domingo, 5 de diciembre de 2010

En tres días se decidirá el proyecto ganador del museo de ciencias de UdeG


Guadalajara. Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO. Edición del 4 de diciembre de 2010

El proyecto del Museo de Ciencias Ambientales del Centro Cultural Universitario (CCU) de la Universidad de Guadalajara (UdeG) conoció ayer cinco propuestas arquitectónicas que reclaman para sí la paternidad de un concepto que parece extraído de la literatura fantástica: un recinto que no ponga barreras espaciales ni temporales al movimiento; que haga volar la imaginación en el científico más abstruso y el ignorante más supino; que proyecte hacia el futuro con las innovaciones de la tecnología sin olvidar el grueso expediente del pasado; que permita una breve e intensa introspección al mundo natural, desde el espacio quieto y seguro de lo urbano-cotidiano.

“Del Centro Cultural Universitario, quizás el más importante es este museo, por la apuesta de fondo que tiene que ver con una estrategia económica para la ciudad y la región”, dijo en la presentación el director del CCU, Mauricio de Font-Reaulx.

“Guadalajara fue una ciudad comercial dominante, pero ha ido perdiendo ese papel al convertirse las otras ciudades regionales en autosuficientes; tuvo una zona agrícola importante que colapsó hace 35 años, y eso nos lleva a ser primeros exportadores de mano de obra a Estados Unidos: Chicago, Los Ángeles, Nueva York, que ahora puede ser una ventaja competitiva por ponernos en relación con algunas de las ciudades más ricas del mundo […] en ese contexto, la transformación de Guadalajara debe ir por atraer turismo en la vía de la cultura, que ahora es la principal industria del mundo; también se debe replantear la relación con los recursos naturales, somos el quinto país más rico del mundo en biodiversidad y hay que traducir eso en un bienestar a largo plazo como sociedad”, explicó.

El CCU, con cinco edificios, presenta los matices de lo humano, agregó: “el auditorio es la emoción en mi perspectiva; la biblioteca es información; los teatros son laboratorio social; la sala de arte contemporáneo es lo estético, pero este museo, hago énfasis, es el corazón, que quiere hablar de lo vivo y de lo futuro, a diferencia de los tradicionales museos de ciencias naturales que hablan de lo muerto y lo pasado”.

De Font-Reaulx dijo que todos los días las ciudades mexicanas crecen 50 hectáreas, lo cual es un enorme impacto que justifica un museo desde esa perspectiva; además, en el ámbito universal, por primera vez en la historia hay más humanos en ciudades que en comunidades rurales.

Así, la tarde-noche de ayer, en el para algunos abrumador paraninfo de la rectoría de la UdeG —bajo la mirada de los rebeldes y de los constructores de Orozco—, uno por uno, los arquitectos internacionales presentaron sus ideas de lo que debe ser el innovador museo: desde el noruego Snohetta, conocido por su diseño de la nueva Biblioteca de Alejandría, la Ópera de Oslo y el Museo de la Zona Cero de Nueva York; hasta Diller, Scofidio & Renfro, artífices del Institute of Contemporary Art de Boston y del Museo de Imagen y Sonido de Río de Janeiro; pasando por Shigeru Ban —diseñador del Centro Pompidou de Metz—, Smiljan Radic, con obra aclamada en Chile, y el reconocido mexicano Mauricio Rocha.

Las visiones son radicales y distintas: un jardín fantástico en desniveles que va de la entraña de la tierra al cielo, pero sin escaleras; una simulación de la geografía occidental y de sus ciudades; un conglomerado urbano popular que mira hacia los abismos de la barranca y las soledades de la sierra. En tres días, los jurados optarán por alguno de ellos. Su límite, además del espacio y el tiempo, son alrededor de 35 millones de dólares presupuestados para llevarlos a la realidad.

“Es una representación multicultural de arquitectos”, se ufanó el coordinador del museo, Eduardo Santana Castellón. Ante el futuro humano desolador, se trata de explorar las conciencias “e incitar a un diálogo”.

“Este museo es fundamental, buscamos que sea un espacio de exhibición, no una caja para poner cosas adentro. Se critica en los espacios culturales el escaso acceso de la gente común, pero aquí apostamos al espacio público para establecer un paisaje de la esperanza y un futuro posible”, subrayó.

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El concepto

Exhibirá la riqueza natural y cultural de la región; inicialmente se concentrarán colecciones especializadas en ciencias naturales, que muestren con ejemplos locales, los problemas ambientales que existen en el planeta.

Espejo del pasado y ventana del futuro, donde la naturaleza y la tecnología se encuentran. Espacio que define desde lo urbano los nexos del hombre con la naturaleza. Espacio que invita a descubrir de forma divertida, esa compleja relación.

Puerta de entrada al conocimiento de la diversidad del planeta y del trópico americano, mostrado desde el Occidente de México: Jalisco posee por sí más riqueza biológica que cada país de la Unión Europea o Canadá. Forma parte de la región con más especies endémicas (exclusivas) de México.

Tendrá: librería, foro de demostraciones, territorio lúdico, planetario, aulas taller, cuatro salas de exposiciones permanentes y una temporal.

Programa de educación activa para aprender nuevas formas de relacionarse con el medio ambiente de manera sustentable.

Edificio escuela de 12,000 m2 con los más avanzados conceptos de arquitectura verde.

Instalaciones, auditorios y salones para exhibiciones y talleres como espacio de debate.

Restaurante gourmet y cafetería con enfoque ecológico y socialmente sustentable.

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