sábado, 21 de marzo de 2015

Zona Metropolitana de GDL, una ciudad racista



La encuesta de Jalisco Cómo Vamos se sumerge a dos mil personas en las actitudes intolerantes de las mayorías de los habitantes de la ZMG.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

La escena forma parte del libreto que leen los protagonistas de la Judea en Vivo de San Martín de las Flores, uno de los fenómenos de cultura popular más antiguos e idiosincráticos de la Zona Metropolitana de Guadalajara. El relator del drama, un ángel del cielo, narra las vejaciones de que es objeto el hijo de Dios, y entre las pruebas de la divinidad del galileo, recita prendas espirituales y físicas: entre estas últimas, los rasgos caucásicos, en el corazón de una antigua república de indios, lo que demuestra palpablemente su superioridad.

Corre la tarde cálida del 29 de marzo de 2013. El personaje de Poncio Pilatos no titubea: incluso desfigurado el nazareno por la tortura del látigo, “no había en el mundo un ser más blanco, rubio y hermoso, y de tan agradable presencia que sólo el que le veía le agradaba” (sic), declara con gravedad. La necia indiada mandará a la muerte al mesías, pues tal es el suceso que da sentido al Viernes de Dolores, pero seguirá pariendo hijos que van de muy morenos a más o menos blanquitos según la suerte de los genes. La “colonización cultural” que tanto preocupa a los antropólogos aquí muestra sus dientes: la Europa, lo blanco, lo güero, asociados al éxito, a la superioridad moral, al derecho de nacimiento, a la posibilidad de riqueza y poder.

¿Victoria espiritual del racismo nazi? Muchos tapatíos, en un país que en la Segunda Guerra Mundial -los historiadores lo han documentado- su opinión pública tendió a ser germanófila –efecto de los viejos rencores contra el imperialismo de Estados Unidos, rival de la Alemania hitleriana- mantiene una opinión positiva del dictador del pueblo rubicundo que acuñó a los superhombres. No es casual que de aquí emerjan movimientos de extrema derecha a lo largo del siglo XX.  No obstante, esa ideología de la superioridad aria –ostentada por racistas prietos y panzones en este México contradictorio- ha permanecido más o menos marginal.

En realidad, el racismo acomplejado, subyacente y morigerado de los habitantes de Guadalajara, parece venir de más lejos y más al fondo, en las bases mismas de la cultura de los moradores de la capital neogallega, como en muchas sociedades coloniales que se estructuraron sobre castas, en las cuales, las europeas, blancas y de cabellos rubios ganaban en derechos y oportunidades.

La encuesta levantada a finales de 2014 por el observatorio Jalisco Cómo Vamos lo demuestra una vez más. En el capítulo dedicado a “la ciudadanía en concreto”, el primer apunte es que “la tapatía es una sociedad que discrimina. Y esta actitud quizá está muy relacionada con la percepción de inseguridad y desconfianza”, la base de todos los racismos y discriminaciones.

Esta encuesta “se levantó en los meses de septiembre y noviembre de 2014 a 2 mil 396 personas de los municipios de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tlajomulco, Tonalá y El Salto”. En el tema de la discriminación, el documento de interpretación comenta:

“¿Qué tan dispuesta está la sociedad de aceptarse tal y como es y asumir sin conflicto la diversidad  y la pluralidad? La pregunta puntual dice: ¿ha presenciado situaciones en que una persona haya sido discriminada, tratada mal o injustamente por…? Y se agregan algunas opciones: por el color de piel, el modo de hablar o el acento, la condición económica, el género, la preferencia sexual, el origen étnico, por ser extranjero, por alguna discapacidad o por la vestimenta […]”.

Y la respuesta es afirmativa. “Al parecer, es más cómodo estar en Guadalajara como extranjero que como discapacitado o como pobre. La mitad de los tapatíos ha sido testigo de al menos un acto discriminatorio por condición económica, una de cada tres por el origen de las personas”. Más datos: los encuestados han sido testigos en 42 por ciento de discriminación por el color de piel. ¿Dónde se da más ese tipo de descalificación? 55 por ciento entre quienes tienen dificultades económicas, 51 por ciento entre quienes se sienten amenazados por la violencia y la criminalidad. La baja escolaridad también es factor para descalificar al que tiene acento distinto. Humano, demasiado humano: la Europa de Le Pen y de los neonazis piensa parecido de los migrantes.


La religión que se predicó a partir del siglo XVI y que domina las conciencias de los tapatíos señala que sin consideración, “todos somos hijos de Dios”. Pero como en la granja orwelliana, “algunos animales son más iguales que otros”. Quien dude de la encuesta, asómese a las redes sociales, en especial, a las que llenan con sus comentarios  los fieles de la religión moderna: el futbol. Ignorancia, racismo, intolerancia, discriminación mezclados en la opinión para acreditar superioridad de americanistas, chivistas o atlistas

Hoy es el Día internacional por la eliminación del racismo. En unas semanas, el Jesús rubicundo de los indios de San Martín de las Flores será de nuevo sacrificado.

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