jueves, 17 de septiembre de 2015

El camino hacia la megalópolis



En su 5to. centenario, la ciudad rondará 100 mil ha y más de 6.5 millones de habitantes; se puede ordenar el crecimiento, pero no impedirlo, subraya estudio del Imeplan

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.

Las ciudades son como seres vivos que primero crecen, pero llegada su madurez se estancan si no saben reinventarse, y pueden declinar; ocho de las diez urbes más grandes de Estados Unidos en 1950, tenían en la primera década de este siglo un quinto menos de población, entre las que destaca la ciudad del automóvil, Detroit, que a la mitad del siglo XX registró casi dos millones de habitantes, y en 2008 totalizó solamente 777 mil moradores, según los recuentos del famoso libro de Edward Glaeser (El triunfo de las ciudades, Taurus, 2011).

Pero Guadalajara debe ser el caso de una longeva ciudad joven, pues si bien, alcanzará cinco siglos de su fundación en 2042 (en 27 años más) –más tiempo que cualquier ciudad del imperio del Norte-, no se ve que su tendencia a crecer vaya a declinar. De hecho, una de las aportaciones más lúcidas de la monografía Área metropolitana de Guadalajara [AMG]: Expansión urbana, análisis y prospectiva 1970-2045, que es la “presentación en sociedad” del Instituto de Planeación Metropolitano (Imeplan), es poner en el centro de su argumentación el realismo: detener el crecimiento es imposible; ordenarlo, someterlo a leyes y al bien común, un imperativo insoslayable, advierte su director, Alberto Orozco Ochoa.

El documento será presentado ante la sociedad tapatía el próximo martes 22 de septiembre, en el Museo de la Ciudad, cita a la que el Imeplan espera que acudan representantes de todos los actores políticos y económicos que han hecho posible la ciudad como hoy la conocemos, con grandes taras por su expansión desordenada, y un sector –el inmobiliario- fuertemente enquistado en las estructuras de poder, especialmente municipales (MILENIO JALISCO, 21 de abril de 2015).

La actual metrópolis se extiende hoy sobre 61,820 hectáreas de “espacio construido”, de acuerdo a la metodología que utilizó el Imeplan, pero si se considera el espacio suburbano –con índice de edificación inferior a 50 por ciento por hectárea- y sus efectos directos sobre los espacios naturales –100 metros a la redonda de esas “islas” urbanas- se alcanza una “huella de ciudad” de casi 100 mil hectáreas.

La urbe de 2042 (en realidad, el estudio pone como fecha eje el año 2045) podría crecer entre 38 mil y 40 mil ha más, pero dependerá del modo de hacerlo que ello genere una huella de ciudad mucho mayor, o contenida dentro del perímetro expandido y lleno de baldíos y claros que actualmente la alberga.



“La expansión urbana descontrolada hace más compleja la gestión integral del territorio, el desarrollo sostenible y la gobernabilidad de las ciudades. Una de las principales razones por las que las ciudades se expanden progresivamente es para atender su demanda demográfica. Esto es posible en muchos casos gracias a la flexibilidad en la forma como los asentamientos humanos de los distintos niveles socioeconómicos se han logrado ubicar a lo largo y ancho de las periferias de las ciudades durante décadas”, apunta el texto, del que este diario posee una versión preliminar.

Por ello, considera “indispensable consolidar instituciones capacitadas para conducir la planeación metropolitana, para recuperar la gobernabilidad, establecer un modelo de desarrollo sostenible y sentar las bases para una gestión integral del territorio”, sobre cuatro grandes consideraciones: ambientales, sobre gestión del suelo, sobre la estructura metropolitana y sobre la gestión metropolitana.

De la primera, destaca que “en el ámbito intraurbano del AMG hay detrimentos de la calidad ambiental bien conocidos, en parte producidos por la pérdida de espacios abiertos y la emisión de contaminantes. Estos incluyen la disminución de superficie permeable que, en conjunto con la infraestructura insuficiente, provoca inundaciones, la emisión de contaminantes de fuentes móviles y fijas, así como la falta de sistemas naturales que filtren el aire y el cambio de patrones microclimáticos, evidenciados en el aumento de temperatura por la concentración de concreto en la ciudad. La designación de espacios como parques, jardines e incluso baldíos tiene el potencial de generar dinámicas ecológicas más diversas dentro de la ciudad, mediante el ofrecimiento de servicios que mitiguen algunos de los problemas antes mencionados.

En este sentido, debe considerarse el desarrollo urbano con aprovechamiento de los espacios no construidos para proveer servicios al ecosistema, en especial en áreas de mayor densidad y con menos espacios abiertos, como la zona oriente del AMG”.

