martes, 3 de julio de 2018
340 tormentas en 90 días del año en el AMG
No son extrañas las lluvias intensas, con rayos y rachas de viento de 65 km/h; la infraestructura se debe ajustar a esos extremos, advierten expertos.
Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.
Las lluvias atípicas en Guadalajara son en realidad, bastante típicas. Los problemas de inundación que se registran periódicamente incluso en las zonas intervenidas y que cuentan con nueva infraestructura, como El Deán o Arcos del Milenio, evidencian la infraestructura insuficiente y la mala ejecución de la planeación urbana.
Los estudios estadísticos revelan que hay por año hasta 340 tormentas: 251 tienen una duración menor o igual a 30 minutos. 54, más de 30 minutos y menos a 60 m; 18 rebasan 60 minutos hasta 90 minutos, y nueve se precipitan por arriba de esa marca, hasta 120 minutos. El tiempo es un factor, pero no único: el volumen de agua precipitado puede ser enorme en poco tiempo. Eso satura con prontitud la infraestructura y ocasiona puntos inundables, de los que se han identificado arriba de 300 en toda la metrópolis, pero los más severos rondan 72.
El Plan Integral de Manejo de Inundaciones, que aplica el SIAPA, ofrece estos y otros datos provenientes de la estación pluviométrica JA04 o Colomos, que es una estación meteorológica automatizada, lo que significa que tiene un conjunto de sensores que registran y transmiten información de forma automática sobre aspectos como velocidad del viento, dirección del viento, temperatura, humedad relativa, radiación solar, precipitación.
¿Qué evidencias arroja? “El periodo de lluvias abarca los meses de junio a octubre. En este periodo, se concentra en promedio 91 por ciento de la lluvia acumulada en un año, la cual alcanza un valor de 935.2 mm. Por otra parte, en la Zona Conurbada de Guadalajara llueve en promedio 90 días, 77 de los cuales concentran el 91 por ciento del volumen total precipitado durante el periodo de junio a septiembre”.
Si se relaciona la altura de lluvia medida en un año con tormentas de diferente duración, “se pudo observar que las tormentas con una duración mayor a 30 minutos y menor o igual a 60 minutos concentraron en promedio cerca de 30 por ciento de la altura de precipitación de la zona durante un año. En forma similar, las tormentas con duración menor o igual a 30 minutos y las tormentas con duración mayor a 60 minutos y menor o igual a 90 minutos y concentran respectivamente el 19 por ciento y 22 por ciento de la altura de precipitación media anual”.
Los valores cualitativos en ese periodo: “La tormenta con máxima intensidad promedio se presentó el 25 de agosto de 2005. En dicha tormenta se registraron 20.06 mm de precipitación. Inició a las 16:40 horas y finalizó 20 minutos después. La intensidad media fue de 60.2 mm/h […] La tormenta con máxima altura de precipitación acumulada se presentó el día 12 de junio de 2003 a las 03:10 horas finalizando 230 minutos después. La altura de precipitación acumulada alcanzó los 56.87 mm. Finalmente, la tormenta con máxima duración se presentó entre el 25 y 26 de septiembre de 2004 a las 19:50 con una duración de 330 minutos".
El reto es que la infraestructura de captación no sea rebasada en momentos críticos, lo que suele suceder.
Urbanización no apta
Sandra Luz Álvarez Pozos, investigadora del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingeniería, explica por qué esta concentración es perjudicial.
“El riesgo de una inundación está determinado principalmente por el deficiente diseño de la red de drenaje ante lluvias intensas. La intensidad de lluvia se refiere a la altura del agua acumulada por unidad de superficie, y su duración, como el intervalo de tiempo que dura el evento de lluvia en minutos […] investigadores del CUCEI realizan investigaciones para la clasificación de la intensidad de lluvia extrema y estimación de escurrimientos en la Zona Metropolitana de Guadalajara, para encontrar una solución desde el punto de vista de la red de drenaje, que está diseñada para tormentas de 50 mm. Aún con intensidades menores a los 50 mm/m², puede haber inundaciones provocadas por el azolve, materia orgánica, basura, hojarascas y otros materiales que obstruyen las bocas de tormenta”. Afectaciones al transporte público y vialidades se presentan cada que llueve en la zona metropolitana
Un análisis del periodo 1940-2005, revela que “se han presentado tormentas que en quince minutos alcanzan una intensidad de 39 mm/m², por lo que podría ser afectada por una inundación al registrarse este tipo eventos extremos. Debemos puntualizar que en el diseño de drenaje debe considerarse la intensidad de lluvia máxima y el tiempo de duración, así como la utilización de microcuencas para encauzar las crecientes que se pueden esperar, porque es diferente para cada lugar, ya que no llueve de igual manera en ninguna colonia de la ciudad”.
Este conocimiento debería llevar a “establecer una norma de drenaje que permita evitar inundaciones, con base a mediciones de intensidad de lluvia en el lugar a urbanizar y según estos estudios, otorgar los permisos”, pero también “es recomendable conocer qué puntos de la ciudad se inundan, para evitarlos o evacuar la zona, identificar las rutas alternas de vialidad, reportar bocas de tormenta tapadas por materiales o destaparlas antes del inicio de la temporada de lluvia y durante ésta. Conviene mantener las calles libres de basura, y al presentarse una tormenta mayor a 30 minutos, esperar una hora antes de volver a transitar, para dar tiempo al desahogo del agua. Esto minimiza el efecto y el riesgo en la sociedad”.
