domingo, 14 de agosto de 2011

De pesca con Pedro Infante


Bernabé Pastrana Cupul • Pescador – protector de la biosfera de Los Petenes
•En privado

Campeche, Agustín del Castillo, enviado. MILENIO-JALISCO. Este proyecto de investigación fue ganador de una beca de Fundación AVINA en la emisión 2008-2009. FOTOGRAFÍAS: MARCO A. VARGAS

Pedro Infante debe ser todavía el personaje más popular de México. En los años 50 del siglo XX, mientras filmaba las películas que hacían suspirar adolescentes o llorar a las amas de casa, y sus canciones conquistaban a todos los públicos, un oscuro pescador tuvo oportunidad de tratarlo de igual, en una cabaña ubicada en isla Arena, Campeche; ese hombre, Bernabé Pastrana Cupul, hoy es un anciano y lucha por la preservación de los ecosistemas entonces vírgenes, hoy amenazados, de la reserva de la biosfera de Los Petenes.

“Yo con mi padre trabajaba mis trampas para el pescado y el marisco durante ocho meses y cuatro descansábamos, poníamos la veda para evitar que se capturaran animales; cuando venía Pedro Infante desde México yo le llevaba la carga […] él tenía una casa en Isla Arena; tenía una compañía de aviones, Tamsa, eran aviones de barriga grande, entonces nosotros llevábamos a Mérida la mercancía para subirla en esos aviones”, refiere el viejo de 67 años.

El originario de Guamúchil, Sinaloa, iba con frecuencia porque era piloto y le gustaba volar. “Yo tenía como catorce años cuando lo conocí, era buenísima persona, mi patrón le vendía cangrejo […] en su casa de Isla Arena mi papá y yo estábamos un día comiendo, cuando llegó él, a ver quítense que ya llegó Pedro Infante, nos dijeron, pero él se metió: ‘no se quiten, ahí quédense, no hay problema’, nomás venía a pasear, y cantaba a capela, o con guitarra, y uno lo escuchaba…”.

El gusto del actor por el aire fue su tumba, recuerda el pescador maya: su avioneta se desplomó cerca de Mérida, y dicen que cayó sobre una muchacha, “es que también siempre le gustaron las mujeres”, comenta socarrón.

Don Bernabé ha sido testigo de las grandes transformaciones que han ocurrido en el litoral de Campeche, antaño una enorme reserva forestal y de caza, y hoy en proceso de deforestación por la creciente presión humana sobre sus recursos.

Su memoria atraviesa los desastres que acarreó la gran mancha de petróleo expulsada por el Ixtoc, hace treinta años, o la muerte de las grandes palmeras cocoteras que poblaban el litoral –por una extraña enfermedad–, o la devastación de la selva y de los petenes –islas de vegetación selvática en medio de ecosistemas salinos–. Lo que más le preocupa es que el deterioro de los esteros y las marismas, han hecho declinar la producción de peces y mariscos de alto valor comercial –los esteros son “la guardería” de las especies– y que en la costa, son cientos, tal vez miles, de lancheros improvisados que matan sin respetar vedas y en general, sin conocer cómo funciona la vida.

La sobreexplotación de especies ocasiona incluso un tráfico con los motores de lanchas, y robos constantes, que también ha padecido.

“Lo que pasa es que somos muchos; antiguamente eran cayucos, no había motores, y a pura vela andábamos; pero empezó a haber motores y fue una plaga la lancha, todo mundo ya no quiere tener un motor de seis sino de 50 caballos, y hay muchos patrones; ese es el problema, porque si yo soy un armador, no voy a tener sólo una sino cien, y esas 100 a quién se las voy a dar, si pescadores no hay en Campeche; pues a cualquier vecino, y de ahí viene todo este problema…”.

Turismo, historia de un desastre


En 40 años, el paraíso intocado de Quintana Roo fue trastocado. Hoy, la meca turística mexicana lo conforman Cancún y la Riviera Maya, que captan 4 mil millones de dólares anuales, pero contaminan y destruyen ecosistemas, erosionan playas y colapsan la pesca marina

Cancún, Quintana Roo. Agustín del Castillo, enviado. MILENIO-JALISCO. Este proyecto de investigación fue ganador de una beca de Fundación AVINA en la emisión 2008-2009. FOTOGRAFÍAS: MARCO A. VARGAS

"Esto ya no tiene remedio”, comenta sombrío don Alberto Frizione, empresario ecoturístico que llegó de Veracruz a estas tibias costas del Caribe en 1974, un paraíso que apenas comenzaba a ser hollado por la avaricia de las grandes empresas y la megalomanía del gobierno mexicano.

37 años después, su conclusión es lapidaria: “lo que es en Cancún y Playa del Carmen, creo que ya llegamos a un punto de no retorno, cuando nuestros recursos se empiezan a acabar y los tenemos que empezar a producir; el mar, que era esa fuente de recursos, de energía eterna, ya no lo es, y si seguimos capturando especies de la misma manera, este mar se nos acaba en diez años; si seguimos viéndolo como un vertedero de basura, si no ponemos las plantas de tratamiento, si las autoridades se siguen haciendo tarugas, si los empresarios siguen siendo tan ambiciosos […] parece que no hay salida”.

Cancún y su Riviera Maya, la perla de México, recibe un tercio de los turistas del país y una derrama que se acerca a cuatro mil millones de dólares anuales en aproximadamente 60 mil cuartos para toda clase de presupuestos. Como negocio es inobjetable. Lo que no comprenden don Alberto y muchos pequeños empresarios y ambientalistas, es cómo no se invierte de fijo una parte pequeña de esa derrama para evitar la destrucción del capital natural, que es el verdadero sustento de toda economía; por el contrario, éste capital hoy se devasta entre el uso irracional del agua (casi todo Playa del Carmen vierte aguas crudas al mar o los esteros), la producción de basura (de 800 a mil 400 toneladas diarias), la tala ilegal, la cacería indiscriminada de animales silvestres (sobre todo marinos) y la elevada y desordenada presencia de viajeros que cotidianamente irrumpen entre ecosistemas frágiles.

No es casualidad que la barrera coralina de Isla Mujeres esté enferma de muerte ante los excesos de buceo, esnorqueleo y contaminación; que la población de tiburón ballena y de otros escualos esté en riesgo por decenas de miles de visitantes que los hostigan y hasta los pescan –don Alberto no olvida cómo hace unos meses, un inescrupuloso pescador, con permiso federal, se llevó 25 hembras de tiburón toro que se reproducían apacibles en un estero-; que los últimos paraíso intocados de la zona, como la famosa isla de Holbox, ya están inmersos en proceso de “civilización” (una metáfora universal: la vida humana, tras su expulsión del estado de la naturaleza, por un irritado ángel con espada flamígera).

No siempre se soñó con estas pesadillas; como producen muchos millones de dólares, pareciera conformar para sus gestores un colapso remediable. Pero son muchos lo que piensan que no habrá ya retorno.

En el principio
El proyecto Cancún tiene una larga e importante gestación. Por encomienda del presidente mexicano Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), los consultores del Banco de México, Enríquez Savignac y Pedro Dondé Escalante, se dieron a la tarea de explorar zonas potenciales para el turismo, ante la evidencia de que ese sector crecía más que otros en una economía en fase de transformación. En 1968 entregaron su informe, donde señalaron la pequeña isla enclavada al noreste de Quintana Roo. En 1969 se dio el visto bueno a la megainversión.

Los arquitectos Enrique y Agustín Landa Verdugo, así como Javier Solórzano, plantearon la primera traza del desarrollo (ver Cancún, fantasía de banqueros, de Fernando Martí, editorial Uno, 1985). Desde ese momento, comienza la adquisición de los terrenos y su promoción, tras superar el escollo de la desconfianza del siguiente presidente, Luis Echeverría Álvarez. La fundación de la ciudad, según el Diario Oficial de la Federación, es del 10 de agosto de 1971. En septiembre de ese año comienzan a fluir los créditos del Banco Interamericano de Desarrollo.

La isla sería la zona turística, conectada por puentes con relleno de materiales, y engrosadas sus dunas para abarcar enormes hoteles junto al mar; la ciudad contigua en el continente tendría máximo 20 mil habitantes.

La primera piedra del hotel Bojórquez, es puesta a mediados de 1972, pero el primero en operación fue el hotel Playa Blanca, en septiembre de 1974, totalmente subsidiado en sus servicios básicos y con fosas sépticas a la orilla del mar. El 8 de octubre de 1974, Quintana Roo se convirtió en estado de la federación.

“Yo llegué por primera vez a colonizar Cancún en 1974; venía de Jalapa, de cacería, pero me vine a hacer mi vida aquí completamente en 1978”, refiere don Alberto Frizione. Cancún “era el paraíso de todos los amantes de la naturaleza; se cazaba de todo, había mucho pavo, le tirábamos al tigre, al venado, al faisán, al tepexcuintle; veníamos a disfrutar de las bondades del mar, sacábamos caracol, tortugas y pescado; todo estaba marcado por la abundancia y parecía que no se nos iba a terminar…”.

En esa época había un pescador muy famoso “que le apodaban El Válvulas, Carlos García, fue el que descubrió a los tiburones dormidos y le avisó al legendario Ramón Bravo, que después hizo un documental de los tiburones dormidos, e Isla Mujeres se puso en el mapa de todos los buzos y los científicos del mundo […] llegábamos allí y El Válvulas agarraba a pescados gigantescos con un gancho, para que los visitantes lo vieran y ese día se lo comían…”.

