jueves, 22 de septiembre de 2016

Detonan los automóviles exposición a manganeso y trastornos infantiles



Vivir en 28 corredores de intenso tráfico de la ciudad puede ocasionar niños con padecimiento de hiperactividad y más muertes de cáncer, revelan investigaciones pioneras.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

Si usted y su familia viven a menos de 600 metros de una avenida de alta densidad vehicular, es decir, con más de diez mil automotores por día, y tiene infantes menores a doce años con el muy popular síndrome del “niño hiperactivo”, no culpe del todo al azar o a ese tío extravagante que la abuela corrió porque se robaba sus monederos o se la pasaba enamorando a las vecinas.

La realidad es que este tipo de trastorno de conducta infantil tiene también una vinculación con la exposición a la contaminación ambiental, de modo específico, al manganeso, un  metal de existencia libre en la naturaleza, pero que se utiliza como fijador en el combustible “libre de plomo” que utilizan los automotores, lo que ha incrementado su presencia en las zonas urbanas de intensa circulación vehicular.

De este modo, una ciudad diseñada para el automóvil, genera costos a sus habitantes que la ciencia médica está documentando. En este caso, es un estudio pionero que realizó para titularse como maestra en ciencias de la salud ambiental por la UdeG, la químicofarmacobiologa Claudia Iliana Limón Aguirre, bajo la dirección del responsable dela maestría por la UdeG, Arturo Curiel Ballesteros.

“Las concentraciones de manganeso encontradas en las muestras dentales infantiles constituyen evidencia de exposición a este metal en la Zona Metropolitana de Guadalajara […] uno de cada cuatro niños del total diagnosticados con comportamientos hiperactivos vive en la proximidad al periférico Manuel Gómez Morín, que presenta una afluencia vehicular mayor a 50 mil automóviles por día”, señala el documento académico.

Además, “los valores medios de las concentraciones de manganeso en las muestras dentales infantiles, tanto en los niños con comportamientos hiperactivos como en el grupo de población control se encontraron con niveles identificables de manganeso y fueron superiores las concentraciones reportados por investigaciones similares, lo cual indica que existe una mayor exposición a manganeso en la población infantil” de la ciudad.

Los estudios que se realicen en el futuro sobre exposición a manganeso “deberán considerar diversas fuentes como las instalaciones industriales así como otras vías de exposición ambiental a este metal, tales como el agua y los alimentos”, apunta, porque “es necesario realizar otros estudios que evalúen exposición a manganeso en conjunto con otros metales y/o tóxicos ambientales como el plomo, los cuales generan sinergia y aumentan el potencial de daño y/o afectación a nivel del neurodesarrollo infantil”.

Lo cierto es que el análisis con la vinculación a los automotores es inquietante. La gráfica anexa demuestra que a mayor cercanía de una ruta de circulación intensa, hay más casos de niños que deben ser atendidos por esos trastornos (la investigación acudió al DIF Jalisco y revisó los expedientes de sus pacientes infantiles, es decir, son casos reales, y les extrajo la muestra dental que comparó con una población de control, es decir, niños sin el síndrome); “se muestra una discreta disminución en la concentración de manganeso en las muestras dentales infantiles conforme aumenta la distancia de los domicilios de los niños a la vía de alto flujo vehicular más próxima”, es decir, “los valores medios de la concentración de manganeso en las muestras dentales en las categorías comprendidas a menor distancia de los 600 m. de las vías de alto flujo vehicular fueron superiores a las encontradas en las categorías que van de 800.01 a 2,800 m”.

Curiel Ballesteros lo contextualiza: “este tema de los estudios por el efecto de la contaminación del aire se han ido diversificando; antes eran problemas de carácter respiratorio, y ahora son trabajos de investigación que amplían su radio de afectaciones locales, por ejemplo, su vínculo con nacimientos con bajo peso, su papel en los primeros cinco a siete años como un factor de obesidad en niños, porque lo interesante es que no sólo tiene que ver con los alimentos, sino la exposición a contaminantes del aire; la literatura a nivel mundial ya lo ha confirmado, lo que estamos haciendo es confirmar a nivel local”.

El científico destaca el aporte de otra investigación, de Leticia Nayeli Soltero Rodríguez: Cáncer: factores de riesgo en trabajadores de centros metropolitanos, UdeG 1994 – 2014; esa tesis publicada en 2015 determina los factores ambientales como posibles causas de la incidencia de enfermedades del personal académico y administrativos.

