martes, 27 de octubre de 2009

Mayorga, una radiografía pesimista del campo mexicano

A RIESGO DE SER DEMASIADO EXHAUSTIVO, ESTA ES LA VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA ENTREVISTA QUE LE HICE AL SECRETARIO DE AGRICULTURA, FRANCISCO MAYORGA CASTAÑEDA, EL PASADO VIERNES 23 DE OCTUBRE DE 2009. Por Agustín del Castillo

-Usted ya no tenía intenciones de volver al servicio público, ¿cómo le hizo el presidente Calderón para convencerlo?

- Bueno, él me dijo que quería hacer cambios en su gabinete, que estaba a la mitad de su periodo y que necesitaba mucho más avance en este segundo tramo, ir concertando con más grupos de la sociedad y pensaba que yo podía ayudarle para acercarse con otros grupos que estaban alejados de la secretaría.

- ¿Y cómo recibe usted la secretaría?

- Pues no hay grandes cambios en al estructura, ha ido perdiendo personal año con año por procesos de retiro voluntario, por jubilaciones; y como las plazas que se liberan, se cancelan, pues cada año tenemos menos fuerza de trabajo para atender las solicitudes de la gente; entonces necesitamos ir reacomodando nuestros recursos en función de las demandas, o sea, hay lugares donde sobra personal, hay lugares donde falta; una primera tarea es reacomodarlos, ir echando mano de la tecnología para tener más apoyo en medios electrónicos; necesitamos tal vez hacer convenios con otras instancias, por ejemplo ayuntamientos o agencias privadas de servicios, que puedan seguir atendiendo al productor lo más cerca posible, y que no necesariamente todo lo haga personal de la secretaria.

- ¿Entonces este adelgazamiento no necesariamente es malo?

- No, si sabemos encontrar todas estas fórmulas de respuesta.

- ¿Esto se debe a la federalización, a la descentralización que se han pregonado tanto?

- Sí, vemos que las estructuras estatales han crecido, vemos muchos ayuntamientos en el país que tienen sus regidores específicamente orientados a desarrollo rural o que tiene oficinas de desarrollo rural o tienen módulos de maquinaria para los caminos y los bordos y una serie de servicios que antes prestaba el gobierno federal; entonces si ha habido a nivel país en estos últimos quince años ese proceso de reducción de la estructura federal e incremento de las estructuras estatales y municipales.

- La última vez que conversamos, hace como siete meses, hacía un cuadro de la situación del campo y de la política que no era necesariamente el más favorable para el país, ¿ahora como secretario lo confirma?

- Sí confirmo lo que aquella vez platicamos; no puede cambiar el diagnóstico tan rápido, lo que he estado viendo y he platicado con los senadores, con compañeros de gabinete y grupos de productores con los que trato es que como país no tenemos articulada una política de alimentación, y al no tener articulada una política de alimentación todo lo que esta atrás de las cadenas productivas que son las cadenas primarias, no sienten que haya un rumbo, se sienten desorientados, a veces con señales encontradas por distintas agencias del gobierno o de distintos niveles de gobierno, el reto es cómo ir formulando esta política de alimentación para que desde ahí se parta desde atrás hasta la producción primaria y hasta antes de la producción primaria, como puede ser la investigación y el desarrollo en materia genética, por ejemplo, en este tema tan llevado y traído de los transgénicos; pues para mi la respuesta no es si usamos transgénicos o no, tenemos que entrar a esa tecnología, el chiste es que formemos empresas y científicos mexicanos que dominen esa tecnología y la pongan en servicio de los intereses nacionales, y no que abramos el mercado y que otros vengan por él; ese es el punto, y como este hay otros muchos temas ejemplos de que teniendo esta política en el segmento final de alimentación, podemos construir una congruencia en las cadenas productivas.

- Desde que usted fue secretario en Jalisco tenia un planteamiento de que el productor rompiera su dependencia del intermediario y tuviera acceso a las cadenas productivas para tener acceso a más valor agregado y riqueza; pero desde entonces, el campo permanece en el último lugar, en buena medida marginado, ¿por qué en tantos años no se ha podido articular algo?