Mientras la región cambiaba y gradualmente el desarrollismo crecía los negocios hoteleros y la pesca a expensas de los recursos, el señor Frizione siguió un proceso inverso, y renunció a matar animales; “de 25 años para acá ya no volví a matar nada, y me dediqué al medio ambiente, a cuidarlo, porque vi cómo lo estábamos deteriorando todos, a estos animales que se portaba tan nobles y tan inocentes con nosotros, que venían a ver qué estábamos haciendo, y les dábamos un arponazo o un tiro…”.

Pero recuperar la armonía ya era una historia perdida.

Recuento de colapsos
La severa modificación del entorno le pasó facturas al megadesarrollo turístico de Cancún, derivado del incremento de la carga de población y su huella ecológica a niveles muy superiores a la capacidad de los servicios ambientales.

El conglomerado humano que oficialmente tuvo cinco habitantes iniciales (Gabriel Garrido, Emilio Maldonado Gómez, Julia Baeza Chimal, Antonio Hernández y Rodolfo Leal), pasa a menos de quince mil en 1975, y en 1980, a 33,273, según el censo del INEGI; en 1990, registró 167,730; en 2000, 526,701, y en 2010, 661,176 habitantes. No es distinta la situación de Cozumel, Isla Mujeres, Playa del Carmen y Tulum, donde habitan actualmente más de 200 mil personas, cuando había 24 mil en 1980. De este modo, hoy tiene la zona más de 870 mil moradores.

Los efectos del crecimiento acelerado sobre zonas ecológicamente frágiles quedaron en evidencia con la llegada del primer meteoro: el huracán Gilberto, los días 13 y 14 de septiembre de 1988, con vientos de más de 320 kilómetros por hora, que arrasaron recintos hoteleros y residenciales, provocaron 40 muertos y una altísima deforestación.

Fue más grave lo que pasó 17 años después, con el huracán Wilma, del 20 al 22 de octubre de 2005, que destruyó todo el tendido eléctrico, cortó las líneas de agua potable, y arrasó con 11.5 kilómetros de playa, que fueron reconstruidas con 25 metros de anchura por grandes contratistas y a un costo de 215 millones de pesos, pero que desde entonces, obligan al gobierno federal a invertir cada año en mantener lo que la naturaleza ya no sostiene.

Para el poder económico que se beneficia de Cancún, se trata de la furia de los elementos y poco se puede hacer por evitarla. Para quienes observan 40 años de historia de un desarrollo que multiplicó por 50 sus previsiones de carga poblacional, que se masificó en términos de clientes, que privatizó bienes públicos y desplazó ecosistemas, como don Alberto Frizione, el error humano es evidente; la conclusión está curtida de escepticismo y permeada de desazón: desde que hay historia (esto es, el relato del devenir humano) ningún paraíso perdido pudo ser reconstruido.

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Las cifras

El impacto

600% Se ha multiplicado la población de Quintana Roo desde 1980. Hoy es de 1 millón 325 mil personas

11.5 Kilómetros de playas terminaron de erosionarse con Wilma, en 2005, efecto que permanece

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No hay “equilibrio responsable”

Al utilizar como bandera el patrimonio natural de la región, el desarrollo turístico de Quintana Roo debería generarse en medio de “un equilibrio responsable” en el uso de los recursos y garantizar su permanencia, pero el resultado está lejos de esa premisa, consideran los investigadores Eduardo Rubio Maldonado, Manuel Murad Robles y José Vicente Rovira Sanroque (Crisis ambiental en el estado de Quintana Roo, revista Argumentos, 2010, Universidad Autónoma Metropolitana).

“A la fecha, tanto el mar Caribe como lo humedales de toda la costa muestran síntomas de degradación ambiental. Estos frágiles ecosistemas son susceptibles de impactos, en parte por las condiciones oligotróficas y por el soporte económico”, señalan como ejemplo. En cada aspecto de la huella ecológica destacan que el crecimiento de la industria (turística) y la población, y sus elementos consumistas, tienen incidencia en la crisis de esta época.

Acuerdan coordinarse para evitar destrucción de la costa de Jalisco


Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales se compromete a ampliar su papel en la región. Firman convenio empresarios, científicos y la autoridad federal para afrontar el futuro tomando decisiones contra el deterioro ambiental

Careyes, La Huerta. Agustín del Castillo. MILENIO-JALISCO. Edición del 13 de agosto de 2011

Los problemas ambientales de la costa de Jalisco, que están entre los más graves que padece cualquier región del país, serán atendidos con base en un convenio firmado este jueves 11 de agosto por los empresarios turísticos, los científicos y la autoridad federal, que se coordinarán para discutirlos y para tomar acciones directas que prevengan el deterioro.

El secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Rafael Elvira Quesada, presidió un acto en el área común del pueblo de Careyes, al sur de la bahía de Chamela, y señaló la gran importancia de que los desarrolladores se vinculen con los generadores de conocimiento para afrontar las grandes discusiones que se precisan para generar riqueza sin comprometer los valiosos ecosistemas regionales, de los que se ha perdido ya la tercera parte en 40 años y lo que permanece está severamente degradado (MILENIO JALISCO, 8 de junio de 2011).

El funcionario reconoció la necesidad de acercar las instituciones a la zona para evitar los daños a especies y ecosistemas, como es el caso del manglar, las tortugas marinas o numerosas especies vegetales y mamíferos en peligro de extinción. Por ello, se pretende que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) establezca una oficina local con dos inspectores que permitan tomar decisiones a tiempo en el caso de las denuncias por daños.

Por ahora, las instancias firmantes del acuerdo son la propia autoridad federal, la Fundación Ecológica Cuixmala AC, y la Asociación de Empresarios de Costalegre AC; se ausentaron de último momento el gobierno de Jalisco y el Ayuntamiento de La Huerta, por presuntas diferencias entre sí, pero el secretario espera que se integren al proceso que debe incidir en los tres ámbitos de gobierno y todos los sectores productivos.

“Creemos que el municipio es muy importante en esta clase de acuerdos, y confiamos en que se terminará sumando, al igual que el gobierno”, apuntó por su cuenta el presidente de los empresarios, Ari Nieto Vélez. Puso en relieve la necesidad de que salga adelante el ordenamiento ecológico local, como base para que se tomen las decisiones correctas en términos de los proyectos futuros de inversión, y que otras actividades económicas altamente relevantes, como la agricultura y ganadería, también sean ordenadas.

El coordinador científico de la Fundación Cuixmala, Álvaro Miranda, consideró positivo que se establezca un espacio que permita plantear los problemas para que sean considerados, dada la urgencia de frenar el deterioro.

El convenio “de fortalecimiento a la conservación y promoción del desarrollo sustentable de la región de Costalegre” lleva el compromiso para la Semarnat de crear “reservas marinas temporales” para proteger especies acuáticas en las zonas de influencia de las áreas protegidas de la región, además de mantener la presencia constante de la autoridad ambiental federal.

También promoverá la protección de cuencas y zonas de vegetación apoyando a las comunidades locales mediante el Programa de Pago por Servicios Ambientales que tiene la Comisión Nacional Forestal, que justamente ha establecido en la región un programa de acciones tempranas del mecanismo internacional REDD –Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de Bosques, más el componente social– una estrategia a cinco años con un presupuesto de al menos 320 millones de pesos (MILENIO-JALISCO, 20 de junio de 2011).

“Es importante que ya nos dejemos de pelear, esto es muy desgastante, debemos construir una región que tenga futuro”, dijo uno de los asistentes. Es crucial: cada año se pierden 20 mil hectáreas de selva seca en Jalisco.

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Claves

Otros compromisos

•La Semarnat impulsará el manejo integral del agua y de los residuos sólidos urbanos, por lo que se promoverá el ordenamiento de las actividades productivas municipales y se mejorará el desempeño ambiental de las actividades turísticas en el municipio de La Huerta

•Esto pasa por la construcción de un relleno sanitario y de un sistema de separación de basura en el que se sumen todos los sectores

•La dependencia entregó fondos por 950 mil pesos para la conservación y el manejo sustentable de la zona

•Se espera que las autoridades estatales y municipales aporten los recursos financieros, humanos y materiales necesarios para formular un Programa de Ordenamiento Ecológico Local, coadyuvar en el manejo integral de los residuos sólidos urbanos, sanear y clausurar los cuatro tiraderos del municipio, así como construir tres rellenos sanitarios en el municipio y uno para la región costera

Huicholes por fin recuperan el cañón de Tlaxcala


El Tribunal Unitario Agrario del Distrito 13 ordenó la restitución de 9,561 hectáreas, de manera que Waut+a logra una restitución a costa de ganaderos de Chimaltitán.

Guadalajara. Agustín del Castillo. MILENIO-JALISCO. Edición del 12 de agosto de 2011

Esta semana concluyeron los trabajos de ejecución de las sentencias emitidas el pasado 15 de julio a favor de la comunidad indígena huichola de Waut+a (San Sebastián Teponahuaxtlán) por parte del Tribunal Unitario Agrario de Distrito 13, en la que se ordena la restitución de una superficie de 9,561 hectáreas que desde hace más de medio siglo fueron invadidas por ganaderos del municipio de Chimaltitán, en las zonas denominadas como Cañón de Tlaxcala y Barranquillas, al norte de Jalisco.

