jueves, 8 de diciembre de 2011

El lobo: el desafío de reconstruir la especie


Un programa único en la historia mundial ecológica: el mayor depredador del México templado y desértico asoma de nuevo entre los bosques que oyeron su ulular milenario, en un proyecto de salvación de pronóstico reservado, al menos por otros cien años.

Guadalajara. Agustín del Castillo. MILENIO-JALISCO. Edición del 27 de noviembre de 2011

El tigre de Bengala, en el sudeste de Asia, el rinoceronte negro, en las llanuras africanas, o el leopardo de las nieves, en el Himalaya, son tres especies “carismáticas” a punto de desaparecer de la tierra. Su salvación todavía depende del manejo humano preventivo: que se abran espacios, se les proteja de la caza y se les permita una abundancia de alimentos que apoye una reproducción natural suficiente para lograr su viabilidad.

Pero no es el caso del lobo mexicano (Canis lupus baileyi). Exterminado “virtualmente” de las praderas y montañas de México (Jalisco incluido) y del sur de Estados Unidos hace al menos 35 años, a partir de un reducido núcleo de animales capturados poco antes de culminarse el exterminio, y de individuos que sobrevivían en cautiverio, se busca alcanzar una hazaña única en la historia de la ecología mundial: no tanto salvar lo que no hay, sino, más abajo, reconstruir una especie y después lanzarla a recuperar sus antiguas heredades.

El proyecto no es fantástico, tiene tres décadas de haber sido lanzado y ya cuenta con resultados concretos: pequeñas poblaciones liberadas en los dos países donde sus aullidos fueron la estampa milenaria del hoy empobrecido reino salvaje.

Si en 50 o 100 años, el lobo vuelve a ser parte del paisaje común en las montañas del norte y el centro del país, es que “algo bueno hicimos los mexicanos”, admite sin ambajes el doctor en ciencias Juan Arturo Rivera Rebolledo, director de conservación y educación ambiental de la Dirección General de Zoológicos y Vida Silvestre del Distrito Federal, uno de los participantes en el Programa Lobo que ha reintroducido la esperanza con la primer liberación de estos cánidos, en la sierra de San Luis, en Sonora, hace dos meses.

“Esto todavía va para largo lazo y ni siquiera podemos decir que Estados Unidos, que nos lleva diez años de adelanto, tenga una población totalmente reintegrada y con expectativas a largo plazo; mucho menos en el caso de México; queremos que las siguientes décadas nos den la oportunidad de ver al lobo y obtener ecosistemas beneficiados por su presencia en nuestro país”, señala en entrevista.

Decir que recuperar al lobo es hacer las cosas bien, no se limita a un proyecto de reintroducción. El carácter de “especie sombrilla” que se asigna por los ecólogos a este súper depredador hace que su conservación implique conservar ecosistemas completos, con todos sus miles de ocupantes.

“Son especies ‘paraguas’ y debajo de ellas se refugian una gran cantidad de otras formas de vida; sin duda esto hablaría de que pudimos desarrollar y mantener ecosistemas que hoy están en un grado de deterioro importante que pudimos restaurar, y que esto nos permitió tener una mejor estructura de seres vivos y de organismos, que además va a ser en beneficio de nosotros mismos, pues hay que recordar que un ecosistema sano también tiene que ver con poblaciones humanas sanas; así, vamos a relacionar la salud animal con la de los ecosistemas y a estos con la salud del ser humano”.

Suena desmesurado, pero en tiempo de extinciones, de deforestación, de crisis ambiental y de cambio climático, salvar una especie “carismática” es una extraordinaria noticia. Más si se considera la precariedad en que se ha realizado el proceso previo desde la década de los años setenta del siglo XX, casi como la pareja humana de los relatos adánicos: cinco lobos recuperados de su estado natural en la Sierra Madre Occidental y una decena más del zoológico de San Juan de Aragón, en el DF, y de una pequeña población en cautiverio en Estados Unidos.

El éxito de este proceso es pronóstico reservado; sólo se podría ver en muchas décadas más, pero en caso de darse, está llamado a ser una de las grandes hazañas de la ciencia y la ecología mundial.



Los genes y la economía
En la sierra de San Luis, Sonora, el aullido del lobo ha regresado. “Este proyecto de reintroducción se venía vislumbrando desde varios años, es un programa binacional, Estados Unidos comenzó desde el 2000, y nosotros tardamos porque faltaban ciertos pasos que le correspondían al gobierno federal. La tardanza también derivó de encontrar el sitio adecuado. La Sierra de San Luis fue elegida porque implicaba no sólo estudiar los aspectos del ecosistema, sino que también acciones de tipo educativo, de tener la seguridad de que los lobos fueran reintroducidos en lugares donde no hubiera una fuerte amenaza que pudiera exterminarlos de nueva cuenta”.

El estigma cultural es fuerte, viene de una tradición del folclor occidental, con una imagen de animal asesino y malvado, acentuada por la invasión ganadera del siglo XX.

