martes, 16 de julio de 2013

Sin playa ni turistas, Barra de Navidad está en agonía


Un espigón y una escollera construidos hace un cuarto de siglo demostraron su daño con las marejadas y el huracán "Jova": la playa ha desaparecido

Agustín del Castillo / Cihuatlán. MILENIO JALISCO

El mar indómito que se bate sobre Barra de Navidad podría ser un espléndido motivo para una estampa del artista japonés Kaktsushika Hokusai –autor de La ola: el océano que devora una embarcación con el impasible volcán Fuji al fondo-, pero da la clave para una tragedia muy distinta que hoy vive este risueño puerto de pescadores del Pacífico del sur de Jalisco: la playa desapareció bajo el oleaje, se fueron los turistas y la economía de la localidad se muere.

Es una historia de viejo aliento, que tiene que ver con decisiones erróneas que tomó la autoridad federal para favorecer al megadesarrollo turístico Grand Bay o Isla de Navidad, pues permitió la construcción de un espigón y una escollera que modificaron el flujo de agua y arenas desde la laguna costera hacia la playa.

La falta de intercambios de adentro hacia afuera, ocasionado por esta barrera artificial, ha generado que la playa aluvial –alimentada con la arena de río que arrastran milenariamente el arroyo Seco y el río Marabasco- deje de recibir materiales. La erosión causada por marejadas registradas en mayo de 2011, y la fuerza del huracán Jova, terminaron la obra del hombre.

Hoy, el oleaje golpea los cimientos de las fincas de restaurantes y hoteles y ningún bañista penetra en la agitada orilla. Los lugareños miran desconsolados lo que podría ser el final de un centro turístico que junto con Melaque, en la propia bahía de Navidad, ha sido el imán de la llamada Costalegre por más de medio siglo.

“Previo al huracán, tuvimos el embate de marejadas, de la contracorriente ecuatorial y desde ahí ya tuvimos desperfectos, en lo que era la barrera protectora de nuestra infraestructura, frente a la playa […] se han dado ciclos de marejadas, cada quince a 18 años; a veces erosionaban la playa, y dañaban una o dos construcciones, pero esto que fue como un efecto dómino, se dio con el paso de Jova”, señala el presidente del Consejo Consultivo de Turismo de Cihuatlán, y restaurantero de la zona, Pedro Morett García .

- ¿Usted ve causas naturales o la modificación artificial por las obras de hace 25 años?

- Creo que ambas; es decir, no hubo un estudio de impacto ambiental en su momento, y ahora estamos impactados, esa sería la palabra que nos describe […].



Según datos oficiales, la escollera y el espigón comenzaron a construirse en 1986 y culminaron a comienzos de los años noventa; los gobiernos de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas lo autorizaron pese a que se daba el grito de alerta por las alteraciones que podría ocasionar. Jova remató un amargo silogismo.

“Es triste reconocerlo, pero definitivamente lo que es la actividad turística decayó hasta en 70 por ciento; es decir, de todo el flujo de visitantes que teníamos con anterioridad, ahorita no vienen por el hecho de que no tenemos playa, es decir, está mutilada, aunque tenemos una gastronomía extraordinaria, un pesca magnífica, un pueblo muy pintoresco, pero el factor playa nos ha pegado con mucha dureza”, añade Morett García.

Respecto a los perjuicios, “cada establecimiento afectado tiene sus números propios, pero frente a la playa estamos 30 asentados, y lo que ha sido la recuperación de los inmuebles, meter muros nuevos, la cimentación nueva, edificar de nueva cuenta, pues ahí estamos hablando de cien millones de pesos”.

Pero a la larga, nada de eso vencerá al mar. 30 por ciento de los negocios del poblado ya se vieron obligados a cerrar y se ha despedido a decenas de empleados, de las 300 familias que viven de todo el sector económico, desde loncherías y tiendas de recuerdos hasta restaurantes y hoteles.

