martes, 4 de abril de 2017
Cotos prosperan por la inseguridad, pero son legítimos, dice García Rojas
Investigador pide mirada amplia sobre un fenómeno que bien estructurado, es bueno para la urbe.
Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.
Los cotos o fraccionamientos cerrados son una realidad de la expansión del área metropolitana cuyo análisis requiere muchos matices y no lo condena en relación a la exclusión que en muchos casos implica, advierte el urbanista Jesús García Rojas.
¿Por qué la gente busca vivir en cotos? "por seguridad, comunidad, convivencia, comodidad, vecindad, armonía, concordia, módulos sociales, recreativos, paz, tranquilidad. Pero como ya lo he comentado, cada quien tiene en función de sus posibilidades el derecho de vivir como quiera respetando el marco legal vigente y su escala, diseño, integración urbana; no se vale convertir fraccionamientos diseñados como abiertos en cotos cerrados afectando los intereses de terceros, por ejemplo Valle Real.
Como en todo hay conceptos de cotos o módulos sociales integrados a la ciudad y los hay que le dan la espalda a esta, el punto es una adecuada planeación y un adecuado diseño urbano", señaló en una opinión solicitada por MILENIO JALISCO. A su juicio, es esencial ver el tema de la densidad, esto es, "las densidades adecuadas sin necesidad de hacer edificios de cuatro o más niveles; cuando yo fui funcionario del Infonavit hacíamos planes maestros con módulos sociales de vivienda, mezcla social y de prototipos, entiéndase distintos niveles de ingreso y vivienda unifamiliar, duplex, triplex y multifamiliar muy exitosos hasta la fecha; los módulos sociales era equivalente a un coto formado por no más de 120 viviendas de acuerdo a la Ley General de Condominios, estructurados entre sí por espinas viales y peatonales; era una filosofía de hacer vida no simplemente casa, que cambió en 1994 cuando se privatizó la oferta de vivienda, y se empezó a realizar la vivienda basura y la multicitada expansión urbana". Con esos cambios "se enterró toda la experiencia, capacidad y talento de urbanistas y arquitectos de hacer ciudad y vivienda digna al pasar a realizar vivienda basura por los desarrolladores".
A su juicio, "el concepto de exclusión y feudalista es absolutamente teórico y académico; en la historia de la humanidad y del urbanismo y la arquitectura se han dado en cada casuística para satisfacer lo que la sociedad demanda en ese momento, no se puede generalizar y lo que hoy hacen es solo el análisis de un momento histórico, [cuando] la ciudad es dinámica y con una oferta múltiple para distintos estilos de vida y poder adquisitivo". Otro elemento favorable son "las economías de escala", que permite servicios más eficientes y menos costosos.
"Yo ratifico antes de 1994 hicimos módulos sociales (cotos) para obreros muy exitosos y no eran elitistas; la suma de módulos vinculados entre sí formaban grandes planes maestros, repito articulados entre sí por una estructura peatonal y vialidad secundaria"
De acuerdo a recientes investigaciones académicas, aproximadamente 2,500 fraccionamientos de esas características que se ubican en el área metropolitana, un fenómeno urbano extendido sobre cerca de 10 mil hectáreas citadina, pero precariamente reflejado en la ley y las acciones públicas (ver ediciones del 16 y 17 de enero de 2017).
SRN
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