sábado, 18 de mayo de 2013

Cruzada contra el hambre, insuficiente, advierte experto



Fundamental fortalecer el mercado interno; el éxito brasileño se fundamentó en mejores salarios mínimos, señala el investigador Enrique Valencia Lomelí, de la UdeG

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO

La “Cruzada contra el hambre” no es la respuesta que demanda México en el tema de la pobreza; es necesario una ambiciosa política pública que se apoye en el incremento sustancial de los salarios mínimos, el aumento de la productividad, el fortalecimiento de la atención de la salud de las mayorías, y como consecuencia, la consolidación del mercado interno, para lograrlo.

Esto lo señaló el investigador de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Enrique Valencia Lomelí, quien ayer participó en la presentación del libro “Alternativas en la crisis para la transformación de las políticas sociales en México”, patrocinado por la Fundación Konrad Adenuauer y diversas entidades académicas mexicanas, como el Iteso y la propia UdeG. El acto fue en la casa Iteso-Clavigero de esta ciudad.

“Se está utilizando el ejemplo de Brasil durante la administración de Lula da Silva como paradigma, pero hay que destacar que el programa que inspira la Cruzada contra el hambre fue de corta duración, para incluirlo en otra serie de políticas sociales muchos más ambiciosas, donde está una pensión básica para los adultos mayores, mucho más generosa que la nuestra, que es de alrededor de 40 dólares mensuales, pues alcanza de 330 a 340 dólares; hubo una política muy clara para incrementar los salarios mínimos y generar empleo, pero aquí tenemos continuidad de la política salarial, salarios que se incrementan al ritmo de la inflación, y que han perdido tres cuartas partes de su poder adquisitivo si se comparan con los que estaban vigentes en 1976”, subrayó.

- ¿A qué se debe que no seamos más ambiciosos como sociedad y como gobierno en este tema?
- Yo veo que hay una cerrazón en enfrentar un cambio en la política salarial, y mientras sigamos con salarios tan radicalmente mínimos, no podemos tener un mercado interno dinámico; necesitamos ingresos más grandes en los hogares, pero siguen con un viejo convencimiento de que si se incrementa de una manera importante el salario se va a disparar la inflación, cuando hay experiencias internacionales que muestran que eso no es inevitable, porque lleva aparejado el aumento de la productividad.

También llamó la atención sobre el deterioro de los sistemas públicos de salud; pese a la propaganda del anterior gobierno, 30 por ciento de la población no tiene acceso a la seguridad social, “y por si fuera poco la calidad de los servicios que presta el seguro popular equivale apenas a un 15 por ciento de la que otorgan instituciones formales como el Instituto Mexicano del Seguro Social o el ISSSTE”.

Se requiere una reforma fiscal agresiva para financiarlo, pero no basada en el IVA a alimentos y medicinas, que va a perjudicar más a los pobres por la sencilla razón de que estos gastan más de 60 por ciento de su ingreso en esos rubros, mientras el rico le dedica menos de 30 por ciento de su dinero. “Una verdadera reforma debe aumentar los cobros de manera progresiva, y como sucede en todas las economías sanas del mundo, los ricos deben pagar más”, proporcionalmente y en términos absolutos, que los pobres.

A continuación, la parte sustancial de la entrevista con el investigador de la UdeG.

- En el tema de la política social que sigue el gobierno de Peña Nieto, quizás no estamos partiendo de los ejemplos latinoamericanos más pertinentes...
- Se está utilizando el ejemplo de Brasil como el más paradigmático, y de hecho, el gobierno actual invitó a al ex presidente Lula da Silva para que hablara de sus experiencias, porque la propia Cruzada contra el hambre se pensó como una especie de reedición del programa Fome zero, pero lo que es notable señalar es que ese programa fue solamente al inicio del periodo del presidente Lula y fue abandonado como programa, es decir, se le incluyó en otra serie de políticas sociales mucho más ambiciosas, donde incluyeron una pensión básica para los adultos mayores, mucho más generosa que la que nosotros tenemos; la pensión básica que otorga la Sedesol actualmente de alrededor de 40 dólares mensuales, para aquellos que no tienen pensión en el IMSS, en el ISSSTE, en Pemex; en el caso de Brasil las pensiones mínimas son de un salario mínimo brasileño, que son 330 a 340 dólares mensuales, entonces son pensiones muy diferentes, y en el caso de Brasil estas pensiones fueron muy importantes para la reducción de la pobreza. Por otra parte, hubo una política muy clara de parte del gobierno de Lula para incrementar los salarios mínimos y generar empleo; el incremento del salario mínimo es considerado como una de las razones más importantes de Brasil para la reducción de la pobreza, y en cambio, nosotros aquí tenemos continuidad de la política salarial, que es salarios mínimos que se incrementan solamente al ritmo de la inflación, de manera que no hay un incremento real; de manera que no estamos tomando de Brasil las políticas más ambiciosas, más comprensivas, que incluyen la política salarial, y lo que se hace en México es simplemente la continuidad de las mismas políticas de gobiernos anteriores, de tal manera que yo me atrevo a decir que vamos a continuar con la pobreza.