“Con este trabajo, que incluyó la verificación de quince predios enclavados en los terrenos poco transitados por la ausencia de caminos, se verificó que las casas y el ganado que hasta hace poco pastaba en los productivos agostaderos fueran sacados del territorio comunal”, informaron los wixaritari en un comunicado enviado a este diario.

Dichas labores “son el resultado de un trabajo comunitario que comenzó hace tres años mediante un acuerdo de la asamblea general de comuneros, a lo que siguió un proceso de diagnóstico topográfico comunitario, la interposición de trece demandas ante el citado tribunal e intensas negociaciones entre la comunidad, la Secretaría de la Reforma Agraria y los supuestos pequeños propietarios”.

En ese proceso, “uno de los principales puntos de desacuerdo entre las partes fue el reconocimiento pleno del derecho que asiste a la comunidad indígena sobre dichos terrenos comunales, pretendiendo limitar la solución de dicho conflicto agrario a un procedimiento administrativo en el que se incorporaran dichos terrenos a la propiedad comunal, como si nunca lo hubieran sido, además de manejar superficies mucho menores a las que realmente correspondían a la invasión, acción que fue rechazada en varias ocasiones por la comunidad”.

Así, desde el pasado lunes 8 de agosto, “nuestra Madre Tierra está contenta”, afirman los comuneros, “pues regresa al fin la paz a esta zona caracterizada por ser la invasión más violenta dentro del territorio comunal, donde los comuneros fueron agredidos en diversas ocasiones, donde cuando en uso de su legítimo derecho quisieron hacer una escuela, ésta fue destruida, una y otra vez”.

Los principales problemas agrarios de esta región del país derivan justamente de invasiones ganaderas propiciadas por la renta de espacios de pastizal por parte de los indígenas. No obstante, ninguna ocupación temporal, aun por décadas, cancela el derecho comunal, según el espíritu del artículo 27 de la Constitución del país, lo que explica el triunfo legal de los wixárikas.

Entre los antecedentes, se destaca que en 1718 fue reconocido por la corona española la propiedad ancestral de Waut+a, con títulos virreinales. En 1948, la comunidad indígena solicitó el reconocimiento y titulación de bienes comunales. En 1952 fue emitido indebidamente Título de Bienes Nacionales a favor del señor José Atilano Guzmán. En 1953 fue emitida la Resolución Presidencial de San Sebastián Teponahuaxtlán que reconoce una superficie de 240 mil ha y que incluye los terrenos en disputa. En 2007 la comunidad decide ir por los predios, que han recuperado esta semana.

Celestún, tierra de migrantes



Miles de mayas expulsados de sus pueblos tras la debacle del henequén, forman parte ahora de una creciente población presiona los ricos ecosistemas costeros de Yucatán

Celestún, Yucatán. Agustín del Castillo, enviado. MILENIO-JALISCO, edición del 11 de agosto de 2011. Este proyecto de investigación fue ganador de una beca de Fundación AVINA en la emisión 2008-2009. FOTOGRAFÍAS: MARCO A. VARGAS

¿Bucâh nohoch? (¿qué tan grande?), preguntaban ávidos de historias los mayas de las aldeas de Maxcanú, cuando los visitaban sus parientes migrantes que se habían aventurado hacia el litoral por entre la vastedad del bosque seco y los laberinto de las rías, y referían los tamaños de los cocodrilos, la abundancia de la pesca, la inmensidad de las parvadas de flamencos y la intensidad de los nortes que soplaban sobre Celestún.

No eran viajes de placer. La migración aborigen a la demarcación que hoy es reserva de la biosfera –en el área septentrional del continuo de manglar más vasto de México- fue empujada por el fracaso progresivo de la industria henequenera, es decir, un problema de mercados globales que marginaron la fibra del maguey que había dado de comer y vestir a muchas generaciones. Ese esquema económico tocaba a su fin en la segunda mitad del siglo XX.

Es por eso que las raíces de los moradores de este municipio aún son frágiles. La mayoría de los abuelos y padres no nacieron en esta tierra pantanosa. En 1960, se reportaban 1,161 moradores en el área, y en 2011 se rebasaron los siete mil. Han dejado casi todo: aunque el origen es maya, los jóvenes ya no visten y han dejado de hablar su lengua; quienes desean prosperar más rápido, balbucean el inglés en busca de los turistas extranjeros que suelen hospedarse entre los inviernos y las primaveras; otros salen a emplearse a Mérida, a 85 kilómetros, y no falta quien se vaya a Cancún, la gran meca turística del sureste.

“Normalmente la gente llegaba de los pueblos, y así fue creciendo Celestún; esto ya es muy grande y se ha ido perdiendo la tradición, porque nuestros padres se fueron modernizando y ya no nos inculcaron cosas […] en este puerto ya muy poquitos hablan el maya”, explica José Isaías Uhcanul, joven pescador y promotor de un desarrollo ecoturístico en la parte sur de la ría.

La precariedad de los servicios de urbanización ofrece estampas difíciles de olvidar cuando se deambula por las orillas de la cabecera municipal. Allí, los jacales de madera, lámina o cartón se abren espacio tratando de ganar terreno a los canales naturales, que se rellenan con escombros, llantas y basura, entre fauna “nociva” pululante: moscas, mosquitos, cucarachas y hormigas; perros famélicos; aves marinas o terrestres. Todos en su festín de agua turbia y desechos.

“Nosotras buscamos un Celestún limpio para merecer al turismo”, explica doña Ignacia Osorio, quien hoy encabeza el proyecto de reciclaje que ha reducido el problema de los desechos, pero no lo ha eliminado.

“Teníamos muchísimos problemas de enfermedades porque la ciénega estaba llena de basura, allí crecían cucarachas y sobre todo, el mosquito, y luego si una se metía le salían las culebrillas, así les decimos a una infección, te sale un grano, te lo rascas y sale como una culebrilla dentro de la piel; y teníamos cólera y diarrea y todo lo que se imagine”, refiere.

Hoy, se han impuesto las campañas de limpieza en las zonas comunes, y muchos de los pobladores ya separan su basura y se venden sus compuestos; ya no se dan brotes de epidemias, pero el consumo de desechables y su mala disposición parece tener el atributo de la infinitud.

La comunidad ha resentido, además, el decreto de protección de la naturaleza. “La gente se sorprendió al principio porque estaba acostumbrada a completar sus alimentos matando venados, matando tortugas, matando de todo […] vino la ley y la padecieron, pero aunque ha bajado, siguen comiendo la carne de esos animales, hay mucha necesidad, pero también está creciendo la conciencia”, señala don Helidoro Méndez, migrante tabasqueño que llegó en 1975.

Una tarde de primavera el sol cae a plomo y el mar brilla suntuoso entre olas agitadas. Las lanchas de los pescadores salieron temprano del pequeño muelle donde una anciana recoge envases que le pagará, como a tantas mujeres, la pequeña empresa de doña Ignacia. Los flamencos rosados están por irse de los pantanos. Dos niños se meten a la ciénega maloliente. En el mercado, los precios de los mariscos sigue a la alza, por causa de la muy universal ley de la oferta y la demanda.

Denuncian imposición de área de conservación


Guadalajara. Agustín del Castillo. MILENIO-JALISCO. Edición del 11 de agosto de 2011

Comuneros de Santa Cruz de las Flores, en Tlajomulco de Zúñiga, denunciaron ayer que el gobierno municipal de esa demarcación, que preside Enrique Alfaro Ramírez, los “sorprendió” al publicar “por debajo del agua” un programa de desarrollo urbano en el que se les cancelan derechos de desarrollo sobre el cerro de Totoltepec, el cual abarca dos tercios de su superficie reconocida y titulada, sin darles ninguna posibilidad de compensación por esa área natural protegida según el mandato municipal.

Francisco José Ramírez Román, presidente del comisariado de bienes comunales, dijo que nunca fueron llamados durante la fase de consulta y no pudieron defender sus intereses; lamentó que se les pretenda imponer una norma cuando es evidente que la superficie del cerro la emplean en actividades económicas propias. Además, ni siquiera reciben pago de servicios ambientales y el bosque de encino de la parte alta del cerro funciona como captador de agua y oxígeno, además de reserva de fauna.

“Nuestra petición era que siquiera se nos apoyara para un proyecto ecoturístico y que hubiera alternativas para sobrevivir económicamente”, señaló en conferencia de prensa.

Los comuneros, que dicen que ya le reclamaron personalmente al presidente municipal, pero que éste no les ha dado respuesta, también presentaron denuncia de hechos ante la Procuraduría de Desarrollo Urbano, la cual les recibió la queja bajo el número de expediente TLJ-16/11. También están analizando las correspondientes demandas en el ámbito agrario por lo que juzgan la violación de sus derechos, además de un posible juicio de garantías.

La superficie titulada, cuyo expediente apenas culminó en 1997 debido a los conflictos emanados de la gran cantidad de escrituras sobrepuestas en la zona, es de 1,550 hectáreas, de las que tienen invadidas más de 360 por diversos fraccionamientos, incluida la delegación de Santa Cruz, la cual será objeto de un programa de regularización que ya apalabraron con la presidencia municipal, y que esperan no se caiga por estas denuncias, indicó.

