lunes, 16 de marzo de 2015
Carretera a Colotlán, una zona al borde del colapso urbano
Hay ya 100 mil habitantes sin escuelas, agua y movilidad suficientes, reconoce el Ayuntamiento de Zapopan; desarrollo al norte para otros 150 mil es ajeno a la planeación
Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.
Ni siquiera la ampliación a cuatro carriles de los primeros cinco kilómetros de la carretera Guadalajara-Colotlán, en territorio del municipio de Zapopan, va a resolver el problema que ya está asentado en esa zona del noroeste de la ciudad: alrededor de cien mil habitantes que no tienen la infraestructura necesaria como vialidades, transporte público, redes de agua y drenaje, de energía, escuelas y hospitales.
A esta verdadera “ciudad dormitorio”, no obstante, podría irle bastante peor con 150 mil más que pretende implantar más hacia al norte, cerca del kilómetro 10 -totalmente fuera de la zona actualmente urbanizada y de los alcances de la modesta infraestructura existente-, un proyecto que fue rechazado por Zapopan, pero validado por el magistrado Armando García Estrada, del Tribunal Administrativo del Estado (TAE), instancia que de este modo habría violado un convenio signado con ONU-Hábitat, en el que se buscaba hacer prevalecer los derechos generales sobre los particulares, y que en consecuencia, ha obligado al ayuntamiento a emitir los permisos correspondientes, a lo que todavía se resiste la comuna.
Así, una demarcación que todavía hace 30 años era poco conocida para los habitantes de la zona metropolitana, ahora amenaza con convertirse en una urbe del tamaño de Puerto Vallarta, pero al margen de la planeación y de su crecimiento “natural” de infraestructura, en una dinámica de crecimiento horizontal que se supone debía ser frenada con las nuevas políticas hacia ciudades compactas y eficientes que se ha planteado las actuales administraciones federal, estatal y municipales.
Si bien, el gobierno zapopano de Héctor Robles Peiro ha señalado públicamente que no se permitirá ese proyecto que está contra todas las disposiciones de uso de suelo previstas en los planes parciales de desarrollo urbano vigentes -incluido además el delicado tema de la violación de usos de suelo forestal regulados por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)-, por lo que se analizan las estrategias jurídicas para afrontar la decisión del TAE.
Numerosas voces se alzan además para reclamar el uso de una entidad de interés público, como es la Cámara Nacional de la Industria de la Vivienda (Canadevi), por parte del fraccionador que pretende sacar adelante un proyecto de 33 mil viviendas sobre 281 hectáreas, quien es el mismo presidente del capítulo Jalisco de esa agrupación, Carlos Guillermo Salcedo González.
Y si bien, se prometía no ceder a sus presiones, el pasado viernes, 13 de marzo, ya obtuvo el lobby del empresario una ruidosa victoria: posponer la entrada en vigor del Reglamento de Desarrollo Urbano, Construcciones y Ordenamiento Territorial, el cual deja en total obsolescencia sus pretensiones de urbanizar la zona.
COLAPSO URBANO
El director de Planeación y Ordenamiento Territorial zapopano, Juan Ángel Demerutis Arenas, explica los problemas que esta autorización traen a la zona:
“Esa zona tiene un valor que es mejor mantener en el estado natural, zona de barrancas, de arroyos, de corredores biológicos, y que además no se necesita ocupar porque ya tenemos una reserva muy amplia para crecimiento en el municipio; hablamos de 900 hectáreas que albergarían hasta dos veces la población que se estima crecerá en el municipio hasta el año 2030; de ahora a entonces se estima un aumento de 400 mil a medio millón habitantes, por lo cual no hace falta incorporar una zona que no es apta”, subraya en entrevista con MILENIO JALISCO.
El nuevo desarrollo tendría efectos importantes además de alterar la planeación urbana; “en cualquier caso tendría que venir acompañado de infraestructura, como agua, drenaje, caminos, porque lo único que tenemos es la carretera, tenemos 5 km asegurados a cuatro carriles, y es un problema porque el municipio no tiene los recursos para invertir, y tendríamos que adherirnos a recursos del gobierno y la federación; ahora, si la idea es generar un desarrollo ordenado en esa zona, eso es solamente en temas como tráfico y movilidad, pero en agua y drenaje nosotros detectamos un problema grave porque el acuífero de donde sale toda el agua de la zona, es un sistema que esta bajando; ya las profundidades de los pozos andan en 300 o 400 metros, eso ya es muy profundo, y no olvidemos que es una zona de grietas…”.
Es decir, “nos puede generar otro tipo de problemas, por eso debemos de tener cuidado; si hay necesidad de ocupar suelo, lo tenemos que hacer en etapas y en forma conciente y ordenada, para que no nos pase lo que nos pasa ahorita, que tenemos ya a 100 mil personas allí, el tamaño de una ciudad media, pero no vas a hallar lo que hallarías en una ciudad bien construida; Tepatitlán, Ciudad Guzmán tienen planteles universitarios, industrias, comercios, servicios, y acá lo que tenemos son zonas monofuncionales en que solamente hay viviendas, con un desplazamiento pendular que satura todos los días la vialidad, y si va a haber más casas eso tiene que venir acompañado de infraestructura y equipamiento”.
