forestal, considerando cuantificación periódica de carbono y criterios de respeto a la biodiversidad local, para ofrecer los servicios de mitigación de cambio climático”; dos, “creación de programas locales de compensación voluntaria de emisiones de efecto invernadero”; tres, “incentivar la participación: programa de deducción de impuestos [predial, nómina, ISR, depreciación acelerada] a personas o empresas que apoyen los proyectos para compensar sus emisiones de CO2. Programa de certificación voluntaria; apoyo para acceder a mercados verdes en el extranjero”; cuatro, “sistema de contabilización de resultados y distribución de recursos transparente, flexible, descentralizado, sujeto a resultados”; cinco, “certeza jurídica sobre usos de suelo dentro y fuera del perímetro de protección de La Primavera, programas de ordenamiento ecológico municipal, zonas de restauración ambiental”.


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La destrucción de los corredores de fauna

La Primavera “es una reserva de la biosfera [designación de la Unesco, 2007], y área de protección de flora y fauna [según las leyes mexicanas]; uno de sus objetivos principales es conservar la biodiversidad. Además genera una gran cantidad de beneficios a la población de Guadalajara”, señala Arturo Balderas, investigador del ITESO, al justificar el establecimiento de un mercado de carbono a favor de la zona.

“La construcción de carreteras, los cambios de uso de suelo y los desarrollos inmobiliario están estrangulando a La Primavera; sus conexiones a otras áreas forestales y cerrando los corredores de fauna –cerro del Tepopote-río Santiago, cerro Totoltepec–Cerro Viejo, Volcán de Tequila, Ahuisculco-Quila, Ahuisculco-sierra del Águila—; el proceso de aislamiento amenaza la biodiversidad de La Primavera y el cumplimiento de su principal objetivo, la protección de la flora y la fauna”.

Al cerrar los corredores, “se reduce el movimiento de fauna, reduciendo sus poblaciones y la diversidad genética al interior del bosque”. Los carnívoros: puma, lince, coyote; se encuentran en la cumbre de la cadena alimenticia y requieren más recursos, presas y territorio, para sobrevivir.

“Si los corredores de fauna se cierran, estás especies serán las primeras en desaparecer generando un desequilibrio ecológico y un patrón de extinción de especies a nivel local”. Por eso, “es necesario reconocer el valor de los servicios ambientales de estas zonas”.

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Claves

Las oportunidades

•El aumento de la concentración de CO2 proveniente de la quema de combustibles fósiles y la deforestación contribuyen al cambio climático

•Para mitigar el cambio climático es necesario utilizar fuentes de energía renovable libres de carbono, y remover el exceso de CO2 que se ha acumulado en la atmósfera. A nivel internacional se prevé que el financiamiento para reducir las emisiones de CO2 sea hasta de 25 dólares por tonelada

•Las empresas y los ciudadanos en México pueden apoyar proyectos de reforestación y conservación forestal para reducir las emisiones de incendios/deforestación y aumentar la remoción de CO2 por los árboles y bosques; los pagos oscilan en proyectos existentes entre 8 y 18 dólares por tonelada de CO2

•Considerando que el precio negociado fuera equivalente a 15 dólares, o 180 pesos, por tonelada de CO2

•La condición es que cada hectárea de bosque debería remover en promedio entre 2.5 y 8.3 toneladas de CO2 anualmente para recibir de 450 a 1,500 pesos por año, y que este pago sería suficiente para garantizar la conservación y restauración a largo plazo; como referencia esto significa un incremento de biomasa en arbolado de entre 1.3 a 4.5 toneladas por año por hectárea.

•Además se pueden contabilizar las reducciones de emisiones por la reducción de incendios forestales y acumulación de carbono en suelo, hierbas y arbustos

•Cada mexicano genera en promedio 6.8 ton CO2 por año; si desea neutralizar el total de su contribución al cambio climático debería pagar 100 pesos por mes a estos proyectos voluntarios

•Número de empresas necesarias para cubrir los costos considerando empresas que generen 20 mil toneladas de CO2 por año y que quieran compensar 100 por ciento de sus emisiones; se necesitarían entre 4 a 70 grandes empresas con emisiones mayores a 20 mil toneladas de CO2 por año

•Las áreas del bosque La Primavera y corredores de fauna con mayor potencial de reducción de emisiones de CO2 y crecimiento forestal podrían recibir pagos mayores; el bosque podría compensar las emisiones de más personas/empresas

Fuente: Proyecto de mercado de carbono, Arturo Balderas, ITESO

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