Al respecto, el presidente municipal de Tlajomulco, Enrique Alfaro Ramírez, desestimó las críticas, pues aseguró que el Plan de Ordenamiento Ecológico de Tlajomulco “no atenta contra los derechos de ninguna comunidad indígena” y sólo protege las áreas naturales estratégicas del municipio.

“No vamos a estar haciendo modificaciones porque algún desarrollador inmobiliario o porque algún dueño de un terreno quiera modificar el uso de suelo para hacer un negocio; el interés, insisto, general del municipio y del sur de la ciudad está por encima de cualquier interés particular”, advirtió.

Añadió que el proyecto ecoturístico de los comuneros en el cerro de Totoltepec puede ser revisado, pero no cederá a presiones de quienes quieren construir casas en zonas no aptas para ello.

domingo, 7 de agosto de 2011

Caminos del Mayab




La península de Yucatán, tierra prometida de los antiguos mayas, tiene los mayores ecosistemas tropicales del país, pero está inmersa en una drástica crisis ambiental desatada por el desarrollismo moderno. Turismo, pesca, cacería y deforestación, agentes de destrucción. En las fotos, arriba, las ruinas mayas de Dzibilchaltún, con su cenote que es centro de recreación de los meridianos; en medio, el explosivo crecimiento de Cancún; abajo, aves en los canales de la ría Celestún


Mérida, Yucatán. Agustín del Castillo, enviado. MILENIO-JALISCO. Este proyecto de investigación fue ganador de una beca de Fundación AVINA en la emisión 2008-2009. FOTOGRAFÍAS: MARCO A. VARGAS


Ma’ya’ab, “el lugar de poca gente” o de “gente escogida” (en la lengua aborigen: ma, negación y ya’ab, muchos), es el nombre que las antiguas crónicas le dan a la península de Yucatán.

Esta tierra de los elegidos mantiene hoy esa prestigiosa resonancia: ante la inminencia del desastre ecológico desatado por la avaricia y la sed de poder de la civilización moderna, algunas minorías, tránsfugas del orden materialista, buscan en este singular rincón planetario algo más que una redención. Desde las colonias menonitas (cristianos holandeses reformados que han huido por cinco siglos de la soberbia y la impureza) enclavadas al centro y el oriente de la región, en tierras rentadas a ejidos mayas o adquiridas al gobierno mexicano, hasta un reciente asentamiento italiano de 800 hectáreas en Xul, donde se edifica una ciudad para resistir los embates del fin de los tiempos, se demuestra la vigencia de esta fama compuesta de aguas subterráneas, suelos frágiles y rocas calizas, entre tupidos nubarrones de misticismo.

Hoy, en una aldea global anhelante de dioses, nadie niega la eficacia mediática de las “profecías mayas” que anuncian la llegada del Apocalipsis, designios emanados –ironía o sabiduría, iluminación o experiencia-, de una cultura que cultivó el exceso y conoció el desastre, de forma continua, durante su largo andar secular.

Lo cierto es que el milenarismo sorprendente y universal de Yucatán (un nombre también equívoco, “Tectetán”-no te entiendo-, les decían los indígenas a los españoles cuando preguntaban el nombre de esa demarcación, así, “Yucatán se llama esta tierra”, concluyen los conquistadores, según Fray Toribio de Benavente), tiene su anverso en la crisis ambiental y social que enfrenta el frágil territorio de casi 150 mil kilómetros cuadrados que cobija toda esta experiencia humana y terrenal.

Estos ecosistemas tropicales donde habitan el jaguar y el ocelote, el mono y el tapir, el cocodrilo y el flamenco, entre miles de montículos de una civilización perdida, están deteriorándose de forma acelerada mientras aumentan las inversiones en centros turísticos, se tienden nuevas carreteras y la explosión demográfica improvisa nuevos pescadores y cazadores en ruta al agotamiento de los recursos.

Así, se asoma el nuevo declive del Mayab, un camino que tal vez ya fue demasiado andado.

Paraísos trastocados
No siempre fue Cancún esa mole de edificios y calzadas que hoy desafían al mar.

Alberto Frizione, antiguo pescador y cazador, ahora empresario turístico y defensor del ambiente, lo recuerda: “Yo llegué por primera vez en 1974, pues me dedicaba a la cacería, y esto era un lugar paradisiaco, llenos de animales y de peces […] era territorio de la federación, y el presidente de la república lo volvió estado, pero en 1979 éramos sólo quince mil habitantes y necesitaba 200 mil al menos, entonces, el presidente invitó gente de todas partes, les dio tierras e hizo crecer esto demasiado pronto; en mi natal Veracruz, cuando yo me salí, tenía medio millón de habitantes, pero con casi 500 años de historia, y Cancún, según el último censo, tiene 850 mil habitantes en tan solo 32 años…”.

El acelerado y subsidiado crecimiento cobró facturas: en torno al modelo Cancún, se abrió un enorme corredor turístico conocido como Riviera Maya, el cual se desplaza unos 100 kilómetros al sur, hasta las ruinas de Tulum, con la nota típica de especulación inmobiliaria, privatización de facto, basura, desplazamiento de campesinos y deterioro de playas. “Hoy, los ejidatarios tienen sus Lincoln o sus Hummer a la puerta de sus casas”, dice un funcionario federal, tras malbaratar sus tierras apenas dotadas una generación atrás.


Al norte y al este, sobre el litoral de Yucatán, el crecimiento turístico desordenado es la norma, y amenaza áreas naturales protegidas tan relevantes a nivel internacional como Ría Lagartos y Ría Celestún, sitios de migración del flamenco rosado del Caribe.

La pesca se ha convertido en una verdadera plaga. Día con día, miles de lanchas con motor se internan en los esteros o penetran al somero mar en el Golfo de México o el Caribe, en busca de unas pocas especies que son presionadas en exceso, independientemente de que sean tiempos de veda o estén en sus sitios de reproducción, como los esteros o los arrecifes. La causa: el exceso de migrantes, y lo precario del ingreso y de las fuentes de trabajo.

“El problema fue cuando metieron las lanchas con motor, tenemos cientos de lanchas y nadie mete orden, muchas no tienen permiso y quien tiene dinero, lo invierte en comprarse una o varias y con un solo permiso las operan todas […] aquí hay mucha corrupción, y le estamos dando en la torre a los bancos de peces y moluscos; por ejemplo, con el pulpo antes se sacaban entre 100 y 200 kilos, y ahora no se logran más de 30; el cangrejo se va a acabar también”, lamenta don Bernabé Pastrana en Campeche.

José Isaías Uhcanul, migrante maya de Celestún, admite: “la pesca ya no da más”, aunque debe volver periódicamente a esa competencia porque el negocio ecoturístico que sostiene con varios compañeros en una cooperativa sólo da ingresos por temporadas. En el caso de la cacería furtiva, localidades completas viven de la “carne de monte” –caza de venado, de pecarí, de pavos, de monos y hasta tapir para cubrir sus necesidades calóricas- derivado de su falta de recursos para acceder a los productos comerciales.

De este modo, la mucha gente que habita esta planicie caliza presiona fuertemente las selvas bajas y medianas que sobreviven cada vez en peores condiciones. Los registros más recientes de la Comisión Nacional Forestal revelan que 28 por ciento de la deforestación nacional (43,177 hectáreas al año) se da en esta región, lo que ha obligado a establecer un programa temprano de acciones bajo la estrategia internacional REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de Bosques, más el componente social) acordada en el marco de los acuerdos sobre cambio climático, pues junto con la costa de Jalisco y la selva Lacandona, se trata de los espacios en deterioro más acelerado, admite el coordinador de producción y productividad de la Conafor, Sergio Graf Montero.


Para contener el problema, en 2011, el organismo cuenta con 45 millones de pesos más una bolsa con recursos de la Unión Europea para incidir en las causas de deforestación: se requiere silvicultura comunitaria, monitoreos y esquemas de gobernanza que se fortalecerán con el establecimiento de organizaciones locales de control integradas por gobiernos, comunidades y ciudadanos, a semejanza del esquema que se aplica en la cuenca del río Ayuquila de Jalisco, con una junta intermunicipal del medio ambiente que atiende todos los aspectos de la agenda ambiental, añade el funcionario.

A la deforestación y la pérdida de suelo, se debe agregar el tema del agua subterránea. “La península forma, según la Comisión Nacional del Agua (CNA), dos regiones hidrológicas, la 32 y la 33, pero se desconoce a ciencia cierta todavía cómo están conectadas […] sabemos que se trata de un solo acuífero cárstico de tipo libre con muy alta permeabilidad, que las fuentes más remotas del agua vienen desde Guatemala, y que el flujo subterráneo corre hacia el mar, al norte, el oriente y el occidente”, refiere Rodrigo Migoya Von Bertrab, de la organización ambientalista Niños y Crías AC.

Destaca que si bien esa gran existencia de agua abastece todas las actividades económicas, se contamina fácilmente, y muchas zonas urbanas, como ese el caso de Mérida, no tienen la infraestructura indispensable para evitarlo. El mal uso del recurso aumenta la intrusión salina en las costas y la erosión provocada por el mar, lo que mantiene abierto y al alza el problema de la pérdida de playas por todo el litoral que hace menos de cuatro décadas aún era semejante a los primeros días de la civilización.

