sábado, 7 de marzo de 2015

La Primavera, 35 años en terapia intensiva



La gestión del área protegida sólo ha administrado los daños. No hay recursos suficientes ni hay políticas públicas que cuiden los bordes del bosque, por donde llegan todos los problemas. En la foto, restauración después del megaincendio de 2012

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO

La destrucción de los ecosistemas del bosque La Primavera tiene un grave defecto para la sociedad del espectáculo: ocurre en cámara lenta en el mejor de los casos; y en otros, un ojo no entrenado no puede percibir la degradación paulatina, derivada de intervenciones también inadvertidas, incluso para sus propios patrocinadores: el agricultor que desmonta y quema, el ganadero que irrumpe con sus vacas, el cazador clandestino, el buscador de plantas milagrosas, el urbanizador a granel, encantado con la idea de vivir con una naturaleza a la que ya dañó con el primer cimiento de su sueño “ecologista”.

Lo cierto es que esta área natural protegida que cumplió 35 años ayer, es una de las tres más amenazadas de México: las tres se ubican a las puertas de las mayores conurbaciones del país: el volcán Ajusco (parque nacional) al sur de la ciudad de México -, el parque nacional Cumbres de Monterrey, que colinda con la zona metropolitana homónima, y La Primavera, que ocupa el poniente de la gran metrópoli tapatía.

En las tres, los fraccionamientos urbanos invaden sus bordes, las carreteras perimetrales cortan la ruta de especies y los usos de suelo se transforman por el silencioso y lento hollar de múltiples invasores humanos, industriosos como hormigas.

“Tenemos que plantearnos la necesidad de una estrategia completa de recuperación de los corredores; no es solamente el tema del macrolibramiento, se trata también de otros pasos de fauna en carreteras que ya existen, como el llamado Circuito Sur, el periférico, las carreteras a Nogales, a Ameca y la autopista a Vallarta, si queremos ser serios en ese esfuerzo”, apunta Augusto Chacón Benavides, quien desde Selva Negra fue uno de los promotores iniciales de la reapertura de esas “carreteras biológicas” que alimentan a La Primavera.

El corredor biológico es vital para evitar la insularidad de la zona protegida, la cual devendría a parque con el empobrecimiento de su flora y fauna, admite el director de la reserva, Marciano Valtierra Azotla. Pero hay otros problemas. El primer director del Laboratorio Natural La Primavera, de la UdeG, Arturo Curiel Ballesteros, lo apunta:

“ya con su organismo público descentralizado, La Primavera recibió por parte del gobierno del estado la misma cantidad que otorgó a la OPD Parque Metropolitano. El presupuesto para el Parque Metropolitano, es equivalente a contar con un vigilante por cada 600 metros cuadrados, mientras que para La Primavera equivale a contar con un vigilante por cada 1.5 millones de metros cuadrados. Para el Parque Metropolitano me parece adecuado, pero para el caso de La Primavera, me recordó a La Bartola de Chava Flores”, dijo irónico en su muro de Facebook.

Se debe insistir “que La Primavera es un patrimonio nuestro y de los no nacidos, que es el mejor aliado para el bienestar, que invertir en la conservación de esta área es la mejor inversión costo-efectividad en salud, en educación, en calidad del aire, en identidad, en amor a la patria, en desarrollo sustentable, en prevención de desastres, en biodiversidad, en absorción de agua, en recursos genéticos, en prevenir olas de calor, reducir inundaciones”, añadió.

Pero no sucede así. Pocos están conscientes del problema. Ayer las máquinas trabajaban en un nuevo fraccionamiento industrial en los linderos del bosque, en la carretera a Nogales, a un costado del coto residencial “Bosque encantado”. No está al interior del polígono, pero cierra aún más los vasos comunicantes de las especies. Ayer también, las máquinas y los obreros levantaban el puente que cruza el Circuito Sur para tender el Macrolibramiento hacia el bosque, aún sin permiso ambiental vigente. Y el esfuerzo hormiga por conquistar sus linderos: la motosierra que tumba un roble, el ladrillo que se pega en el solar, la coa que remueve la tierra, la mecha que prende el pastizal, la pala que remueve la tierra…

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