martes, 17 de octubre de 2017

Naturaleza y alimentos, en crisis de extinción



Jalisco es sede de discusiones sobre el desafío de conservar el capital natural pese a las crisis alimentarias que traerá el cambio climático.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

En materia de alimentación, no existe el hombre artificial, si por ello se entiende el que su avanzada tecnología habría desligado de su dependencia alimentaria de la naturaleza. Por eso, una crisis de diversidad biológica asociada al aumento de las temperaturas promedio como la que vive la Tierra en la actualidad, tarde o temprano repercutirá en la salud, la calidad de vida e incluso la viabilidad de amplias regiones del planeta humano. Y eso es lo que se discute desde ayer en el Simposio internacional de recursos genéticos para las Américas y el Caribe, en esta ciudad.

Según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), “alrededor de siete mil especies de plantas se han cultivado desde que el hombre comenzó la agricultura”, quizás hace once mil años. Sin embargo, “el día de hoy, sólo 30 cultivos proporcionan aproximadamente 90 por ciento de las necesidades de energía alimenticia de la población mundial, con el trigo, el arroz y el maíz por sí mismos proporcionando aproximadamente la mitad del suministro de energía alimenticia consumida a nivel mundial”, señala una publicación de la Secretaría del Convenio sobre la diversidad biológica (La Biodiversidad y la Agricultura: Salvaguardando la biodiversidad y asegurando alimentación para el mundo. Montreal, 56 páginas, en https://www.cbd.int/doc/bioday/2008/ibd-2008-booklet-es.pdf).

Además, “de la cifra estimada de 15 mil especies de mamíferos y aves, sólo de 30 a 40 se han domesticado para la producción de alimentos y menos de 14 especies—incluyendo el ganado, las cabras, las ovejas, los búfalos y las gallinas—representan 90 por ciento de la producción mundial de ganado. En las últimas décadas se ha producido dentro de estas especies una erosión genética alarmante. Datos de la FAO indican que durante los últimos seis años, cada mes desaparece una raza”, añade.

La gran diversidad de plantas “que durante milenios se han seleccionado y cultivado, y los animales que han sido domesticados y criados, constituyen la base de los recursos genéticos recursos genéticos que los agricultores, ganaderos, y otros agrónomos podrán recurrir ahora y en el futuro. La biodiversidad agrícola es el resultado tanto de una selección humana como de la naturaleza. Su conservación depende de una administración adecuada y del uso sostenible. La diversidad de especies, variedades vegetales, y de la ganadería, han tanto permitido como soportado los asentamientos humanos y la producción agrícola en la mayoría de las eco-zonas climáticas de la Tierra, bloqueando al medio ambiente extremoso muy frío o muy seco. Esta diversidad de los cultivos y el ganado es también importante para permitir una dieta equilibrada y nutritiva”, sostiene ese documento. Y es el tema presente en la discusión de Guadalajara: combatir la hambruna sin agotar la biodiversidad.

¿Cómo se cruza con el tema de cambio climático? Porque el cambio drástico de temperatura no da tiempo a la adaptación a muchas especies, sobre todo las más especializadas, que dependen de fuentes limitadas de alimentos, en el caso de animales, o de condiciones ecosistémicas especiales, como los bosques mesófilos de montaña.

Los cambios en los patrones de clima generarán el colapso de regiones productivas, lo que vaticina una escasez de alimentos al perderse tierra fértil, reducirse el agua precipitada y no disponerse de especies adaptadas. Es un reto para la ciencia, la tecnología, y la resiliencia de las sociedades, sostuvo en su ponencia magistral Irene Hoffmann, secretaria de la Comisión de Recursos Genéticos de la FAO.

“El combate del hambre y la desnutrición son prioridades de la comisión, y el principal desafío para la segunda mitad del siglo XXI es la seguridad alimentaria, sobre todo en contextos de flujos migratorios”, añadió.

La reunión fue inaugurada por el gobernador Aristóteles Sandoval y el rector de la UdeG, Tonatiuh Bravo. “La gravedad de esta situación requiere de medidas efectivas y urgentes que detengan la extinción de especies, aseguren la diversidad de la vida en el planeta y contribuyan al bienestar social y a la erradicación de la pobreza [...] estos recursos se están perdiendo de forma alarmante debido a factores socioeconómicos y medioambientales, entre los que sobresalen el crecimiento demográfico y el cambio climático”, sostuvo Bravo Padilla.

Sandoval Díaz recordó que la agencia internacional de ONU ha señalado que si no se incrementa la productividad del campo y su calidad, aparecerá el fantasma del desabasto en 2050. Jalisco, “gigante alimentario” de México, tiene un reto mayor: los éxitos de sus cultivos y su ganadería destruyen a tasas aceleradas bosques, selvas y otros ecosistemas naturales.

Cómo conciliar lo parece opuesto, es justo el reto de la reunión que sigue hoy y mañana en tierras neogallegas.

SRN

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