Por ejemplo, “las escuelas son un problema, los nuevos moradores quieren poner a sus hijos en la zona, pero esas están en Tesistán o en La Magdalena, y están desplazando a los niños de allí”.
¿Qué dicen los promedios de necesidades? “Por cada diez mil habitantes, necesitamos dos jardines de niños, una primaria en dos turnos y una secundaria; si hoy son 100 mil moradores, deberíamos tener diez veces lo que tenemos: 20 jardines de niños, diez primarias funcionando en doble turno, con 18 aulas -porque aclaremos que las que ahora están ahí no son de 18 aulas-, y de cinco a siete secundarias, y no las tenemos”.
Demerutis Arenas destaca que los trabajos a resolver son los grandes rezagos que ya hay; “en eso nos estamos enfocando, nos estamos enfocando en tratar de tener la capacidad suficiente para lo que ya tenemos, para lo que ahorita hay, y cualquier vivienda nueva que llegue tendrá que venir acompañada de eso, ya sea con inversión del desarrollador, o del gobierno federal o del estado”.
VIOLAN TODO
El consultor en desarrollo urbano Jesús García Rojas dijo a este diario: “sin duda es reprobable la aprobación del TAE al proyecto […] porque se extralimita en sus facultades, el TAE autoriza más cambios de uso del suelo que los municipios, viola el Programa de Ordenamiento Ecológico Territorial, el plan de desarrollo urbano, el plan de desarrollo urbano de centro de población, los planes parciales de desarrollo urbano; contradice las actuales políticas públicas federales, estatales y municipales en materia de desarrollo urbano y vivienda de evitar la expansión urbana, de la cual la Canadevi es corresponsable…”.
Lamentó la actitud del presidente de los vivienderos porque “como siempre anteponen sus intereses particulares a los colectivos y lo único que les interesa son las utilidades […] con todo, lo más importante es el daño al ecosistema y además no olvidemos que no hay agua, los mantos acuíferos de esa cuenca están sobreexplotados”.
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Un defensor de El Zapotillo
“Jalisco pierde inversiones, la ciudad se queda sin generación de empleos y dejamos que el agua se vaya al mar sin beneficiar a nadie”, decía el pasado 27 de agosto el presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Vivienda (Canadevi), Carlos Guillermo Salcedo González, al participar en una rueda de prensa para dar un espaldarazo institucional al proyecto de la presa El Zapotillo.
No había revelado sus propósitos empresariales propios, pero ante la escasez de agua que hay al norte del valle de Tesistán por la sobreexplotación, esa agua proveniente de Los Altos sería la tabla de salvación de muchos negocios con la tierra.
El presidente de la Canadevi detalló ese día el tamaño de la demanda: 50 mil de las 60 mil viviendas nuevas se deben hacer en la capital del estado. Sin embargo, al ser cuestionado por el desastroso crecimiento urbano de Guadalajara en las últimas dos décadas, en que la ciudad se dispersó al triple de su tamaño de 1990 con apenas 60 por ciento más población, y el dato oficial de unas 60 mil viviendas solas sobre todo en Tlajomulco, negó una responsabilidad de los vivienderos, y adujo razones de crisis económica de los compradores como causa. Y por eso busca ahora construir en Colotlán la mitad de la demanda. Del agua, que El Zapotillo provea.
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CLAVES
Fuertes críticas
“Debe empezarse por ver todas estas gentes [que lleguen a la zona] en qué van a trabajar o en dónde van a trabajar, qué tipo de servicios se requieren, si se prestan las condiciones para abastecerles el suministro de agua, el suministro de energía eléctrica, si se está en condiciones de tener centros comerciales, centros de distracción”. José Luis Brenez, presidente de la Federación Mexicana de Colegios de Ingenieros Civiles
“Es un gravísimo error, como lo han señalado las autoridades de Zapopan y, consecuentemente, no lo han permitido. Es un gravísimo error que el TAE intenta avalar. Es un gravísimo error el que los promotores –casi siempre tras la ganancia fácil– están intentando llevar adelante por todos los medios. 33 mil viviendas a 25 kilómetros del centro de la metrópoli representan exactamente lo contrario de lo que indican las buenas prácticas urbanas, de lo que indican las políticas federales, estatales y municipales”. Juan Palomar Verea, urbanista
“No se debe concebir un proyecto tipo carretero en una zona densamente poblada y con tantos desarrollos habitacionales en la zona, el llamado también a las autoridades, principalmente de Zapopan que se planee y se adecue a una zona urbana”. Benjamín Cárdenas, presidente en Jalisco de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción
“No es la primera, tal vez tampoco la última, pero está muy cerca de cometerse el enésimo desacierto en materia de crecimiento de la mancha urbana, y todo por los fuertes intereses que sin duda constituyen la única razón para que una organización empresarial, la Canadevi o su presidente, se ponga en contubernio con el Tribunal Administrativo Estatal (¿no tendrá este organismo judicial otra función que la de causar perjuicios?), para permitir la construcción de nada menos que 30 mil viviendas en una zona de alto impacto ambiental”. Miguel Zárate, ex presidente de la CMIC
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