El fin de los tiempos
“El dios Itzam, dará su rostro a su reinado. Se le sentirá tres veces en tres años, y cuando se cierre la décima generación. Semejantes a las de palmera serán sus hojas. Semejante al de la palmera será su olor. Su cielo estará cargado de rayos. Sin lluvias chorreará el pan del Katún, del Trece Ahau Katún. Multitud de lunares son la carga del Katún. Se perderán los hombres y se perderán los dioses. Cinco días será mordido el Sol, y será visto…” (Libro de Chilam Balam de Chuyamel).

Ejército de calaveras, tétrica representación en uno de los templos de Chichen-Izta


El mar cruel


Ignacia Osorio Cumí • Presidenta del proyecto de reciclaje de basura de Celestún
En privado

Celestún, Yucatán. Agustín del Castillo, enviado. MILENIO-JALISCO. Este proyecto de investigación fue ganador de una beca de Fundación AVINA en la emisión 2008-2009. FOTOGRAFÍAS: MARCO A. VARGAS

Indígena maya emigrada hace 35 años hacia la costa desde el municipio de Maxcanú, tras la debacle de la industria henequenera, Ignacia Osorio Cumí, con apenas 47 años de edad, fue madre a los 14 y es abuela desde hace diez.

En la población de Celestún, sede de una de las reservas de la biosfera más importantes de la península yucateca, es todo un personaje: su tesón y coraje personales han sido decisivos para levantar el proyecto de reciclaje de basura que ha ayudado no poco a aminorar el espectáculo lamentable del deterioro que todavía adorna estas ciénegas sobre las que crecieron asentamientos de aborígenes que buscan en la pesca, la sal o la cacería, la redención de sus miserias.

Sonriente y emprendedora, la biografía de Ignacia destila, tal vez por eso, motivos para la infelicidad: el mar le arrebató, hace diez años, a su hijo Gabriel Pol Osorio, entonces un muchacho de 27 con apenas siete meses de casado. La mujer lo ha buscado por todos los puertos, desde Campeche hasta Cartagena (Colombia), y aún ahora, no se resigna a la pérdida.

“Estudiaba, estaba cerca de recibirse, de repente se enamoró de una niña y se casó; un día se fue de pesca, y ya no regresó del mar […] yo le dije, no te vayas de pesca, ya es tiempo de norte, ‘no, es que ya me comprometí a pescar’, me respondió; salió el 6 de marzo de 2001 de aquí, con otros dos amigos; a los cuatro días empezamos a buscarlo…”.

Primero con el lanchero local, que se negaba a prestar sus naves para la búsqueda; luego en Mérida, donde consiguió una avioneta, y finalmente en Campeche, donde estaba reportada la desaparición y detuvieron a una embarcación que arrolló a dos lanchas en alta mar con seis personas, pero el operador no recordaba a Gabriel.

“Yo no me daba por vencida para buscar a mi hijo, ya había vendido todo lo que tenía en la casa; nunca me daré por vencida, porque nunca apareció nadie, ni la embarcación, ni las velas, ni las telas que llevaban, algo que demuestre que ellos se fueron; simplemente desaparecieron […] es un trauma muy doloroso, y así como ven de gordita yo bajaba por mes cinco kilos, siento el temor del mar, y vivo con la esperanza, y cuando alguien se queda en el mar es como si yo lo viviera, yo siento lo mismo, entonces es terrible…”.

Esto explica sus esfuerzos porque los habitantes de Celestún tengan opciones distintas, además de mejorar el aspecto y la salud de los habitantes pobres de esas orillas. Lleva ya ocho años en el reciclaje, “nos dedicamos a limpiar toda la zona federal, el mar, la playa, el río”; el producto recolectado no es el gran negocio, pero se paga a quienes lo llevan, fundamentalmente mujeres.

- ¿Cómo le hizo para con todo el desánimo que traía levantar este proyecto?

- Es que siempre que iba yo, tenía la esperanza de que me motivaran a ver cómo podíamos tener una fuente de empleo, cómo podíamos tener algo, porque a la gente no le alcanza el dinero y mucha se arriesga en el mar, se van y ya no regresan, y eso como que mueve para hacer algo, para buscar que cambie esto ya…

La sal, un tesoro para tiempos de escasez


Los humedales costeros de Campeche y Yucatán son ricos en sal, y ese producto ya era explotado por los antiguos mayas, que disputaban ferozmente por su posesión. Durante el siglo XX, la debacle del henequén y la consecuente migración de los pobladores aborígenes hacia las costas deshabitadas, propició un auge en la explotación de estos bancos. “Cuando se acababa la pesca, mucha gente se iba a trabajar la sal y la llevaban a Mérida a vender, o venían compradores de todas partes, porque es sal de muy buena calidad”, dice Heliodoro Camaal acerca de los depósitos enclavados entre la reserva de la biosfera Ría Celestún y el área protegida estatal El Palmar. “Entre marzo y julio de todos los años, de 400 a 500 personas iban a ese trabajo; el resto del año estaba todo muerto, incomunicados de la civilización en esta costa que no tenía ni carretera ni electricidad”, añade. Hoy, el aprovechamiento continúa pero de forma más organizada y con impactos ambientales regulados. (Celestún, Yucatán. Agustín del Castillo. Foto de Marco A Vargas)

Chicxulub: la extinción de los dinosaurios


Al norte de la península de Yucatán existe un enorme cráter de un meteorito de 65 millones de años que desató extinciones masivas; dos pueblos están ligados a un hallazgo científico de dimensiones cósmicas. En la foto, un domingo muy activo de pescadores y aves marinas en el litoral de la localidad de Chicxulub, con Progreso al fondo

Chicxulub, Yucatán. Agustín del Castillo, enviado. MILENIO-JALISCO. Este proyecto de investigación fue ganador de una beca de Fundación AVINA en la emisión 2008-2009. FOTOGRAFÍAS: MARCO A. VARGAS

El vocablo maya Chicxulub significa “la pulga del diablo”, y da su nombre a una cabecera municipal enclavada a menos de 20 kilómetros hacia el norte de Mérida, y a una delegación del municipio de Progreso, otros quince kilómetros arriba, sobre el litoral del Caribe.

La mayor parte de sus habitantes han oído que la zona es el centro del impacto de un meteorito de más de diez kilómetros de diámetro que tuvo efectos devastadores sobre la vida del planeta mucho antes de la aparición del hombre, 65 millones de años atrás: fue la causa de la extinción de los dinosaurios. Nada menos.

En el caso del poblado continental, sus autoridades tratan de destacarlo, y ya integraron a su escudo de armas el hecho fortuito que insospechadamente liga al modesto caserío de casas sobrias y calles espaciosas a la corriente cósmica, según el Bando de policía y buen gobierno del ayuntamiento (Diario Oficial del Gobierno del Estado de Yucatán, edición del 18 de mayo de 2009), en el cual se plantea la reforma del escudo: “Su historia se representaría por medio de un cuartel [en heráldica: “Cada una de las divisiones o subdivisiones de un escudo”, RAE] alusivo a los más recientes estudios científicos, llevados a cabo por los antropólogos, astrónomos, físicos y geólogos, en donde se aclaró la posible causa de la desaparición de los dinosaurios de la faz de la tierra, como consecuencia de la caída de un meteorito en la zona de lo que hoy es el municipio de Chicxulub” (artículo 12).

Dicho segmento incluye un dragón de oro, emblema de los dinosaurios, y una estrella luminosa que representa el asteroide mortal.

No obstante, el cráter de Chicxulub, cuyo centro de impacto se asume que fue en el puerto homónimo, que ni siquiera figura en la reseñas municipales de Progreso, abarca buena parte del oeste de Yucatán, incluida la capital, y penetra en el mar, en una circunferencia con al menos 180 kilómetros de diámetro que está claramente marcada por un perímetro de cenotes, en la zona continental.

En el tiempo del impacto, la península se ubicaba dentro del mar. Este descubrimiento data de más de cuarenta años, y su paternidad pertenece al científico yucateco Antonio Camargo y al estadounidense Glen Penfield, ligados a Pemex en la búsqueda de petróleo en la zona, a la postre frustrada, dice en su artículo “El cráter de la muerte”, Tom Dieusaert, (disponible en www.comoves.unam.mx).

El cráter yucateco “cobró fama gracias al debate de la extinción K-T, que si bien no fue la más grande en la historia de la Tierra, es posible que sea la que más captura nuestra atención por la desaparición de los dinosaurios, los cuales habían logrado dominar el planeta por cientos de millones de años”. La polémica sobre el impacto del objeto no ha terminado, pero nadie discute la realidad del evento.

Las exploraciones y mediciones no han cesado. Y la fama súbita en el mundo científico no perturba la vida apacible de dos pueblos de nombre apenas siniestro, donde no hay venta de licores después de las 5 de la tarde, y muchos confiados moradores de la capital poseen fincas de descanso, pues pareciera que nunca pasó nada allí.

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Dos datos

•180 km de diámetro tiene el cráter Chicxulub, por un meteorito de 10 km de diámetro que cayó en Yucatán hace 65 millones de años.

•Con 16 km de profundidad, es como si el Monte Everest cayera del cielo a una velocidad de entre 20 y 40 km por segundo

A tres décadas del desastre del Ixtoc


Permanece la huella del evento de mayores consecuencias ambientales de México. El petróleo se confinó entre los humedales de Los Petenes, el ostión quedó extirpado del área desde entonces


Campeche, Campeche. Agustín del Castillo, enviado. MILENIO-JALISCO. Este proyecto de investigación fue ganador de una beca de Fundación AVINA en la emisión 2008-2009. FOTOGRAFÍAS: MARCO A. VARGAS

En junio de 1979, una explosión durante las maniobras exploratorias que realizaba la paraestatal Petróleos Mexicanos en un pozo enclavado sobre el Golfo de México, a menos de 100 kilómetros de Ciudad del Carmen, Campeche, provocó el mayor desastre ambiental de la historia del país: es el expediente Ixtoc, cuyos daños permanecen en la reserva de la biosfera Los Petenes, pues los vientos jalaron el manchón de hidrocarburo hacia esos humedales que entonces no estaban protegidos.

“El impacto del derrame ya se ha estabilizado, pero definitivamente causó el exterminio de los bancos de ostión y en 30 años no se han podido recuperar; por el lado de la investigación, se perdió la valiosa oportunidad de documentar estos efectos en busca de prevenir daños futuros con otros derrames”, explica el director de la hoy reserva de la biosfera, César Uriel Romero Herrera.

Bernabé Pastrana Cupul, pescador con 68 años de edad, no olvida el evento desastroso que les malogró la cosecha de todo el año, pues el derrame se prolongó por 280 días.

“Cuando pasó lo del Ixtoc estábamos en la temporada de pulpo, en un rancho que le dicen La Carbonera, cuando empezó un viento a jalar hacia el noreste, y empezó a soplar y soplar a ocho millas, y se llevó muchos días, más de diez […] a los trece días empezamos a ver una grasita que empezaba a recalar en el mar, quién botaría petróleo, dijo uno; al día siguiente empezamos a ver como se manchaban los cordeles, ya lindaban los pedacitos de chapopote; a los quince, salimos al mar, paramos la lancha, y mi hermano me dijo: ‘no te vayas a bajar, porque el chapo me llega hasta la rodilla’; todo el mar recaló con manchones y la playa se llenó, se murió todo el ostión…”.

La mancha penetró al humedal, “pero fue lo que lo defendió a éste también; se regó, se extendió adentro y la costa quedó libre, pero mató todo y todavía ahora hay partes donde parece una plancha de adoquín o cemento bastante gruesa, la gente la ve y pregunta que hace allí ese pedazo de carretera”, añade.

El largo puente que conecta a Ciudad del Carmen con Campeche, sobre la Laguna de Términos

Además de espantar al pulpo, y de matar los ostiones, “en ese tiempo murieron miles de aves, cantidad de golondrinas negras; parecían nubes de estos animales, pero en la noche bajaron a dormir y no se pudieron levantar, pegadas al chapopote”.

Ixtoc I comenzó a derramarse el 3 de junio de 1979, tras incendiarse el pozo y colapsar la plataforma exploratoria (“Los 3 peores derrames de petróleo de la historia”, en www.lareserva.com).

Las corrientes, añade el documento, llevaron el petróleo a los litorales de Campeche, Tabasco, Veracruz y Tamaulipas, y a Texas. Se derramaron 3.3 millones de barriles de crudo, esto es, 530 300 toneladas. Según el informe, de ese volumen se quemó la mitad, se evaporó 16 por ciento, se recolectó apenas 5.4 por ciento y se dispersó 28 por ciento, una parte en Los Petenes.

El desastre del Ixtoc-1 obligó a pagar 30 millones de pesos diarios para controlar el derrame. Sin embargo, la remediación y restauración ambiental sobre los humedales no se dio. Hoy permanece en un frente de dos kilómetros de esta zona.

“Cuando digo que se ha estabilizado es que ese petróleo ha perdido mucha de su peligrosidad […] pero si hacemos acciones de remoción, vuelven a surgir gases y habrá un impacto, sería como reabrir la herida otra vez en el sitio; muchos especialistas se inclinan por dejar las cosas así, que además, requieren de muchísimo dinero que no se tiene”, puntualiza el director de la reserva.

viernes, 5 de agosto de 2011

La educación incompleta


Más de un millón 600 mil jaliscienses no terminó la educación mínima obligatoria, que es la secundaria, o ni siquiera sacan la primaria

Guadalajara. Agustín del Castillo. MILENIO-JALISCO

En Jalisco es obligatoria la educación hasta la preparatoria, según la Constitución local. A escala nacional, se considera que al menos se debe cubrir la secundaria como educación básica y formal. Guadalupe Cuenca, jalisciense de 36 años, es parte de un rezago que aunque continúa en abatimiento, todavía alcanza a más de la quinta parte de los habitantes de la entidad: hay más de un millón 600 mil jaliscienses que no concluyó los estudios básicos, lo que afecta, como en el caso de Alejandra, la posibilidad de obtener un empleo calificado, de acceder a mejores salarios y de tener un mejor bagaje de conocimientos para enfrentar hasta las cosas más nimias de la vida. No se diga los grandes desafíos.

Empleada en un taller mecánico como secretaria, es la mejor ocupación que ha tenido en su vida, pero se la debe a su esposo, Roberto, un migrante del estado de Hidalgo que aprendió a prosperar en el difícil mercado de la capital de Jalisco, quien es dueño del negocio.

“Yo nomás terminé primero de secundaria; vengo de una familia muy grande y como que me descuidaron un poquito, me gustó la vagancia […] hoy sí me arrepiento de haberme desbalagado: tuve mi primer hijo con mi primer esposo cuando tenía 16 años, imagínese; el segundo es de otro señor, porque yo ya me había separado, y fue hasta los 26 cuando encontré a Roberto, que también es separado de otra mujer; tenemos un niño de once, y mis primeros dos hijos ya ni me reconocen como su mamá, se los dejé a mis papás y allí hicieron su vida”.

Lo que aprendió en la primaria es suficiente para llevar las cuentas del taller y la lectura le funciona bien para comprender las cachonderías de las famosas en TVyNovelas o Tvnotas, o los dramonones eróticos de las revistas de los puestos de periódico. “Yo le digo a mi hijo que debe seguir estudiando hasta sacar una carrera, si no quiere acabar así, medio tapado para muchas cosas, como yo”, señala con humor la pequeña mujer de ojos verdes.

Por las calles de la Central Camionera Vieja, Jesús López se afana con su diablito para llevar refrescos a la tienda de un conocido que le procura unos pesos a la semana. Rebasa 50 años y apenas terminó cuarto de primaria. Es nativo de Chapulimita, una delegación de Ahualulco de Mercado, y se salió de allí “porque un terrateniente no nos dejó ya trabajar las tierras”. Además de los mandados, su negocio es una pequeña cajita con chicles y mazapanes que su señora ofrece a los transeúntes por Los Ángeles, 5 de Febrero o R. Michel. En verano duermen en la calle, siempre que no caigan tormentones, en cuyo caso, les dan albergue en una vecindad ubicada por la calle de Cuauhtémoc. Van a su pueblo en las navidades, y es cuando recuerdan lo placentera que era la vida entre los maizales, el director de la escuela que los perseguía, el papá que los golpeaba si no dejaban las clases para ayudarle en la labor.

Sus tres hijos se quedaron allá, y uno ya está en preparatoria, en la cabecera municipal. “Quiero que sean hombres de bien, pero que estén preparados, porque se sufre mucho cuando uno se queda ignorante”, explica mientras se limpia las sienes sudorosas antes de cargar otra caja de Coca Cola.

Propondrán ley para abrir playas


Exigen terminar con la anomalía que se vive en Tenacatita. Necesita hacerse valer el artículo 27 constitucional, señala líder popular en La Huerta

Guadalajara. Agustín del Castillo. MILENIO-JALISCO

Los afectados hace un año por el desalojo de Tenacatita, propondrán a los diputados federales la elaboración de una ley reglamentaria que haga obligatorio el acceso libre a las playas, propiedad de la nación, como lo marca el artículo 27 constitucional, informó Salvador Magaña Martínez, líder popular en el municipio de La Huerta.

El 4 de agosto de 2010, los pobladores de Tenacatita tuvieron que dejar sus casas y comercios enclavados frente al mar desde 1960, tras que un juez ordenó el desalojo a favor de la inmobiliaria Rodenas, el cual fue apoyado por un amplio operativo de policías estatales. Desde entonces el acceso al lugar se encuentra restringido.

“El domingo pasado estuve allí, en Tenacatita, y se nota la decadencia; cuando mucho ocho autos pasaron a la playa, porque aún llega mucha gente que desconoce el problema; les dicen cuando preguntan: aquí es una propiedad privada, sólo pueden entrar a la playa si cumplen sus reglas, no moverse más de 50 metros, no llevar bebidas, estar todo el tiempo bajo la vigilancia de la policía, en clara violación al 27 constitucional [...] no pensamos quedarnos así”, indicó Salvador Magaña.

Por eso, el propósito es “acudir a sesión de ayuntamiento de La Huerta y exigir que cumpla su función y abra acceso a las playas; vamos a visitar y mandar escritos a bancadas parlamentarias del Congreso para que se presente una iniciativa de ley que garantice libre acceso a playa y conservación de los litorales, no hay legislación y se está violando el derecho de la gente con ese pretexto”.

Reconoció que al ocurrir en tiempo preelectoral, “van a agarrarlo como bandera política y luego a mandarlo a la congeladora”, pero es un riesgo que se debe correr para normalizar la situación de tantos espacios de litoral mexicano privatizados de facto por empresas privadas y con la anuencia de los poderes públicos.

“Yo veo que ha faltado voluntad, sobre todo del gobierno federal, porque nosotros ya estábamos conscientes de que el gobierno del estado sería totalmente parcial en favor de la inmobiliaria Rodenas, pero el gobierno federal no ha tenido la voluntad de aplicar la ley y de hacer valer el artículo 27 constitucional; y todos sabemos que efectivamente hay ahí un conflicto legal por un predio de 42 hectáreas, pero ellos tienen más de cien hectáreas tomadas, y sobre todo tienen obstruida la carretera, y están evitando el libre acceso a la playa, que es lo que estamos luchando y pidiendo justicia, que haya justicia en este aspecto”, puso en relieve.

Salvador Magaña señala la desazón de los afectados con las frustradas gestiones de muchos políticos, que quedaron en promesa.

A un año del desalojo, se colapsa la vida en El Rebalsito


Hace 365 días, policías estatales desalojaron a los vecinos de Tenacatita. La playa sigue cerrada y los antiguos ocupantes migran para sobrevivir

Guadalajara. Agustín del Castillo. MILENIO-JALISCO. Edición del 4 de agosto de 2011

En un año la vida ha cambiado completamente en Tenacatita. Hace 365 días, un amplio operativo de policías estatales despertó a los vecinos antes del alba, con una orden contundente: debían dejar sus casas y sus comercios enclavados frente al mar desde 1960, por orden del juez segundo de distrito de Autlán, a favor de la inmobiliaria Rodenas. Hoy, la zona permanece cerrada, y la fuerza de trabajo local ha migrado en busca de nuevas oportunidades; algunos de estos esfuerzos ya han fracasado.

Las historias individuales de quienes fueron parte del bullicioso parador turístico se multiplican: Francisco Montelongo, Catalino Alvarado, Arturo Alvarado Morfín y Angélica Alvarado Garibaldi se mudaron a La Manzanilla con sus negocios de restaurantes; Leocadio Torres Godínez y otro restaurantero de nombre Librado se fueron a Melaque; Francisco Epigmenio Barragán ya trabaja su enramada en la zona de Los Ángeles Locos, al otro lado de la bahía, y Lorena Sahagún se llevó su enramada El Riscal, a Emiliano Zapata.

Y la fuerza de trabajo de El Rebalsito —el centro de población del ejido que tuteló por cinco décadas las posesiones de la zona—, que laboraba fundamentalmente en los restaurantes y en recorridos con los turistas, también ha sido expulsada por la necesidad: Salvador Magaña Martínez, líder social del municipio de La Huerta, señala que más de 150 moradores se han desplazado hacia los centros turísticos de la zona, y aún más lejos, a Manzanillo y Puerto Vallarta, para seguir su vida. Algunos han tenido suerte de colocarse en los oficios que conocían del mundillo del turismo, pero otros han debido entrar a asuntos más rudos, como la construcción, para sobrevivir.

“La situación está triste, desolada, la gente ya no confía en la autoridad, en ningún político que ha venido y prometido cosa y media […] no se resuelve nada, sigue la playa cerrada, sigue obstruido el paso, cada día hay menos turismo; no nomás se quejan prestadores de servicios, esto afectó hasta el propio Cihuatlán, a donde en temporadas se venía gente del centro de la república a Melaque y se iba a Tenacatita a pasar el día, pero tras esto, cobró mala fama y ya hay menos viajes”, añade Magaña Martínez.

Para el diputado federal priista, Salvador Caro Cabrera, se trata de una experiencia infausta en la cual el gobierno del estado ha respaldado a los particulares contra los derechos de las mayorías, pues más allá del conflicto legal por los predios, las playas son propiedad de la nación y deben tener libre acceso.

“Se da la situación de que se privatiza no solamente una playa, sino también una carretera, y la autoridad permanece omisa en hacer aplicar la ley”. A su juicio, este modelo de desarrollo que desplaza pobladores y crece a costa del medio ambiente, no puede seguirse reproduciendo. “Tanto problema que se está dando en las costas del país no puede seguir por estos motivos; yo creo que está creciendo la sensibilidad y estos problemas se deberán abordar de forma más seria y responsable en delante”, consideró.

Los moradores de El Rebalsito, añade Salvador Magaña, no se quedarán con los brazos cruzados.

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Los hechos

• El desalojo de Tenacatita, el 4 de agosto de 2010, fue por una orden judicial a favor de la inmobiliaria Rodenas, fruto de un viejo pleito que data de 1991, cuando ésta adquirió la propiedad a Paz Gortázar, viuda de González Gallo.

• Dos días después, se dieron enfrentamientos entre los desalojados y más de 200 policías; hubo 27 detenidos.

• La orden judicial proviene de la Suprema Corte de Justicia, como resolución de un juicio bajo el expediente 1569/72, que exhortó al juez de distrito a ordenar la ejecutoria del desalojo, y este se lo pidió al juez de Cihuatlán.

• Desde entonces, el acceso a la playa está controlado por policías y la carretera quedó clausurada.

Vidas en el autoempleo


Casi cuatro millones de jaliscienses carecen de seguridad social; muchos de ellos salen adelante autoempleándose en los oficios más diversos, como en estas dos historias.

Guadalajara. Agustín del Castillo. MILENIO-JALISCO. Edición del 4 de agosto de 2011

Don Vidal Cárdenas tiene 65 años y se procura el sustento en las calles del templo de San Antonio, en el que ocasionalmente ejerce su antiguo oficio de fotógrafo, del que si bien no termina de ser expulsado por la realidad, poco da ya para vivir con las cámaras digitales al alcance de cualquier neófito.

Esa cavilación lo entretiene mientras lava el carro que le encargaron, o cuando camina y arroja el ojo avizor sobre la cuadra para evitar que algún extraño dé sorpresas con el patrimonio encomendado.

Vidal es parte de la gran mayoría de los jaliscienses desempleados o subempleados ajenos a la seguridad social (casi cuatro millones); tiene la fortuna de no pagar renta, vive nomás con su pareja y lo que obtiene por sus oficios lo dedica sobre todo a sustentar la comida. 600 o 700 pesos a la semana son casi suficientes para la despensa, pero hay que procurar no comprar guzgueras, que son caras y poco nutren, refiere.

Sus tiempos mejores ya pasaron, quizás hace 20 años. Fue cuando el oficio de fotógrafo daba reconocimiento y trabajo todos los días porque la sociedad siempre festeja algo, desde los nacimientos y bautizos hasta los himeneos o los fieles difuntos. “Uno iba a hacer su trabajo, tomar fotos, y le daban de comer bien y le invitaban de todo”. Vidal, nativo de Unión de Guadalupe, Atoyac, estudió hasta el segundo año de la prepa, pero le aplicaron el 108 y lo expulsaron porque pasaron cuatro años y no superaba ese grado.

“Fue en 1968, yo trabajaba y estudiaba, igual uno se equivoca, cuando empieza a recibir dinero, y le di más importancia al trabajo”, explica.

Quién iba a pensar que el oficio iba a declinar tan acusadamente, pero la revolución tecnológica ha dejado casi obsoletos a los fotógrafos, y si bien, mantiene su permiso en regla y paga 600 pesos anuales al ayuntamiento, saca más del trabajo en la calle.

Llegó a San Antonio en 1977, cuando se inauguró el templo modernista y la nave del edificio viejo se convirtió en cancha de básquet y auditorio bajo techo. Poco a poco se fue diversificando en sus tareas, pero no se queja de la situación actual.

— ¿Usted se considera pobre o rico?

— Yo digo que más bien soy desempleado, no paso hambres, pero además, siempre he tenido muy buena salud, y eso te ayuda mucho.

Don Enrique Ramírez es otro habitante de este barrio que vive en el autoempleo. Depende de las comisiones en el negocio de rentar o vender casas, y si bien, en ocasiones no sale ni para la renta, hay meses en que entra una buena cantidad y se dedica a pagar deudas, a mejorar el menaje de la casa y a prepararse para la escasez.

Tiene 77 años. Alguna vez trabajó en la hotelería y enseñó la lengua inglesa, incluso tuvo su propia academia. No acumuló patrimonio. En su vejez estrecha ha sido perseverante y se ha logrado sobreponer a las enfermedades. Así, previene con dietas para no subir de peso. Cállese la boca de que agarre un padecimiento grave, para el que no tiene bienes ni pensión con qué respaldar los tratamientos. Por eso camina mucho y se mantiene activo por las calles azarosas de la ciudad.

miércoles, 3 de agosto de 2011

La lucha por la tortilla


Más de millón y medio de jaliscienses padecen pobreza alimentaria, según la Sedesol. Aquí, tres casos extremos. En la foto, Víctor Hugo Fonseca, de 75 años

Guadalajara. Agustín del Castillo. MILENIO-JALISCO

Alberto Pérez, Víctor Hugo Fonseca y Juan Crisóstomo Martín viven en la economía informal: el primero reparte tarjetas de presentación de autoempresarias del placer, de músicos o de artesanos en la glorieta de los Niños Héroes; el segundo hace mandados a discreción en la zona del mercado Juárez; el tercero cuida coches en el barrio de San Antonio.

