jueves, 5 de marzo de 2015

El águila real obliga a ampliar el monitoreo



La mayor rapaz del país responde a complejos procesos de los ecosistemas en que anida, incluidos factores como el clima y la humedad, revela Santana.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

La presencia de al menos un ejemplar de águila real (Aquila Chrysaetos) en dos espacios con fototrampas del bosque La Primavera es notable sobre todo porque es el corazón de una zona natural fuertemente perturbada por el crecimiento descontrolado de la segunda ciudad del país,  y es un claro indicador de que hay que mejorar y ampliar los programas de monitoreo tanto de especies de fauna como de la sucesión vegetal es de los distintos ecosistemas naturales, dijo el director del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Eduardo Santana Castellón.

A su juicio, la presencia de uno o dos individuos de la gran rapaz en un sitio tan al sur de su distribución actual no debe sorprender en la medida de que en el pasado, llegaba hasta las montañas de Oaxaca; de hecho, hay dos avistamientos registrados más al sur, en el propio estado de Jalisco, que es la reserva de la Sierra de Manantlán.

“Eso no quita la importancia de este registro, máxime que estamos en una zona muy alterada por procesos de actividades humanas, pero también creo, y coincide un experto de la talla de Héctor Gómez de Silva, que son avistamientos estacionales que no han dejado de ocurrir, más que presencia de animales que aniden y se reproduzcan”.

De hecho, este tipo de presencias se suelen detectar en los inviernos, y puede deberse a ciertos ciclos con especies que depredan las águilas –roedores sobre todo- y a problemas de sucesión vegetal tras los incendios forestales. También puede tener que ver con el hecho de que los últimos dos inviernos han sido húmedos en esta región, y esto puede favorecer la disposición de recursos para la reproducción de las presas del ave.

En cualquier caso, es fundamental que se incrementen los recursos de investigación para establecer con más certeza las claves del comportamiento de la gran rapaz, pues ello es fundamental para garantizar la supervivencia de la especie, la cual se estima apenas tiene de 70 a 100 parejas reproductoras, sobre todo en el norte del país, a partir de la región Colotlán de Jalisco y de la Sierra Fría de Aguascalientes.

La situación del águila “nos invita a reflexionar sobre la posibilidad de que en un futuro cercano esta rapaz pueda extinguirse en nuestro país. ¿Estamos dispuestos a perder para siempre a nuestro símbolo nacional?”, se pregunta en su portal el biólogo y fotógrafo de la naturaleza, Fulvio Eccardi, autor de un trabajo sobre el tema en las fronteras de Jalisco y Zacatecas.

De ese trabajo, en su momento comentó con MILENIO JALISCO: “Busco el águila real como símbolo vivo. Yo no sabía nada de esta especie […] todo el proyecto se originó por un hecho, un número: son 70 u 80 [parejas], y si no hacemos algo, se va a extinguir de México. Finalmente ha sido el cambio de uso de suelo, la cacería, que es la mala de la película; antes el lobo era el malo y ahora es el águila la mala, y si un becerro se muere en la noche por el frío, y en la mañana ven a un águila puesta sobre el becerro, entonces el águila lo mató…” (edición del 26 de mayo de 2012).

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