lunes, 19 de diciembre de 2011

La Villa consolidó invasión en bosque La Primavera


La sanción de la Profepa de hace un año a los edificadores no llevó a reparar daños sobre 2.5 hectáreas. Senderos con cemento, especies exóticas y obstrucción para el paso de la fauna, los problemas que se documentaron en la superficie del área natural protegida intervenida por los constructores del complejo


Guadalajara. Agustín del Castillo. MILENIO JALISCO

La Villa Panamericana, por encima de la sanción que le interpuso la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) hace menos de un año, consolidó su invasión al bosque La Primavera, con andadores encementados, introducción de pastos y otros vegetales exóticos (ajenos a la zona), así como con la instalación de enmallado que hace imposible el paso de las especies silvestres, en las 2.5 hectáreas del complejo ubicadas al interior del polígono protegido.

Tras diversas denuncias ciudadanas, MILENIO JALISCO corroboró que el proceso de restitución de los ecosistemas originales no se dio y, por el contrario, la superficie forestal luce como un jardín urbano con pastos diversos que no prosperan en la zona, plantas de ornato totalmente ajenas, arroyos desviados y un largo circuito encementado que le quita al suelo natural su función de recargar las aguas y le impide transpirar (el intercambio de humedad con la parte exterior). Se trata de un cambio de uso de suelo ilegal, pues para abrirse los circuitos se retiraron árboles sin permiso de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y, por tanto, materia de delito.

El artículo 28 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente sujeta a autorización de la Semarnat los “cambios de uso de suelo de áreas forestales, así como en selvas y zonas áridas”. Sobre el delito de cambiar uso de suelo sin permiso, el Código Penal Federal, en su artículo 418, señala: “Se impondrá pena de seis meses a nueve años de prisión y por equivalente de cien a tres mil días multa [...] al que ilícitamente: I. Desmonte o destruya vegetación natural; II. Corte, arranque, derribe o tale algún o algunos árboles, o III. Cambie el uso de suelo forestal...”.

Además, el reglamento de la Ley Forestal, en su artículo 119, advierte: “Los terrenos forestales seguirán considerándose como tales aunque pierdan su cubierta forestal por acciones ilícitas, plagas, enfermedades, incendios, deslaves, huracanes o cualquier otra causa…”.

La Profepa cerró el caso hace casi un año. El procedimiento administrativo que se había instaurado al denunciarse las alteraciones a la floresta, la empresa constructora (Corey) lo resolvió de forma satisfactoria, según le aseguró a este diario el entonces delegado del organismo federal, José de Jesús Becerra Soto: “Se trata de un asunto ya resuelto y que se resolvió todo bien. Se levantó la clausura porque cumplieron las condicionantes que les dimos en octubre de 2010 […] Dimos tres condicionantes en general: uno, presentar el estudio técnico de daños; dos, presentar ante la Semarnat la propuesta de reforestación con árboles nativos y, tres, gestionaron y presentaron las autorizaciones de la Comisión Nacional del Agua para el reencauzamiento del par de cauces señalados en la zona” (Público Milenio, 1 de febrero de 2011).

Aparte, el responsable debió pagar una multa de alrededor de 200 mil pesos. “La verdad es que el área donde trabajaron ya estaba impactada de hace seis u ocho años, en ese sentido, el problema fue más administrativo, por no sacar una autorización de cambio de uso de suelo y aunque hubo derribo de árboles, esto fue menor […] hacer daño va en contra de sus intereses; no les conviene impactar, es parte de lo que contempla el proyecto que en su momento será comercializado”, añadía el funcionario.


Sin embargo, las fotos que aparecen en esta edición evidencian que se consolidó la transformación y no hubo resarcimiento del daño.

No se puede pasar a la zona, pese a que está en el polígono de La Primavera, porque hay una puerta. “Cualquier evento que allí suceda no permite una acción inmediata, como sería con un incendio”, comentó un brigadista.

El proceso fue en contra de las empresas Inmobiliaria Cornejo Barragán, SA de CV y Corey Integra, SA de CV, pero se llevó a cabo sin notificar a la dirección del bosque, pese a que los trabajos de restauración ambiental deben realizarse conforme lo marca el programa de manejo vigente, pues se trata de un área natural protegida.

Entre los puntos que consideró la Profepa a sancionar estuvo la tala de catorce árboles del bosque, el abandono de escombro y el movimiento de tierra que se realizó para nivelar el suelo, así como la colocación de una malla ciclónica para delimitar el predio de la Villa.

Hoy, las zonas transformadas tienen cemento encima, las mallas contienen algunos orificios esbeltos que se consideran “pasos de fauna”, pero apenas funcionan para animales pequeños, a lo que se suma que prosperan especies exóticas por toda la zona invadida.

La Profepa impuso a los constructores, para levantar la clausura, una multa de casi 200 mil pesos, realizar un estudio técnico de los daños y afectaciones causados, una autorización de la Comisión Nacional del Agua para modificar dos cauces y un plan de reforestación con especies nativas. Pero lo evidente es la consolidación de la invasión: los propietarios futuros de la Villa Panamericana (que se comercializará como Villa Bosque) podrán utilizar un espacio de bosque natural para actividades propias de una zona urbana, lo que apenas permitirá la presencia de especies silvestres menores y provocará presión sobre el bosque natural contiguo.

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El Copag nunca le cumplió al área natural

El Comité Organizador de los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011 (Copag) nunca cumplió con el bosque La Primavera en su compromiso de entregar cuatro cuatrimotos para inspección y vigilancia del bosque, así como en establecer una brigada contra incendios, como lo obligaba la manifestación de impacto ambiental que le otorgó la Secretaría del Medio Ambiente para el Desarrollo Sustentable (Semades), condiciones indispensables para edificar la Villa Panamericana al ingreso de la zona.

José Luis Gámez Valdivia, director del bosque La Primavera, señaló los riesgos que generará este incumplimiento: “Existe el riesgo de que, si llega a haber un incendio en esta zona, va a ser muy complicado combatirlo, sobre todo por la falta de caminos que existen y las cuatrimotos serían un elemento fundamental para poder llegar más rápido a los lugares que estén afectados por un incendio”.

Así, el cumplimiento de esas condiciones debería haber derivado en “que las Villas, a través de su administración, contrataran el equipo básico, indispensable para combatir incendios forestales, como son la herramienta forestal, que es mínima, pero que es importante, significativa, ya que cuando inicia un conato, si no se tiene la herramienta apropiada, pues se convierte en un incendio forestal; entonces era parte del convenio que ellos tuvieran un equipo base para una brigada, por lo menos que conste de diez personas que pueden ser, incluso, los mismos en un momento mozos, intendentes o veladores, para que puedan hacer el ataque inicial al incendio y no esperar hasta que lleguen las brigadas de incendios forestales”, apuntó el funcionario.

Estas omisiones son las más inmediatas y directamente relacionadas con el bosque.

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