miércoles, 30 de diciembre de 2009

PERSONAJES DE LA DÉCADA. Los desafíos del Licenciado


PERFIL, Raúl Padilla. Político universitario


Desde que asumió el control del grupo que rige los destinos de la Universidad de Guadalajara, en 1989, Raúl Padilla López, un político que es además el promotor cultural más exitoso de Jalisco, ha sido verdadera ave de tempestades.

Su figura real es exacerbada a niveles míticos por sus amigos y enemigos, lo que muchas veces ha sido un lastre pesado para la casa de estudios, pero en otras, ha ayudado a generar arreglos y acercar aliados. Detalles asombrosos en un hombre de poder de esta región del país –frecuentemente señalados por su discreción y opacidad-: salir en revistas de corazón por su pasajera relación con la famosa actriz y activista prozapatista Ofelia Medina, o en revistas de poder como uno de los pocos jaliscienses influyentes en el entorno nacional, junto con otros hombres discutidos y que como él, generan pasiones: Jorge Vergara, de Chivas, o el arzobispo católico Juan Sandoval.

Se puede decir, más allá de las vísceras de quienes lo detestan o adoran, que Padilla López había desempeñado hasta hace muy poco un papel de equilibrio entre las fuerzas presentes en la universidad pública. Pero muchos piensan que ese papel queda cuestionado con la muerte del ex rector Carlos Briseño Torres, quien abiertamente lo desafió, con su consiguiente caída, pero cuyo desenlace inesperadamente trágico deja mal parado el esquema de control político de la universidad, que aunque en su momento llevó orden y paz, ahora se antoja rebasado por los tiempos y por el mismo tamaño que tiene ya la UdeG.

Es decir, para sus críticos es incongruente que esta institución liberal –contrapeso a los poderes conservadores de la ciudad católica y criolla– se maneje con esquemas antidemocráticos muy cercanos a la mafia (que no en balde significa “familia”). Sin duda, muchos de los enemigos de la universidad pública ahora se frotan las manos. La pregunta es si el licenciado –como lo mencionan, en tono casi hierático, sus fervorosos allegados- sabrá leer el reto de permitir una transición que salve los valores y la autonomía de la UdeG, ahora que el suicido de Briseño exhibe las costillas del anquilosado dinosaurio. O como se dice en el futbol: se trata de saberse retirar a tiempo.

Su contribución positiva a la UdeG y a la cultura permanecerá. Casos como la Feria Internacional del Libro (FIL) y el Festival Internacional de Cine han puesto a Guadalajara en el firmamento internacional de la cultura, por más que los tapatíos no lean y las cuentas de las empresas parauniversitarias no sean claras. También el acierto de la red universitaria que ha llevado oportunidades a otras regiones, y el papel de la universidad en la protección de ecosistemas valiosos, como Manantlán (con fuerte gestión personal del ex rector) y Ayuquila. Todo eso permanece, pero la UdeG, y por asociación, el PRD, demandan ser algo más que un coto personal. ¿El licenciado está preparado para el nuevo desafío?

Guadalajara/Agustín del Castillo. Edición del 27 de diciembre de 2009

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