domingo, 15 de mayo de 2011

Aún es tiempo de “rescatar” El Bajío


Obras de Villa Panamericana afectaron tres cauces de arroyos, sin permiso; de 1,200 hectáreas, están ocupadas menos de 100, pero de seguir otorgándose permisos hay riesgo de impermeabilizar hasta 80% de esta importante área de recarga de la ZMG: Parlamento de Colonias

Guadalajara. Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO. Edición del 19 de abril de 2011

Los trabajos para cubrir con capas de asfalto y cemento el área de El Bajío, en Zapopan, avanzan con apariencia incontenible, alterando una de las zonas de más alta recarga de agua de la metrópoli, pero todavía cubren una superficie menor en las 1,200 hectáreas que ocupa esa planicie baja que colinda con el bosque La Primavera, el anillo Periférico y la carretera a Nogales.

Alejandro Cárdenas Ochoa, presidente del Parlamento de Colonias, subraya que hay muchos males urbanos que se han reflejado en el desarrollo de la zona, regido por la especulación inmobiliaria, pero aún hay tiempo de detener los daños mayores.

“Esto finalmente está siendo modificado, y no sólo de la cuestión superficial, sino de la estructura del subsuelo, y todo esto puede traer, además de falta de agua, problemas de cimentación en las construcciones […] todos estos desarrollos que se están permitiendo lo único que van a hacer es impermeabilizar El Bajío, y con esto va a perder una capacidad de infiltración natural, y deberán estar inyectando esta agua al subsuelo mediante pozos de absorción, lo que finalmente también tienen sus bemoles, o sacándola mediante un bombeo muy costoso; pero lo más costoso es que ya no vamos a tener ahí el agua”, subrayó el activista ambiental.

A su juicio, es una contradicción que se quiera sacar más agua al lago de Chapala o se quiera condenar a una inundación a los pueblos alteños (Temacapulín, Acasico y Palmarejo, a inundar por la presa El Zapotillo) cuando en la ciudad, se desperdicia el agua y se destruyen sus zonas de recarga.

“Creo que si se sigue dando la autorización en la forma como se le dio a la Villa Panamericana, estaremos perdiendo de 70 a 80 por ciento de la zona de recarga, de 1,200 hectáreas […] ahorita realmente tenemos poco invadido, todavía no es tarde para hacer este reclamo, creo que afectadas andaríamos en 5 por ciento de esa totalidad, y estamos a tiempo de hacer acciones para que en El Bajío se conserve tanto para la recarga de agua como para la protección del bosque La Primavera”.

Cárdenas Ochoa dijo que la tarea de proteger la zona de El Bajíio no es de los ecologistas, sino de todos los ciudadanos libres; “tampoco estamos en contra de los Juegos Panamericanos, pero estamos a favor de que se hagan las cosas correctamente en la zona”.

Y las cosas no van bien con la Villa (que tras el encuentro deportivo se convertirá en un complejo habitacional), añade. “Seguimos muy preocupados; hace unos días se hizo una visita a las inmediaciones de la Villa y su entorno, y constatamos que ya se estaban haciendo andadores dentro del área natural protegida, que estaban colocando pasto, el pasto es un elemento de ornamento que requiere mucha agua para su mantenimiento, y el caso es que se esta destruyendo parte de La Primavera. Y si cada desarrollo que se vaya a autorizar va a empezar a hacer esto, pues no habrá manera de evitar el daño mayor”.

En ese sentido, se está cometiendo un delito federal, pues se requiere de una manifestación de impacto ambiental avalada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para avalar un cambio de uso de suelo, “situación que no existe”.

En el mismo polígono de la Villa se alteró la hidrología superficial. “Pasan tres cauces en los predios que la Villa tiene. De estos tres cauces de arroyos dos ya están totalmente desviados y a uno se le está dando un tratamiento de canal, y con todo esto hay una gran pérdida de la recarga y va a traer, seguramente, los problemas que ya conocemos cuando se desvía una corriente de agua”.

Cárdenas Ochoa insiste en que ese desvío es ilegal porque la Ley de Aguas Nacionales exige que obras de ese tipo sean autorizadas por la Comisión Nacional del Agua (CNA). “La Profepa [Procuraduría Federal de Protección al Ambiente] ya debería estar interviniendo para corregir tantas anomalías”, indicó.

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