- Porque tenemos inercias muy fuertes, tanto de lado de los productores como del lado de los industriales, o sea, en general el industrial no quiere hacer tratos con el campesino porque dice que ha tenido malas experiencias, que porque no cumplen los compromisos, los tratos o no pagan, y también el campesino ve en el industrial a alguien que va a abusar de ellos porque es una persona más preparada, con capital, con información, que ellos no la tienen, entonces ambos recurren a un intermediario o ambos van con el gobierno y le dicen: “tu gobierno resuélvenos los problemas porque nosotros no somos capaces de entendernos”; hay una inercia cultural, también hay falta de leyes que puedan obligar a las partes a cumplir los contratos: generalmente si una organización de campesinos no cumple con sus compromisos no pasa nada, porque son pobres, son del sector social, no les puedes exigir y mejor ahí muere, entonces eso va acabando la posibilidad de esos tratos directos; está el tema fiscal que ya lo hemos comentado alguna vez, si el campesino vive en la informalidad, no está dado de alta, no da facturas, pues el industrial no le puede comprar, porque el industrial tiene que comprobar sus compras y necesita una factura fiscal; además, muchas organizaciones de productores tiene más bien una finalidad política, o una finalidad de conseguir apoyos del gobierno, que la de realmente generar empresas con todas las de la ley, bien constituidas, bien organizadas, al corriente en sus impuestos, transparente en sus cuentas. Es todo esto lo que impide esta comunicación equitativa y transparente de las partes.

- El anterior secretario quedo muy marcado por el enfrentamiento con organizaciones de tipo político, ¿esto cambia las condiciones para usted, ya se hicieron los ajustes adecuados para trabajar con otras reglas?

- Las reglas siguen siendo las mismas, aquí se esta en una disposición personal a dialogar con las organizaciones de los diferentes colores y matices que hay, algunas radicales y otras más conciliadoras, y también con los señores gobernadores, porque hoy asumen un papel cada vez más importante en todos estos temas; ellos también le meten recursos y obviamente al meterle recurso quieres establecer ciertas condiciones en el ejercicio de los recursos, a veces son posiciones discrepantes las que tiene la secretaría a nivel federal y las que tienen algunos gobiernos estatales, y todo esto se resuelve a través del dialogo, del convencimiento, no creo que se pueda ir muy lejos con el enfrentamiento.

- Se presumió como logro que el productor ya tenía acceso directo a la secretaría y no las organizaciones como fatal intermediario, ¿esto ya es un hecho?

- No, creo que todavía las organizaciones juegan un papel muy importante, simplemente el Consejo Mexicano para el Desarrollo Rural Sustentable, que es un organismo creado por ley, cada mes se reúne con el secretario o los subscretarios para discutir una serie de temas con el ejercicio del presupuesto, con las reglas de operación, con los convenios estatales; ahí está presente también Amasda, una asociación mexicana de secretarios de desarrollo agropecuario, entonces siguen teniendo un pesos específico y fuerte.

- ¿Y no es deseable que lo pierdan?

- No creo, también el campesino en lo individual tiene muchas desventajas en un mundo altamente competitivo, globalizado, de concentración muy grande del poder económico en unas pocas manos; yo creo que lo que tenemos que buscar son organizaciones que tengan sustentabilidad económica, para que después tengan sustentabilidad política. Es como una empresa grande, fuerte, sólida, que tiene peso político, y no porque lo busque, sino porque da empleos, paga impuestos, porque sus proyectos tiene una repercusión en la comunidad; así me imagino yo una sana participación política de organizaciones económicamente viables, pues si nada mas nos quedamos en la pura participación electoral, o en la presión a los gobiernos para obtener recursos, pero no son capaces de hacer una actividad económica sustentable, entonces sí hablamos de organizaciones que no son verdaderamente representativas de los intereses del productor.

- Entonces, en ese sentido, sí es importante desmontar el viejo sistema que era eminentemente político y electoral.

- A eso me refiero, y bueno, si hay gente que le guste la parte política y que quiera participar en política, qué bueno, siempre y cuando tengan el respaldo de organizaciones económicamente sólidas, ¿o usted cree que Lala no tenga un peso político cuando es el principal productor de leche en nuestro país?; claro que sí lo tiene, ¿no cree que el director de Lala o el presidente del consejo de Lala tenga acceso directo con el señor presidente de la república, con un diputado, con un senador, con un gobernador, o que sus opiniones pesen? Claro que pesan. La otra forma es tomar la calle o hacer un plantón y también ser escuchado, pero a la larga una cosa es más sostenible y sana para el país que la otra.

- Hablando de soberanía alimentaria, que es una idea que hemos escuchado de toda la vida en México, en estos tiempos de globalización, de compromiso internacional, de tratados comerciales, ¿se puede pensar en una soberanía alimentaria, como antes se asumía?