Muchas cosas los hacen diferentes entre sí, pero tiene en común algo básico: un hambre que en ocasiones se sacia de más, abuso que se compensa con tripas chillantes tras las malas jornadas. Son parte del más de millón y medio de jaliscienses hoy en pobreza alimentaria, sector que aumentó en casi 300 mil personas entre 2008 y 2009, según las estadísticas oficiales.

Sus edades son variadas: 19, 75 y 28 años. Alberto entrega tarjetas de a dos por carro, para acabar más rápido y recibir nuevas encomiendas que le permitan aumentar sus ganancias. Luce agobiado por el calor matinal; cuando bien le va, se puede llevar más de cien pesos a casa, en Lomas de La Primavera, donde hay cuatro hermanos y una mamá –viuda —que también se las ingenia para acarrear dinero—. Hay días en que no lo contratan y no sale nada, “es cosa de suerte”, señala como restándole importancia.

¿Su dieta? Tortillas, frijoles, ejotes, chayotes, papas, Coca Cola. Como cada quince días, un poco de carne. Pero si le gana la tentación y se va de juerga, se lo avienta en cervezas o aguardiente, aunque procura no extralimitarse. Dejó la escuela en cuarto de primaria, cuando su padre murió por una enfermedad fulminante.

Víctor Hugo (foto) tuvo un pasado de bonanza, tiene la profesión de arquitecto y se dedicó con éxito al diseño de lámparas. Una enfermedad cardiaca lo orilló a deshacerse de todos sus bienes y ahora habita una grande y ruinosa finca de la avenida La Paz, cuya propiedad es de sus parientes que se la compraron para el pago de su atención médica.

Nunca se casó, pero ya nadie le da trabajo y acude casi todos los días al mercado Juárez, ubicado a tres cuadras, a ofrecerse para hacer mandados. Siempre a pie, va de un lado a otro mientras las rodillas le aguanten. Un día con 50 pesos es más que bueno para comprar las tortillas, el queso o los frijoles para irla pasando entre sus gatos que llenan la casa ruinosa, curtida de humedad, cubierta de telarañas y de polvo.

Juan Crisóstomo, el franelero, ignora que lleva el nombre de un famoso obispo y doctor de la Iglesia católica, y de hecho, no va a misa a menos que pase algo excepcional en su lejana familia, con la que ya casi cortó vínculos. Es hijo de la calle: va de vecindad en vecindad, pero si hace falta, los parques públicos son buena opción para pasar la noche. Cuando sale mucho trabajo —es decir, mucho auto por cuidar, y sobre todo, por lavar— se puede embolsar 200 pesos, pero hay jornadas de 30 a 40 pesos. Si anda bien de cash, se va al bar Manolos de Rayón y Niños Héroes a ver el futbol comiendo chicharrón con salsa y tomando cerveza.

Son tres ejemplos de jaliscienses en pobreza alimentaria, aunque a ellos poco les interese la clasificación.

De limitados a miserables, 4 de cada 5 jaliscienses


Apenas 22.7% de la población total en el estado tiene una vida de buena calidad y con pleno goce de derechos. Preocupa a Sedesol el aumento de la pobreza alimentaria, que afectó a más de 300 mil personas

Guadalajara. Agustín del Castillo. MILENIO-JALISCO. Edición del 2 de agosto de 2011

Sólo uno de cada cinco moradores de Jalisco no tiene problemas de pobreza o de “vulnerabilidad” por carencias en el goce de sus derechos sociales: ese jalisciense tiene altos ingresos económicos, puede ir a la universidad, tiene acceso a hospitales y a una vivienda propia, espaciosa y con todos los servicios; además, come todas las calorías y nutrientes que requieren su óptimo desarrollo, tendrá una cuantiosa pensión cuando se retire y su familia no quedará desprotegida a su muerte.

Un millón 670 mil personas (22.7 por ciento de la población del estado), unas 400 mil familias, son las que están bajo esas condiciones. Para el resto, aproximadamente cinco millones 680 mil jaliscienses, la vida es muy distinta, sea por el dinero que no alcanza, sea porque tienen de dos a seis carencias en alguno de seis rubros que tienen la categoría de derechos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: educación, salud, seguridad social, servicios básicos, vivienda o alimentos.

Esto es, en síntesis, lo que dice el informe más reciente que sobre la pobreza difundió ayer la delegación Jalisco de la Secretaría de Desarrollo Social, con base en los datos analizados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

El informe señala que si bien, en términos porcentuales, la pobreza no ha aumentado entre 2008 y 2010, esto significa que tuvo un crecimiento relativo semejante al de la población: hoy se tienen casi 72 mil pobres más en esta situación, de los cuales 42 mil son pobres extremos, agregados a la estadística de 2008 por la crisis económica mundial, la crisis de la influenza y la insuficiencia de los esfuerzos institucionales, reconoció ayer el delegado de la dependencia, Felipe Vicencio Álvarez.

Hay descenso en el número de pobres o de vulnerables en casi todos los rubros medidos, pero el incremento de la pobreza alimentaria desequilibró la balanza, al sumar a más de 300 mil nuevos afectados, aumentando su porcentaje en cuatro puntos porcentuales, de 17.9 por ciento en 2008 a 22.1 por ciento de la población estatal en 2010. “Un asunto preocupante que no plantea una tendencia a la reducción sino, por el contrario, en cuanto al acceso a la alimentación, está creciendo el problema y es necesario actuar para afrontarlo”, subrayó.




Esta medición de la pobreza es la más integral: antes de diversas reformas de 2003, se consideraba de forma exclusiva el problema del ingreso. Ahora se cruzan con los seis derechos básicos para tener una calidad de vida básica. Si prevaleciera la medición más vieja, el problema sería estadísticamente mucho menor y no se incentivaría la acción de gobierno y la de la sociedad para afrontar el desafío, añadió Vicencio Álvarez.

Por ejemplo, hay dos millones 530 mil jaliscienses que no son pobres por ingreso, pero tienen precarios algunos de sus derechos sociales: aquellas familias dedicadas al comercio informal al menudeo que mueven efectivo pero en su negocio no tienen seguridad social o no ajusta el dinero para pagar la universidad. De hecho, la falta de seguridad social es el derecho más vulnerado en la sociedad jalisciense (54.8 por ciento de los ciudadanos no tiene sus beneficios), seguido por el derecho a la salud, del que carece 35.2 por ciento.

Los programas sociales de la Sedesol tienen, en las seis vertientes, a más de 800 mil beneficiarios. “Pero no está resultando suficiente en algunos aspectos”, admitió el delegado.

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Claves

Diferencias 2008-2010

• La población vulnerable por carencia social se redujo en 118 mil.

• La población no pobre y no vulnerable creció en 160 mil personas en Jalisco.

• Los vulnerables por ingreso se incrementaron en 86 mil.

• Hay casi 72 mil pobres más que en 2008, de los cuales, 42 mil están en pobreza extrema.

• La población con problemas de alimentación creció en 4.2 puntos porcentuales, es decir, casi 300 mil habitantes.

• La Sedesol mantiene en sus programas más de 800 mil beneficiados: Oportunidades, 70 y más, 3x1, Pisos Firmes, Liconsa

Fuente: Delegación Jalisco de la Sedesol

En Mezcala impugnan elección de comisariado

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Guadalajara. Agustín del Castillo. MILENIO-JALISCO. Edición del 2 de agosto de 2011

Miembros de la comunidad indígena coca de Mezcala denuncian un “albazo” de parte del Ayuntamiento de Poncitlán y la Procuraduría Agraria (PA), entidades que, aseguran, sin cubrir las formalidades requeridas impulsan a un destituido presidente del comisariado de bienes comunales, Quintín Claro Contreras, a patrocinar a una nueva elección que se realizaría el próximo miércoles 3 de agosto en la delegación municipal de este poblado de la ribera norte de Chapala.

Los quejosos acudieron ayer a las instalaciones de la PA para solicitar un nuevo proceso electivo, pero se sorprendieron cuando les notificaron que éste ya había sido abierto por Claro Contreras, quien fue destituido por la asamblea comunal hace más de dos años tras los escándalos de los acuerdos con los gobiernos federal y municipal para la restauración de la isla de Mezcala, los cuales fueron denunciados por la mayoría de la asamblea.

A juicio de un nutrido grupo de comuneros, encabezado por el presidente del consejo de vigilancia, Natividad Pérez Jacobo, la estrategia es realizar la asamblea electiva en la delegación municipal en apuesta de que la mayoría de los comuneros no asista. Y como se trata de una segunda convocatoria, los que vayan son suficientes para legitimar a un nuevo presidente comunal.

“Es un acta viciada, no tiene más que las firmas del presidente destituido y su secretario, lo ganas en un juicio ante el Tribunal Agrario, pero como nosotros ya buscábamos que se abriera el proceso de elección de autoridades, estamos pidiendo que se haga la asamblea en la sede comunal, a lo que un ingeniero de apellido Rangel, de la PA, nos dijo que lo va a consultar con el visitador agrario; de cualquier modo, no permitiremos que hagan la asamblea sin nosotros”, dijo Rocío Moreno, vocera de los comuneros.

Recordó que Claro Contreras fue destituido por la asamblea y esa resolución fue confirmada en tribunales, por lo que carece de la personalidad jurídica para presidir un proceso de ese tipo