6 mil ha de tierra baldía al interior de la ciudad podrían alojar más de medio millón de personas, el crecimiento poblacional previsto hasta 2025: Imeplan.
Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.
Entre el Periférico y el Centro de Guadalajara existen 20,201 lotes baldíos, que suman 5,988 hectáreas –aproximadamente la extensión de la ciudad en 1955-, que podrían alojar el crecimiento urbano de hasta diez años más, tiempo en que se calcula la población metropolitana pasará de 4.8 a 5.6 millones de moradores. Sin embargo, es suelo para especular, y se requiere el uso de instrumentos legales para incorporarlos al desarrollo ordenado de la metrópolis, señala una publicación del Instituto Metropolitano de Planeación (Imeplan).
"Se identificó al cierre de 2014 un total de 5,988.28 hectáreas de suelo con cobertura de servicios básicos, incluyendo equipamientos e infraestructura, localizado dentro del Anillo Periférico, lo que representa 9.68 por ciento de la superficie actual de la mancha urbana. Si a este número de lotes se le descuentan las 445.3 hectáreas de tierra que al 2012 formaban parte del Registro Agrario Nacional (RAN) [es decir, de origen ejidal], se puede afirmar que por lo menos 8.03 por ciento de la tierra que está en el perímetro intraurbano está inmóvil y sin aprovechar su potencial", señala el documento Área Metropolitana de Guadalajara, Expansión urbana, análisis y prospectiva 1970-2045", que será presentado la siguiente semana en el Museo de la Ciudad.
De ahí "la importancia de crear los mecanismos que permitan la gestión de suelo estratégico, mismo que en el caso del AMG [Área Metropolitana de Guadalajara] está permaneciendo inmóvil mientras la expansión se acrecienta", destaca.
Para cambiar la situación, "es imperativo implementar los instrumentos de gestión urbana necesarios para capitalizar el potencial de suelo que generan los bancos de tierra. Igualmente, es importante tener en cuenta la perspectiva global, donde ya existen mecanismos aptos para movilizar la tierra improductiva, como la subasta de tierra urbanizada a desarrolladores, que permite a los gobiernos asegurar que la tierra ofertada [sic] en los bancos de tierra se urbanice adecuadamente y se ponga en el mercado para lograr dos objetivos principales: por un lado, mejorar la oferta de suelo disponible, logrando así canalizar el crecimiento hacia tierras más aptas y viables de integrar, que aseguren condiciones básicas de habitabilidad con servicios e infraestructuras para una mejora en la calidad de vida; y por otro lado, buscar una disminución del grado de especulación con la tierra [ya que ésta es comprada al precio real antes de anunciar las operaciones de vivienda] y se ofrezca a un precio más justo, tomando en cuenta los costos de urbanización, con el objetivo de mejorar la oferta de la vivienda, particularmente la de interés social", destaca el texto preliminar, del que MILENIO JALISCO posee copia.
Fundamental es en ese sentido la política de subsidios que aplica el gobierno federal a través de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano: los polígonos de asignación de recursos para apoyar vivienda requieren ser revisados.
Esa política establece tres polígonos diferenciados, que "se determinan bajo criterios de nivel de consolidación urbana, tales como son las zonas urbanas consolidadas con alta concentración de empleo, equipamiento y servicios urbanos [U1], zonas en proceso de consolidación con infraestructura y servicios de agua y drenaje mayor a 75 por ciento [U2] y finalmente zonas contiguas [U3]". El estímulo es de forma descendiente, partiendo de U1.
"Este programa podría tener un efecto fuerte sobre el control de la expansión y aprovechamiento del suelo intraurbano identificado; no obstante, al revisar su aplicación en los lotes que forman parte del inventario de suelo intraurbano mencionado, se encuentra que del universo total de dichos lotes intraurbanos solo 24.4 por ciento tienen el máximo subsidio [U1], 46.9 por ciento está en el segundo nivel y el último nivel contiene 23.3 por ciento, mientras 5.4 por ciento no tiene subsidio alguno".
Por lo tanto, "se infiere que aunque la metodología empleada detecta la gran mayoría de lotes con potencial de desarrollo, la categorización al interior no aplica con suficiente precisión, ya que la mayor parte del subsidio se concentra en áreas bien ubicadas pero con poca oferta de tierra —como es el caso del municipio de Guadalajara—, mientras que los municipios que presentan una mayor oferta —como San Pedro Tlaquepaque y Tonalá— no logran conseguir el nivel de subsidio deseable".
Además de que deberían ser potenciados con subsidios máximos para vivienda, una parte de la superficie baldía podría resolver parte del déficit de áreas verdes, que es cercano a 70 por ciento si se consideran las recomendaciones de 9 a 10 metros cuadrados por habitante, de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"Es fundamental considerar que por su localización en el AMG y ante el importante déficit de espacios verdes existentes, particularmente en la zona oriente, estos mismos terrenos tienen a su vez un alto potencial como espacio abierto que, dentro de un sistema estructurado y jerarquizado, podría proveer de servicios ambientales a zonas altamente pobladas y ausentes de espacios verdes y abiertos, generando así un nuevo elemento de compensación en razón de los beneficios ambientales y sociales que provean", puntualiza.
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Imeplan hace simulación y llega a los siguientes datos: Para el 2045 la superficie urbana aumentará a 97,594 hectáreas
En esta modelación, “el municipio de Zapopan será el que mayor superficie urbana tenga dentro del AMG, con 28,719 hectáreas (30 por ciento), seguido del municipio de Tlajomulco de Zúñiga, con 21,299 hectáreas”
Sin embargo, los municipios que muestran las tasas más drásticas de crecimiento en ese periodo son Ixtlahuacán de los Membrillos y Juanacatlán.
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