lunes, 17 de mayo de 2010

México redujo 50% en 10 años la deforestación


La “terciarización” de la economía rural, clave para bajar presiones sobre áreas forestales; la superficie afectada pasó de 300 mil ha a 150 mil hoy, pero nuestro país sigue en el sótano de América del Norte. La FAO dice que hay datos esperanzadores en el planeta: tres de seis regiones crecen sus bosques

Guadalajara. Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO, edición del 4 de mayo de 2010

México se mantiene como único país de América del Norte que estadísticamente sigue perdiendo bosques. Sin embargo, ha reducido esa pérdida a alrededor de 150 mil hectáreas anuales, al tiempo que baja el impacto destructivo de los incendios y realiza inversiones millonarias para establecer mercados de servicios ambientales, proyectos sociales y reforestación, lo que a juicio del subdirector del Departamento Forestal de la FAO, Eduardo Rojas-Briales, son claros síntomas de salud.

“México tiene una pequeña pérdida comparativamente con lo que había sido tradicional en el pasado, son un millón de hectáreas por decenio, que en esta región se ve compensada por el aumento de bosques en Estados Unidos y la estabilización de Canadá […] hay que señalar comparativamente con las otras dos regiones que aumentan bosques, que son Europa y Asia, es una cifra modesta, pero ya positiva”, dijo el funcionario, que está en esta ciudad en el marco de la XXV reunión de la Comisión Forestal para América del Norte, de la propia FAO (en español, Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), que comenzó ayer.

En entrevista con Público, Rojas-Briales destacó que hay muchos indicios de que se está reaccionando en muchos países para afrontar el desafío del cambio climático, tema que domina en las discusiones de esta conferencia internacional, que cuenta con observadores de Sudamérica y África.

El caso chino es el más espectacular, pues hay una expansión gigantesca de nuevos bosques debido a la política gubernamental de cancelar tala de madera para recuperar las fronteras forestales originales. Australia presentaba una “sobreestimación” de superficie deforestada, e Indonesia, que llegó a perder dos millones de hectáreas anuales, ahora se encuentra en 500 mil hectáreas. El caso que sigue preocupando de forma acusada es Brasil, con casi dos millones de hectáreas de pérdida anual en el bosque más grande y biodiverso del mundo, la Amazonia.

A nivel de regiones, Sudamérica y África concentran la mayor pérdida anual de florestas.

A su juicio, México va bien pero “requiere su tiempo para ir madurando; evidentemente hay posibilidades importantísimas para recuperar superficie forestal en los próximos sexenios, porque se ha contribuido a bajar la deforestación, que es muy grave todavía […] probablemente en el futuro, si se siguen estas políticas, pueda pasar México a la tabla de los países que recuperan sus bosques”.

Recordó que hace diez años, la superficie deforestada en México ascendía a 300 mil hectáreas anuales y hace cinco a 230 mil.

—En el país estas cifras suscitan polémicas, algunos las consideran cuentas alegres que no reflejan lo que pasa en nuestros bosques.

—Sí, evidentemente es parte de los problemas que tenemos con los detalles forestales: la variable más popular o que le interesa a los medios de comunicación es la de superficies, y ésa en un inventario forestal es la más débil, porque si tú dices que te refieres (solamente) a un bosque denso, es muy fácil, pero en los países donde hay mucho bosque abierto, la delimitación es muy complicada, hay zonas que tienen una frontera muy difícil; tenemos un caso, Australia, que tiene un récord de deforestación que probablemente no sea real, que se debe a que el tipo de bosque australiano es de árboles aislados con una capacidad fotosintética muy baja, en sitios desérticos… México también tiene muchos bosques abiertos, de forma natural o por actividades ganaderas; definir las fronteras se vuelve un problema técnico muy difícil.

Por ello, “hemos lanzado desde la FAO una interpretación de imagen de satélite primaria, además abierta en el tiempo; vamos a interpretar desde los años setenta, ochenta, hasta las fechas más recientes, cómo ha ido la evolución de la cubierta forestal para todo mundo”. Este esquema es limitado para países pequeños y sólo reportará el caso de grandes estados sí éstos lo aceptan. Pero en el ámbito de las grandes regiones planetarias, permitirá establecer comparación con el informe oficial, denominado Evaluación de los Recursos Forestales Mundiales 2010.

De cualquier modo, Rojas-Briales dijo que la tendencia a la baja, más allá de la discusión sobre la precisión estadística de lo que informa México, es algo indiscutible.

“Por un lado se ha aumentado el presupuesto, y por otro lado se han aumentado los medios; se están regulando unas 400 mil hectáreas, entre restauración y plantaciones en México, que es mucha superficie; se han reducido los incendios a unas 30 mil hectáreas anuales de vegetación de bosque, una cifra modesta para una nación tan potente en ese tema; y con una urbanización evidente de la población mexicana, que se sigue concentrando, los factores de deforestación que están siempre relacionados con una agricultura y ganadería de subsistencia, lo lógico es que esa tasa deforestadora se reduzca”.

El subdirector de bosques de la FAO pidió paciencia en el tema de las reforestaciones, pues deben pasar 20 años para que los sitios se comiencen a recuperar y estabilizar. Sugiere respaldar la incipiente transformación de la economía rural, hacia su “terciarización”, es decir, turismo y servicios —ambientales incluidos— y menos agricultura y ganadería extensivas. México, como país en buena medida semidesértico —Israel requirió más de medio siglo para volver a levantar bosques en sus montañas secas—, necesita “paciencia y tiempo”.

Madera, alternativa energética

Los asistentes a la XXV reunión de la Comisión Forestal para América del Norte de la FAO, presididos por el director de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), Juan Manuel Torres Rojo, llaman a convertir a la madera en una fuente de energía que sustituya a los combustibles fósiles, pues eso reduciría las emisiones netas de bióxido de carbono y a la larga, da oportunidades económicas para salvar los bosques y mantenerlos como principales sumideros de carbono del planeta.
En la actualidad, la actividad forestal representa casi 20 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero, en buena medida, por lo que se deforesta.

“Todo país se beneficia al mantener los bosques, se debe buscar compensar a los países cuyos bosques generan beneficios mundiales”. Los bosques jóvenes tienen alta capacidad para capturar carbono; los bosques viejos tienen una relación de equilibrio pero si son deforestados se pierde en su totalidad el depósito de carbono que constituyen.
En los bosques del mundo habitan 450 millones de personas, en su mayoría pobres, que están padeciendo los extremos que está generando el calentamiento del planeta, y cuyo rescate social es fundamental para lograr reducir la pérdida de las florestas.

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