viernes, 9 de agosto de 2013

Tres pueblos reclaman les devuelvan Haramaratsie



El presidente Peña Nieto consumaría hoy un “despojo” en San Blas, Nayarit, denuncian líderes de los pueblos huichol y cora

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO

La vida surgió en Wirikuta, en el gran oriente, pero los dioses que la propiciaron salieron del mar en Haramaratsie, el lugar de la diosa marina: un islote coronado por una peña Blanca frente a San Blas, al sur de las dilatadas Marismas Nacionales de Nayarit, al que acuden año con año devotos peregrinos wixaritari (huicholes), nayeri (coras) y o’dam (tepehuanos), que comparten la tradición.

Este santuario de los pueblos indios de la Sierra Madre Occidental está en riesgo de pérdida y destrucción.

Eso le dijeron al presidente Enrique Peña Nieto, en dos cartas entregadas en mayo pasado, los representantes de las culturas asentadas en las montañas de Jalisco, Nayarit y Durango. En los documentos le exigían revocar las concesiones otorgadas por el gobierno federal predecesor a dos empresas turísticas, cuyos proyectos serían un lastre para el paisaje y los cultos que se deben realizar en el extremo poniente de su geografía sagrada.

También demandaban una consulta abierta y libre para la administración del predio conocido en español como “Isla del Rey”, del cual, 3.5 hectáreas hoy entregaría en propiedad el presidente de la república a una asociación civil que no reconocen las autoridades de los vecinos de la sierra. El objetivo de la visita presidencial es festejar el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, como cada 9 de agosto.

Ayer, las autoridades huicholas, reunidas en el Consejo Regional Wixárika por la Defensa de Wirikuta, recordaron el tema de las misivas:

“Estamos solicitando se haga consulta por consentimiento previo, libre e informado sobre la desincorporación que hizo la Semarnat del régimen de dominio público de la federación terrenos ganados al mar y autorización de la enajenación a título oneroso a favor de las empresas Desarrollo Turísticos del Rey SA de CV [expediente 521/NAY/2010] y Desarrollo Turístico Aramara SA de CV [expediente 522/NAY/210]. Dicho trámite se realizó a espalda de las comunidades indígenas que integramos el Pueblo wixárika”, señalan en el documento de prensa.

“Por todas las irregularidades actualmente las instancias que incurrieron en el trámite y ahora acompañado por Ejecutivo Federal quieren hacer entrega a la Unión Wixárika de los Centros Ceremoniales de Jalisco, Durango y Nayarit AC, asociación que nunca ha defendido de manera eficiente a las comunidades indígenas wixaritari”, y por el contrario, “ha estado bajo el mandato del Estado mexicano en específico de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas [CDI]; además esta instancia es la que creó la asociación civil, así que legítimamente no representa al pueblo wixárika”, precisan.

Hoy a las once de la mañana acudiría el presidente Peña Nieto a San Blas, frente a la Isla del Rey “para hacer entrega de una superficie de 3.5 hectáreas, cuando desde los tiempos inmemoriales nosotros hemos resguardado toda la isla de Haramara”; lo que agravia a las autoridades civiles, tradicionales y agrarias, y los centros ceremoniales. Además, denuncian que la CDI “se ha encargado de acarrearlos para que concurran a tomarse la foto” con el mandatario y hacerlo testigo de lo que llaman “un fraude”.

Los huicholes hicieron un pronunciamiento los días 28 y 29 de junio pasado en Pueblo Nuevo, perteneciente a la comunidad de Tuapurie (Santa Catarina Cuexcomatitlán), en Jalisco, muy cerca del centro del mundo; al menos, de su mundo: Teekata.

Los nayeri también abordaron el tema. La carta del pasado 8 de mayo, a la persona del presidente del país, está redactada en términos muy similares a los de sus primos de sierra, pero abunda en los detalles. Firmado por Julián López Cánare, coordinador del Consejo Indígena Nayheri, destaca que el 16 de mayo de 2012, la entonces Secretaría de la Reforma Agraria declaró propiedad de la nación 3.5 hectáreas del predio. Esto “únicamente prevé un derecho de paso para llevar ofrendas, sin que ello proteja la mayor parte del lugar sagrado Jusiu’mu’na [Tetei Niwetsika en lengua huichola]”.