- No, yo creo que no; hay que distinguir dos cosas, la autosuficiencia alimentaria que buscaba que pudiéramos producir internamente lo que nos comíamos, pero otra cosa es la soberanía, donde el Estado tenga la capacidad de asegurar la alimentación correcta de sus habitantes. Yo creo que en un mundo como el actual la autosuficiencia es imposible pata un país moderno, inclusive Estados Unidos y Europa son grandes exportadores y grandes importadores, Japón es el principal importador de alimentos del mundo, importa 60 mil millones de dólares al año, y nadie piensa que sea una economía dependiente o débil, y claro que si Japón produjera más comida sería más poderoso, pero hasta ahí le dan sus recursos, es un país pequeño, montañoso, y no puede abastecer todas sus necesidades de alimentación; entonces aquí tenemos que ir hacia lo que es posible, México con sus tierras, su agua, su clima, sus mares, qué tanto puede avanzar para ser autosuficiente o generar divisas para poder traer otros bienes que necesitamos, no necesariamente comida. Durante la época de oro de la agricultura mexicana en los años sesenta, México exportaba trigo, maíz, pero necesitaba importar maquinaria para su proceso de industrialización; entonces las dos cosas son necesarias, primero abastecer el mercado local, pero también necesitamos generar divisas para traer lo que nos falte.

- Sin olvidar los muchos mexicanos que somos en comparación con los años sesenta…

- Claro, y además, las dietas; yo diría que hoy podemos ser autosuficientes en maíz y en frijol, porque la gente ya come muy poco maíz y frijol, la gente ahora come más alimentos elaborados, proteínas de origen animal, entonces ahí es donde nos empezamos a complicar en este concepto de la autonomía alimentaria.

- ¿Entonces lo que ha impulsado la Sagarpa en los últimos años, de que nos dediquemos a producir lo que mejor nos sale y tiene más mercado exterior, y lo demás traerlo, es adecuado?

- Pues yo diría que mas que Sagarpa ha sido la política del país en su proceso de apertura, y este es el mensaje que estamos mandando: vámonos abriendo para que podamos acceder a mercados externos con productos mexicanos y con esas divisas vamos a traer lo que nos hace falta; creo que el planteamiento no está mal, pero también creo que necesitamos fortalecer la producción interna, porque todavía tenemos un largo camino que recorrer en ese sentido: México no ha llegado a su tope de producción de alimentos, todavía su potencial es muy grande, también estamos viendo en los últimos años, a través de la crisis alimentaria que cierto grado de autosuficiencia es muy deseable, un país que avance en esta soberanía es mas sólido.

- ¿Menos endeble ante los cambios del mercado? Por ejemplo, el día que China o Estados Unidos deciden cerrar la venta de granos para alterar precios…

- Sí, eso es consecuencia de ser un país altamente dependiente, en ese sentido necesitamos fortalecer al producción de alimentos en México, con un criterio también de racionalidad, y no hacerlo a cualquier costo, porque en primera no vamos a poder por nuestra características de tierra, de clima y de agua, y en segundo renunciaríamos a otros muchos satisfactores que también la población necesita: alimentos, energéticos, automóviles, equipos, investigación y desarrollo; por eso digo que no podemos fijarnos la autosuficiencia a cualquier costo.

- Una de las críticas que más se dirigen a la Sagarpa es que este nuevo diseño económico está beneficiando fuertemente a un minoría del campo, los exportadores, pero hay un desplazamiento, hay un deterioro de vida de la gran mayoría de lo campesinos…

- Sí, es correcto, esta es una de las grandes fallas del modelo, por eso se tiene que atender a esta enorme población de productores que están entre la autosuficiencia y una participación muy marginal en el mercado; y tenemos también que construir organizaciones, y volvemos a lo mismo, ese pequeño productor individual tiene una viabilidad bajísima, está aislado, en cambio si se organiza y se une puede tener una gran fuerza, y el ejemplo está en el grandes cooperativas de otros países que son capaces de contener o de equilibrar el poderío de las trasnacionales o de las grandes empresas locales.

- Y cosas muy propias de México, como el ejido o la comunidad indígena, ¿no son la oportunidad de caminar en este sentido?

- Yo creo que sí pero nos hemos quedado atrás en adecuar este tipo de figuras muy propias de nuestra cultura a una realidad global como la que vivimos hoy; por ejemplo, el ejido qué es, una forma de tenencia o una forma de organización; yo creo que se quedó como una forma de tenencia y no como un grupo organizado que prácticamente ya no existe […] las comunidades indígenas también pueden poseer en común las tierras, pero de ahí a que actúen como una unidad económica compacta, pues se está lejísimos.

