miércoles, 18 de marzo de 2015
30 árboles festejan al cine y a la ciudad
El director del museo de ciencias ambientales de la UdeG, Eduardo Santana, diserta sobre la importancia de lo forestal en el entorno de las ciudades y cómo se ha colapsado la convivencia por falta de áreas verdes
Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.
Uno de los resultados de la pasada séptima muestra de cine socioambiental, y a 30 años de la primera jornada del el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, es la plantación simbólica de 30 árboles en los camellones anexos a la biblioteca Juan José Arreola, del Centro Cultural Universitario. Esos árboles, de diferentes especies representativas de la riqueza biocultural de Jalisco, no son sólo 30 modestos individuos que ayudan a la captura de carbono; significan también la esperanza de construir una mejor ciudad, dijo el coordinador de la muestra y director del proyecto del Museo de Ciencias Ambientales de la UdeG, Eduardo Santana Castellón.
La acción se realizó el pasado siete de marzo. "Celebramos la consolidación de la Muestra de Cine SocioAmbiental que inició hace siete años como parte del proyecto 'museo sin paredes' del Centro Cultural Universitario. El Museo de Ciencias Ambientales es un proyecto cuya construcción iniciará en este año 2015 y se proyecta concluir a finales del año 2017. Su Muestra de Cine Socio Ambiental ha presentado hasta la fecha 99 corto y largometrajes que analizan situaciones donde confluyen ecología, cultura y justicia social. Este año ofrecimos una muestra de lujo, ya que más del 80% de los documentales han sido galardonados en festivales internacionales y nacionales".
Las palabras no bastan y es necesario conmemorar la vida con vida, destaca el científico. "Sembrar árboles es relevante en una ciudad que lamentablemente se ha destacado por cortar sus árboles para dar espacio a anuncios espectaculares, haciendo que la ganancia económica individual, se imponga sobre el bien común, sobre el beneficio colectivo, sobre vivir en una mejor ciudad [...] nos permite reflexionar sobre el papel del árbol en nuestro desarrollo socioecológico urbano. Los árboles son más que solo plantas, son parte del imaginario cultural que marcan la memoria y le dan forma al espacio como un componente de la relación entre la comunidad y la naturaleza. Los árboles son parte de la materialidad del paisaje urbano que es socialmente construido. El sembrar árboles nos ayuda a profundizan los significados de los lugares; Por eso plantamos árboles de la misma forma en que construimos monumentos. Los árboles conmemorativos, como estos que sembramos hoy, crean nuevas 'geografías emocionales' que nos vinculan con nuestro paisaje presente inmediato, pero también nos vinculan con nuestro pasado, e inclusive formarán parte del futuro que intentamos construir".
Añade: "los árboles, componentes no-humanos de nuestro entorno, no son agentes pasivos, testigos de nuestras andanzas, son más bien agentes activos, que relacionalmente entrelazan la reproducción de los sistemas sociales y ecológicos de nuestra comunidad. El simbolismo se evidencia en lo que representa a nuestra ciudad: el escudo de Zapopan cuenta con un árbol de Zapote, el de Guadalajara, con un árbol de pino entre dos leones. El árbol trae consigo múltiples significados que se manifiestan a diferentes niveles: desde proveernos de alimento y de los materiales para construir nuestros hogares, hasta concepciones más profundas sobre la vida, el crecimiento, el optimismo, el pasado, el futuro, e inclusive la incertidumbre, ya que en realidad no podemos controlar el crecimiento de un árbol que sembramos".
30 árboles "reconociendo la importancia de la población y de la comunidad, más que del individuo, para la conservación de las especies y de nosotros mismos. Plantamos no una, sino cuatro especies, reconociendo la importancia de la biodiversidad en proveer la estabilidad de la cual depende nuestra sociedad. Plantamos árboles nativos de Jalisco; el Amate o Tescalame (Ficus petiolaris), el Camichín (Ficus padifolia), el Coralillo (Fouqueria Formosa) y el Cortéz Negro o Maculis (Tabebuia impetiginosa), reconociendo el valor de conservar lo autóctono. Pero también, reconociendo que son especies adaptadas a nuestro clima y a nuestra región, y por lo tanto utilizan menos agua y requieren menos insumos", pone en relieve.
"Plantamos árboles de valor estético, pero que también nos prestan servicios ambientales a la fauna y la sociedad. Unos nos ofrecen hermosas flores rosadas y rojas, y otros troncos amarillos o de formas complejas; pero también proveen de alimentos a aves, mamíferos e insectos en forma de néctar y frutos; Y en el caso del Camichín, su corteza se conoce por ser medicinal. El Amate es la especie que usaban nuestros antepasados para hacer el papel amate, lo que nos liga, a través del papel, con los libros de esta magnífica Biblioteca Pública del Estado. Son múltiples sus funciones para detener el polvo, el ruido, el viento, infiltrar agua al subsuelo, generar sombra para disminuir el impacto de la isla de calor urbano producto del asfalto, y claro, captar carbono de la atmósfera para reducir el impacto del cambio climático. Diferentes estudios muestran que el bosque urbano, como al que hoy contribuimos, puede aportar más del 8% a la captura de carbono de una región".
Finalmente, "el tema del cambio climático nos acerca a la necesidad de contar con un transporte público urbano eficiente y masivo, ya que en algunos países aporta 28% a los gases efecto invernadero. Estamos aquí en el Centro Cultural Universitario donde coinciden cuatro proyectos que contribuyen a esta loable meta: la Línea tres del tren ligero que transportará miles de personas al día, el ECOBUS en Zapopan que recorrerá el Centro Cultural, el Peribus que ofrecerá transporte circundante a la ciudad, y las estaciones del programa de “MI BICI PUBLICA”. Pero también, fue justamente aquí, a unos metros de aquí, donde hace un año un autobús de la ruta 368 atropelló a 22 personas, la muchas de ellas estudiantes de la Universidad de Guadalajara. En un día, como ayer, hace un año, falleció atropellada por el transporte público la alumna María Fernanda Vázquez Vázquez. Estos árboles que hoy sembramos, representan la siembra de esperanza y la observación de que han sido insuficientes las acciones para corregir los problemas del transporte público y la cumplir con las recomendaciones del Observatorio Ciudadano de Movilidad y Transporte", señala.
En 2014 fallecieron 54 personas en accidentes involucrando al transporte público, en lo que va de este año han fallecido 7 personas. "Es decir, cada semana o cada 10 días muere una persona por causa del transporte público, lo que sugiere que en este año 2015 pudiéramos esperar que de 30 a 47 conciudadanos tapatíos, hijos, vecinos y amigos de alguno de los que estamos hoy aquí, sean atropellados por un autobús. Esto no es aceptable. Sembramos estos árboles con la esperanza de que podremos construir una mejor ciudad y una mejor sociedad".
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