El 27 de julio del mismo año, la Semarnat otorgó al gobierno de Nayarit el destino de 8.3 ha que se traslapan con las 3.5 ha anteriores.

“Han sido diversas las movilizaciones y una lucha de los pueblos lo que ha llevado a buscar una solución que dé certeza jurídica de que nuestro territorio sagrado de acceso tradicional [sic] no será vendido o concesionado a particulares para hacer desarrollos turísticos en la zona, con su consabido impacto ambiental, y además convertir a nuestras ceremonias sagradas en un atractivo turístico y objeto de diversión para los visitantes…”.

La exigencia cora: que tras cancelar concesiones, “se amplíe el radio de protección a nuestro territorio sagrado a los lugares de Tatei Haramara Chejvimu’na y Jusiu’mu’na— en su conjunto […] es decir, se debe proteger toda la isla del Rey, los islotes sagrados [Waxieve], el estero El Pozo o Boca de Vigía [Huatuxame] y el mar circundante, Haramara…”.

Este movimiento no es tan notorio como el de Wirikuta, pero une a tres viejas culturas, cuyos vasos comunicantes vienen de la geografía común y de una historia que podría ser milenaria.


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La situación de los indígenas

-Jalisco tiene entre 80 mil y 100 mil moradores indígenas, pues aunque tiene poblaciones permanentes en el norte (huicholes) y el sur (nahuas), sus comunidades urbanas en Guadalajara y Puerto Vallarta, así como los migrantes sobre todo con las cosechas estacionales de caña de azúcar, legumbres y frutas, hacen inestable la cifra

-Las regiones indígenas del estado padecen falta de servicios básicos, analfabetismo, insuficientes servicios profesionales médicos, caminos en mal estado, inseguridad y presencia del crimen organizado en diversos niveles de tensión. Además, están con conflictos agrarios permanentes debido a los intereses económicos, ganaderos, turísticos y mineros, a los que se deben enfrentar

-Los índices de pobreza entre los indígenas son mucho más altos que entre el resto de la población en varios países de América Latina: Paraguay, 7,9 veces; Panamá, 5,9 veces; México, 3,3 veces; y Guatemala, 2,8 veces

-Los ingresos de los trabajadores indígenas promedian sólo la mitad de los de trabajadores no indígenas, debido en gran parte a factores como la discriminación y la calidad de la enseñanza

-Siguen registrándose grandes diferencias en la esperanza de vida entre los indígenas y los no indígenas, por ejemplo, en Guatemala (13 años), Panamá (10 años) y México (6 años)

-La mortalidad infantil sigue siendo 70% superior entre las comunidades indígenas, a pesar de las mejoras logradas en América Latina en los últimos 40 años. La desnutrición entre los niños indígenas duplica la que se registra entre los no indígenas. En Honduras, aproximadamente un 95% de los niños indígenas menores de 14 años sufre de desnutrición

-En los Estados Unidos, un indígena tiene 600 veces más probabilidades de contraer tuberculosis y un 62% más de probabilidades de cometer suicidio que la población general

-En Australia, es probable que un niño indígena muera 20 años antes que sus compatriotas no nativos. La diferencia en materia de esperanza de vida en Nepal también es de 20 años, mientras que en Guatemala es de 13 años y en Nueva Zelandia, de 11

-Escala mundial, más del 50% de los adultos indígenas padecen de diabetes del tipo 2, y se prevé que esa cifra aumente

-Los integrantes de los pueblos indígenas, cuya población asciende a unos 370 millones (aproximadamente 5% de la población mundial), constituyen, sin embargo, una tercera parte de los 900 millones de personas extremadamente pobres de las zonas rurales

Fuente: MILENIO JALISCO / Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas

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