jueves, 3 de noviembre de 2016

POTmet, documento más importante a discutir



Imeplan cedió en críticas a precaria consulta del PDM, pero aspectos más importantes del proceso están en el cuestionado plan publicado en julio.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.

Extender por un año más la discusión para generar un proceso de legitimidad ciudadana plena para el Programa de Desarrollo Metropolitano, no salva los problemas que el proceso de planeación del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) arrastra.

Los diferentes grupos civiles que han participado en la discusión, han insistido en que el principal eje de todo el proceso es el Plan de Ordenamiento Territorial Metropolitano (POTmet), y éste contiene problemas que en su momento también derivaron de la deficiente consulta pública: algunos gobiernos y “poderes fácticos” lograron introducir en el documento zonificaciones inadecuadas o normativas laxas para garantizar el sostenimiento de sus intereses inmobiliarios.

El ejemplo más claro es la laxitud con que determinó la clasificación del uso del territorio, pues apenas señaló unas 800 hectáreas de reserva urbana municipal o de registro federal como no permisibles para uso urbano, de las casi 45 mil ha que están “legitimadas” en los nueve ayuntamientos o en el Sistema Nacional de Reserva Territorial (Renaret) de la Sedatu (Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano.

También afronta el problema de no estar empalmado de modo detallado el tema de los riesgos, lo cual eliminaría o condicionaría fuertemente al menos la mitad de la superficie de reservas urbanas existente; esta carencia se pretende subsanar con el programa de resiliencia o atlas de riesgo que está en elaboración, con el cual no se puede contar sino en un año más, de acuerdo a los consultores que fueron contratados para el proceso.

Un tercer gran tema del POTmet es el de las “centralidades emergentes”. Si bien, la mayor parte de estas se ubican en zonas de la ciudad  que ya cuentan con ocupación urbana precaria, como el caso del valle de Toluquilla, hay cuatro que significan un aparente compromiso de los presidentes municipales de Zapopan y Zapotlanejo con el sector de los vivienderos: dos “centralidades” enclavadas sobre la carretera a Colotlán, y dos sobre la meseta de Atengo; en los cuatro casos, en suelo “no apto” para urbanización de acuerdo a herramientas desarrolladas por el propio Imeplan.

El cuarto tiene que ver con la insuficiente información e influencia de los temas de territorio y ambiente, lo que incluye la provisión de recursos ambientales necesarios para que la ciudad se sostenga. Por ejemplo, el agua, el funcionamiento de las cuencas atmosféricas, la pertinencia de un desarrollo a detalle de la infraestructura verde en una ciudad con serios problemas de calidad del aire, o la obligación de llevar la urbanización densificada a los corredores viales más importantes por poseer transporte masivo (rutas de tren ligero y de macrobús.

También se ha señalado conflictos de desfase en los límites municipales y en los linderos entre unidades de gestión ambiental del Ordenamiento Ecológico Territorial, lo que ha obligado a establecer una mesa de armonización entre el Imeplan y la Semadet cuyos avances sustantivos son aún escasos:  de acuerdo a la información “liberada” mediante una solicitud de transparencia por el organismo metropolitano, además de dos oficios de la Semadet obtenidos por el mismo procedimiento, no se han logrado poner de acuerdo. Donde ve incongruencias e inconsistencias la Semadet, el Imeplan señala errores corregibles y situaciones que dependen de la interpretación.

En resumen, muy bien abrir la discusión de forma plena para el Programa de Desarrollo Metropolitano, pero lo más importante es el POTmet porque establece la zonificación y los criterios a aplicar en cada metro de las 110 mil hectáreas que conforma la superficie urbana del AMG. Hasta ahora.

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