miércoles, 11 de marzo de 2015

El milagro del único arrecife coralino del Pacífico mexicano



Condiciones evolutivas únicas han permitido que por 125 mil años se reproduzcan corales en esta zona que da entrada al golfo de California y propicia su extravagante riqueza biológica.

Agustín del Castillo / Baja California Sur. MILENIO JALISCO.

El día en que la mirada de Juan Castro se extasió deslumbrada por los colores, la luz, el movimiento y la complejidad de la milenaria demarcación coralina que prosperaba bajo las aguas de mar frente a su vieja aldea, y recibió esa epifanía que dicen que todo hombre tiene al menos una vez en la vida, la conservación ya era una fuerza creciente a nivel mundial, ante la crisis ambiental desatada por el progreso humano desbocado.

No fue casual, a partir de entonces, que cooperara con su conocimiento empírico de la zona con diversos proyectos científicos.  El más famoso:  las misiones científicas del francés Jacques Costeau, el mismo que bautizó al golfo de California como “el acuario del mundo”, y al que le regaló dos jornadas de su existencia que hoy permanecen presentes en sus recuerdos.

“A mí me contrató Felipe Costeau, al poco tiempo murió en un accidente aéreo, creo que era hijo del señor Jacques […] me contrataron por influencia de los prestadores de servicios de Cabo San Lucas; primero anduvieron allá, pero su anhelo era llegar a Cabo Pulmo ; mi contrato era para que emboyara [pusiera una boya] cada sitio de buceo, es decir, poner un ancla con una boya, luego ellos bajaban por allí a la profundidad; me recomendaron que cobrara caro porque ese señor tenía montañas de dinero, pero no cobré un solo peso, tuve el placer de estar en ese barco que al frente parecía tener un tablero de carro; se impulsaba por energía solar, todo de aluminio… con eso me di”.

Luego participó en otra misión más modesta pero no menos ambiciosa, con un investigador local; “nueve días, de isla en isla, acampando donde nos gustaba, hasta Loreto y luego de regreso”.

La investigación científica acredita las sensaciones del viejo pescador: Cabo Pulmo es un oasis marino único para todo el Pacífico mexicano, valioso como centro de reproducción y difusión de organismos que pululan en el gran mar interior mexicano.



“Es el arrecife más al norte de todo el Pacífico americano, además de constituir el único arrecife coralino de Baja California, tiene particularidades de tres provincias, la panámica [el Pacífico intertropical americano], la californiana y también la del Indo-Pacífico, lo que la hace especialmente rica y diversa en especies […] entre sus características físicas destaca un entorno muy seco; presenta dos bahías, Cabo Pulmo y Los Frailes, y hay aquí barras basálticas; en tres de estas barras se establecen los corales, que dan el sustrato clave de todo el arrecife”, refiere el investigador de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), primer científico que promovió la conservación del sitio, Óscar Arizpe.

Su alumno más adelantado y hoy uno de los principales expertos en “corales duros” es Héctor Reyes, quien abunda en la definición de la decisiva importancia del área. “Para reconocerlo como arrecife, quiere decir que el coral se encarga de alimentar al resto de los organismos, que la energía la controla el coral; en muchos lugares del Pacífico hay corales sobre rocas, pero son parte del entramado de la decoración, son solo un elemento más del ecosistema, no lo más importante; en cambio, aquí en Cabo Pulmo el coral controla toda la riqueza, la masa y la cantidad de animales”.

Si de por sí, el golfo de California es el más productivo del Pacífico, “Cabo Pulmo es una zona de surgencia donde se produce mucha energía; en segundo lugar, tiene una plataforma continental muy amplia donde se pueden establecer los corales, en otros lugares de este litoral la zona es muy angosta y no hay espacio; otro factor es que  hay muchas zonas arenosas de ríos, en toda la costa de Michoacán, parte de Guerrero, parte de Jalisco, donde no se pueden asentar por el sedimento y el agua dulce”; no deja de ser un ecosistema prodigioso, pues “esta región tiene un ph[acidez] muy bajo, y ese factor hace que el coral tenga problemas para depositar carbonato de calcio, entonces eso hace que crezca menos que en otros lugares”, añade.

- Hay aquí evidencias de tres mil años de presencia humana ¿pero cuántos miles de años de evolución están aquí presentes?

- Sí hay datos fósiles, por la parte sur, registros de 125 mil años; en ese entonces todo lo que aquí vemos estaba debajo del mar; con las glaciaciones desciende el mar como que los corales lo fueron siguiendo, hay batimetrías de  anomalías de 80 o 90 metros, las antiguas barras de coral; luego el mar se recupera y vuelven a moverse los corales…

Las actuales barreras vivas datan de unos dos mil años continuos. Cómo ha evolucionado el tema de los factores ambientales adversos en la línea de tiempo mayor, no es claro, “pero la evidencia es que antes les iba mejor, corales que crecían un metro de altura. “Porque no hay indicadores paleontológicos de cosas como la acidez, no hay un registro claro, está como pregunta abierta, si antes los corales crecían más de lo que crecen ahora, no se sabe si era porque había más carbonato de calcio disponible, o si porque la temperatura subía menos”.

