domingo, 17 de julio de 2011
Jalisco busca una política forestal eficaz
Entrevista: Enrique Jardel Peláez, experto de la Universidad de Guadalajara
El aumento de la deforestación es fruto de las políticas públicas deficientes en el tema, destaca este investigador reconocido internacionalmente.
Guadalajara. Agustín del Castillo. MILENIO-JALISCO. Edición del 3 de julio de 2011
Jalisco mantiene una tasa de deforestación tan alta, que según las cifras oficiales, equivale a deforestar un bosque La Primavera por año, cuando apenas ocho años atrás la tendencia era al descenso, 35 por ciento abajo, y eso revela la falta de políticas públicas consistentes acerca del tema, señala el investigador del Instituto Manantlán de Ecología y Conservación de la Biodiversidad de la UdeG, Enrique Jardel Peláez.
El fenómeno “se ha concentrado principalmente hacia las zonas montañosas y costeras del oeste y sur del estado. Estas son todavía vistas como regiones de frontera para la expansión agropecuaria, donde todavía queda terreno por desmontar y ‘desarrollar’. La política de desarrollo socioeconómico ha sido la misma durante el último medio siglo: expansión de la frontera agropecuaria, ganaderización, ‘desarrollos’ turísticos, minería, carreteras [que facilitan la penetración a las áreas forestales] y urbanización. Al mismo tiempo, la producción forestal [que podría ser una opción de conservación forestal bajo manejo productivo y permitiría valorar el bosque] se mantiene relegada y la efectividad de la conservación en áreas protegidas es limitada”, observa el experto, uno de los fundadores del proyecto Manantlán.
Así, “no existe una política coherente de conservación y aprovechamiento sustentable de los bosques y selvas de Jalisco”, subraya al responder a este diario una serie de cuestionamientos sobre el tema, tras dar a conocer que la entidad aporta 20 por ciento de la deforestación nacional (Milenio Jalisco, 6 de junio de 2011).
- ¿Debemos creer que estamos atacando el problema en el ámbito nacional?
- La disminución de las tasas de deforestación, a nivel nacional, es una buena noticia, pero lo es solo relativamente. Habría que preguntarse si esto es un resultado de políticas acertadas de gestión, […] considero que sí hay lugares donde los bosques y selvas se han conservado e incluso se han revertido las tendencias de deforestación gracias a mejores prácticas de manejo forestal y reforestación [es el caso de áreas bajo manejo forestal comunitario] o debido a la conservación efectiva en áreas protegidas, pero...
- En otros casos, no es fruto de una buena gestión pública…
- Así es, en algunos lugares la deforestación se ha detenido porque prácticamente ya no quedaba por deforestar: los bosques y selvas fueron reducidos a las barrancas, las cimas de los cerros y otros lugares inaccesibles o marginales para usos agropecuarios o urbanos -sería el caso de La Huasteca–. En otros sitios, la explicación es el abandono rural: sus pobladores han tenido que emigrar por la falta de oportunidades. Esto genera crecimiento de los cinturones de miseria y desempleo en las ciudades, conflictos internacionales por la emigración; entonces, estos resultados no son positivos, ni tampoco sostenibles.
Jardel Peláez advierte que junto a la deforestación está la degradación de los bosques. “Evaluar degradación es mucho más complejo y tiene múltiples facetas: la fragmentación y pérdida de conectividad de los hábitats forestales con consecuencias para la biodiversidad, la extinción de especies de plantas y animales con consecuencias en el funcionamiento de los ecosistemas forestales, disminución de la variación natural [espacial y temporal] de los bosques y alteración de su dinámica y condiciones estructurales –los rodales viejos disminuyen o desaparecen, mientras que aumentan los rodales jóvenes, secundarios, dominados por una o pocas especies– cambios en densidad –lo que queda son bosques ralos o abiertos o bien la regeneración después de perturbaciones da lugar a bosques muy densos, sobresaturados, con pobre crecimiento y árboles débiles–, deterioro del estado sanitario y aumento de la incidencias de plagas y enfermedades, acumulación de combustibles y aumento del peligro de incendios severos, erosión, disminución de existencias y del valor de los recursos [menos metros cúbicos de madera aprovechable y menor valor por metro cúbico en bosques mal manejados], deterioro del paisaje, entre otros […] todos estos problemas se presentan en los bosques y selvas remanentes de Jalisco y del país en general”.
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