viernes, 14 de mayo de 2010

Muñoz Ledo “desespera” por pasividad ciudadana


Conferencia magistral en el Paraninfo de la UdeG. El ex secretario federal y ex embajador en la ONU lamenta limitaciones de la clase política y llama a un gran rediseño constitucional

Guadalajara. Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO. Edición del 17 de abril de 2010

A Porfirio Muñoz Ledo parece no gustarle ya el país en el que vive, donde ha ejercido durante medio siglo sus dotes políticas y académicas.

O será que, como buen boxeador que fue, sabe que es el momento de pasar a la ofensiva ante un rival que juzga titubeante, el mentado establishment que encabeza el presidente Calderón. “Nunca perdió por nocaut…”, dijo al presentarlo ayer ante la comunidad de la Universidad de Guadalajara el ex rector y diputado del PRI, Trinidad Padilla López. El hoy legislador petista parece dispuesto a mantener esa fama, y ayer blandió con ferocidad su oratoria ante los ojos asombrados de los personajes de Orozco, en el paraninfo Enrique Díaz de León, aclamado por cientos de estudiantes.

Beligerante, cáustico e intransigente, no rehuyó criticar “la desesperante pasividad” de los ciudadanos, “parias de un sistema que ya no los representa”; ni el omnímodo poder fáctico que es Televisa –el más peligroso para la democracia nacional, dijo— o la mediocridad de los políticos de la transición —“el papanatas de Fox, que tuvo toda la legitimidad, se dedicó a la tontería y la concupiscencia…”—; y no dejó de alarmarse ante el creciente poder del Ejército que,. a su juicio, el Presidente ya no puede controlar.

Sólo fue prudente cuando se topó con la Iglesia católica: “Se ha echado para atrás, es más sabia, vive épocas de vacas flacas y no trae prisa…”.

La conferencia fue sobre la reforma política, pero primero se enzarzó en semánticas casi camusianas sobre revolución, revuelta, reforma o regeneración; de ahí pasó a la transición y su fracaso —es que no supo romper con el pasado—, a la reforma constitucional, a los sistemas políticos comparados, a las copias pirata que el régimen hace de su planteamiento de refundar el país con una nueva Carta Magna.

En el sistema que gobierna México, “nadie sabe nada de nada, ése es el problema”, señaló contundente, mientras se dirigía al auditorio como a sus alumnos, en un gran salón de clases donde él ejerció —aquí sí— el poder. El poder de su palabra.

Muñoz Ledo considera básico acotar a los grandes monopolios de la radio y la televisión. “Sólo las democracias que han controlado a los medios han sobrevivido”, advirtió provocador, sin reparar en el tufillo césar-napoleónico de esa afirmación (“los periódicos no deben ser instrumentos en manos de los enemigos de la República” y “si pierdo las bridas de la prensa, no aguantaré ni tres meses en el poder” son dos sentencias famosas del emperador). Aunque se refirió directamente a Televisa, nacida “como apéndice de Los Pinos” en los tiempos de Alemán, y que hoy ha hecho “de Los Pinos su apéndice”.

Es Porfirio Muñoz Ledo, miembro del equipo lopezobradorista, en su boxeo verbal contra el establishment: los grandes medios, los monopolios económicos, los partidos políticos, los gobernadores-caciques.

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