jueves, 22 de septiembre de 2016

La Primavera, de 33 a 0.3 por ciento de hectáreas quemadas



Una reducción drástica en el impacto del fuego sobre la reserva protegida es uno de los mejores resultados de dos años de gestión del OPD en la zona.

Agustín del Castillo / Guaalajara. MILENIO JALISCO. 

La cercanía a la segunda área metropolitana, por superficie y población, del país, ha sido históricamente una desventaja para el bosque La Primavera, que es objeto de una presión extraordinaria ante los intereses políticos y económicos. Pero la excesiva exposición también se traduce en ventajas: el área forestal es la que recibe más presupuesto, y ante la sensibilidad de la opinión pública por el tema de incendios, ha logrado montar un sistema ejemplar para el país en prevención y combate.

“Históricamente, los incendios, en su gran mayoría de origen antrópico, han sido una de las principales amenazas para la integridad de La Primavera. Sin embargo, hoy podemos decir, basado en datos confiables, que La Primavera cuenta con, quizás, uno de los modelos de atención a incendios más robusto y mejor coordinado de todas las áreas naturales protegidas del país, con 17 brigadas y 200 elementos en campo, incluyendo vehículos, equipamiento especializado en algunas brigadas, y la disponibilidad de dos helicópteros en caso de ser necesario, lo cual se ha traducido en una atención más expedita y la reducción significativa de arbolado afectado durante los últimos años, correspondientes a la presente administración”, señala un informe de la dirección del organismo público descentralizado.

De hecho, el último ciclo (2016) es el más revelador de todos porque se rompió claramente con una inercia histórica: si en Jalisco se quemaba mucho o poco bosque, los registros desde los años 90 demuestran que una de cada tres hectáreas (ha) siniestradas las aportaba esta reserva forestal (MILENIO JALISCO, 15 de febrero de 2013), lo que considerando su tamaño (el ANP conserva menos de 1 por ciento del bosque existente en la entidad), resulta desmesurado. En este año con más de 50 mil ha que recibieron fuego en el estado, la estadística de La Primavera apenas aportó 160 ha, es decir,  alrededor de 0.3 por ciento de la estadística global.

Estos resultados “se derivan de una nueva estrategia que se compone de cuatro elementos: un diagnóstico de zonas críticas de incidencia de incendios para la planeación estratégica, una fuerte apuesta a acciones de prevención –como brechas cortafuego, líneas negras, manejo de combustible–, capacitación de los cuadros locales, y el fortalecimiento de la coordinación interinstitucional con los tres niveles de gobierno y a nivel comunitario”.

La estadística de la evolución del fenómeno es reveladora. Durante el periodo que va de 2008 a 2016 se registró una superficie  de 13,197.8 hectáreas por que fueron en algún momento parte de procesos de combustión en el polígono del área natural protegida, lo que significa arriba de 40 por ciento de su superficie.

Sin embargo, 94 por ciento, es decir, 12,423.48 ha, corresponden al período de 2008 al 2012, y si se es aún más específico, el año 2012, con el megaincendio de abril, el más grande que se haya registrado, se “come” unas 8,300 ha, con dos periodos previos (2011 y 2008), con más de mil y de dos mil ha, respectivamente. Los años posteriores fueron con registros menores. Solamente 6 por ciento de la cifra total corresponde a esos cuatro ciclos, que coinciden con la actual Administración estatal y la entrada en funciones del OPD.

“Del total de esas 774 ha, 85.3 ha corresponden a arbolado afectado, lo cual representa 11 por ciento de la superficie total afectada durante el período respectivo y 0.2 por ciento de la superficie total del área protegida”. Esta disminución en la superficie afectada es un reflejo de la capacidad institucional y operativa que se ha podido generar bajo el nuevo esquema, que apuesta a una gobernanza que incluye a los dueños, a los gobiernos locales y a los usuarios del bosque.

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