lunes, 26 de septiembre de 2016

Arrancó ayer una difícil negociación en la sierra



Los wixaritari de Wuaut+a y los ganaderos de Huajimic buscan el modo de no pelear, sino obligar al gobierno federal a intervenir en el pleito de sus tierras

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

Audelina Villagrana, viuda y pequeña propietaria de Huajimic, es un personaje que sintetiza las contradicciones de esta comunidad ranchera a la que le tocó afrontar la conquista serrana para el naciente estado de Nayarit, hace 80 años, con apoyo de su gobierno y la bendición de jure y de facto de la entonces remota administración federal.

Hoy, que los tribunales agrarios restituyen las tierras del título virreinal de Wuaut+a (San Sebastián Teponahuaxtlán) que ocuparon a los wixaritari sus ancestros ganaderos, los afectados exigen que sean esas autoridades las que les garanticen los derechos adquiridos, mientras el gobierno federal ha tratado de evitar a toda costa asumir esa responsabilidad, advierte la parvifundista, cuyo rancho de 35 hectáreas se ubica frente al que fue restituido en la agitada jornada del pasado jueves 22 de septiembre a los comuneros.

“Nada nos es favorable; el programa Cosomer [Conflictos Sociales en Medio Rural] dice que no entramos, y cómo que no entramos al programa si tenemos firmada de una por una las solicitudes; la querían agarrar en paquete, y no señor, de una por una […] después dice, es que no entra en paquete, no, las demandas son individuales, es decir, nos cambian las reglas; y luego nos dicen que cuando los trasladaban de Guadalajara a México, los expedientes se perdieron, y hemos ido cuatro veces al programa Cosomer, pero los papeles se pierden las cuatro veces”, señala irritada, cuando atiende a los periodistas durante el retén del pasado 22 de septiembre.

Asegura que son más de tres años de desgaste; piensa que es absurdo el argumento de que se pierden expedientes, y considera que no se puede negociar en las condiciones en que los ha dejado la ejecución del Tribunal Unitario Agrario 56, pues al entregar dos predios a la comunidad wixárika, tienen cientos de indígenas habitando el valle, lo que estima inseguro.

“Si los señores van a llegar a un acuerdo, que se retiren, porque nosotros no nos sentimos seguros aquí con gente armada”, advierte, pues le ha llegado la versión de que algunas horas antes de la ejecución judicial, deambulaban hombres armados con rifles de alto poder (R-15 y AK-47) en la propiedad restituida a sus vecinos aborígenes. Sus compañeros de lucha han expresado con énfasis la denuncia ante los medios, pero sólo han mostrado una fotografía de un hombre no identificado, con escopeta.

Para Audelina, integrante de la comisión negociadora, es una verdad evidente.

La parvifundista narra que las escrituras de los ganaderos derivan de una propiedad de “un señor Muñoz” y que datan de 1906, quien vendió pedazo por pedazo. “Nosotros vivíamos tranquilos y en paz, yo no culpo a los huicholes, porque los huicholes vienen y trabajan conmigo, semanas o meses, yo los ocupo, yo le pago bien y comen en mi mesa, duermen donde yo duermo, nunca los discriminamos ni nada […] yo culpo al gobierno, es el que está provocando todo, porque ni los huicholes son los responsables ni tampoco nosotros, porque cuando ellos pidieron que se les ampliara la comunidad, deberían haber venido a ver, antes de darles, aunque hay un decreto presidencial que dice que todas las pequeñas propiedades que estén enclavadas en el perímetro de la comunidad serán excluidas, no nos quieren hacer valer la exclusión […] tenemos papeles escritos de hace muchos años, y no nos los hacen válidos, por eso nos hacen enojar; y te aseguro que los huicholitos no vienen armados, son otra gente, porque ellos no son agresivos…”.

La propietaria mandó emisarios al día siguiente para garantizar a los comuneros que no tendrían problema en proveerse víveres en Huajimic el tiempo que lo necesitaran, como muestra de buena fe, ante las negociaciones que comenzaron ayer, domingo, en Puente de Camotlán, donde tanto los dirigentes comunales como la comisión de los ganaderos acordarían el modo de presionar al gobierno federal y a los estatales de Nayarit y Jalisco para que asuman culpas, pues han cobrado impuestos, han generado actos legales al dotar ejidos y comunidades traslapados, han sancionado escrituras y sobre todo, han sido omisos.

Pero no hubo respeto a la tregua. Dos naturales que compraron alimentos fueron retenidos por moradores de Huajimic, de acuerdo a la versión del secretario de bienes comunales, Ubaldo Valdez. Y Audelina no fue ajena a ese proceder, de acuerdo a las versiones de los wixaritari.

Debió intervenir personal del ejército para que los dejaran regresar a su puesto en los predios Piedra Bola y Bola Negra, que hasta el jueves eran posesión de doña Enriqueta Montoya. Pero como puede presentarse una prolongada lucha de resistencia entre los adversarios, han abierto la comunicación con remudas a poblados más lejanos pero seguros: Ocota de la Sierra en Mezquitic, y Santa Rosa Peyotán en Nayarit, para que su hambre no dependa del enemigo con el que, por otra parte, se negocia.

Al caer la noche en Puente de Camotlán, sede del primer encuentro de distensión entre wixaritari y posesionarios, no habían trascendido resultados. Pero se espera que la única salida razonable que se avizora a este conflicto, se ponga en marcha hoy.

MC

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