viernes, 21 de abril de 2017
Economía de fraccionamientos colapsó ambiente en Vallarta
El turismo tradicional ha sido rebasado con la apertura de grandes residencias temporales que crecen la ciudad conurbada y modifican territorio.
Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.
La prevalencia de los intereses económicos de corto plazo, ha llevado al fuerte deterioro ambiental y de calidad de vida que padecen las dos zonas urbanas que se han integrado por la vía de los hechos en la bahía de Banderas: Puerto Vallarta, en Jalisco, y Bahía de Banderas, en Nayarit.
Pero estos mismos intereses han cambiado: ha pasado la época de predominio de las grandes infraestructuras hoteleras que trabajan todo el año, pero sólo tienen plena ocupación en periodos vacacionales; desde hace más de una década, ese esquema tradicional se ha debido ajustar al propiamente inmobiliario, es decir, desarrollo residencial o habitacional, que en términos de impacto territorial, es considerablemente mayor, señala el artículo “El turismo y sus penumbras: Puerto Vallarta, un lugar turístico en la encrucijada de la planeación”, elaborado por los investigadores Daniel González Romero, María Teresa Pérez Bourzac y Elizabeth Rivera Borrayo.
“Este aspecto de la explotación económica y la realización de la renta, en su paso por el aprovechamiento de las condiciones del desarrollo del sector y de las características que ha adquirido el mercado, se ha impulsado incluso entre la modificación de los esquemas de promoción y las políticas empresariales de las corporaciones hoteleras, las de transporte marítimo, aéreo y terrestre. En este contexto, el sector inmobiliario se ha movido con rapidez en los últimos años, hacia la construcción, promoción y venta de departamentos y los conocidos esquemas del mercado de ‘tiempo compartido, y en el presente ha emprendido una activa construcción de segunda vivienda y departamentos en propiedad o bajo régimen de condominio, fundamentalmente frente a la demanda de una clase media turística creciente y la capacidad de movilidad y consumo de la pequeña burguesía, situación que está cambiando rápidamente la fisonomía y futuro de la región”, explica el texto.
“Se suma la demanda del sector de jubilados estadounidense [los ‘baby boomers’] y de quienes invierten en el mercado de la segunda vivienda como propiedad vacacional o para posteriormente rentar o revender”.
En este proceso, “la conurbación de Nuevo Vallarta, territorio del municipio de Bahía de Banderas, Nayarit, viene sumando complejidad al problema ya que las flexibles o ausentes normativas provocan una peligrosa inestabilidad en los diferentes órdenes de su crecimiento y desarrollo. Allí la mayor parte de las viviendas que acogen a los nuevos pobladores y la vivienda de reserva, ha convertido a las antiguas poblaciones de San Juan de Abajo, San Vicente y San José, en una especie de pueblos dormitorios”.
Allí “también se ha instalado un mercado de segunda propiedad para grupos de capacidades menores de inversión. Tal estado de cosas marca un estado de emergencia para el sitio. El fenómeno se considera de alta dificultad y se remonta solo a más o menos dos décadas. El proceso gradual de cambio en la forma de alojamiento-consumo, la derivación de la renta del turismo, convertida en una nueva oferta, comienza a afectar todo el esquema del espectro turístico: la promoción del sector inmobiliario con la construcción de enormes condominios y otros de menor capacidad para segunda residencia, negocio floreciente en el que intervienen importantes agentes y empresas internacionales se ha disparado”.
En este boom, añaden los académicos, “diversa información y consideraciones de expertos, han agregado al problema la duda de inversiones de sospechoso o no muy claro origen, se sospecha de lo que se conoce como ‘lavado de dinero’, u otras inversiones entre los que se pudiesen encontrar recursos que devienen de grupos ligados a miembros, y familiares vinculados o cercanos a la administración pública y sus diversas entidades de gobierno”.
RIESGOS, LA OTRA CARA
La bahía de Banderas para con un acrecentamiento del riesgo para su población, las inadecuadas condiciones de la urbanización, señalan los investigadores Francisco. J. Núñez-Cornú y Carlos Suárez Plascencia, de la UdeG.
“Esta zona por su localización geográfica y características tectónicas, está expuesta a fenómenos naturales de alta peligrosidad como son los terremotos y los huracanes, los cuales deben ser estudiados para poder diseñar acciones que tiendan a mitigar sus efectos”.
Pero las inundaciones en la zona urbana suelen derivar de la ocupación inadecuada del territorio. “El área de Puerto Vallarta es atravesada por al menos 22 canales de flujo temporales y tres permanentes. Los tres permanentes son los ríos Ameca-Ixtapa, Pitillal y Cuale, los otros 22 canales o arroyos de temporal, la mayor parte atraviesan zonas urbanizadas, sobre todo del Pitillal y El Cuale, en éstos las construcciones han invadido y/o bloqueado el cauce”.
GPE
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