¿Qué demuestran estos datos? Que la coexistencia con el agua de lluvia se da uno de cada cuatro días del año, y estará concentrada en cuatro meses y unas pocas horas de cada día, lo que hace que las capacidades físicas del medio transformado sean rebasadas con prontitud.
Las más severas
A esto hay que agregar que “en cada temporal tenemos varios episodios de tormentas eléctricas locales severas, que dentro de la gama de tormentas eléctricas es un tipo especial que produce granizos, lluvia de gran volumen en corto tiempo y rachas de vientos muy fuertes y ocasionalmente generan algún tornado”, señala el investigador Ángel Meulenert Peña, del Instituto de Astronomía y Meteorología de la UdeG.
La definición es compleja, pero cuenta un nivel de precipitación de al menos 30 milímetros en un corto periodo, y el agua se puede asociar a vientos intensos, a fenómenos eléctricos y a granizo, caso en el que se denominan “tormentas eléctricas locales severas”.
El estudio “Climatología de las tormentas eléctricas locales severas (TELS) en la zona metropolitana de Guadalajara”, es el intento más serio de acercamiento a ese problema específico, y lo realizó el investigador Meulenert junto con sus colegas Omar García Concepción, Hermes Ulises Ramírez Sánchez, Jaime Alcalá Gutiérrez y Mario Enrique García Guadalupe. Meulenert destaca que se está elaborando una actualización sobre todo con los datos, pero sus consideraciones son plenamente vigentes. En cada temporal se registra la caída de árboles
Las tormentas “que alcancen ese estadio son consideradas como un tipo especial de tormentas eléctricas […] el desarrollo de las TELS en el área metropolitana es una realidad y se debe considerar en la protección de la sociedad, debido a las pérdidas de vidas, daños materiales y cuantiosas afectaciones que ocurren como consecuencia de éstas”.
Los científicos señalan: “no es posible determinar el momento preciso en que una tormenta eléctrica alcanza la categoría de severa, la duración de ese evento, ya que esto únicamente puede determinarse a través de una red muy densa de radares meteorológicos”. Pero el levantamiento realizado revela que 2 por ciento ocurrieron en la mañana, 39 por ciento en la tarde, mientras que el 37 por ciento es en la madrugada”.
El promedio de días con este tipo de eventos destaca a los meses de junio y julio “con un promedio cercano a tres días por mes”.
Las estimaciones generales de víctimas y daños materiales rondan en 25 años analizados, un muerto por año y cuatro a cinco lesionados. “En relación con los daños materiales resulta aún más complejo contabilizar”, pero habla de eventos espécíficos: la tormenta del 8 de agosto de 2004, fue valorada en casi cinco millones de pesos; la del 15 de agosto de 2000 tuvo daños cuantificados en dos y medio millones de pesos. El SIAPA reconoce daños de mil millones de pesos al año para todo tipo de fenómeno hidrometeorológico, es decir, no solamente eventos extremos. Este tipo de tempestades “constituyen un elemento importante del clima de la ciudad, que no puede ser ignorado desde el punto de vista científico y mucho menos en la práctica, por los efectos que produce en la población e infraestructura de la ciudad”, advierten.
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Claves
El atlas de riesgo de Guadalajara
“Según la Estación Guadalajara la precipitación máxima en 24 horas fue de 105.5 milímetros y se registró el 9 de julio de 1930; pero en promedio la lluvia máxima en un día es de 30.9 mm en junio, 47.2 mm en julio, 36.2 mm en agosto, 22.2 mm en octubre, 9.4 mm en diciembre, 14.2 mm en mayo”
Esa estación registra “en promedio, 14.4 tempestades al año, pero se han registrado hasta 137 tempestades al año, siendo agosto el mes donde se presenta el mayor promedio de tempestades y también donde se han registrado el mayor número de tempestades al año; en promedio los meses libres de tempestades son febrero y abril”
Por otro lado, “la probabilidad de ocurrencia de tormentas severas y eléctricas es de 0.088 eventos por día en el temporal de junio a octubre, estas generalmente se manifiestan por la tarde y noche y se asocian a fuertes precipitaciones” En el 2011 entro en operaciones el radar doopler como parte del sistema de alerta temprana para tormentas severas, “el cual está instalado en el Instituto de Astronomía y Meteorología de la Universidad de Guadalajara, y cuyo objetivo es alertar de la presencia de núcleos de tormentas que pudiera ocasionar eventos severos que afecten a la Zona Metropolitana de Guadalajara con horas de antelación”
Fuente:
Atlas de riesgos naturales del municipio de Guadalajara
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Claves
La permeabilidad perdida
Un terreno altamente permeable tiene mayor capacidad de captar e infiltrar el agua de lluvia. El problema es que el suelo urbanizado ha perdido esa aptitud
La Comisión Nacional del Agua (Conagua) ofrece los siguientes promedio de permeabilidad
Parques 75 a 90 por ciento del agua infiltrada
Zonas suburbanas 70 a 80 por ciento
Zona residencial unifamiliar 60 a 70 por ciento
Zona residencial multifamiliar 60 a 40 por ciento
Zona residencial multi familiar compacto 40 a 25 por ciento
Zona industrial espaciado 45 a 20 por ciento
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