martes, 20 de diciembre de 2011

Consolida la Villa Panamericana invasión en el Bosque de La Primavera

El perímetro de 2.5 hectáreas del complejo residencial que están dentro del Área Natural Protegida presenta mallas, daños al suelo, especies exóticas y arroyos desviados, ante la pasividad de Profepa y Proepa.
Agustín del Castillo y Sergio Hernández Márquez
Lejos de solucionar el conflicto de invasión de la Villa Panamericana al Bosque de La Primavera, la delegación Jalisco de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente olvidó el caso, lo que permitió que los constructores alteraran 2.5 hectáreas de Área Natural Protegida, que ahora los constructores tienen como área de esparcimiento para lo que será el complejo residencial Villa Bosque.
Esta superficie que forma parte del poligono de protección del Bosque de La Primavera se encuentra enmallada, lo que impide el paso de las especies silvestres y de un adecuado combate a incendios foestales; además los constructores hicieron andadores encementados parecidos a los que existen en el Bosque Los Colomos, e introdujeron flora exótica.
Esto es, desde hace un año que la Profepa intervino ante diversas denuncias y debió realizarse un proceso de restitución de los ecosistemas originales, el cual no se dio. Por el contrario, la superficie forestal luce como un jardín urbano con pastos diversos que no prosperan en la zona, con plantas de ornato totalmente ajenas a las del bosque, arroyos desviados y un largo circuito encementado que le quita al suelo natural su función de recargar las aguas y le impide transpirar y generarse el intercambio de humedad con la parte exterior.
Lo anterior es un cambio de uso de suelo ilegal, pues para abrirse los circuitos se retiraron árboles sin permiso de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), lo que es una irregularidad de acuerdo al artículo 28 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, donde se menciona la obligatoriedad de la autorización previa.
El Código Penal Federal señala en su artículo 418 que se impondrá pena
de seis meses a nueve años de prisión y por equivalente de 100 a 3 mil días multa al que ilícitamente desmonte o destruya vegetación natural; corte, arranque, derribe o tale algún o algunos árboles, o cambie el uso de suelo forestal.
En febrero de este año la delegación Jalisco de la Profepa, encabezada entonces por José de Jesús Becerra Soto, cerró el caso de alteraciones a la flora del Área Natural Protegida que abrió en contra los constructores de la Villa Panamericana, Inmobiliaria Cornejo Barragán, SA de CV y Corey Integra.
“Se trata de un asunto ya resuelto y que se resolvió todo bien. Se levantó la clausura porque cumplieron las condicionantes que les dimos en octubre de 2010”, dijo el funcionario federal en una nota publicada el 1 de febrero de este 2011 en Publico Milenio. “Dimos tres condicionantes en general: uno, presentar el estudio técnico de daños; dos, presentar ante la Semarnat la propuesta de reforestación con árboles nativos y, tres, gestionaron y presentaron las autorizaciones de la Comisión Nacional del Agua para el reencauzamiento del par de cauces señalados en la zona”.
El delegado de Profepa incluso justificaba entonces a quienes dañaron esa parte del Área Protegida.
“La verdad es que el área donde trabajaron ya estaba impactada de hace 6 u 8 años; en ese sentido, el problema fue más administrativo, por no sacar una autorización de cambio de uso de suelo y aunque hubo derribo de árboles, esto fue menor…, hacer daño (a esa zona del Área Protegida) va en contra de sus intereses, no les conviene impactar, es parte de lo que contempla el proyecto que en su momento será comercializado”.
Entre los puntos que consideró la Profepa a sancionar con la restitución del ecosistema y un pago de 200 mil pesos estuvo la tala de catorce árboles del bosque, el abandono de escombro y el movimiento de tierra que se realizó para nivelar el suelo, así como la colocación de una malla ciclónica para delimitar el predio de la Villa.
El Copag nunca le cumplió al área natural
El Comité Organizador de los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011 (Copag) nunca cumplió con el Bosque de La Primavera en su compromiso de entregar cuatro cuatrimotos para inspección y vigilancia del bosque, así como en establecer una brigada contra incendios, como lo obligaba la Manifestación de Impacto Ambiental que le otorgó la Secretaría del Medio Ambiente para el Desarrollo Sustentable (Semades), condiciones indispensables para edificar la Villa Panamericana al ingreso de la zona.
El incumplimiento se da con el aval del Procurador Estatal de Protección al Ambiente, Fernando Montes de Oca, quien justifica que los dueños de este complejo residencial no quieran dar las motos ya que ellos argumentan que el motociclismo está prohibido dentro del Área Natural Protegida.
El funcionario no toma en cuenta la consideración de la Semades de que esos vehículos cumplirán una función de control y vigilancia en el bosque, y tampoco tiene autoridad para decidir si es una condicionante que se pueda no cumplir.
“(Los promotores) señalan que hubo una incongruencia con el Comité Ejecutivo del Bosque de La Primavera porque en el reglamento que está tiene prohibido el motociclismo, entonces se le dijo (al director del bosque) si tu tienes prohibido que haya motocicletas, cualquiera que sea el fin, yo mejor te puedo dar a cambio el vehículo que tu quieras”, mencionó Montes de Oca.
Ante la falta de cumplimento de los empresarios y el aval del procurador para que no lo hagan, José Luis Gamez Valdivia advierte de los riesgos de esta situación.
“Existe el riesgo de que, si llega a haber un incendio en esta zona va a ser muy complicado combatirlo, sobre todo por la falta de caminos que existen y las cuatrimotos serían un elemento fundamental para poder llegar más rápido a los lugares que estén afectados por un incendio”, expresó el director de La Primavera.
“Las Villas, a través de su administración, (tenían la obligación de que) contrataran el equipo básico, indispensable para combatir incendios forestales, como son la herramienta forestal, que es mínima, pero que es importante, significativa, ya que cuando inicia un conato, si no se tiene la herramienta apropiada, pues se convierte en un incendio forestal; entonces era parte del convenio que ellos tuvieran un equipo base para una brigada, por lo menos que conste de 10 personas que pueden ser, incluso, los mismos en un momento mozos, intendentes o veladores, para que puedan hacer el ataque inicial al incendio y no esperar hasta que lleguen las brigadas de incendios forestales”.

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