miércoles, 23 de noviembre de 2016

El agua tóxica del Santiago, permanece pese a planta



Informe de Greenpeace demuestra que la planta no resuelve los tóxicos que arroja la industria local, lo que hace fallido el esfuerzo de saneamiento en El Ahogado.

Agustín del castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

Las aguas de la cuenca de El Ahogado siguen altamente contaminadas por vertidos tóxicos que no está tratando la planta de tratamiento de El Ahogado, una macroinstalación enclavada al sureste de la ciudad que se supone trata agua y la deja en calidad óptima para la vida acuática. La realidad es que el arroyo El Ahogado, hasta su descarga al río Santiago, sigue como uno de los ríos más tóxicos del país, advirtieron esta mañana los representantes de Greenpeace México, Miguel Soto, y del Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario, María González Valencia.

En conferencia de prensa en céntrico hotel de esta ciudad, acompañados por activistas de Un Salto de Vida y ciudadanos de la zona afectada, presentaron el reporte técnico intitulado Alto a la catástrofe ecológica del río Santiago, elaborada por investigadores ligados a Greenpeace con base en levantamientos hechos este 2016 en distintos puntos de la zona.

“El problema de fondo no es el nivel de eficiencia que puedan tener las plantas de tratamiento de aguas residuales, sino el hecho de que persista la contaminación de los cuerpos de agua. No se necesitarían plantas de tratamiento si la razón primaria de la contaminación fuera atendida de forma preventiva mediante el uso de sustancias inocuas y evitando las descargas por parte de la industria. Esta conducta de la industria y la contaminación del agua que provocan podría ser modificada con leyes más duras y atribuciones legales de distintos niveles de gobierno desde el municipal, estatal y federal”, señala el documento.

Desde hace más de una década, apunta Greenpeace, “los habitantes de los municipios de El Salto y Juanacatlán, en Jalisco, han denunciado ante todos los niveles de gobierno, ante la opinión pública, incluso ante instancias internacionales y nacionales de derechos humanos como la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el Tribunal Latinoamericano del Agua, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDHJ) la grave contaminación del río Santiago y sus consecuencias en el medio ambiente y la salud, producto en gran medida de las descargas tóxicas de una serie de industrias ubicadas en los alrededores del citado río”; el efecto no es el esperado. Incluso la Secretaría de Salud, en las administraciones de Emilio González Márquez y la actual, de Aristóteles Sandoval Díaz, se ha negado a reconocer la relación de morbilidad y mortalidad que se genera en un río tóxico.

“Este reporte detalla la complejidad de las aguas residuales que es ilustrada por la presencia de una amplia gama de contaminantes químicos orgánicos en las muestras. Se identificaron sustancias químicas orgánicas adicionales en la muestra de sedimento recogida en la misma ubicación que las aguas residuales respectivas. La presencia de productos químicos en los sedimentos y no en las aguas residuales, indica que existe un historial de descarga de aguas residuales en cada lugar”, añade.

Una planta que fue diseñada para atender el problema de residuos domésticos y municipales no resuelve todos los componentes con que esos desechos vienen mezclados. “El agua que descarga El Ahogado contiene sustancias propias del sector industrial, al igual que el sedimento más próximo al tubo, lo que indicaría que esta planta diseñada para tratar aguas de uso doméstico está recibiendo descargas del sector industrial para las que no está acondicionada. La muestra tomada directamente de la corriente de agua que sale del tubo de descarga exhibe la presencia de químicos como el nonifenol, ftalatos, octifenol y el bisfenol, productos químicos utilizados en industrias como detergentes, retardantes de flama y elaboración de plásticos entre otros”.

La mayoría de estas sustancias “carece de alguna regulación en México; ninguna de las normas oficiales mexicanas en materia de descargas (NOM001, NOM002, NOM003) ni la Ley Federal de Derechos contempla algún control al respecto, mientras que en otros países los citados compuestos orgánicos son objeto de fuertes regulaciones y programas de vigilancia”, destaca el informe.

Los nonifenoles, por ejemplo, “están listados como ‘sustancias extremadamente preocupantes’ (SVHC, por sus siglas en inglés) bajo la normativa REACH de la Unión Europea. El uso del tratamiento convencional de aguas residuales es incapaz de abordar efectivamente la presencia de sustancias como el nonifenol y octifenol. En el mejor de los casos, dicho tratamiento puede eliminar sustancias persistentes en lodos, creando así una corriente adicional de residuos contaminados”.

Si el agua contiene sustancias químicas, “a pesar de ser procesada en la planta de tratamiento al llegar a nuevos cuerpos de agua propician la contaminación tóxica, ya que muchas sustancias persisten y afectan tanto a la biodiversidad acuática como a las comunidades”.

Por otro lado, “Greenpeace también tomó muestras de un cárcamo ubicado en El Ahogado a unos 300 metros de la planta y a unos 653 metros del tubo de descarga”, lo que corrobora los resultados. “Todas las muestras fueron enviadas para su análisis a los laboratorios de investigación de Greenpeace de la Escuela de Biociencias de la Universidad de Exeter en Reino Unido”. El informe completo se puede leer en http://www.greenpeace.org/mexico/es/Footer/Descargas/reports/Toxicos/Alto-a-la-catastrofe-ecologica-del-rio-Santiago/).

SRN

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