viernes, 29 de julio de 2016

Riesgos de desastres, no considerados en POTmet


El documento solo ofrece inventario de problemas sin alterar usos de territorio; gran parte de la reserva urbana está en zonas de riesgo. Será tarea de la estrategia de resiliencia: Imeplan.



Agustín del Castillo  / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

El Programa de Ordenamiento Territorial Metropolitano (POTmet) solamente ofrece un inventario y una cartografía general de los riesgos que tiene el territorio de la ciudad, y no deriva ninguna política para restringir el uso del suelo, pues se supone esa será la materia del Atlas de riesgos y el "sistema de resiliencia", que verán la luz en cuando menos un año.

De este modo, datos tan relevantes como que 20 por ciento de la superficie urbana presenta problemas recurrentes de inundaciones o la existencia de amplios espacios de ladera no aptos para construcción, pero que están en urbanización, sólo quedan como apuntes de un trabajo que se debe terminar.

Lo fundamental es que las poco más de 44 mil hectáreas (ha) de reserva urbana que han establecido los nueve ayuntamientos, o el Sistema Nacional de Reserva Territorial (Renaret), fueron determinadas sin criterios de riesgo. Para llenar ese vacío, lo más que se permite el POTmet es clasificarlas con base en "aptitudes de urbanización", esto es, bajo criterios que van desde existencia de accesos viales y criterios de "proximidad" con el núcleo urbano hasta posibilidades de incorporar servicios públicos y urbanización, que de paso incluyen algunas dificultades topográficas y características físicas de los terrenos, así como aspectos de ordenamiento ecológico en el caso de que se cuente con él (sólo tres de los nueve municipios).

De las 44,416 ha de reservas susceptibles para el crecimiento, 3,170 ha están "restringidas", 17,377 ha están "condicionadas" y 23,870 ha son "factibles" (página 339 del POTmet). Condicionadas son "reservas urbanas que se encuentran dentro de áreas de protección identificadas en ordenamientos ecológicos de distintos niveles y que tienen aptitud territorial baja para el desarrollo urbano. Estas áreas podrán, en su caso, desarrollarse bajo el cumplimiento de un concepto técnico favorable de parte de las dependencia municipal encargada del ordenamiento territorial y una evaluación de impacto ambiental que determine la viabilidad del proyecto y en su caso las medidas de mitigación a realizar con el mismo", señala el documento (pág. 337).

Restringidas son "reservas dentro de áreas con aptitud territorial muy baja para desarrollo urbano, que podrán desarrollarse sólo en caso de que se llegaran a consumir reservas clasificadas como factibles y condicionadas...".



La diferencia entre un inventario y un mapa de riegos es que el segundo lleva toda una metodología técnica para delimitar al detalle las zonas susceptibles de riesgo, es decir, determina criterios para usos de suelo en función de la posibilidad de que se urbanicen espacios inundables, con deslizamientos de tierra, con hundimientos o agrietamientos. Son, evidentemente, un fuerte condicionante para una verdadera política de zonificación metropolitana.

Según el artículo 102 del Código Urbano, el mapa de riegos es parte del Programa de Desarrollo Metropolitano, que está en construcción, lo que lleva a pensar que allí se incluirá la estrategia de resiliencia (es decir, la capacidad del sistema urbano para resistir embates ambientales y sociales y recuperarse a la brevedad de ello).

Inventarios

"54 por ciento del territorio metropolitano está conformado por terrenos que limitan el desarrollo urbano [mesetas, sierras, escudos, domos] debido a las pendientes escarpadas y la presencia de áreas inundables. Por lo tanto, se debe evitar su urbanización", señala el POTmet.

"El desarrollo urbano sobre partes altas de macizos montañosos va en sentido contrario de la sustentabilidad porque estas zonas actualmente albergan una alta proporción de los bosques y selvas en la región. Estas zonas deben ser preservadas para el mantenimiento de la vida silvestre y la amortiguación al cambio climático. La intervención de estas zonas favorece la erosión del suelo, reduce la infiltración de agua de lluvia generando problemas de arrastre de sedimentos e inundaciones aguas abajo, elimina las condiciones para una adecuada cobertura vegetal, y aumenta los requerimientos de energía asociados al bombeo de agua a zonas altas", añade en la página 81.

Los principales riesgos "están definidos por dos tipos de zonas: áreas propensas a inundación [representan 19.8 por ciento del territorio metropolitano, aunque la vulnerabilidad es variable dependiendo de la intensidad del fenómeno]; y zonas con pendientes mayores a 15 por ciento, que se ubican principalmente en la barranca del río Santiago, el bosque de la Primavera y Cerro Viejo, al sur. Parte de estas áreas corresponden a las Áreas Naturales Protegidas por lo que ya representan una condicionante al desarrollo. Ambas deben considerarse para el desarrollo urbano, ya sea en las áreas urbanas para la consolidación de infraestructura o en las reservas urbanas como condicionantes al desarrollo" (pág. 251).



Y detalla algunos casos: "En un análisis realizado a partir del inventario de peligros de la Unidad de Protección Civil de Jalisco, el Instituto de Información Estadística y Geografía identificó 147 puntos principales de inundación para los municipios de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá, de los que se destacan diez sitios [cruceros de calles y avenidas] con el mayor peligro para los ciudadanos y el patrimonio de la ciudad, por la frecuencia y magnitud de las inundaciones registradas: Lázaro Cárdenas y Mariano Otero, Niños Héroes cerca del centro de Tlaquepaque, López Mateos y Mariano Otero [Zapopan]. Circunvalación División del Norte y Félix Palavicini, Avenida México y López Mateos, López de Legazpi [desde Gobernador Curiel hasta 8 de Julio y colonia Ferrocarril], Niños Héroes e Inglaterra; La calle Pípila, entre Hospital y Juan Álvarez, Conchita y López Mateos (Zapopan); Mariano Otero y Topacio".