Sobre el tema, el delegado regional de la Costalegre por la Secretaría de Turismo, Alfonso Germán Espinoza Estrada, señala que no le extrañó el problema, sino la profundidad del efecto. “Así como ha tenido cambios el comportamiento cíclico del mar, todo mundo pensaba que se iba a recuperar, hasta que nos dimos cuenta que esto no tenía para cuando retirarse, y luego viene el Jova, y nos da la puntilla […] el impacto ha sido muy grave para la población, tanto así que hemos tratado de plantear estrategias de cómo dar alternativas de venir a la playa, sin tener la playa, porque Barra de Navidad se necesita reaclientar”.

Parece una resignación realista. “Buscamos que Barra sea un centro de población atractivo, a donde llegue la gente, con espacios funcionales para los visitantes, y que de aquí se puedan desplazar a otras playas, sin olvidar el tema de la gastronomía, para poder contrarrestar las pérdidas que hemos tenido; hemos llegado a tener ocupaciones de 5 por ciento en algunas semanas…”.

De 2,860 habitaciones desde Cabo Corrientes hasta Cihuatlán, “entre Melaque y Barra de Navidad tenemos entre 1,600 y 1700 habitaciones; esta es una zona turística, y cuando no hay turismo, no hay dinero”, subraya.

Ilustra esta realidad el gerente del restaurante Pancho, Martín Díaz, mientras observa con desilusión el golpeteo incesante del oleaje a sus cimientos, al lado de estructuras ya colapsadas: “la semana pasada no tuvimos una sola mesa”.

Es mediodía. Unos pocos visitantes pasan atónitos por las calles llenas de edificios vacíos, con letreros “for sale” a la puerta, debajo de una pertinaz llovizna que llena de glorias verdes a los cerros que rodean el drama de esta aldea. La niebla disfraza la enorme edificación neocolonial de Isla Navidad, con algunos yates y muchas barcazas entre las dos orillas. El monumento en bronce a la hazaña de la exploración de las Filipinas, acaudillada por López de Legazpi en los albores del Nuevo Mundo, se exhibe al comienzo del espigón. Es mudo testigo de la victoria final de los elementos sobre los breves y equívocos esplendores de la obra humana.

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Recuento de daños

El sistema natural está compuesto por las playas de Melaque, San Patricio y Barra de Navidad y las lagunas de Tule y de Barra de Navidad, los cuales han sido alterados por obras humanas

Las modificaciones más significativas datan de más de un siglo: la apertura del canal del Tajo alteró el flujo del río Marabasco, en busca de inducirlo hacia la laguna de Navidad; ya en los años ochenta y noventa, con Grand Bay, se hizo un dragado de un canal de navegación y remoción; la construcción del espigón que presenta una sección emergida y otra sumergida; el relleno y tala de mangle y la infraestructura [hoteles y restaurantes] sobre la duna costera

Así, “La deforestación, rellenos y construcción inadecuada de infraestructura, tienen como resultado el azolve de la laguna y la respuesta negativa de la costa, ocasionando la erosión de la playa hasta San Patricio, debido a la disminución de las aportaciones naturales, al aumento en la magnitud de las corrientes de oleaje y la alteración de sus patrones de dirección”

Fuentes: UdeG / UNAM

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Obtienen recursos para dragar laguna de Navidad

Con la gestión de la Federación Regional de Sociedades Cooperativas de la Industria Pesquera de Jalisco, con sede en Barra de Navidad y del Ayuntamiento de Cihuatlán, se han conseguido alrededor de 31 millones de pesos para hacer las obras de urgencia que demanda el puerto con miras a no enfrentar su definitiva decadencia por la pérdida de la playa y el azolve de la laguna, que ha mermado severamente la pesca local.

La entidad donante es la Sagarpa (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, del gobierno federal), que entra al quite ante la inoperancia del rescate que el gobierno del estado prometió en 2011 tras el paso de Jova.

