miércoles, 29 de diciembre de 2010

El miedo a la violencia ahuyentó a los paisanos


La guerra contra el crimen trunca miles de viajes a Jalisco y el resto del país. Los jaliscienses que forman la colonia migratoria estatal más grande del país en EU, aportan a sus familias mexicanas casi dos mil millones de dólares anuales. Diciembre, mes tradicional de retornos temporales, registra hoy hasta 40% menos que en el pasado, debido a la inseguridad.

Guadalajara. Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO. Edición del 27 de diciembre de 2010

Casi a cuatro millones de personas asciende la comunidad jalisciense que se ha asentado en los Estados Unidos de América, de los cuales, aproximadamente 1.4 millones nacieron en Jalisco, mientras hay una primera y segunda generación que ya es ciudadana estadunidense pero conserva lazos con la tierra de sus padres y abuelos, según la información más reciente del Consejo Estatal de Población (Coepo).

Se trata de la comunidad estatal más grande de México en el extranjero, con redes que ocupan la más amplia distribución territorial en aquel país, organizadas al menos en un centenar de clubes que los ligan con sus comunidades originales, aparte de su vínculo familiar, que significa remesas anuales cercanas a dos mil millones de dólares, 8 por ciento del total nacional.

Si en todo el país, poco más de 4 por ciento de los hogares recibe remesas de emigrantes, en Jalisco son casi el doble, pero analizado el tema por municipios, hay demarcaciones como Cuautla y Ejutla donde 40 por ciento de las familias es sostenido por esos recursos, y municipios como Atengo, Guachinango y Huejúcar donde las remesas llegan a más de 30 por ciento de los hogares.

Sin embargo, este año 2010 ha sido un año de miedo. La mala imagen internacional que tiene México ante la violencia desatada en el contexto de la “guerra” contra el narcotráfico ha reducido significativamente la tradicional presencia de paisanos en estas fiestas decembrinas.

Ejemplos: los habitantes de Jiquilpan, una de las principales delegaciones del municipio de San Gabriel, en el sur de Jalisco, “ayer me decían que vinieron muy pocos paisanos, y la causa, más que la crisis económica, es la inseguridad”, dice a este diario el ex presidente municipal de la demarcación, Juan Carlos Rodríguez Gómez (periodos 1995-1997 y 2007-2009).

Luis Gutmaro López Raygoza, presidente municipal de Bolaños, en la región Norte del estado, afirma en el mismo sentido: “Calculamos que regresaron 40 por ciento menos de los que vienen cada año, porque ya no estamos viendo de lejos el problema de la delincuencia, se está empezando a vivir en esta zona”.

El propio Instituto Nacional de Migración ya esperaba menos paisanos en territorio nacional, aunque con un planteamiento más conservador: “Los pronósticos indican la llegada a México de sólo 850 mil paisanos, comparado con los 900 mil que ingresaron en 2009”, dijo el pasado 24 de noviembre el titular del organismo, Salvador Beltrán del Río, durante una gira de trabajo por Zacatecas para poner en marcha el Programa paisano. Sin embargo, el funcionario atribuyó a la crisis económica, y no a la inseguridad, la causa del descenso. Lo que se dice en los poblados rurales de Jalisco y de casi todas las entidades federativas del país es que no hay condiciones para hacer el viaje, ante la violencia desatada por los grupos criminales.

“Tengo un pariente [político] que siempre iba a Michoacán, de donde es originario, y este año me dijo que nomás no se animó, al darse cuenta de todo lo que allá está pasando; pero por acá ya empiezan a ponerse las cosas como para preocuparnos”, agrega el edil bolañense López Raygoza.

La economía que generan los emigrantes “es muy importantes para los pueblos; mandan recursos para todo el año, en muchas familias, y sobre todo los señores mayores viven de esos recursos; además, cuando vienen a las fiestas hacen derrama económica importante, y esto empezó desde los tiempos de los braceros, hace ya más de medio siglo”.

El munícipe agrega que la quiebra de los negocios agropecuarios ha sido tal, que muchos ranchos se quedaron sin habitantes: “Por ejemplo, El Refugio, de donde son mis padres, tiene sólo diez gentes [sic], cuando había una primaria con 20 o 30 niños”. Es decir, es un caserío que pronto desaparecerá, como tantos más.

“La gente ve a la inseguridad como el diablo, dicen que existe y está en todos lados, aunque no siempre lo veamos”, repone irónico Rodríguez Gómez. “Si se cerrara la frontera y no llegaran remesas, muchos de los pueblos simplemente no sobrevivirían”, advierte con preocupación este vecino del sur de Jalisco.

