miércoles, 13 de abril de 2016

Siapa contrata dragado para reabrir canal en Atequiza



Para paliar los efectos de la sequía, el organismo busca eliminar la barrera de lirio y tules que impiden el paso del agua a la derivadora Corona.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

La falta de agua potable en las redes del Área Metropolitana de Guadalajara, ante el aumento de la demanda por la entrada de la estación calurosa, ha obligado al Sistema Intermunicipal de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado (Siapa) a contratar de emergencia a una empresa con tecnología de punta: una dragadora Water Master, que desde el pasado jueves 7 de abril abre un canal de diez metros de ancho en una longitud de ocho kilómetros en la zona del río Santiago, que va de Ocotlán a la presa derivadora Corona.

El objetivo: que esa agua, estancada por la existencia de una tupida red de lirio y tules, fluya libremente hacia el canal de Atequiza, y alimentar el primer acueducto de abastecimiento que existió entre Chapala y Guadalajara, cuya operación se dio entre 1956 y 1985.

De acuerdo a datos obtenidos de forma extraoficial por MILENIO JALISCO, se trata apenas de un primer contrato de asignación directa que se justifica por la situación de urgencia, dado que la demanda de las fuentes de la ciudad está saturada, de acuerdo a la información del organismo operador. El canal podría conducir más de dos mil litros por segundo.

Fue el pasado 4 de abril la última comunicación formal del Siapa: “Dado que los volúmenes que actualmente se están aportando […] resultan insuficientes para satisfacer la demanda, se buscó aumentarlos a través de otras fuentes como la presa Elías González Chávez, desde donde se envían en este momento 2 mil 100 litros por segundo hacia la Planta Potabilizadora número 3, de San Gaspar. El año pasado el volumen máximo que se extrajo del vaso fue de mil 500 litros por segundo, con un promedio anual de 750. Adicionalmente se perforaron y equiparon 14 nuevos pozos que en total aportan 600 litros por segundo, y conjuntamente con la Conagua se dio inicio a la entrada de volúmenes adicionales a través del sistema antiguo”.

Precisamente el del canal de Atequiza es el “sistema antiguo”: la presa derivadora Corona fue construida a mediados del siglo XIX para dotar de agua a las haciendas de Atequiza y Zapotlanejo; “Posteriormente se rediseñó y se le montó una estructura […] cuya finalidad ha sido la de controlar mediante cuatro compuertas radiales los niveles del río y de esa forma poder incrementar el volumen de las descargas al canal Atequiza, a la vez que aumentar la capacidad de derrames”, señala el documento del Programa de ordenamiento ecológico local de Poncitlán, de 2012, elaborado por un equipo de investigadores coordinado por Gabriel Torres González, del CIESAS.

Junto con la presa Poncitlán, construida en 1903, se integra el viejo sistema de abastecimiento. “Ambas estructuras fueron construidas con el enfoque de servir para la canalización y distribución del agua en favor de la ZMG (incluido en otra época el aprovechamiento para extraer energía eléctrica) y el riego en el Distrito de Riego Número 13 gestionado actualmente por el Siapa”, pero hay una gran contaminación orgánica que favorece la abundancia de lirio y tule.

“La barrera de lirio y tule que existe hoy es tan tupida que estaba obligando al Siapa a bombear el agua, y hacía imposible usar el canal para el agua extra que demanda la ciudad, por eso fue el contrato”, señala un funcionario consultado por este diario. El Siapa puede extraer de Chapala cada año poco menos de 240 millones de m3, pero en realidad ha promediado alrededor de 190 millones de m3, pues el acueducto moderno, que fue puesto en operaciones en 1985, sólo puede trasladar 5,500 litros por segundo (el promedio debería ser de 7,500 litros para cubrir la concesión); de hecho, son constantes y periódicas las extracciones por Atequiza en tiempos secos, pero también controvertidas: es un canal a cielo abierto con problemas de contaminación y evaporación que hace más caro el proceso de potabilización. “Pero no hay agua más cara que la que no se tiene”, apunta el servidor. El tramo saturado de lirio y tule es de 35 km y el ancho del río promedia 50 km. Con la sequía, la sed aprieta en la metrópolis.

El dato

El “sistema viejo” de abastecimiento de Guadalajara entró en operaciones en 1956 y quedó en desuso parcial en 1985; cuando la saturación impide atraer más agua por el acueducto de 1985, se le debe rehabilitar, lo que ocurre en las primaveras más cálidas de los últimos años.

No hay comentarios: