sábado, 18 de mayo de 2013

Actividad humana mata a la fauna de La Primavera



Rodeada de valles agrícolas y zonas urbanas en expansión, el área de protección de flora y fauna se ubica entre trampas mortales para sus animales migrantes

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO

No es sencillo ser un animal y habitar el bosque La Primavera. La necesidad de entrar y salir del área protegida, o bien, ser residente en la periferia, ocasiona riesgos altos de perder la vida bajo las llantas de un auto, durante un incendio forestal, por las armas de un cazador furtivo o al ingerir el veneno de las sustancias químicas que se usan en la agricultura de los alrededores.

“Sin exagerar, podríamos decir que de animales pequeños, en la periferia, pueden morir de dos a tres al día; por ejemplo, el caso de las serpientes, que son agredidas por los humanos de los asentamientos cercanos; en el cerro de El Colli es particularmente preocupante porque entra gente de todo tipo, usa fuego, trae resorteras o rifles y ataca a la fauna”, destaca el director del área de protección de flora y fauna, José Luis Gámez Valdivia.

Pero las especies siguen dictados más viejos que la civilización que los ha sitiado. Tan sólo el pasado jueves 16 de mayo, un trío de zorrillos fue rescatado a unos metros del Periférico, en un campus universitario a la entrada de El Bajío, tras un reporte ciudadano que casi nunca se da. Unos venados fueron recuperados al invadir el fraccionamiento Bugambilias en mayo de 2012 y un lince casi pierde la vida al internarse en el fraccionamiento El Palomar, un par de meses antes: esos espacios forman parte de sus territorios, entre los que se desplazan para su instintiva necesidad de pastos o presas para alimentarse en tiempos difíciles.

Pero si los residentes de las márgenes del bosque están expuestos a este aciago destino, los animales que migran, que suelen mamíferos de tallas medianas o grandes, o aves, enfrentan verdaderas odiseas para moverse a sus sitios de apareamiento o de alimentación, entre la sierra y los valles contiguos. Muchos no pasan la prueba.

Por el aire, hace más de dos años, un halcón peregrino se estrelló en un edificio de la zona de El Bajío, confundido por los grandes espejos que prolongaban el horizonte, en medio de una migración que podría ser intercontinental. Los usuarios terrestres de los corredores biológicos deben afrontar la red de autopistas de asfalto que rodean al bosque, cada vez más anchas y tupidas de automotores, y sin la infraestructura que ayude a sortearlos. Decenas fallecen cada año atropellados. Los que libran ese desafío y se internan en las zonas agrícolas (sobre todo al poniente, en Tala, y al sur, en Tlajomulco) tienen agregado un enemigo silencioso: las sustancias tóxicas que utiliza la agricultura que sigue inmersa en la “revolución verde” de hace medio siglo, y que pueden ingerir en una charca, al devorar algún retoño que queda de paso o comerse un animal previamente envenenado.

Y en esta época, un enemigo aún mayor son los incendios: la caña de azúcar es cosechada por el método tradicional de zafra, lo que implica quemarla y cortarla. Los muertos entre el humo y el fuego casi no se registran. Pero esas intemperancias suelen entrar al bosque, donde los efectos también son devastadores (anexas hay fotografías de víctimas animales de incendios).

Si en El Colli y los sitios del oriente, por donde la zona metropolitana invade la reserva, se depreda la fauna, la presión no es menor al poniente, entre las poblaciones campesinas. Como ejemplo, se registró a comienzos de 2012 un lince muerto a balazos, porque presuntamente comía gallinas de un granjero, aunque la autopsia demostró que era falso el señalamiento.

“Podemos identificar en los diversos incidentes ese patrón de que cuando el animal se topa con alguna actividad humana, suele ser sacrificado de forma voluntaria o involuntaria, lo que nos revela la tremenda presión a que son sometidos”, añade Valdivia.

“Los animales conocen ya su camino; ellos desconocen de obras humanas que interfieren en su camino, lo que los biólogos llamamos barreras, que hace la fragmentación del hábitat natural, que ya está dado, y de repente llega el hombre y pone una carretera, y fragmenta esto, partiendo la conectividad natural, sin embargo su instinto está dado para comer en un lado, para reproducirse en otro, o sea el movimiento natural ya esta dado en cada especie y lo seguirán haciendo”, comentaba a MILENIO RADIO, a propósito de estos hechos, la directora de conocimiento del bosque, Karina Aguilar Vizcaíno.

Con el trabajo de monitoreo y rescate que se ha desplegado en el bosque en los últimos tres años, no sólo se atienden los casos de animales muertos, heridos o perdidos, sino que para los fallecimientos, se realiza una autopsia que permite determinar la causa del deceso y elaborar la caracterización de las amenazas. El responsable de la reserva señala que el hallazgo más reciente fue de una zorra envenenada en la zona cañera de Tala, lo que se agrega como amenaza primordial contra la fauna, pues justamente ese valle conforma la “carretera biológica” más grande que le queda al bosque: un grueso canal que va de Ahuisculco a Emiliano Zapata, y que conecta hacia el volcán de Tequila y la Sierra del Águila, al poniente, y el Cerro Viejo, al sur.

La vida siempre busca abrirse paso, aunque el entorno sea hostil. Los animales de La Primavera, sin haberlo buscado, están inmersos en esta lucha desigual.


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Claves

Animales muertos

Los registros del monitoreo de fauna de La Primavera revelan la muerte de ejemplares de las siguientes especies, por atropellamiento: perros y gatos domésticos, venados cola blanca, zorras grises, coyotes, linces, zorrillos, tlacuaches, coatíes (o tejones), mapaches, ardillas, lechuzas, aguilillas cola roja y ticuz.

Muertos por incendios forestales: ardillas, serpientes de diversas especies, artrópodos, aves juveniles o polluelos, conejos.

Muertos por envenenamiento: sólo se ha documentado el caso de una zorra.

Muertos por caza furtiva: pecaríes (jabalís), venados, linces, zorras, coatíes, mapaches, serpientes y aves de diversas especies.

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ANIMALES AMENAZADOS

Puma (Puma concolor)

El mayor depredador de La Primavera es este gato salvaje, cuya distribución geográfica es la más amplia y variada, lo que le ha permitido no caer en riesgo de desaparecer. No obstante, los ejemplares que sobreviven en el bosque, una pareja y sus cachorros captados por fototrampas, deben ser algunos de los últimos de la región. Su presencia reciente data de unos cuatro años (2009); diez años atrás hubo ejemplares que terminaron cazados y habían debido pasar casi 20 años para volverlos a ver

Venado cola blanca (Odicoileus virginianus)

Es un exitoso ciervo que se ha adaptado como presa de depredadores como puma o jaguar, y sobre todo, del ser humano. Es fácil de reproducir, pero también tiene limitada presencia regional, aunque hay un proyecto de venadario en los terrenos del gobierno del estado, en La Primavera, que ha dado crías, aunque no se suelen liberar en el bosque. Al ser gusto culinario de muchas personas, y transitar territorios que pueden ser grandes, está expuesto a todas las amenazas posibles sobre todo por parte del Homo sapiens

Jaguarundi (Herpailurus yagouaroundi)

Este gato poco notable por su talla o su belleza física, está en peligro crítico de extinguirse, pues habita zonas contiguas al ser humano y se le suele perseguir, acusado de cazar gallinas. Recientemente se demostró su presencia en la zona de influencia de La Primavera, y está abierto un expediente técnico para dictaminar el efecto de la infraestructura sobre su viabilidad como especie, lo que debería llevar a modificar las nuevas carreteras, como es el macrolibramiento de Guadalajara

Pecarí (Tayassu Tajacu)

Este pariente del jabalí, de talla más modesta, pero colmillos también respetables como sus parientes del viejo mundo, había sido erradicado de muchas zonas del bosque y los valles agrícolas, pero la ausencia de depredadores animales lo hizo recuperarse, por lo que se adapta a todos los ecosistema y suele ser visto como plaga por los humanos, pues holla los maizales y devora plantas y raíces con gran voracidad. Su carne es apreciada en las mesas campesinas por su similitud con el cerdo

Lince rojo (Linx rufus)

Este pequeño felino tiene una amplia distribución en América del Norte y por ello no está considerado en peligro de extinción. En los sitios donde el puma es erradicado, suele tomar el papel de depredador principal, pero en los alrededores del bosque La Primavera, varios ejemplares son muertos cada año por atropellamiento o por los rifles de los humanos; como asusta a los pobladores de las zonas contiguas, estos lo agreden como ocurrió en El Palomar en 2012

Halcón peregrino (Falcon peregrinus)

Esta rapaz, la más rápida del mundo por su vuelo en picada de hasta 380 kilómetros por hora, atraviesa la reserva forestal en sus grandes migraciones desde el norte del continente, pero la zona urbana le significa riesgos: en un edificio de espejos se estrelló y murió un ejemplar hace dos años, en la zona de El Bajío, al nororiente del bosque. No se han tomado medidas para evitar este tipo de eventos por parte de los urbanizadores locales, lo que deja la posibilidad de que vuelva a ocurrir un accidente.

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