miércoles, 18 de marzo de 2015

Megafraccionamiento rebasa el perímetro de urbanización



El nuevo asentamiento para 150 mil habitantes en el km 9 de la carretera a Colotlán contradice el modelo de “ciudad compacta” del Programa Nacional de Desarrollo Urbano

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO

Construir 33 mil viviendas a la altura del kilómetro nueve de la carretera Guadalajara-Colotlán rebasa en al menos seis kilómetros los límites del perímetro de contención urbana para la Zona Metropolitana de Guadalajara, ideado en el marco del Programa Nacional de Desarrollo Urbano 2014-2018 como un esquema para retomar el crecimiento estable y armónico de las ciudades, que se dispersaron en las últimas tres décadas con consecuencias desastrosas para sus habitantes.

“Uno de los aspectos que mayor influencia tuvo en el proceso de expansión desordenado de las ciudades fue la política de vivienda. En años recientes, el modelo de atención a las necesidades habitacionales privilegió el otorgamiento masivo de financiamiento para vivienda nueva sin considerar su impacto territorial, urbano y ambiental al tiempo que la industria desarrolladora encontró una oportunidad de negocio en la producción de vivienda de interés social en lugares donde el suelo era más barato, lugares cada vez más alejados de los centros urbanos consolidados”, señala el citado plan.

“Un efecto adicional de esta política de vivienda, fue el reforzamiento del patrón de urbanización periférica de baja densidad con usos predominantemente habitacionales, modelo que hasta el día de hoy tiene importantes efectos negativos en la cohesión social, la economía y la conectividad de las ciudades”, añade.

La crítica a las intenciones de aprovechar un predio de 281 hectáreas en una zona que no tiene uso de suelo urbano en los planes parciales de Zapopan, deriva de que si sus promotores tienen éxito, será a costa del capital social. “Ganancias privadas con pérdidas públicas”, dado que son recursos del erario los que financian los servicios básicos: agua, drenaje, saneamiento, electricidad, vialidades, seguridad y aseo público, ante la lejanía del proyecto de los centros urbanos consolidados.

“El modelo de ciudad extendida, poco densa y periférica genera altos costos tanto para la ciudadanía como para el país en su conjunto. Por un lado, la provisión de servicios básicos por parte del gobierno se vuelve más costosa, problema que aunado a la debilidad financiera de las recaudaciones locales, se traduce en desigualdades en la calidad y oportunidad con la que los gobiernos locales proveen bienes públicos a los ciudadanos”, subraya el plan nacional.

“Se ha estimado que el costo de introducción de servicios públicos, una vez que se han consolidado los asentamientos humanos que no fueron planeados, es 2.7 veces mayor. La provisión de servicios básicos como estrategia para conectar desarrollos alejados de las ciudades, sumando al abandono de los centros de las ciudades debido al deterioro de inmuebles provoca subutilización del equipamiento e infraestructura e incluso genera incentivos para la especulación del suelo”.

Por otra parte, “la distancia que millones de mexicanos deben recorrer diariamente para acceder a sus trabajos, genera inversiones significativas en dinero y tiempo. 15 por ciento de los hogares en zonas urbanas reporta que gasta aproximadamente entre 51 y 200 pesos diarios para trasladarse de su casa al trabajo. En el Valle de México, el porcentaje de hogares que paga dicha cantidad aumenta a 16 por ciento y en las ciudades de más de un millón de habitantes aumenta a 21 por ciento. En cuanto al tiempo de traslado se refiere 62 por ciento de los hogares encuestados reportan que a la persona que más aporta al gasto familiar le toma entre 23 y 38 minutos llegar a su centro de trabajo”. Este costo es pagado, en consecuencia, de forma directa por la sociedad.

Dado que los subsidios federales a la vivienda fueron los que financiaron el esquema que propició grandes negocios que expandieron la ciudad, la pretensión del programa de desarrollo urbano, junto con el del sector vivienda, es poner límites a esos negocios estableciendo un perímetro fuera del cual no se puede recibir subsidio.

Los perímetros de contención urbana “son el resultado de la aplicación de metodologías geoespaciales a partir de fuentes oficiales como INEGI, Sedesol [Secretaría de Desarrollo Social]  y Conapo [Consejo Nacional de Póblación]”, señala el acuerdo de las reglas de operación del Programa de financiamiento de subsidio y vivienda del gobierno federal.

Los perímetros “se clasifican en tres ámbitos o contornos”: intraurbano o U1: “Zonas urbanas consolidadas con acceso a empleo, equipamiento y servicios urbanos. Resultan de la variable de potencial de Empleo, definida como medida de accesibilidad física a los puestos de trabajo para cada localización al interior del área urbana”; U2 o primer contorno: “Zonas en proceso de consolidación con infraestructura y servicios urbanos de agua y drenaje mayor a 75 por ciento, y U3 o segundo contorno: “Zonas contiguas al área urbana, en un buffer -cinturón periférico al área urbana- definido de acuerdo al tamaño de la ciudad”.

¿Por qué los desarrolladores insisten en construir fuera de los contornos?

El consultor urbano Jesús García Rojas señala: “El gobierno federal decidió no dar más subsidios a vivienda fuera de los perímetros de contención urbana y estimular la ciudad central y la densificación urbana; y adicionalmente puso en marcha el programa de consolidación urbana y habitacional […] pero estos iniciales buenos propósitos han sido moderados por demandas de los desarrolladores, ya que los subsidios no solamente persisten sino que se han aumentado y los perímetros de contención urbana se han vuelto negociables”.




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EL CASO JALISCO

 “Los procesos de urbanización de las últimas tres décadas han sido determinados por un contexto de liberación del mercado del suelo y debilitamiento de la planificación urbana. Hoy el resultado se manifiesta claramente en dos escalas territoriales: el sistema de ciudades está desequilibrado, pues el AMG concentra a más de la mitad de la población del estado, mientras que las siguientes seis ciudades más pobladas agregadas no logran una décima parte del total; el crecimiento urbano ha sido preponderantemente disperso y fragmentado, mientras los centros urbanos se estancan o pierden población” (Programa sectorial de vivienda, gobierno de Jalisco).



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