domingo, 7 de agosto de 2011
A tres décadas del desastre del Ixtoc
Permanece la huella del evento de mayores consecuencias ambientales de México. El petróleo se confinó entre los humedales de Los Petenes, el ostión quedó extirpado del área desde entonces
Campeche, Campeche. Agustín del Castillo, enviado. MILENIO-JALISCO. Este proyecto de investigación fue ganador de una beca de Fundación AVINA en la emisión 2008-2009. FOTOGRAFÍAS: MARCO A. VARGAS
En junio de 1979, una explosión durante las maniobras exploratorias que realizaba la paraestatal Petróleos Mexicanos en un pozo enclavado sobre el Golfo de México, a menos de 100 kilómetros de Ciudad del Carmen, Campeche, provocó el mayor desastre ambiental de la historia del país: es el expediente Ixtoc, cuyos daños permanecen en la reserva de la biosfera Los Petenes, pues los vientos jalaron el manchón de hidrocarburo hacia esos humedales que entonces no estaban protegidos.
“El impacto del derrame ya se ha estabilizado, pero definitivamente causó el exterminio de los bancos de ostión y en 30 años no se han podido recuperar; por el lado de la investigación, se perdió la valiosa oportunidad de documentar estos efectos en busca de prevenir daños futuros con otros derrames”, explica el director de la hoy reserva de la biosfera, César Uriel Romero Herrera.
Bernabé Pastrana Cupul, pescador con 68 años de edad, no olvida el evento desastroso que les malogró la cosecha de todo el año, pues el derrame se prolongó por 280 días.
“Cuando pasó lo del Ixtoc estábamos en la temporada de pulpo, en un rancho que le dicen La Carbonera, cuando empezó un viento a jalar hacia el noreste, y empezó a soplar y soplar a ocho millas, y se llevó muchos días, más de diez […] a los trece días empezamos a ver una grasita que empezaba a recalar en el mar, quién botaría petróleo, dijo uno; al día siguiente empezamos a ver como se manchaban los cordeles, ya lindaban los pedacitos de chapopote; a los quince, salimos al mar, paramos la lancha, y mi hermano me dijo: ‘no te vayas a bajar, porque el chapo me llega hasta la rodilla’; todo el mar recaló con manchones y la playa se llenó, se murió todo el ostión…”.
La mancha penetró al humedal, “pero fue lo que lo defendió a éste también; se regó, se extendió adentro y la costa quedó libre, pero mató todo y todavía ahora hay partes donde parece una plancha de adoquín o cemento bastante gruesa, la gente la ve y pregunta que hace allí ese pedazo de carretera”, añade.
El largo puente que conecta a Ciudad del Carmen con Campeche, sobre la Laguna de Términos
Además de espantar al pulpo, y de matar los ostiones, “en ese tiempo murieron miles de aves, cantidad de golondrinas negras; parecían nubes de estos animales, pero en la noche bajaron a dormir y no se pudieron levantar, pegadas al chapopote”.
Ixtoc I comenzó a derramarse el 3 de junio de 1979, tras incendiarse el pozo y colapsar la plataforma exploratoria (“Los 3 peores derrames de petróleo de la historia”, en www.lareserva.com).
Las corrientes, añade el documento, llevaron el petróleo a los litorales de Campeche, Tabasco, Veracruz y Tamaulipas, y a Texas. Se derramaron 3.3 millones de barriles de crudo, esto es, 530 300 toneladas. Según el informe, de ese volumen se quemó la mitad, se evaporó 16 por ciento, se recolectó apenas 5.4 por ciento y se dispersó 28 por ciento, una parte en Los Petenes.
El desastre del Ixtoc-1 obligó a pagar 30 millones de pesos diarios para controlar el derrame. Sin embargo, la remediación y restauración ambiental sobre los humedales no se dio. Hoy permanece en un frente de dos kilómetros de esta zona.
“Cuando digo que se ha estabilizado es que ese petróleo ha perdido mucha de su peligrosidad […] pero si hacemos acciones de remoción, vuelven a surgir gases y habrá un impacto, sería como reabrir la herida otra vez en el sitio; muchos especialistas se inclinan por dejar las cosas así, que además, requieren de muchísimo dinero que no se tiene”, puntualiza el director de la reserva.
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