martes, 10 de julio de 2018

La Primavera, historia de un decreto que “desprotegió” 25% del bosque


El área natural protegida esencial para el futuro del AMG presenta un pasado accidentado en que los poderes económicos lograron su cercenamiento (I de III partes).

Agustín del Castillo / Gadalajara. MILENIO JALISCO. 

Los mapas con los que se trabajó la propuesta de protección de la sierra La Primavera a partir de 1972, cuando, bajo el padrinazgo del ya anciano ex gobernador José Guadalupe Zuno Hernández, suegro del presidente en funciones, Luis Echeverría Álvarez, se impulsó en serio la creación de un parque nacional, no corresponden casi en 25 por ciento al polígono protegido de la actualidad.

Tampoco el régimen de protección. De un parque nacional que significaba una expropiación de alrededor de 40 mil hectáreas para constituir una propiedad pública, se pasó en el siguiente gobierno, de José López Portillo, a una zona de protección de flora y fauna más laxa, que no alteraba la tenencia de la tierra, sobre un polígono de 30,500 hectáreas, que con el tiempo, y como fruto de un proceso judicial exitoso del ejido Santa Ana Tepetitlán culminado hace menos de diez años, quedó aun más reducido, a 29,900 ha, aproximadamente, al día de hoy.

Las modificaciones de superficie y los cambios de modalidad jurídica evidencian lo que el lector ya debe sospechar: el conflicto de intereses económicos que desató la pretensión de conservar un bosque que es valorado hoy como una de las piezas más valiosas del rompecabezas metropolitano: aire, temperatura, agua, suelos fértiles, variedad de plantas y animales, captura de carbono, servicios ambientales que determinan la situación privilegiado de la que todavía goza, de forma decreciente por el caos urbano, el área metropolitana de Guadalajara.

Al tiempo que se trabajaba la propuesta de protección y se levantaban inventarios de materias tan diversas como geología y suelos hasta botánica y fauna que habitan la caldera volcánica de 40 mil hectáreas, los grandes propietarios hacían su juego: primero convencieron al gobernador Francisco Medina Ascencio, de considerar el área como de “utilidad pública y uso turístico” en diciembre de 1970; lo que derivará casi dos años después, ya bajo el gobierno de Alberto Orozco Romero, en la definición del bosque como “zona de reserva urbana”. El escenario se viene complicar con una determinación del presidente Echeverría, de dotar de 1,103 hectáreas en la zona boscosa al poblado Adolfo López Mateos, un área que a la postre alojará el aprovechamiento geotérmico de la Comisión Federal de Electricidad, detenido en 1989 por daños ostensibles a los ecosistemas contiguos.

Echeverría no se decide a decretar, ante las gestiones numerosas de los grandes dueños del bosque, encabezados por el empresario de origen libanés Jorge Dipp Murad, que pretende echar a andar un ambicioso proyecto inmobiliario para medio millón de habitantes, conocido como “Ciudad Primavera”. Pero tampoco les da la razón. Lo deja en manos de su sucesor, quien salomónicamente genera la zona de protección de flora y fauna sobre 30,500 ha, lo que deja a salvo grandes proyectos inmobiliarios, pero otros son sacrificados a la conservación. Esta es la historia, con algunos de los últimos actores y un puñado testigos consultados por MILENIO JALISCO, de por qué La Primavera no llegó a ser lo que en 1972 se pensaba era su destino.

Un bosque completo 

“La Primavera es una caldera volcánica, y uno esperaría que los límites del área protegida fueran los de esta formación geológica; nosotros, al trabajar el primer documento de manejo, calculamos que el límite del bosque debió ser de 40 mil hectáreas, ya que es esa superficie la que ocupa en términos del proceso biológico que ha originado esas formas del relieve; eso significa que El Tajo y el Cerro Pelón estaban dentro del límite natural del bosque, en una lógica de parque nacional, es decir, debieron estar incluidos en el polígono natural, así lo señalaban los primeros estudios que se hicieron para decretar”, explica el investigador de la UdeG, fundador del laboratorio natural La Primavera y coordinador del primer plan de manejo, Arturo Curiel Ballesteros.

Cuando los estudiantes y científicos de la UdeG comenzaron a elaborar ese texto, ya habían pasado más de siete años del decreto del presidente López Portillo, y una de las preguntas que se hicieron, tras revisar el ámbito territorial, fue por qué se habían excluido esas amplias zonas de bosque.

“Le pusimos el foco a por qué estaban excluidas estas partes; me di cuenta, revisando documentos, que la UdeG había sido en tiempos de Enrique Zambrano la institución a la que se encomendó que recabara información sobre quiénes eran los propietarios de La Primavera, intuyo que el encargo se debe por Zuno, que era prohombre de la universidad, pero todo estaba documentado en el archivo de la UdeG y me di cuenta que no estaba todo el rompecabezas completo: se reconocía que no se había podido identificar a todos los propietarios; luego me fui a la parte de los mapas, y en el caso de El Tajo, solo había tres letras: LEA, y cuando llega el decreto todo eso queda excluido, sin un nombre confirmado,  solo unas siglas”, refiere.

Sobre el tema de esa montaña donde ahora prosperan desarrollos inmobiliarios como El Palomar, Bugambilias y Santa Anita, el historiador Juan José Doñán y el arquitecto Fernando González Gortázar, hijo del ex gobernador Jesús González Gallo y testigo a distancia de la vida en Guadalajara en esos azarosos años setenta, confirman que al menos en parte, El Tajo era propiedad de un banquero famoso, Juan García Sancho, y en cuyos terrenos se estableció El Palomar, aunque el empresario tendría un fin trágico.

