jueves, 30 de julio de 2015

Ven contaminación pero no clausuran planta de Hasar’s



El vertedero privado se ve rebasado por las lluvias intensas y arroja agua contaminada a los arroyos que bañan las zonas de Milpillas y Huaxtla.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

La escena es extraña: toda una comitiva de funcionarios federales, estatales y municipales, acompañados por habitantes de Milpillas y Huaxtla, aprecian claramente la salida de las aguas contaminadas de la planta de Hasar’s, una empresa procesadora de residuos especiales. Muchos comentan, toman fotos y videos y se lanzan miradas. Pero nadie se decide a clausurar, pese a que la responsabilidad podría recaer en varias de las dependencias presentes y a que se trata de una violación en flagrancia.

Esto ocurrió dos veces en las últimas dos semanas; habitantes del área entregaron, a condición de preservar anonimato, un video y diversas fotografías que acreditan la contaminación y la inacción de servidores públicos. “Se trata de un problema que nos pega en tiempos de lluvia, año con año, y año con año no se hace nada, pero nos afecta severamente porque contaminan el arroyo de El Tajo y el de Milpillas”, señaló un irritado ejidatario, testigo de los hechos (videos y galería en www.milenio.com/Jalisco).

“Cada año que pasa, se invita a una comitiva de autoridades, prometer tomar acciones y nada pasa […] ayer [el pasado martes 28 de julio] un funcionario del gobierno del estado dijo que no tenía caso clausurar, que eso no resolvería el asunto y que supuestamente ya se estaba resolviendo; luego prometen dar seguimiento al problema, pero nunca pasa nada, parece que hay muchas influencias”, añadió.



A la cita de hace tres días acudieron representantes del Ayuntamiento de Zapopan (Inspección de Reglamentos, Medio Ambiente y Ecología, de Protección Civil municipal), de la Comisión Estatal del Agua (CEA), de la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (Proepa), de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y de la Procuraduría General de la República (PGR).

La instalación se ubica en el kilómetro 15.5 de la carretera Guadalajara- Colotlán, y es vecina del vertedero metropolitano de Picachos, que es administrado por Zapopan y también arrastra un historial de quejas de los vecinos de las cuencas del norte del municipio, casi dos millares de habitantes de zonas como Milpillas, Huaxtla, San Lorenzo y Mesa de San Juan.

La historia de problemas ya cumplió quince años, pero fue hace siete, en el curso del año 2008, cuando la contaminación del acuífero y de las aguas superficiales llevó a los moradores de la zona a organizarse y protestar, lo que derivó incluso en el cierre de ambos vertederos, la construcción de plantas de tratamiento y la promesa de que no se presentarían más anomalías.

La empresa Hasar’s da servicio de recolección a Tlaquepaque y a diversos clientes particulares. La preocupación de los ejidatarios es que los lixiviados pueden contener residuos peligrosos como cromo, plomo y cianuros, y además, no cumplen los parámetros oficiales de la Comisión Nacional del Agua en materias como turbiedad, demanda química y bioquímica de oxígeno.

“Los habitantes de esta zona de La Barranca han presentado quejas al ayuntamiento, a las comisiones de derechos humanos y a la Proepa, pues todas las temporadas de lluvias los sistemas para controlar los lixiviados se ven rebasados y se descargan a la cuenca de Milpillas”, ha sostenido públicamente el investigador experto en el tema de residuos, Gerardo Bernache, del Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social  de Occidente (CIESAS).

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