CRISIS PESQUERA EN LA COSTA DE JALISCO / 4
El estado aporta apenas 1.3% del volumen y menos de 1% de la riqueza en este ramo del sector primario, lo que no ha sido obstáculo para destruir progresivamente sus recursos. Foto, pescadores, de Mariana Hernández
Agustín del Castillo / Costa de Jalisco. MILENIO JALISCO
Jalisco sólo aporta 1.3 por ciento del volumen total de la pesca que genera el país, pero en términos económicos su contribución es muy inferior porque la extracción de especies marinas y de estero (huachinango, pargo, camarón, pulpo, ostión), las más valoradas por el mercado, no es ni la quinta parte del volumen total, dominado por especies de agua dulce como la mojarra, la carpa y el charal.
En general, el sector nacional no aporta más de 0.8 por ciento del producto interno bruto (PIB), y la zona más productiva es el Mar de Cortés, con arriba de 70 por ciento de la riqueza pesquera nacional, lo que minimiza las modestas cifras de la contribución de este estado, que contrastan con su papel como primer aportador al PIB del sector primario de México, al que pertenece esta rama económica.
Con 350 kilómetros de costas, Jalisco sólo tiene verdadero potencial para la pesca artesanal ribereña, lo que no elimina el saqueo de que es objeto periódicamente por los pesqueros comerciales que explotan la plataforma continental, o lanchas ribereñas clandestinas que hollan los esteros y bajíos. La extracción de especies marinas y de estuario, según los discutidos datos del Anuario Estadístico de Pesca del gobierno federal, apenas rebasa 2,500 toneladas anuales, pero eso no ha sido obstáculo para que se trate de pesquerías sobreexplotadas, con extinciones de especies a nivel local.
Un caso paradigmático es la bahía de Chamela. “Tenemos el problema de gente que se viene a pescar y no trae permiso; lo que pasa es que hay cooperativas de otros lados, del sur y el norte, que ya acabaron su producto y se vienen aquí a pescar y la zona del ostión es muy pequeña. Muchos otros ni de cooperativas son. Un grupo de 40 o 50 gentes que le llegan duro al ostión y de las lanchas que tenemos son nomás como de diez a 15 permisos para esta zona, […] pero estando así con tantos ilegales, en un mes se acaba todo. Luego vas a la Profepa de Puerto Vallarta, les avisas, pero nunca vienen”, reseñan Ariel Mendoza y David Durán, dirigentes de la Federación de Cooperativas de la Costa Centro de Jalisco.
En general, la actividad pesquera es la menos protegida. La inversión de la Conapesca (Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca) cerró la anterior Administración con casi 2,400 millones de pesos anuales. No obstante, un alto porcentaje de este recurso se va a subsidios, y se mantiene la lógica de aumentar la producción, mientras apenas se dan los primeros pasos en la materia de sustentabilidad, aunque desde 2006 la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales reportaba para el litoral del Pacífico que “solamente 9 por ciento de las unidades de manejo pesquero tiene potencial de desarrollo, mientras que del restante 91 por ciento, 67 por ciento se encuentran en aprovechamiento máximo [al límite de su capacidad] y 24 por ciento en deterioro”.
Los investigadores Francisco de Asís Silva Bátiz y Enrique Godínez Domínguez, de la UdeG, consideran que es momento de hacer algo con esta información para sacar del marasmo y la inviabilidad a la pesca en la costa jalisciense.
“Todo esto ya se conocía desde hace rato, ¿alguien ha escuchado alguna reacción del gobierno, un no es cierto, un no es verdad, o un mea culpa, o me da vergüenza? Nadie dice nada; cuando se trata de la pesca no hay opiniones, y como dicen en Sinaloa, si no tomas las oficinas de gobierno, no sales en el periódico”,
destaca Godínez Domínguez.