- Y que además tienen una visión del mundo muy alejada de la lógica del mercado.

- Así es, entonces la idea no es desaparecerlas, ni eliminarlas, al contrario, es ver cómo las llevamos, cómo las acompañamos sin perder sus raíces culturales para que se inserten en ese mercado que ya está por todos lados; ese es el reto, cuando una organización sólo gestiona apoyos o consigue votos, o nada más presiona al gobierno, está dejando en la pobreza a sus representados.

- Perpetuando un modelo de miseria…

- Exacto, dejando en la miseria a sus representados, porque los hace dependientes de un tercero, que es líder, que es el que entrega o el que dona, pero no son capaces de crear su propio desarrollo, un apoyo del gobierno sí, pero a la larga que un día se desteten o se hagan independientes.

- Y así tenemos muchos siglos, desde la colonia, esperando que se suceda esto.

- Exactamente, por eso digo que hay muchas inercias que desde la secretaría no puede uno aspirar a cambiar.


- Hay otro gran tema que es el asunto ambiental, usted mencionaba a Lala, pero hay un aspecto que casi nunca se cuenta sobre el costo ambiental que se está pagando por sostener su sistema en La Laguna, una amenaza de colapso que se reproduce en muchas partes del país, ¿no cree que estamos generando negocios que en realidad no tienen sustentabilidad futura?

- Exacto, es uno de los grandes temas a los que no le hemos entrado, nos seguimos concentrando en la producción, en la rentabilidad, en la eficiencia, y esta es otra gran variable nueva que esta apareciendo en el mundo de los alimentos, la sustentabilidad, y no nomás está Lala, por ejemplo en el valle de Mexicali: usted sabe que en todo California hay graves problemas de agua, sin embargo estamos produciendo una gran cantidad de trigo cristalino que además se exporta con subsidios, entonces finalmente estamos consumiendo millones de metros cúbicos de agua para producir un cultivo que no tiene mercado en México y que además se tiene subsidiar para que salga del país, y esto no es una agricultura sensata, ni ambientalmente, ni económicamente; sin embargo ahí está porque ese grupo de productores tiene un poder político para exigir en el Congreso apoyos al trigo, y a la hora de la hora se instalan ahí y no aceptan cambiarse de cultivo, porque si lo hacen pierden ese poder de negociación.

- Lo que nos lleva al tema de la política de subsidios ¿rediseñarla no es uno de los grandes retos?

- Definitivamente, lo que estamos viendo es que ya los niveles de subsidio son tan altos, que están desplazando a la inversión privada, y en lugar de invertir el productor con la ayuda del gobierno el productor ya no invierte a menos que el gobierno le ponga dinero, y esto está causando esta paradoja enorme de que cada vez se le mete más dinero al campo y el ritmo de crecimiento del campo es más chiquito o la rentabilidad particular de los actores se está perdiendo; y la gente a pesar de los subsidios dice, pues no me salen las cuentas, estoy perdiendo dinero, y es porque hemos ido abdicando de la inversión privada año con año, esperando el recurso público.

-Bueno, lo vemos claramente en el sector forestal, donde está invirtiendo mucho la Conafor pero no se ve que llegue la inversión de otros lados.

-Exactamente, eso es lo que estamos viendo y necesitamos replantearnos.

- Pero esto obligaría a un verdadero cambio de timón, ¿coincide en la idea de que políticamente el país no está preparado para esto?

-De acuerdo; sin embargo, hay que hacerle la lucha para hacer conciencia y de repente suceden cosas, por ejemplo, Nueva Zelanda fue capaz hace catorce o quince años de decir los productores al gobierno, en vez de que me des un subsidio para mis vacas, vamos invirtiendo ese dinero en bienes públicos, en investigación y desarrollo, en promoción de las exportaciones, en la sustentabilidad de la actividad, y lograron dar ese paso, y no esta fácil en México, no lo veo en el corto plazo, pero tenemos que hacer esta conciencia.

- Sin olvidar de vaticinios bien informados sobre el cambio climático que le pega fuerte al país y puede colapsar muchas regiones.

- Pues simplemente el caso de la leche; usted vea cómo las grandes cuencas lecheras están todas en zonas con problemas de agua: Ciudad Juárez, Ciudad Delicias, en chihuahua; luego siguen Torreón, Aguascalientes y Querétaro; en esa enorme franja de norte a sur, se genera 85 por ciento de la producción de leche en este país, pero todas están en grave conflicto con el agua.