Lo cierto es que la adaptación de los corales bajacalifornianos a la acidez de estos mares es una buena noticia, porque ya tienen genéticamente un valor para otras comunidades del planeta menos acostumbradas al problema generado por la elevada carga de bióxido de carbono depositada en los océanos modernos. “La creciente acidez estimada para las siguientes décadas en los mares del planeta ya se tiene allí, eso explica por qué Cabo Pulmo es un milagro y entraña valiosos recursos para el mundo”, comenta por su parte el especialista de la Universidad de Guadalajara, Pedro Medina Rosas.

La protección de este ecosistema no fue sencilla ante las burocracias lentas del estado y del gobierno mexicano, admite Arizpe. Pero los pescadores como Juan Castro inmediatamente se convencieron de su pertinencia ecológica, social y económica. “Esto avanzó muy a tiempo porque se habría acabado el arrecife, gracias a que nuestro trabajo en la comunidad tuvo eco inmediato, la clave no fue el papel de la autoridad, sino el de la población; yo he tenido la fortuna de salir al mar con cuatro generaciones de los Castro, primero con don Jesús que ya falleció, después la generación de Juan, luego la de Mario y ahora están los bisnietos, comprometidos con el asunto, al igual que casi todos sus vecinos; propusimos el decreto de área natural protegida entre 1991 y 1994, y fue hasta 1995 que salió como parque marino nacional”, refiere.

Pero algunas cosas se quedaron en el camino. Por ejemplo, no se pudo abarcar la zona terrestre debido a los numerosos conflictos de tenencia de la tierra y a que la especulación inmobiliaria ya había asentado sus reales. Cabo Cortés y Cabo Dorado se explican claramente por ello, aunque han sido frenados por un ordenamiento ecológico que sólo permite diez habitaciones por hectárea en la zona, y cuya revisión para hacerlo más estricto se ha topado con la resistencia de las propias autoridades municipales de Los Cabos, acosadas por los desarrolladores. “Debemos insistir en la ampliación hacia la parte de tierra firme para que se pueda garantizar mejor la protección de los corales, ya estamos trabajando en eso”, agrega el investigador.

Los resultados de esta guerra desigual a favor de la vida marina son impresionantes. Cuando el viajero llega al lindero terrenal y se asoma la playa espaciosa, topa con una torre de vigilancia desde donde se atisban amaneceres y ocasos, cortinas de lluvia y barcazas que flotan encima del gran manchón arrecifal que se advierte por las olas que rompen. Debajo de la torre hay un registro del monitoreo de especies a lo largo del año: desde ballenas jorobadas, tiburón ballena, otros escualos de arrecifes, tortugas marinas, meros, pargos. Además, se informa que en el año 2008 en comparación con 1998 la presencia de peces se multiplicó por cuatro, aunque se trató de un año atípico en su abundancia; Arizpe precisa que la cobertura coralina había pasado de 25 por ciento en 1988 a 15 por ciento en 1991, y actualmente ya regresó a la frontera de los 80.

Los pescadores como Juan, Mario y su descendencia han perdido la libertad del aislamiento. Pero saben que era un precio ineludible de pagar para salvar lo mejor de su mundo: ese desierto silencioso, esas veredas arenosas que conectan con una civilización ensordecedora,  esos chubascos repentinos entre la eterna estación seca y ese mar voluble que oculta un reino submarino de colores, de formas extravagantes, de animales inocentes  y de moléculas líquidas en el que aún les gusta contemplar el misterio de la vida.


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CLAVES

MISTERIOS DEL PH

El nivel de acidez del mar ronda el valor 8.1, hacia abajo denota incremento de la acidez. En la zona del Pacífico mexicano los valores rondan 7.7, lo que es un factor adverso para el crecimiento de los corales

El coral de Cabo Pulmo ha tenido una ininterrumpida presencia de 125 mil años, independientemente de los factores ambientales que cambiaron con el tiempo. La actual comunidad podría tener unos dos mil años, pero está genéticamente adaptada a la acidez. Se estima que lo que aquí soportan los corales será el promedio de acidez de los mares del mundo en el curso de este siglo, debido a todos los fenómenos que ha desatado la presencia masiva de gases de efecto invernadero desde la revolución industrial de finales del siglo XVIII

Estos genes adaptados son de gran valor para la ciencia que busca que los corales sobrevivan a los cambios que ya se presentan.


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