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PERFIL
El pescador de la costa de Jalisco
-Trabaja en promedio cuatro días a la semana y está organizado en 44 cooperativas con 1,102 socios con 626 pangas, 496 motores y 536 permisos. Se calcula que poco más de 200 pangas más no están registradas ni responden a ninguna cooperativa ni permiso
-Utiliza embarcaciones de fibra de vidrio con una vida útil de hasta 20 años, y motores de cuatro tiempos que duran hasta siete años y que demandan un servicio de 600 a 1,500 pesos cada 100 horas de uso
-El costo de una embarcación nueva tipo “Buggy” de 25 pies eslora de fibra de vidrio es de 80 mil pesos; una tipo “Argos” es de 68 mil pesos (precios de 2011); el valor de reventa de una embarcación en buenas condiciones va de 20 a 25 mil pesos
-Los motores nuevos 60 HP cuatro tiempos Yamaha cuestan 120 mil pesos; los reconstruidos van de 30 mil a 60 mil pesos. Son motores de mejor rendimiento, pero los viajes en busca de bancos de peces se han hecho más largos
-El insumo principal, la gasolina, se ha incrementado 5 por ciento anual desde 2002, aunque cuenta con un subsidio de 1.50 a 2 pesos por litro
-Para su trabajo, los equipos de buceo cuestan de doce mil a 18 mil pesos; las redes agalleras, 4,700 pesos (sin considerar el costo del armado). Una red en buen estado no pasa de una temporada
-Las tripulaciones las integran tres pescadores; el pescador tiene un ingreso semanal de 800 a 1,200 pesos y el viaje de pesca promedio cuesta de 225 a 465 pesos
-Un pescador no suele comercializar su producto; suele tener un preacuerdo con un intermediario que le abastece de la gasolina y este le compra toda la mercancía; los más avezados lo llevan a los mercados locales
-No tiene acceso a créditos de la banca comercial; últimamente recibe créditos blandos gubernamentales con intereses de 17% anual, o 12% anual de las cajas de ahorro
-46% de los pescadores registrados se deben dedicar a otras actividades económicas para completar su gasto, sea como jornaleros agrícolas, como albañiles, comerciantes o prestadores de servicios turísticos
-48% de los pescadores carecen de seguridad social, 47% están inscritos en el Seguro Popular y 5% en el IMSS y el ISSSTE
-62% de los pescadores terminaron la primaria, 12% hicieron secundaria y 4% no fue a la escuela. Muchos se negaron a responder sobre el tema de escolaridad
-51% de los pescadores tienen más de 40 años, 28% entre 20 y 30, y 21% tiene menos de 30 años.
Fuente: Plan de manejo de huachinangos y pargos, UdeG
Ocho familias se llevan el comercio pesquero
El pescador es un espécimen marino: se siente bien en el agua, pero desconfía de los asuntos terrestres donde se siente torpe y expuesto como mamífero pinnípedo (focas y su parentela) o ave palmípeda (pingüinos, pájaros bobos). Y como lo suyo son los temas del agua, deja a los comerciantes terrestres la tarea de llevar su pesca a la mesa del consumidor en las tierras profundas del continente.
En el litoral de Jalisco, esto significa que ocho familias se quedan con el valor agregado que da llevar los pescados y mariscos a los grandes mercados regionales. “Entre los principales comercializadores destacan la familia Aguilar [8 por ciento de la producción], Ismael Mendoza [7 por ciento], Alejandro Trujillo [7 por ciento] y la señora Aurora Orozco [7 por ciento], en el caso de la Costa Sur. 20 por ciento de los pescadores encuestados de la Costa Norte mencionaron que sus capturas se distribuyen a través de compradores locales y sólo 1 por ciento mencionó vender al mercado nacional [Distrito Federal]. 11 por ciento comercializa su pesca de manera directa al público en general o en restaurantes [ambos consumo local] y 7 por ciento les vende a intermediarios”, apunta el texto del Plan de manejo de huachinangos y pargos que elaboró a partir de 2010 un equipo de investigadores de la Universidad de Guadalajara.
El documento plantea un ambicioso sobrevuelo a todos los aspectos del oficio en la región.
Los otros cuatro nombres que menciona son Antonio Durán, Javier Trujillo Hernández, Salvador Martínez y Vidal Álvarez. Las ocho familias mueven casi todo el volumen que sale de la zona. Lo demás se queda en los mercados locales y en los restaurantes.
“El problema de la comercialización es fundamental ya que ellos se han ido deslizando a la baja en cuanto lo que era el margen de ganancia, y si no tienen control de la comercialización, mucho menos lo tienen de los ingresos, y el sector no ha dado señales de ir por ese lado; muchos no saben, ni se imaginan, ni les interesa mucho, para aumentar ese margen de ingresos”, explica el investigador Enrique Godínez Domínguez.
— ¿Se sienten mejor en el mar?
— Sí, porque muchos son como niños chiquitos en cuanto llegan a tierra; la mayoría de ellos mejor ponen a alguien, si se trata de comercializar su producto. Pero si un día sacan una tonelada de huachinango, lo más probable es que no tengan a quién vendérsela, porque tampoco el mercado es tan flexible para asumir todo.
— Vieja historia: el intermediario que se queda con la ganancia.
— Sí, cuando realmente los que están en posibilidades de avanzar son los que están ligados a la comercialización; yo recuerdo a un pescador que le dio diabetes y dejó de pescar; entonces se puso mejor a vender, y dijo que la diabetes fue lo mejor que le pudo pasar, porque se fue para arriba económicamente.
Jalisco, y México en general, son malos para dar valor agregado al pescado. Apenas 60 centavos más por cada dólar extraído de producto. A nivel mundial, se le agregan tres dólares al dólar pescado.
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