Otro aspecto ambiental fundamental es el estudio del manto subterráneo de agua, de manera que sea preservado tanto en su recarga como en su calidad. Un tercer problema es que la expansión actual y futura se da sobre áreas agrícolas, algunas de altos rendimientos productivos. “Es el caso de la afectación a más de 15 mil hectáreas agrícolas en el Valle de Tesistán y sus alrededores en el municipio de Zapopan, donde para el año de 1984 ya se habían consumido cerca de 6 mil hectáreas. En una modelación de urbanización tendencial para 2045, se proyecta que la ciudad tenga un crecimiento en su superficie urbanizada de aproximadamente 38 mil hectáreas, de las cuales 22,761 son actualmente de uso agrícola, principalmente hacia el sur del AMG”.

Sobre gestión, advierte: “Intentar detener la expansión urbana crea un efecto negativo sobre la disposición de tierra apta para la construcción de vivienda accesible, ya que limitar la oferta, automáticamente encarece el suelo disponible”, y más bien sugiere que la gestión y planificación vayan de la mano.

Lo que lleva al tema de estructura de la metrópolis. Una ciudad donde el Centro se despobló y los traslados entre vivienda y destinos se han alargado, debe replantear sus políticas de densificación en torno a los grandes corredores de transporte. Finalmente, el tema de la gestión: “El fenómeno de expansión urbana dispersa y la proliferación de asentamientos irregulares puede explicarse en un escenario que se ha calificado de ‘privatización de la gestión urbana municipal’, en donde el interés público queda subordinado a los intereses económicos privados”.

La existencia de Imeplan como órgano técnico del sistema de coordinación , apoyado en una instancia política, la Junta de Coordinación Metropolitana; en la instancia cívica, el Consejo Consultivo Ciudadano, y la instancia de coordinación, el Consejo Consultivo de Planeación Metropolitana, son un esfuerzo que requiere larga vida y solidez, si se quiere llegar una ciudad exitosa al quinto centenario.

Como dice Edward Glaeser, “si una ciudad atrae a oleadas continuas de gente menos afortunada y la ayuda a triunfar antes de que se marche y atraiga a nuevos emigrantes desfavorecidos, entonces está cumpliendo con éxito una de las funciones más importantes de la sociedad”.

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Cuestión de tamaños y de leyes

Guadalajara primero fue la ciudad de un municipio, y a finales de los años setenta del siglo

XX empezó a crecer sobre los vecinos. Así nació la zona metropolitana, alrededor de 1970, a la que en 1982 se le designó como “área conurbada”, lo que en 2009 se convertiría en “área metropolitana”, todas estas, designaciones legales del Congreso del estado.

ÁREA METROPOLITANA

Según el INEGI (2010), área metropolitana es “el grupo de dos o más municipios en los cuales se ubica una ciudad de al menos 50,000 habitantes cuya área se extiende sobre los límites del municipio al cual pertenece originalmente incorporando influencia directa sobre otra u otras poblaciones aledañas regularmente con un alto nivel de integración socio-económica. O bien, un solo municipio dentro del cual se ubica totalmente una ciudad con una población de al menos un millón de habitantes. O bien, una ciudad con una población de al menos 250,000 habitantes que forma una conurbación con una ciudad de los Estados Unidos”.

MEGALÓPOLIS

En cambio, una megalópolis “se define como una cadena continua de áreas metropolitanas

o territorios que están relativamente integrados entre sí, como lo es el corredor de Boston-

Washington”, dice Wikipedia. En este país, sólo la ciudad de México clasifica en ese esquema.



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ALGUNOS NÚMEROS

3
 millones de personas se trasladan todos los días al centro metropolitano desde la periferia de la ciudad.

11% de los habitantes del AMG tiene acceso a servicios cotidianos “dentro de los primeros 5 km en torno al centro de la ciudad”; 41% de los moradores están en el rango de 5 a 10 km, y el resto va de 10 a más de 50 km.

1960 es el año de la primer tentativa de generar un desarrollo urbano controlado en Guadalajara. En ese entonces nació la Comisión para el Desarrollo Urbano Regional de Guadalajara; en 1989 se creó el Consejo Metropolitano de Guadalajara; en 1993, el Consejo Estatal de Desarrollo Urbano; en 2005 hay un intento fallido por generar el Instituto Metropolitano de Planeación; la Asociación Intermunicipal de Guadalajara es de 2007, y el Consejo para el Desarrollo Metropolitano de Guadalajara es de 2013.

100 mil ha de superficie construida estima el Imeplan que tendrá Guadalajara en 2045, superficie similar a la que se registró en la Ciudad de México –la única megalópolis del país– en el año 2000.

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