"Existe riesgo de deslave por inestabilidad de las laderas. Esto se da en las cercanías y sobre la depresión de la barranca del Río Santiago, en el bosque de La Primavera, en los cerros ubicados al norte y noroeste de la cabecera municipal de Tlajomulco de Zúñiga, al sur del área natural protegida de Cerro Viejo-Chupinaya-Sabinos, en el bosque Los Colomos, y las inmediaciones del cerro del Tesoro y el cerro del Cuatro. Lo anterior cuenta como condición de las previsiones de crecimiento de la ciudad".

Por otro lado, "existe el riesgo de hundimientos en las cercanías del río Atemajac y hundimientos regionales asociados a cuerpos de agua [...] en Zapopan se registran hundimientos entre Nextipac, Tesistán y la base aérea militar, lo que provoca presencia de fracturas y agrietamientos en el suelo. Así mismo, la presencia de grietas en Zapotlanejo parece tener relación con los cuerpos de agua existentes en el territorio de dicho municipio".

Todos estos elementos, "que eventualmente integrarán el sistema metropolitano de riesgos, constituyen insumos básicos para valorar la aptitud del territorio en la búsqueda de espacios que deban destinarse a la conservación y protección, así como aquellos potencialmente urbanizables. En todos los casos el POTmet no tiene el alcance para suplir el atlas de riesgo municipal, por lo tanto sigue siendo competencia municipal la gestión del riesgo de acuerdo a las leyes vigentes".



Imeplan: Atlas de riesgo no es indispensable

Para el titular del Instituto Metropolitano de Planeación (Imeplan), Ricardo Gutiérrez Padilla, contar con un atlas de riesgo para determinar las condicionantes al uso del territorio al mismo tiempo que se publicó el POTmet, no era indispensable.

MILENIO JALISCO preguntó Ricardo Gutiérrez el pasado 29 de junio:

- Si el riesgo determina condicionantes al uso del territorio, ¿no era importante contar al mismo tiempo que con el POT-met, con un atlas de riesgos?

- ... conveniente sí, indispensable no; se puede resolver en corto plazo [...] la Ley de Coordinación Metropolitana establece dos instrumentos de planeación y dos insumos estratégicos de integración de la región metropolitana; los instrumentos son, uno, el POTmet, con ciertos alcances en la ley, y el otro es el Programa de Desarrollo Metropolitano; muchas de las respuestas que debemos y estamos intentando construir en el proceso tienen que ver con política pública, criterios de actuación del poder público, proyectos estratégicos de desarrollo - entre ellos infraestructura para la provisión de agua, la recuperación de la calidad ambiental, la distribución del empleo en todo el territorio metropolitano, la elevación del ingreso, la recuperación de espacios públicos, los equipamientos urbanos -; esto es materia del Programa de Desarrollo Metropolitano, no del POTmet...

Por otro lado, acota, "ya no tiene sentido hablar de un atlas de riesgos, eso te pone 20 años atrás, en términos de análisis de sistemas complejos; hoy tenemos que desarrollar un modelo de resiliencia urbana, y qué implica, conocer los riesgos, georreferenciarlos, determinar protocolos, la reducción de los riesgos de ocurrencia, mitigación de efectos, recuperación en un evento que sea crítico, o de un factor de estrés permanente [...] la idea es recuperar la funcionalidad de las personas en su vida, y de la ciudad en su conjunto, todo esto que se llama resiliencia urbana".

El atlas de riesgo "sí es parte del sistema de planificación de desarrollo metropolitano, pero no del POTmet; es una agenda muy amplia, que va a tomar meses y años, no se va a resolver con el POTmet aquí y ahora".



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Problemas naturales y problemas construidos:

Las cuencas donde se ubica Guadalajara presentan condiciones físicas originales complejas

1. Al sur del parteaguas del Cerro del Cuatro, el valle de Toluquilla presenta agua somera y poca inclinación de terreno que lo hace proclive a inundaciones y agua estancada

2. Al Oeste, el valle de Tesistán presenta agrietamientos naturales fruto de la composición geológica: es una antigua barranca rellenada tras erupciones del supervolcán de La Primavera

3. Al norte, la ciudad se frena en los depeñaderos del río Santiago, donde los deslizamientos son frecuentes; pasa igual al sur, en las laderas de los cerros del Cuatro, Santa María y del Tesoro

4. Las zonas bajas de los antiguos ríos San Juan de Dios, El Arenal, El Chicalote y Atemajac son propensas a inundarse

5. A estas características territoriales se debe agregar el hecho de que el patrón de lluvias es intenso: en pocas horas al año cae más de 70 por ciento del total del agua, lo que condiciona la capacidad de regulación de vasos naturales y cauces

La "construcción" de la ciudad ha sido desafortunada en el último medio siglo:

1. Se han reducido o tapado la mayoría de los cauces; el agua rueda en superficie y satura pronto las calles y avenidas en tormentas extremas

2. Se han urbanizado las cabeceras de cuencas, lo que arroja el problema de agua excedente a cuencas media y baja

3. Se han urbanizado gradualmente las altas zonas de recarga del poniente de la ciudad, minimizando la captación de agua al subsuelo

4. Se han sobreexplotado las aguas subterráneas, lo que abate el manto acuífero y abre la posibilidad de movimientos de tierra y hundimientos

5. Tierras de relleno con materiales, viejos basureros, laderas de alta pendiente... la urbanización a corto plazo en zonas inadecuadas agrava los problemas de riesgo de la ciudad


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