El problema de la escollera y el espigón ha sido estudiado desde el comienzo de la construcción; cuando se decretó la laguna de Navidad como sitio Ramsar (nombre de la convención internacional de humedales de la ONU), la ficha elaborada por el Departamento de Zonas Costeras de la UdeG destacó el problema de azolves que padece el cuerpo de agua por las obras de modificación de su flujo hacia la playa de Barra de Navidad. El desastre fue evidenciado en 2011 por el huracán Jova. Se han continuado desde entonces propuestas de soluciones. Científicos de la UNAM se han sumado al trabajo.

La propuesta de una estructura de emergencia elaborada por el Instituto de Ingeniería de la UNAM, entregada el pasado mes de junio (elaborada por José Antonio González Vázquez, Edgar G. Mendoza Baldwin y Rodolfo Silva Casarín) destaca la necesidad del dragado de la laguna para aprovechar ese material y rellenar la playa extinta, sí como establecer estructuras provisionales que aminoren el daño que ocasiona el mar.

“La obra propuesta, por ningún motivo debe considerarse como solución definitiva, ya que para remediar el problema de fondo es necesario complementar los estudios, definir un plan de manejo costero y muy probablemente retirar parte de la infraestructura existente que está generando los desequilibrios en la zona”, señala el documento.

Así, “se propone una estructura de emergencia de carácter temporal [cinco años de vida útil], para la zona más afectada por la erosión costera”. Del comportamiento de las estructuras “y considerando un análisis detallado de las condiciones de dragado sumado a una buena calidad de sedimentos que sean extraídos de la laguna, es posible pensar en un posible relleno […] será necesario considerar un estudio de transporte de sedimento, tal que sea complementario y a su vez, una solución a largo plazo para las condiciones de erosión que se presentan actualmente”, pone en relieve.


4 comentarios:

Agustín del Castillo dijo...

Esta joya de autocrítica de los desarrolladores de Isla Navidad merece ser reproducida:

Isla Navidad

Externamos nuestra total reprobación a los señalamientos infundados y calumniosos relacionados con el desarrollo turístico Isla Navidad que se publicaron en el diario Milenio Jalisco, en reportajes de los días 16, 17, 19 y 27 de julio, y la columna Radar del 8 de dicho mes, y que han desvirtuado la imagen ante la opinión pública del lugar, de la empresa que administra el inmueble y de la familia Leaño Álvarez del Castillo, de intachable honorabilidad.

Reprobamos en todo sentido las difamaciones que consigna en dichos reportajes el señor Agustín del Castillo, quien por razones que ignoramos ha mantenido durante varios años una campaña permanente de falsedades en torno al Desarrollo Isla Navidad, un megaproyecto turístico que ha puesto a Barra de Navidad –o a Jalisco y Colima, que son México– en el plano internacional, además de que ha generado dividendos económicos y sociales relevantes en beneficio de miles de personas de la región. Así mismo, reprobamos las citas que se hacen en la columna Radar, de que tanto el Hotel Cabo Blanco, como el Desarrollo Isla Navidad se hicieron “violando las leyes de equilibrio ecológico de la época en la más absoluta impunidad”; lo que no es solamente falso sino una calumnia.

El Desarrollo “Isla Navidad” inaugurado en el último lustro del siglo XX y en momentos en que el país requería de confianza, inversiones y proyectos que generaran dividendos sociales (empleos, bienestar general, conservación del medio ambiente) en localidades turísticas, Isla Navidad sentó precedente desde entonces por ser un proyecto sustentable con el entorno ecológico. No solo se acataron las disposiciones oficiales en la materia, la de impacto ambiental como consta en el oficio SEDUE, oficio F.O.O.DGNA-000740, 2 febrero 1983. También se incorporaron innovaciones como un vivero de especies nativas, plantas de tratamiento de aguas residuales que tienen reúso en el desarrollo y la apertura de un departamento de ecología y control ambiental cuyas funciones se enfocan a la protección, conservación y resguardo de los recursos naturales que existen en la zona del desarrollo, así como para asegurar el cumplimiento de todos los términos y condicionantes de la normatividad ambiental vigente que hemos cumplimiento puntualmente como lo marca la Ley.