Crecimiento sostenido
“La población nacida en Jalisco y radicada en Estados Unidos presenta un crecimiento de más de catorce veces en poco más de 50 años, pasando de cerca de 100 mil personas en 1950 a poco más de un millón 400 mil en 2005 […] resalta el fuerte crecimiento en el periodo 1970-1980 al pasar de 170 mil a 400 mil emigrantes […] entre 1990 y 2005, según los datos de las proyecciones de población del Consejo Nacional de Población [Conapo] la población de jaliscienses en EU se incrementó en cerca de 800 mil personas, llegando a un millón 420 mil en 2005”, dicen Humberto Gutiérrez Pulido y otros investigadores, en Panorama demográfico de Jalisco, publicado en 2009 por el Coepo.

Con ese número de migrantes, la entidad “tiene un participación de 12.8 por ciento del total de la población nacida en México que habita Estados Unidos. Si utilizamos esta misma proporción para calcular el número de jaliscienses nacidos en la Unión Americana, de padres de Jalisco, obtenemos dos millones 300 mil personas. Por lo que el total de jaliscienses en, los nacidos en Jalisco más la primera y segunda generación sería cercano a tres millones 720 mil jaliscienses […] considerando que Jalisco está adscrito a la región migratoria tradicional, la cual posee la más antigua historia migratoria de México —en Jalisco comenzó a finales del siglo XIX— la población de origen jalisciense debe sobrepasar cuatro millones de personas”.

Esta comunidad es en muy alta medida responsable de la supervivencia de demarcaciones rurales completas, pues el campo no tiene actualmente viabilidad económica y hay muy escasa inversión productiva en casi todos los municipios.

Jalisco comenzó a migrar hace más de 100 años. “Hombres, mujeres y niños han vivido la experiencia o son parte de la misma como esposas o hijos de migrantes […] se migra para buscar trabajo, por reunificación familiar, por aventura e incluso para huir de la violencia intrafamiliar”, señala Ofelia Woo Morales en La migración contemporánea hacia Estados Unidos (en dos décadas en el desarrollo de Jalisco, Secretaría de Planeación, gobierno de Jalisco, 2010).

En buena medida, “la emigración hacia EU se ha convertido en una tradición para algunas familias; principalmente en comunidades rurales, los niños esperan a llegar a la adolescencia para seguir el camino de su padre y/o su abuelo. Algunos estudiosos le llaman el rito de iniciación, que consiste en seguir el sueño americano, retroalimentado por el imaginario que se ha creado con las historias contadas por parientes, amigos y paisanos”.

En ese ir y venir, añade, “no sólo se han acumulado historias, anécdotas y mitos, sino que también se han construido y consolidado las redes sociales que han ayudado a las trayectorias migratorias de los que se van incorporando. Antes de partir se sabe por dónde cruzar la frontera, cómo hacerlo, hacia dónde ir, con quién llegar y en qué trabajar” una vez que se asientan en territorio estadunidense.

Este esquema que ha permitido sobrevivir a muchas regiones en el contexto de crisis económicas crónicas, es el que ahora está bajo riesgo por la inseguridad desatada en México.

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Datos y cifras de una comunidad bajo riesgo

Las políticas migratorias cada vez más restrictivas en Estados Unidos y la escasez de empleos, aunado al espiral de violencia y la depresión económica de México, ponen en crisis a una comunidad que es ya binacional y que se niega a perder sus raíces

A escala país, hay ahora en Estados Unidos 11.1 millones de mexicanos originarios de estas tierras y casi 20 millones que ya son la primera o segunda generación nacida en territorio estadunidense

En el caso de Jalisco, son 1.4 millones de nativos del estado y alrededor de 2.6 millones de jaliscienses nacidos en el país del norte

“La principal motivación de la población que decide movilizarse […] es la de encontrarse con una mejor calidad de vida”. En Jalisco, 71 por ciento de encuestados entre 1997 y 2002 reveló que su objetivo era encontrar trabajo, aunque por lo general se debe a que los empleos locales son de baja calidad y mal remunerados

En Jalisco, a diferencia del resto del país, emigran a Estados Unidos más personas de áreas urbanas de más de quince mil habitantes (58 por ciento del total); sin embargo, en términos cualitativos, es más importante el papel de la emigración rural para sus comunidades de origen

California concentra 58 por ciento de la emigración jalisciense, seguida por Colorado (9.8 por ciento), Arizona (7.4 por ciento) y Texas (6.9 por ciento), aunque hay una muy importante comunidad jalisciense radicada en Chicago (Illinois) y en Washington (Oregon)

En Jalisco, las remesas pasaron de 1,349 millones de dólares en 2003 a 1,938 millones de dólares en 2007, pero con importante descenso en 2008 y 2009, debido a la crisis económica

Otra modalidad de remesas son las “remesas colectivas”, en que las comunidades organizadas del exterior envían recursos para programas sociales de gobierno en modalidades como el Programa 3x1, en que ponen un tercio de una inversión para alguna obra necesaria en sus comunidades de origen

Fuente: Coepo, 2009

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