- Considerando que muchas de estas empresas lecheras son de avanzada en muchos sentidos, ¿no se han acercado para hablar del tema, no hay una preocupación?

-No como un tema toral, de repente cuando se seca un pozo o hay un año extremadamente seco piden apoyos para la sequía, pero no como para plantearse una estrategia global de cuidado del recurso, y finalmente dicen, si se me acaba el agua aquí, me traigo la leche de Uruguay o de Nueva Zelanda, lo importante es tener el mercado; entonces entramos a este tipo de lógicas puramente económicas, de “si ya exprimí la tierra y no tiene nada que ofrecerme, pues voy y me traigo los productos de otro lado”.

- Una lógica depredadora.

-Sí, porque finalmente es el producto el que da un valor en el mercado a mi compañía, razonan; pero yo no culparía tanto a las empresas sino que como humanidad tendríamos que replantearnos muchas cosas y ese es un ejemplo.

- De nuevo el tema de subsidios, en México hay tasa cero en el cobro de agua para el campo, y subsidio a la electricidad, ¿no le parecen estímulos perversos?

- Exactamente, y muchas de estas cosas el señor presidente las tiene claras, como es tema de la compañía de Luz y Fuerza del Centro, donde es claro que ya no podemos estar manteniendo tantas cosas, sin costos, con el pretexto de no estar afectando a la economía popular; aquí en Jalisco lo hemos visto muchos años, cada vez que se propone elevar las tarifas del agua para financiar así el saneamiento, los diputados dicen que no.

- Y el pretexto es siempre el problema económico de la población, pero si nos esperamos que la población este bien…

- O a que no haya agua, y así por más que sea gratis el agua, esta no estará disponible, pues qué otra salida tenemos.

- Pero en realidad hablamos que esto rebasa en mucho lo que puede hacer un secretario de agricultura…

- Y eso lo hemos dicho en todos los tonos, las secretaría sola no puede resolver el tema de alimentos y agricultura de este país, por mas presupuesto que le den.

- Considerando la realidad que le toca enfrentar a usted como secretario, ¿que sería para usted en estos tres años un logro como para decir que valió la pena estar al frente de la Sagarpa, siendo realistas ante este clima político tan adverso?

- Si pudiéramos primero compartir con otros actores de la sociedad mexicana, el Congreso, los gobernadores, los empresarios, las organizaciones de productores, los medios de comunicación, los intelectuales, una visión donde partimos de las necesidades no nada más del campo hacia el mercado, yo creo que ya seria una parte muy satisfactoria para mi; también si podemos ir derivando los presupuestos de bienes privados hacia bienes públicos, por lo menos de 25 a 30 por ciento, sería también otro avance; también el tema de cómo formalizar a los productores primarios, sobre todo pequeños, para que puedan vincularse a las cadenas de valor sin intermediarios políticos ni económicos, pues sería otro paso importante.

- Cuando usted habla de bienes públicos ¿a qué se refiere?

- Ejemplos: una cosa que está teniendo más importancia cada vez son las sanidades, la salud, temas como la influenza aviar, que en un momento dado pueden colapsar una actividad económica que ha costado muchos años y dinero construir; la sanidad es un bien público que el gobierno tiene que estar cuidando, ahí no hay incentivos para que hagan los particulares la chamba solos, de investigación y desarrollo, o sea, tenemos que generar una serie de empresas de alta tecnología que puedan incidir en cuestiones como es el cambio climático, como la biotecnología, como nuevos negocios para reciclar, para encontrar nuevos productos como es la biomasa que se encuentra en el campo; entonces es sanidad, investigación y desarrollo, infraestructura; tenemos mucha infraestructura altamente deteriorada, tenemos presas azolvadas, canales rotos que no están revestidos y significan una enorme pérdida de agua; nos faltan caminos, nos falta electricidad en muchas zonas rurales; está la promoción de productos mexicanos, la capacitación y desarrollo tanto de los productores como de los consumidores, o sea, nuestro pueblo no sabe alimentarse bien, por eso tenemos campeonatos en obesidad, en diabetes, en arterioesclerosis, y todo eso cuesta, y a los particulares no les interesa invertir en esto, al particular le interesa su negocio y su rentabilidad, y qué bueno, hizo su chamba, pero la chamba del gobierno más bien es esta, la planeación; y yo les digo que si todos los programas son a la demanda, cómo me pides que planee, con qué armas, si finalmente mi presupuesto se lo tengo que dar al que me pide, entonces son esos pequeños giros los que tenemos que ir dando.

