domingo, 4 de septiembre de 2011
Abierta, carretera Chamela-Purificación
Tras al menos 5 clausuras de Profepa, terminan obra. La ruta recién repavimentada está en un territorio rico en fauna, pero no hay pasos para garantizar sus corredores
Guadalajara. Agustín del Castillo. MILENIO-JALISCO. Edición del 20 de agosto de 2011
Obra emblemática del viejo desarrollismo que ignora los impactos ambientales, la carretera Villa Purificación-Chamela, edificada con recursos del gobierno de Jalisco, entre las administraciones de Francisco Ramírez Acuña y Emilio González Márquez, ya está abierta a la circulación.
Quien desee viajar de la bahía hacia tierra adentro, tiene la opción de tomar esta ruta al norte del poblado de San Mateo, y toparse con el poblado de Juan Gil Preciado. Se trata de una ruta recién pavimentada, estrecha, con algunos señalamientos que indican que se atraviesa un territorio rico en fauna.
El biólogo Rodrigo Núñez, de la Fundación Ecológica Cuixmala, dictaminó desde 2005 el alto riesgo que tenía la zona de destruir el corredor biológico que permite sobrevivir al jaguar. La respuesta no son los ansiados pasos de fauna o siquiera topes de desaceleración: son señales viales como la que aparece en la foto, con la silueta de un puma.
Existen a lo largo de todo el trayecto de casi 70 kilómetros, aunque predomina esta silueta: hay de jabalís (pecaríes), de venados y de coatíes (tejones), y ninguna de jaguar. La carretera tiene numerosas curvas, de las que se quejan los lugareños por no tener peralte (la inclinación del suelo necesaria para que los autos no se salgan).
“Te ahorra mucho tiempo, estás en una hora en la villa, y de ahí en otra hora en Autlán, y un par de horas más para Guadalajara; nos bajó de una a dos horas de tiempo para ir a la capital”, explica don Arnulfo Rodríguez, morador de San Mateo.
Durante los más de cinco años de su construcción, fue repetidamente detenida por carecer de permisos ambientales: de cinco a siete ocasiones.
Uno de los actores fundamentales en la protección del ambiente fue la reserva de la biosfera Chamela-Cuixmala, cuya fauna depende de la conservación de esos corredores. “Las carreteras no solamente ocasionan el daño puntual que conocemos; inducen muchos cambios, y es lo que nos preocupa, puede llegar un proceso económico que traiga más presión a la vida silvestre, y se puede inhibir el intercambio biológico, porque una carretera a veces funciona como barrera”, señala un biólogo de la Fundación. Se han contratado empresas para reforestar las zonas más empinadas, aunque el recorrido en temporal oculta muchos males, por el acusado verdor del monte.
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