“Las personas que trabajan en los Centros Universitarios Temáticos de la Universidad de Guadalajara (ubicados en la Zona Metropolitana de Guadalajara), viven y se recrean también en la ciudad, estando expuestas diariamente a contaminantes atmosféricos, sustancias químicas y agentes físicos como radiaciones no ionizantes. Estos contaminantes tienen efectos en la salud de las personas cuando se ven expuestos a ellos y a múltiples agentes ambientales (biológicos, químicos, físicos y mixtos). Así pues, estas exposiciones aumentan el riesgo de padecer patologías como el cáncer, que es una de las enfermedades que cobra más vidas a nivel mundial”, destaca ese texto.

Añade: “La Organización Mundial de la Salud considera que 19 por ciento de [los casos de] cáncer son atribuibles al medio ambiente. Para algunos tipos en específico, como cáncer de pulmón o de colon, investigadores concuerdan que el 90 al 95 por ciento de los casos son atribuibles al medio ambiente; y estilos de vida, dentro de este último se incluyen patrones de comportamiento como el hábito de fumar, hábitos alimenticios, sedentarismo, y agentes de exposición físicos, químicos y biológicos”.

Las emisiones de vehículos motorizados (diésel y gasolina) “se consideran cancerígenas para el ser humano por la IARC desde 1989 (IARC 2013), por su parte las emisiones diesel son reconocidas como carcinogénicas por el NTP desde 1998 (NTP 2014) […] Los tipos de cáncer asociados a las emisiones de vehículos motorizados son: Cáncer de pulmón, para los tipos de cáncer de la vejiga urinaria, laringe y colon la IARC (2013) establece que la evidencia de la relación entre la exposición a emisiones de vehículos motorizados y estos tipos de cáncer es sugestiva pero no suficiente para inferir una relación causal”. Lo cierto es que esta investigación señala que los centros universitarios enclavados en medio de la zona más densamente urbanizada y con tránsito de vehículos (contiguas a menos de 500 metros de Calzada Independencia, Alcalde, Federalismo y Circunvalación), que son los de Ciencias de la Salud (CUCS) y de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), registran 188 de 403 muertes de cáncer, mientras el resto (215 casos) se reparte en cuatro centros temáticos más.

Las rutas del riesgo

Avenidas más transitadas del AMG, con flujo diario mayor a diez mil autos, con mayor exposición de manganeso

1 Periférico Manuel Gómez Morín, 51,397 autos por día

2 Carretera a Chapala (altura de San José del 15), 48,654

3 Lázaro Cárdenas, 38,273

4 Federalismo (Guadalajara) 37,198

5 Carretera a Zapotlanejo (Km 1.5), 36,816

6 Av. Colón (Tlaquepaque) 35,004

7 Av. Juan Gil Preciado (Zapopan), 34,890

8 Av. González Gallo, 33,993

9 Av. Ávila Camacho, 33,425

10 Av. Patria, 30,080

11 Av. Javier Mina, 26,674

12 Av. Ocho de Julio, 24,907

13 Av. Circunvalación Oblatos, 23,259

14 Av. Alcalde, 17,448

15 Av. Revolución, 15,694

16 Av. Aviación (San Juan de Ocotán), 14,722

17 Calzada Independencia, 14,671

18 Av. República, 13,843

19 Av. Juan de Dios Robledo, 13,749

20 Carretera a Saltillo (Km. 2.5), 11,926

21 Av. Belisario Domínguez, 11,833

22 Av. Enrique Díaz de León, 11,487

23 Av. Artesanos, 11,421

24 Calle Mota Padilla, 11,352

25 Av.  Jesús Reyes Heroles, 11,216

26 Av. Plutarco Elías Calles, 10,503

27 Av. Juan Pablo II, 10,279

28 Av. Río Nilo, 10,182

*Levantamiento de datos hecho por la investigadora

VERIFICACIÓN, SÍ PERO...

Según los datos oficiales, la verificación de vehículos no reducirá en más de 7 por ciento las emisiones de los autos de la ciudad, responsables de más de 90 por ciento de la contaminación atmosférica, señala el director de la Maestría en Ciencias de Salud Ambiental de la UdeG, Arturo Curiel Ballesteros. El gobierno, añade, debería atender las causas profunas de ese deterioro, que son la existencia de miles de automotores obsoletos que aun pasando la verificación, contaminan de ocho a 20 veces más que modelos recientes; la baja velocidad de la circulación citadina, que potencia la contaminación, y la falta de una política pública para crear áreas verdes de más de 40 hectáreas como verdaderos amortiguadores de la polución. "No veo que se trabaje a fondo sobre eso", advierte.

AC . Guadalajara

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