- ¿No cree que en buena medida que el gobierno invierta tanto en subsidios ha sido porque la banca no ha respondido como factor de otorgamiento de créditos y de condiciones adecuadas para un productor?

- Sí, es correcto, pero ahí también entran las estructuras de tenencia de la tierra y si la mitad del país o un poco más es propiedad social y no se puede dar en garantía, pues automáticamente será mas difícil que la banca le entre a esa mitad, y si la otra mitad sí le puede dar garantías pues se va a enfocar a la mitad que sí le pueda otorgar garantías; segundo, si no hay formalidad en la relación del agricultor con la empresa, pues también está en riesgo el tema de la comercialización: va a aparecer el coyote y va a pagar el precio que quiera, y también cómo le entro a un cliente que no sé a quién le va a vender, no aparece en el mapa, el señor si sabe a quién le vende, pero las dos figuras son informales, están en la economía informal, y si no tengo normas de calidad que me digan este producto tiene tal precio, todos valen lo mismo o no valen nada; todo esto impide que un financiero entre a un sector con tanto problema, si puede entrar a otro que no tenga problema, el financiero puede financiar vivienda de interés social, automóviles y línea blanca, tarjetas de crédito, va a decir, para qué me meto a algo tan complejo, si por acá están las cosas mas sencillas; por eso digo que tenemos que arreglar la casa en muchas vertientes para que entonces el crédito llegue, y si además todo el tiempo estamos diciendo que el campo es un desastre, que está abandonado, pues así no estamos vendiendo el camello, y el banquero se mueve por riesgo, donde está la mayor percepción de riesgo, pues ahí no va.

- ¿Esto indicaría que la reforma del 27 constitucional en 1992 se quedó mocha?

- Sí señor, se quedó mocha, creo que fue un gran logro parar el reparto agrario, fue un gran logro darle al campesino un certificado de derechos agrarios que ya no era sujeto a los caprichos o a las políticas internas de los ejidos, pero no hemos llegado a la plenitud que es la propiedad plena de un pedazo de tierra.

- Por ejemplo, una comunidad indígena que por un lado reclama su derecho a sobrevivir de acuerdo a sus normas particulares, ¿puede tener cabida en este mundo con estos desafíos?

- Sí, porque finalmente también al interior de una comunidad pueden coexistir las dos formas de trabajo, una parte privada, que de hecho desde los calpullis así era, la parcela, el patio de la casa, siempre ha sido como una propiedad privada, aun en los sistemas soviéticos, pero hay zonas comunes que pueden tener un plan de manejo científicamente preparado para agostaderos o para recursos forestales, y trabajar en forma ordenada.

- También hay ejemplos, pocos, de ejidos y comunidades que han tenido éxito.

- Es correcto, y de comunidades pesqueras, ahí entrar otro tipo de fuentes de ingreso como es el ecoturismo o turismo de naturaleza, la preparación de platillos con los ingredientes autóctonos; ahí entraría muy bien el maíz criollo, y si esas comunidades producen un maíz criollo y si al mismo tiempo le agregan valor en el sitio, pues ahí se vuelven económicamente viables.

- ¿Descarta usted los vaticinios de muchos ambientalistas respecto al tema de los organismos genéticamente modificados, como es el caso del maíz con las razas criollas?

- Sí los descarto, porque en primer lugar lo que se están planteando en México es acotar la producción de maíces transgénicos en regiones de agricultura intensiva y donde ya no hay un agricultura tradicional; y el segundo punto es que aunque no existieran los transgénicos, el simple hecho de que los productores de maíces criollos no tengan rentabilidad, pues va a hacer que dejen esos materiales, y volvemos al tema del banquero, si aquí tengo una semilla que me produce dos toneladas por hectárea en el mejor de los casos, y aquí tengo otra que puede darme ocho, usted dígame si voy a estar casado con la de dos; no lo estoy a menos que las dos toneladas de maíz criollo pueda venderlas o pueda obtener el mismo ingreso que con ocho toneladas del maíz normal; les pongo el caso del maíz cacausazintle, con el que se hace el pozole, que vale a diez pesos el kilo, y ahí sí, si me da dos toneladas y es a 10 pesos el kilo, esto sería el equivalente a ocho toneladas a 2.50 pesos el kilo, pero son nichitos de mercado que tenemos que encontrar para que de veras se defienda el maíz criollo, de otra, aunque no existiera el transgénico, se va a acabar.

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