Isla Navidad detonó a la vez mejoras importantes para la localidad donde se ubica, que comprende los pobladores de Colimilla, Colima, y Barra de Navidad, Jalisco. Las autoridades y los inversionistas mejoraron las vías de comunicación para acceder a este destino, así como los servicios de equipamiento urbano. Hubo un impacto que benefició a muchos prestadores de servicios, como el de restaurantes típicos. Una gran parte del personal empleado en el desarrollo reside ahí y los pobladores del ejido de Colomilla reciben agua de los pozos concesionados a Isla Navidad y muchos otros beneficios más.

En ese contexto, la revista Derecho Ambiental y Ecología dedicó un documentado reportaje a Isla Navidad, exponiéndolo como ejemplo en el país de un desarrollo ecológico sustentable regional. La Secretaría de Turismo de México lo ha ponderado como el modelo de desarrollo ecoturístico y sustentable en la zona del Pacífico [...]

Agustín del Castillo dijo...

SIGUE LA JOYA:


A modo de referencia, en este desarrollo se lleva a cabo un monitoreo constante de parámetros hidrológicos e hidrodinámicos de la laguna de Barra de Navidad para conocer su comportamiento y proponer a las instancias correspondientes las mejoras alternativas de conservación y protección del recurso. Están certificadas al igual las plantas de tratamiento de aguas residuales que existen en el Desarrollo, que cumplen la normatividad ambiental oficial. Tenemos un programa de propagación de especies de mangle con muy buenos resultados en viabilidad y crecimiento. Asimismo, hemos propuesto alternativas de solución para restaurar la cuenca y la albufera de Barra de Navidad mediante un programa integral de concertación social con autoridades municipales, estatales y federales.

Dadas estas circunstancias, solicitamos atentamente a Milenio Jalisco la publicación de esta carta en los términos de Derecho de Réplica de la Ley de Imprenta que está consagrada en la Constitución.

“…la facultad de toda persona a que sean publicadas o difundidas, las aclaraciones que resulten pertinentes, respecto de datos o informaciones transmitidas o publicadas por los medios de comunicación, relacionados con hechos que aludan, sean inexactos o falsos, cuya divulgación le cause un agravio ya sea político, económico, en su honor, vida privada y/o imagen”.

En el contexto de exigencia de responsabilidad para que la información que se difunde sea cierta y objetiva es de precisar que los reportajes que se publicaron en su medio, firmados por el Sr. Agustín del Castillo; así como en la columna carecen de fundamentos que sustenten los textos difamatorios ya citados.

Es de resaltar la excelente colaboración que ha existido siempre con los gobiernos del Estado de Colima, los municipales de Manzanillo, en Colima, y de Cihuatlán, en Jalisco, y con el Gobierno Federal, para que este desarrollo ecoturístico de Colima y Jalisco no sea únicamente un blasón de orgullo del grupo inversionista que lo ha colocado en un lugar preponderante de la infraestructura del turismo nacional, sino como ejemplo de un proyecto de sustentabilidad que ha contribuido a mejorar las condiciones del medio ambiente del lugar donde se construyó, como lo acreditan fuentes académicas, ambientalistas acreditados, dependencias gubernamentales y medios de comunicación.

Lic. Juan Carlos Mendoza. Apoderado Legal Turbana, SA de CV

Agustín del Castillo dijo...

UNA APOSTILLA:

"...Isla Navidad, un megaproyecto turístico que ha puesto a Barra de Navidad –o a Jalisco y Colima, que son México– en el plano internacional...". Ciertísimo, todo mundo sabe cómo se destruyó la playa con la escollera del proyecto "ecológico". En México y el mundo

Agustín del Castillo dijo...

OTRA APOSTILLA:

¿Merece muchos más comentarios, con una laguna azolvada y modificada, con rellenos que se convirtieron en fraccionamientos, con ejidatarios desplazados, con intereses claramente acreditados a favor de Colima y en perjuicio de la soberanía de Jalisco? Es una pieza de realismo mágico, porque hasta una revista de ecología señaló el proyecto como ejemplar. Claro, nacimos ayer