- ¿A qué se debe que en México no entendamos como reducir este círculo de la pobreza, y no seamos más ambiciosos como sociedad y como gobierno?
- Yo veo que hay una cerrazón en enfrentar por ejemplo un cambio en la política salarial; y mientras sigamos con salarios tan radicalmente mínimos, no vamos a poder enfrentar realmente la situación de la pobreza; incluso me atrevo a decir que si seguimos con este tipo de política salarial, el impacto será mínimo, y parece un contrasentido, no podemos tener un mercado interno muy dinámico, con estos salarios ridículamente bajos; necesitamos ingresos más grandes en los hogares, par que se dinamice el mercado interno. Se siguen con un viejo convencimiento de que si se incrementan de una manera más importante los salarios mínimos, se va a disparar la inflación, es es la ortodoxia que está de fondo; lo que podemos decir es que hay experiencias internacionales que muestran que eso no ocurre necesariamente, como lo muestra el caso de Brasil, o como hemos discutido en otras ocasiones el caso de Corea del Sur, donde también ha habido una dinámica muy importante de los salarios, un incremento muy fuerte que derivó en un mercado interno muy dinámico, y por otra parte no ha habido un disparo de la inflación.

- ¿Nos asusta el fantasma del viejo populismo de los años setenta?
- Todavía; lo que se vivió en los años setentas asusta, que se va a disparar la inflación, que vamos a tener inflaciones arriba de 100 por ciento; tenemos que vencer esta coalición conservadora en torno a los salarios. [...] si medimos con el vigente en 1976, el salario mínimo actual, representa apenas una cuarta parte del valor real que se tenía en ese año; de ese tamaño ha sido el golpe, pero no se trata de incrementarlo de un año para otro, eso es imposible, lo que han hecho Brasil, Corea del Sur, Argentina y Uruguay ha sido de manera paulatina; el salario mínimo de Uruguay son 400 dolares, y eso lo han hecho paulatinamente, con una política de incremento constante. Si no cambiamos este enfoque vamos a seguir con un país sin crecimiento, y por otra parte vamos a seguir teniendo los mismos niveles de pobreza; en 1992 teníamos menos pobres de los que ahora tenemos en cifras, si seguimos con las mismas políticas vamos a seguir teniendo estos problemas sociales sin resolver, con todo lo que tambien implica en otras situaciones, por ejemplo, la pérdida del tejido social y la violencia [...] no puede haber un incremento salarial sino hay en paralelo un incremento en la productividad, ese es el caso de Corea del Sur, que incrementa su productividad, incrementa su salario, y no se incrementa su inflación, esa es como la ecuación básica.

- ¿Cuál sería la propuesta?
- Una propuesta básica desde mi punto de vista es cambiar la política salarial; sin más recursos en los hogares a partir de los trabajadores, no se va a reducir la pobreza; las políticas sociales que hay ahora, los poco más de 500 pesos que se entregan a los adultos mayores, son una buena ayuda sobre todo para los que viven en el campo, o en las zonas indígenas o montañosas, es un buen apoyo, pero no resuelve el asunto de la pobreza; necesitamos ingreso propios a partir del trabajo, y eso es con salarios diferentes, y por otro lado, con políticas sociales diferentes; el caso del Seguro Popular, por ejemplo, fue importante en el sentido que permite acceso a servicios básicos a una buena parte de la población, entre 40 y 50 por ciento, que pudo recibir servicios básicos de salud, pero son muy reducidos los servicios, quedan fuera todavía muchas enfermedades, y si consideramos al IMSS y al ISSSTE, la diferencia es de 15 a 100, en cuanto a servicios incluidos, por ejemplo atención de enfermedades relativas al cáncer, que no están incluidas.

- La tendencia demográfica apunta a que esa clase de enfermedades van a ser más importantes...
- Claro, necesitamos realmente avanzar hacia un sistema nacional de salud, con la misma atención para todos, y eso afectaría de manera importante el asunto de la pobreza, porque muchas familias, según nuestras investigaciones, si tienen IMSS e ISSSTE puede salir adelante, aunque últimamente también se han debilitado; lo cierto es que quienes no lo tienen y sólo tienen el seguro popular, tienen que recurrir a la medicina privada, aunque sean hogares muy pobres, y con una enfermedad importante los hogares se vuelven mas pobres, por eso el tema de la salud es tan importante y tan básico: sería lograr un Sistema Nacional de Salud con el mismo nivel de servicios para todos, y no estamos muy lejos desea posibilidad, sería cuestión de avanzar en la reforma fiscal…

- Pero la reforma fiscal también podría generar más pobreza, cuando se plantea IVA a alimentos y medicinas...
- Así es, si la reforma fiscal fuera simplemente cobrar el IVA en medicinas y alimentos, a quien más le pega es a los pobre; por un lado los afectas en su ingreso y por otro lado, buscas compensarlos con servicios de salud y otras cosas, pero sería muy difícil; el golpe inmediato sería al bolsillo de la gente más pobre,porque sabemos que los pobres gastan más de la mitad de su salario en alimentos y medicinas, a diferencia de los ricos [...] en México la carga fiscal es una de las más bajas del mundo, se necesita pagar impuestos para los grandes proyectos como un sistema de salud de la calidad que exige el país, en ese sentido se trata de que pague más el que más tiene, que las grandes empresas efectivamente paguen impuestos, porque hoy tienen muchos mecanismos para evitarlos, como la consolidación fiscal: los grandes conglomerados tienen empresas que ganan y empresas que pierden, y hacen lo que los contadores llaman el neteo; aquí gano y acá pierdo, pues entonces no pago impuestos, lo cual es un absurdo, de tal manera que las grandes empresas del país no pagan impuestos.

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