“Es un proyecto integral, no sólo se busca el mejor sitio desde el punto de vista ecológico, sino también de concienciación de las comunidades para tener una reconversión de la idea de que los lobos son dañinos, peligrosos, asesinos, lo cual no es cierto; que se le haga ver a la población la importancia que tiene recuperar una especie de depredador como es el lobo; sí ha habido resultados buenos en ganaderos, poblados, escuelas, para hacerles entender de la importancia de tener a esta especie de regreso”.

- ¿Sirve esa corta cantidad de individuos inicial, menos de 20, para la reconstrucción de la especie?

- Sin duda es una base genética limitada, porque hablamos de cinco individuos que fueron capturados en vida silvestre, y uno de ellos era una hembra que finalmente parió a dos crías más; sin embargo, a este esfuerzo se añadieron algunas otras poblaciones de lobos mexicanos que se tenían en cautiverio […] además de un linaje que estuvo presente en los Estados Unidos, hay otro linaje en San Juan de Aragón, en el DF, entonces se puede hacer un manejo genético de la población y proyectar una población sana, desde el punto de vista de consanguinidad y genética, a 100 años, con posibilidades de supervivencia.

- En el caso de las poblaciones que se están liberando, ¿cómo podemos garantizar que tengan éxito?

- También tiene un porcentaje de consaguinidad adecuado; sin embargo, otra apuesta es que todavía en vida silvestre existan otras poblaciones de lobos; es decir, que esos lobos reintroducidos puedan encontrar algunas poblaciones salvajes y con los que puedan establecer oportunidades de reproducción. Aclaro que la categoría del lobo mexicano libre es de “virtualmente extinto”, que es el paso previo a la categoría de extinto. Otra cosa importante es que estos animales no sólo se van a reintroducir una vez; se va a hacer algunas recuperaciones y reintroducciones de otros individuos en la misma zona, a lo largo de algunos años, para fortalecerlos, como ha sucedido con la población en Estados Unidos.

- ¿Es realista pensar que hay aún lobos libres?

- Ha habido intentos de hacer avistamientos de lobos, y desde 1970 no hay un indicio realmente comprobado […] sin embargo, hay que recordar que el área de distribución del lobo incluye terrenos no sólo de difícil acceso, con un relieve difícil, con cañadas, con bosques, sino con actividades como el narcotráfico, lo cual lo hace difícil el acceso para comprobar su presencia; dentro de estas zonas se piensa que algunos lobos tuvieron la capacidad de sobrevivir.

- ¿Cómo fueron preparados en cautiverio los individuos liberados?

- Han pasado por un proceso de manejo con manos fuera, es decir, se mantuvieron en unas instalaciones en Nuevo León, en un rancho perteneciente a una empresa del grupo Vitro, espacios totalmente diferentes a los que conocemos en los zoológicos: albergues abiertos, con cero personas, donde no ven ganado y donde se les alimentó durante casi dos años con presas vivas, como las que van a encontrar en su medio ambiente natural; de ninguna manera van a buscar contacto con el ser humano”.

Los lobos que pretenden colonizar la Sierra de San Luis “tienen collares de telemetría, a través de los cuales se puede monitorear el desplazamiento, la actividad […] estos collares emiten una señal que puede ser monitoreada a través de satélite y te permite identificar hacia dónde se dirigen los grupos.

- En términos de economía ambiental, ¿por qué es tan importante reintroducir el lobo?

- Va relacionado con la presencia de una cadena ecológica, con una cadena alimenticia, que tiene que ver con la presencia de consumidores primarios y consumidores secundarios como son estas especies; la presencia de estas cadenas tróficas nos habla de la salud de un ecosistema y un ecosistema saludable provee servicios ambientales muy importantes para el hombre.

El lobo mexicano tenía sus días contados. Su posible salvación es esperanza pura en un mundo inmerso en un vasto proceso de extinción, desatado por los delirios de dominio y poder de los descendientes de Adán.



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Ganaderos, a favor del lobo

••• Se sabe que la economía ganadera fue la responsable de la extinción del lobo, con apoyo de los gobiernos de Estados Unidos y México. Pero las cosas comienzan lentamente a cambiar, advierte el investigador. “En Nuevo León se han extendido solicitudes de dueños de ganado para tener lobos en sus terrenos, esto les genera la oportunidad de una entrada de dinero relacionada con el ecoturismo y con otras actividades productivas”.

“Realmente es un triunfo, incluso en las dos últimas reuniones del programa binacional, se han presentado ganaderos que expresaron su deseo de tener lobos, con oficios bien documentados hacia la autoridad federal […] esto es un trabajo de muchos años, de biólogos que han estado inmersos en el proyecto del lobo mexicano con estos núcleos de ganaderos, con sus hijos, con la gente de las comunidades relacionadas…

Advierte que es un camino que se seguirá recorriendo para obtener apoyos en otras zonas ganaderas del país. Y así terminar esta vieja y desigual guerra entre el hombre y la fiera.

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