“Todas esas partes de lo que después fue Bugambilias y El Palomar fueron excluidas, y no es un límite lógico, no es un límite natural; es un límite con otro tipo de racionalidad, uno podría suponer que ya había algún tipo de planes, porque tampoco estaba incluido en el proyecto de ciudad satélite [de Jorge Dipp]; yo supongo que surgió un interés inmobiliario que pesó y logró que esa zona fuera excluida {…] el interés de excluirla vino del gobierno federal”, añade Curiel Ballesteros.

- En el caso de esos polígonos hoy poblados de desarrollos inmobiliarios, al norte y al sureste, parece claro el interés de negocio que logró prevalecer, pero hay exclusiones en la zona poniente, en Tala y Tlajomulco.

- Si buscamos una explicación de por qué esa zona fue excluida, la hipótesis que tuvo más peso en ese entonces era que no se trataba de intereses inmobiliarios, sino mineros; había el interés de hacer un aprovechamiento económico en esa actividad, con los bancos de jal, ya estaba establecida la tecnología de los bloques para construcción, en lugar del tradicional ladrillo, y también se tenía la costumbre de lavar los pantalones de mezclilla con roca volcánica, para darles un acabado de usado, era una moda en todo el mundo; intuyo ahí ese interés económico.

- ¿Y por qué fue excluido el cerro de El Tepopote, al norte del bosque, después de la carretera a Nogales?

- En ese caso, no pertenece a la formación volcánica de La Primavera; es una zona geológicamente de mayor antigüedad que La Primavera, que tiene 140 mil años, es muy joven en términos geológicos; para que se entienda: si dividimos a la mitad a Zapopan, la parte sur sería La Primavera, la parte joven, y al norte, llega a haber formaciones de diez millones de años; si bien, el Tepopote no tiene diez millones de años, sí es más antiguo que La Primavera y no pertenece a su formación.

Otro fraccionamiento que prosperó fue Pinar de la Venta. “Ya existía en los tiempos de decreto; ha habido tres secciones en ese fraccionamiento y las tres secciones utilizan la elevación, regularmente en los limites naturales, como los límites del polígono. En Pinar de la Venta la primera sección estaba desarrollada cuando se firmó el decreto, la parte norte, y aunque la sur no lo estaba, era lógico dejar la exposición sur para el crecimiento del fraccionamiento con base en sus límites naturales, cosa que no sucedió con Bugambilias, donde hay una parte que no tiene un límite geomorfológico…”.

Curiel Ballesteros sostiene que no haber protegido la totalidad del bosque es un error que ha causado problemas. “Un ecosistema se conserva de mejor manera y se regula de mejor manera considerando el mayor polígono posible, integrado, porque la dinámica que tiene el sistema va hacia esos límites naturales; sin duda el haber cercenado estas partes fue una mala decisión, ya que no dejaba a 100 por ciento su capacidad reguladora, y al cercenar no sólo le quita un fragmento de ecosistemas, sino que se generan elementos que presionarían al área natural protegida […] el gran problema del bosque, desde los años ochenta, fue la irracionalidad frente a lo que debe ser un manejo, porque las áreas cercenadas empezaron a generar presiones, y abrieron las puertas a otras presiones como la CFE, incluso se autorizaban bancos de material geológico en el área natural protegida. Parece que decían: hay mucho bosque, si le quitamos un poquito no pasa nada…”.

38 años y cuatro meses después de la institución del área natural protegida, la diferencia creada por un decreto presidencial que favoreció intereses económicos de corto plazo es visible: mientras en Bugambilias, segunda sección, el costo por metro cuadrado en breña va de 4600 a 5,500 pesos, el predio de Agua Brava, adquirido por el gobierno del estado en la zona de uso turístico del bosque, costaría hoy alrededor de 8 pesos por m² si se actualiza tipo de cambio e inflación. En temas de negocio, el uso de suelo sí hace diferencia.

--------------------------------------------------------------------

Claves 

Una cronología 

1934

El presidente Lázaro Cárdenas declara “zona de protección forestal” 10 mil km² de bosques que rodean a Guadalajara, lo que incluye a La Primavera

1963

La Comisión Forestal del Estado de Jalisco, crea una coordinación para un proyecto de parque estatal en La Primavera, lo que es apoyado por el gobierno federal un año después

26 de diciembre de 1970

El gobierno de Jalisco declara de “utilidad pública y uso turístico” el bosque

14 de octubre de 1972

El gobierno de Jalisco decreta como “zona de reserva urbana” al bosque La Primavera, lo que da legalidad a la pretensión de ciudad satélite de Jorge Dipp Murad

6 de marzo de 1980

El presidente José López Portillo declara la zona de protección forestal y refugio de fauna silvestre La Primavera, en decreto aparecido ese día en el Diario Oficial de la Federación, con 30,500 ha. La propiedad pública se nutre de 5,290 ha donadas por el empresario Jorge Dipp como permuta por impuestos atrasados

1987

Comienzan los trabajos de exploración de la geotermia por la Comisión Federal de Electricidad en Cerritos Colorados, del ejido López Mateos

1989

La UdeG emite un plan de manejo que será la base del futuro programa oficial. ​


No hay comentarios: