lunes, 17 de junio de 2019

En 10 días y sin consultar, la Conanp decidió quitarle 53 ha a La Primavera



Agustín del Castillo / Guadalajara. El Diario NTR

La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) cedió casi 53 hectáreas que habían sido consideradas dentro de la superficie del polígono protegido en 1980 en La Primavera, en tan solo diez días: un propietario reclamó el 28 de agosto de 2009 la rectificación de linderos, y el organismo federal le dio la razón, por lo que simplemente modificó, sin consultar con otras instancias de gobierno y sin mediar siquiera una orden judicial. La gestión culminó el 7 de septiembre siguiente.

Documentos en poder de El Diario NTR revelan el modo en que se negoció el cercenamiento de una superficie de propiedad privada que ha implicado una pérdida de territorio para el bosque protegido (El diario NTR, 30 de mayo de 2019).

La resolución fast track es digna de atención, pues el área protegida, que coadministraba desde 1996 el gobierno del estado, apenas unos meses antes había sufrido el cercenamiento de 552 hectáreas correspondientes al ejido Santa Ana Tepetitlán, en ese caso, fruto de un proceso judicial en que la comunidad agraria convenció al juez federal, y luego a un tribunal colegiado, que el derecho a aprovechar sus tierras como les conviniera era superior a la preservación de un bosque proveedor de servicios ambientales para la gran ciudad, además de las omisiones de notificación y derecho a consulta al poblado, que ni siquiera participó en el proceso de constitución del área natural protegida.
Mientras ese proceso se llevó cerca de seis años, el representante legal de la empresa Centriposte SA de CV, Francisco Javier Ayala Rosas, tuvo una ruta más sencilla. Su carta al director regional Occidente de la Conanp, Alberto Elton Benhumea, está fechada en la ciudad de Morelia, Michoacán, el 28 de agosto de 2009.

“…solicito atentamente de parte de la dirección regional de la Conanp, al respecto de que [sic] un predio de nuestra propiedad , ubicado en el km. 6.0 de la Prolongación Avenida Mariano Otero [antiguo camino a San Isidro Mazatepec] en Zapopan Jal. Se encuentra fuera del área de protección del bosque La Primavera, de acuerdo a su delimitación oficial según decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación en día 06, seis, de marzo de 1980”, refiere.

Adjunta a su petición un plano topográfico del predio “con ubicación y coordenadas UTM y datum TRF92”; una copia de la escritura 7976 de fecha 24 de diciembre de 1975, “donde [sic] se transfiere el predio a favor de mi representada, la empresa Centriposte SA de CV”; copia de la escritura 11,781 de fecha 15 de septiembre de 2005 en la que se le dan poderes al representante para representar a la empresa.

La documentación anexa destaca el presunto conflicto entre el polígono del decreto de 1980, y el que se establece en el programa de manejo de 2001 para la misma área de protección de flora y fauna. Allí se señalan 50-62-54 hectáreas de diferencia.

Con dos documentos fechados en la misma capital michoacana (donde era la sede regional de la Conanp), el organismo pretende resolver la situación. En el primero, lo emite la dirección de evaluación y seguimiento de la Conanp, a cargo de su entonces subdirector, Jorge Carranza Sánchez, dirigido a Elton Benhumea:

“…me permito informarle a usted, que con base a la información anexa al escrito, consistente en la copia de dos planos, esta fue cotejada con la base de datos del área de protección de flora y fauna La Primavera, a través del sistema de información geográfica (SIG) de la Conanp, determinando que el predio particular, ubicado en el km 6.0 de la prolongación Av. Francisco Otero [sic] (antiguo camino a San Isidro Mazatepec) en Zapopan, Jalisco, queda fuera de los límites de la poligonal del área protegida en comento, de acuerdo al decreto de creación publicado en el Diario Oficial de la Federación del 6 de marzo de 1980, como se muestra en el plano anexo”.

Agrega: “no omito comentarle que que, en el archivo denominado REDEFINICI+N DE PTOS DEL BOSQUE LA PRIMAVERA SOLAPA.DWG. [sic] donde se encuentra establecida la descripción del decreto de creación de La Primavera y en la cual se basó para determinar las coordenadas de los puntos definidos toponímicamente, existe un error en dicho polígono, porque al construir la descripción en el vértice 50 que va al vértice 51 se tomó un ángulo de 10º (grados)diferente al dato del decreto que es de 18º […] de ahí se arrastró el error a los vértices 51, 52, 53, 54, 55 y 56, en este último vértice sigue por el arroyo Puentecitos. Estos dos últimos vértices 55 y 56 son los más cercanos al predio particular…”.

Ese mismo día, el director regional emite el oficio 00001630, dirigido al representante legal de Centriposte SA de CV. “…me permito informarle que con base en la información anexa al escrito consistente en la copia de dos planos, está fue cotejada con la base de datos […] determinando que el predio particular queda fuera de los límites de la poligonal del área protegida en comento…”. Así despachó en diez días la Conanp un asunto de linderos. Diez años después, el programa de manejo vigente, mantiene esa disparidad con el criterio del organismo federal, pese a que tiene vigencia legal. La zona de Centripostes se ha urbanizado de forma gradual.



-----------------------------------------------

Tres datos esenciales

El decreto de protección del bosque La Primavera data del 6 de marzo de 1980, cuando se publicó en el Diario Oficial de la Federación. Allí se establece la protección sobre 30,500 hectáreas, lo que dejó fuera del decreto más de nueve mil hectáreas de bosque donde han tenido oportunidad los intereses especulativos

En 2007 y 2008, el bosque fue afectado por una decisión judicial y por una “revisión” del lindero determinada por la Conanp, en contradicción al programa de manejo vigente. En el primer caso, pierde con el ejido Santa Ana Tepetitlán 552 hectáreas; en el segundo, recorre el lindero para dejar fuera del ANP casi 53 ha, tras solicitud de corrección por un particular

Los linderos del programa de manejo fueron oficializados en 2001 en el documento público de la Conanp, y se basan en un trabajo de establecimiento de mojoneras realizado los tres años anteriores a su publicación, por parte de la dirección ejecutiva dependiente del gobierno del estado, y con apoyo en diversas asociaciones de profesionistas de la ciudad. Ese acto administrativo no ha sido derrotado en ninguna instancia judicial

------------------------------------------

Consejo Regulador señala precariedad
del polígono, pero “no nos hacen caso”

Agustín del Castillo

Una cantidad importante de propietarios del área natural protegida, aglutinados en el Consejo Regulador del Bosque La Primavera, denuncia que el polígono con que se creó la reserva forestal y de fauna en 1980 está “mal hecho” y hace precaria la conservación frente a los intereses inmobiliarios. “Pero, ignoro el porqué, no nos han querido hacer caso”, dice el presidente del organismo privado, Juan Diego Covarrubias.

El propietario hace una sucinta explicación: “el polígono, desde sus rumbos y coordenadas que establece el decreto, empieza hablando de la mojonera ‘Cero’, que se encuentra 140 metros río abajo y así sigue describiendo rumbos y coordenadas; cuando mandamos a realizar nosotros con nuestros recursos el levantamiento según el decreto, nos topamos con que la mojonera ‘Cero’ está ubicada 150 metros río arriba; todo esto lo tengo con constancias certificadas, y además de que no marca un rumbo claro de las subsecuentes puntos y coordenadas, razón por la cual el polígono que delimitan lo cerraron técnicamente a fuerzas, y aun así, hay siete u ocho puntos en los que no cierra…”.

Añade: “nosotros mandamos a hacer un levantamiento de las mojoneras con nuestros recursos y posterior a esto mandamos a hacer el estudio espejop, del cual también yo tengo los planos, y por eso estamos seguros de que el polígono no cierra; además de todo esto, en su momento las autoridades no hicieron lo conducente al hacer un amojonamiento, al no citar a los colindantes, tal cual lo establece el decreto, y de ahí vas sacando más controversias jurídicas y técnicas por la que se considera la falta de un polígono que esté delimitado”.

Destaca que el asunto fue notificado de forma documentada a las autoridades, “y al menos las anteriores, no quisieron hacer nada al respecto. A muchos de los propietarios y a nuestra asesora, la doctora Raquel Gutiérrez Nájera, les consta que le hemos echado ganas para que quede un polígono definido, pero no encontramos ningún interés de parte de las autoridades, y no sabemos el porqué”.


miércoles, 12 de junio de 2019

Auge del 'oro verde' arrasa en tierra de los Alfaro




Agustín del Castillo / NTR Guadalajara 

Faltan dos semanas para que llegue el 2 de junio de 2019 y es casi de noche. La luz mortecina del Sol deslumbra desde el poniente antes de extinguirse, mientras la bruma de los incendios apenas permiten delinear la silueta, en sombras cada vez más apretadas, de algunas de las montañas más imponentes de Jalisco. 

Don Patrocinio, viejo de Apango, detiene su troca a la orilla del pueblo, con el pretexto de comprarle a Juan, el muchacho de las frutas y verduras en la caja destartalada de una camioneta, cuya llegada convoca a los vecinos. El hombre maduro revisa la consistencia de los plátanos, de los mangos y de los jitomates. Pela un ejemplar de Musa paradisiaca, nombre científico de ese fruto tan común, alargado, pulposo y amarillo, y se lo lleva a la boca. Luego comenta a los lugareños, que callan desde su llegada, como en espera de sus novedades: “El fuego ha estado muy bravo; hace tres días llegaron por nosotros y nos invitaron a ir para apagar un incendio. Fuimos como 30, pero yo les dije: a ver si no se enojan los que le prendieron”. 

Doña Hortensia, una de las vecinas más interesadas, dice que este desastre desde hace muchos años se los mandaron advertir desde Michoacán. Ella había enviado a sus hijos a estudiar a Uruapan. “En la graduación de mi niña, un regidor, tal vez el presidente municipal, cuando supo que éramos de por acá, nos advirtió: no dejen entrar a los aguacateros, se van a acabar los bosques, como pasó aquí; yo se los dije pero me juzgaron de loca. Y ya ve…”. Nadie lo pudo o lo quiso evitar. Los ancestros nahuas de estos rancheros -la lengua náhuatl se perdió del habla popular de Apango hace décadas- tenían una palabra para designar lo que ha sucedido en los últimos 10 años en estas montañas de San Gabriel muy cerca del límite con Sayula: pisiltilistli (“devastación”, en Aulex, diccionario náhuatl español). 

La mujer cincuentona señala que la tentación de la Persea americana, nombre científico del abocado, aguacate u oro verde, con sus ganancias a corto plazo, hicieron que todos, los ricos y los pobres, arrasaran casi a matarrasa las ocoteras. No se necesita ser experto para demostrarlo, basta un simple recorrido por los caminos secundarios de la zona: miles de hectáreas de bosques de pino han desaparecido y en su lugar crecen, cuidadosamente podadas, entre cercados eléctricos y caminos interiores empedrados o pavimentados, y abastecidas por miles de metros cúbicos de agua que ya escasea en las comunidades, amplias plantaciones de esa fruta domesticada en Mesoamérica miles de años antes de la llegada de Hernán Cortés, que embelesa el paladar de los consumidores europeos, japoneses o norteamericanos, quienes suelen ignorar su costo ambiental. 




MAYO CRUEL 
Este mayo ha sido uno de los meses más secos y ardientes que se recuerden. Por todo el sur de Jalisco, las columnas de humo de más de 13 mil hectáreas incendiadas saturaron el aire de los viejos bosques del Nevado de Colima, de Zapotlán y Gómez Farías; de Tuxpan y Tonila, en la zona del volcán de Fuego, y de esta sierra más al norte, Apango, mencionada en Pedro Páramo como tierra de indios silenciosos, pero que es también matria de algunas familias acaudaladas e influyentes como los Palafox, los Martínez, los De la Fuente Aguilar… y que alcanza a los Alfaro, que han dado a San Gabriel un rector general de la Universidad de Guadalajara (UdeG) –Enrique Alfaro Anguiano–, un regidor y diputado recurrente –César Gabriel Alfaro Anguiano– y un alcalde de dos municipios metropolitanos que ahora es gobernador. 

También le dan aguacate, como casi todos en la región. El bosque ha sido el gran perdedor. El registro de una huerta aguacatera de 30 hectáreas a nombre de Alfaro Anguiano, ex rector de la UdeG y padre del gobernador, remite a un terreno agrícola al menos en el pasado inmediato, pues en 2015 recibió apoyos de la Secretaría de Agricultura federal (la antigua Sagarpa, hoy Sader) para siembra de trigo. 

En 2017 y 2018, el apoyo de la Sagarpa cambió para una plantación de aguacate; sin embargo, los datos disponibles no permiten acreditar un cambio de uso de suelo forestal. Los lugareños reconocen como una propiedad de los Alfaro Anguiano el rancho de El Caracol, aunque existe la versión de que lo compró o arrendó la empresa Oro Verde. Como cualquier huerto aguacatero, demanda ingentes volúmenes de agua. Y este no es un recurso infinito. 

“Nos pusieron los últimos años tres pozos a menos de 500 metros del pueblo; uno a 200 metros. ¿Quiere saber qué pasó? Vaya al arroyo, tenía agua todo el año, antes nos sentábamos a discutir qué hacer con el excedente y convencimos a un alcalde que nos construyera un parque. Ahora se secó totalmente. No sale agua del manantial. El pueblo tiene tandeos todo el año, salvo en las lluvias”, comenta un ejidatario que alguna vez asumió la responsabilidad de abastecer las casas. 




La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) tiene al menos una década sin dar permisos de cambio de uso de suelo forestal para aguacate, lo que da a buena parte de estas plantaciones un cariz ilegal. Al menos en los puntos más accesibles de la montaña, el cambio es evidente. Todas las laderas presentan amplios manchones donde poco a poco se implantan las tímidas matas de la Persea. A ojo de buen cubero, se podría decir que 40 por ciento del bosque desapareció. Los mapas del estudio que realizaron el Instituto de Información Estadística y Geográfica de Jalisco (IIEGJ) y el Fideicomiso del Programa de Desarrollo Forestal (Fiprodefo) muestran, con corte a 2017, que los bosques sobre el eje de la carretera San Gabriel-Sayula están ampliamente desmontados, y es necesario penetrar hacia el este, la llamada sierra de la Media Luna, para regresar a bosques tupidos e incomunicados. 

Por la carretera que pasa por Apango se llega a los linderos con Sayula y con Tapalpa. A la izquierda, por donde comienza la deteriorada carretera que atraviesa la meseta de Tapalpa, se ubican vastas plantaciones de una empresa agroindustrial michoacana “propiedad de un político prominente”. A la derecha, se penetra al rancho de unos primos del gobernador: la familia Alfaro Aranguren-Errejón. 

Ellos no tienen registro de apoyos en Sagarpa, pero el estado de los huertos tal vez es la respuesta: son cientos de hectáreas de plantaciones con toda la infraestructura y vigilantes, con algunos manchones supervivientes de bosque maduro. Los predios se llaman La Manzanilla y El Veladero. En uno de los puntos de bosque superviviente, parece que alguna plaga da al traste con la ocotera, que luce amarilla. En el horizonte también se levantan cercanas columnas de humo. 

“Es lo que le digo, hay que revisar las fotos de satélite para el antes y el después: ellos provocan las quemas y luego, así como no queriendo la cosa, luego van ampliando las huertas, por eso el viejo decía que si apagan el fuego, se enojan”, refiere un ecologista que prefiere el anonimato. 

Lo de los nervios no es gratuito. En estas montañas habitó de forma muy discreta Rosalinda González Valencia, la esposa del afamado señor del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Nemesio Oceguera Cervantes. 

“Nadie supo hasta que salió en las noticias cuando la detuvieron en Zapopan, hace un año, y la reconocieron”. Su perfil era bajo: ocupaba una cabaña en la cercanía del Aguaje, un poblado que alguna vez estuvo rodeado de un apretado bosque. No recuerdan ningún acto de prepotencia. Pero al lugar llegaron también las aguacateras. La red eléctrica llega hasta el borde de la montaña, prueba del poder económico de los empresarios del oro verde, y el oquedal ya es solamente un recuerdo. 

Algunas fincas, como Aguacates Azteca y La Leona, tienen incluso caminos pavimentados en su interior. Los bordos de agua están prácticamente secos. Los lugareños viven del empleo en las agroindustrias, que a veces los azuzan para exigir al ayuntamiento reconstruir los caminos dañados por los vehículos cargados de Persea, pero tratan de llevar una vida tranquila. Porque la señora se fue, pero es frecuente ver camionetas lobo, BMW o Jeep doble tracción de último modelo, en tránsito por las brechas. “La plaza está presente, y nunca sabes cuáles son sus intereses”, señala un campesino, prudente y resignado. 




2 DE JUNIO 
Al otro lado de la sierra, barranca de por medio, se ubica la comunidad de Carpintero. Teresa acude a las celebraciones del patrono del lugar, pero se da tiempo de mirar la desolación de la montaña: “El bosque llegaba hasta aquí, pero de unos cinco años para acá, les gustó el dinero fácil y nadie los detuvo”. Dos semanas después es el 2 de junio. Bajan toneladas de lodo y troncos acumulados en las partes bajas de los potreros tras horas de lluvia intensa, mientras en San Gabriel no cae una gota. Es la pisiltilstli (devastación) del okoyotl (bosque de pinos). El río Salsipuedes lleva muerte y destrucción a los linderos de la cabecera municipal. Así se pierde el kuauuayautlan (bosque tenebroso) y la sierra se desmorona como el cacique melancólico de la fábula rulfiana. 

 ------------------------------------------------- 

 LA EXPLICACIÓN SOBRE EL DOS DE JUNIO 

 Deslaves, deslizamientos y aludes tienen sus causas en la deforestación de las altas montañas, la que a su vez deriva fundamentalmente de actividades productivas como la ganadería y la agricultura. El modo en que se proceda a hacer esos cambios de uso de suelo afectará en mayor o menor medida a la cuenca baja. En el caso del desastre del río Salsipuedes, en San Gabriel, bajaron toneladas de barro y de troncos de madera que denotan un proceso anárquico de destrucción de la capa vegetal. El suelo, para retenerse, requiere de esta capa vegetal; si desaparece, tarde o temprano una lluvia fuerte erosionara y precipitará cuenca abajo con consecuencias que pueden ser desastrosas para las comunidades humanas. 

---------------------------------------------------- 

Los apoyos 
13 mil 500 pesos recibió en 2018 Enrique Alfaro Anguiano de la Sagarpa para 30 hectáreas de aguacate hass, misma cantidad que en 2017 28 mil 890 pesos recibió Alfaro Anguiano en 2015 de la dependencia federal para 30 hectáreas de trigo 

------------------------------------------------------- 




Familia aguacatera 

El padrón de apoyos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) permite transparentar en parte el auge del modelo aguacatero: el año pasado se otorgaron apoyos a alrededor de 700 propietarios de Jalisco En el caso de los propietarios del municipio de San Gabriel, el historial de Enrique Alfaro Anguiano acredita apoyos para 30 hectáreas de aguacate durante al menos dos ciclos, 2017 y 2018; en 2015, el apoyo se le otorga en la misma superficie, pero en trigo. El cambio a aguacate también es correspondientes a la existencia del nuevo pozo de la propiedad La familia Alfaro-Aranguren-Herrejón es la que posee algunos de los más grandes huertos aguacateros, La Manzanilla y El Veladero, aunque ellos no acreditan apoyos directos de la Sagarpa. Tienen; sin embargo, derechos de agua otorgados por la Conagua (título 08JAL134502/16AMOC09).

jueves, 6 de junio de 2019

95% de cambios de bosques a huerta de aguacate, ilegales



Las plantaciones de Persea americana crecieron 22 tantos su superficie en Jalisco, en dos décadas; la mitad de esa expansión fue a costa de bosques templados y tropicales

Agustín del Castillo / San Gabriel, sur de Jalisco. El Diario NTR Guadalajara


Entre 2003 y 2017, las huertas aguacateras del sur de Jalisco pasaron de 1,260 hectáreas a 28,833.5 hectáreas en las regiones Sierra del Tigre y Complejo Volcánico de Colima. 45 por ciento de ese cambio fue sobre bosques y selvas (12,384 hectáreas), pero sólo se entregaron permisos para sustituir 660 ha, es decir, fue un proceso ilegal en 95 por ciento de la superficie afectada.

Y no se trata de una irregularidad administrativa menor: el cambio de uso de suelo forestal sin permiso de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) es un delito. El artículo 418 del Código Penal Federal señala: “Se impondrá pena de seis meses a nueve años de prisión y por equivalente de cien a tres mil días multa, siempre que dichas actividades no se realicen en zonas urbanas, al que ilícitamente: Desmonte o destruya la vegetación natural; corte, arranque, derribe o tale algún o algunos árboles, o cambie el uso del suelo forestal. La pena de prisión deberá aumentarse hasta en tres años más y la pena económica hasta en mil días multa, para el caso en el que las conductas referidas en las fracciones del primer párrafo del presente artículo afecten un área natural protegida”.

No hay registros de acciones punitivas por parte de la entonces Procuraduría General de la República (PGR), hoy fiscalía. El pretexto fue la prioridad del combate a delitos graves como delincuencia organizada, tráfico de estupefacientes, sin reparar que en muchos casos, es una impunidad asociada. Por su parte, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, clausuró seis huertos aguacateros que sumaban 145 hectáreas en julio de 2017, pero no ha vuelto a realizar nuevos operativos en la zona, ante el control territorial que mantienen grupos delictivos en el área.

Los datos duros del cambio de uso de suelo provienen de un análisis de coberturas sobre 12,790.41 kilómetros cuadrados de 36 municipios de Jalisco y una zona de influencia que incluye demarcaciones de Michoacán y Colima, con base en imágenes de satélite de los años 2003, 2011 y 2017, realizado por el Instituto de Información Estadística y Geográfica (IIEG) del estado, del que El Diario NTR posee una copia.

El documento, denominado “Mapa de frontera forestal del complejo volcánico de Colima y cobertura de vegetación de la Sierra del Tigre”, identifica diversas tendencias de deforestación y cambio de uso de suelo que asuelan al área, no de forma exclusiva, por las huertas aguacateras, y fue contratado al IIEG por el Fideicomiso del Programa de Desarrollo Forestal (Fiprodefo), en busca de proveer de elementos a la toma de decisiones, pues el auge aguacatero, empujado por el gobierno de Jalisco y el federal, obligaba a enfrentar los enormes pasivos ambientales, lo que hasta ahora sigue pendiente. No se trata solamente de la pérdida de bosques, sino la consecuencia de esto: reducción de captura de carbono, extinciones locales de diversidad biológica, presión excesiva a fuentes de agua para poblaciones, erosión, incendios forestales, y como sucedió en San Gabriel el pasado domingo 2 de junio, derrumbes y aludes que destruyen patrimonio material y ciegan vidas.



ALGUNOS DETALLES
El auge espectacular de la actividad aguacatera, que propició que multiplicara por más de 2,300 por ciento la superficie a que le dedicaba la zona en 2003, ha sido en casi 54 por ciento a costas de usos de la agricultura de temporal y en consecuencia, al menos en la temática de cambio de uso de suelo, completamente legal, dado que no se requiere regulación federal porque no se afecta directamente al bosque. Sin embargo, los bosques y las selvas han aportado casi 45 por ciento de la superficie transformada a huertas, esto es, 12,384 hectáreas. En ese caso, era obligatorio obtener autorizaciones en materia de cambio de uso de suelo forestal.

Los registros oficiales de la Semarnat revelan que entre 2005 y 2018, solamente se otorgaron diez autorizaciones de cambio de uso de suelo forestal por una superficie de 660 hectáreas. El resto de los cambios de uso de suelo forestal para aguacate son, en consecuencia, ilegales.

“En relación con el Complejo Volcánico y la Sierra del Tigre, sus áreas forestales se han visto amenazadas por los cambios de usos del suelo forestal y los incendios forestales; un estudio para el área del Volcán de Colima, aportado por la Semadet 2016, señala que se han perdido por deforestación poco más de 18 mil hectáreas de bosque templado y selvas; de esta pérdida, casi 15 mil hectáreas podrían deberse a cambios por agricultura, destacando los huertos de durazno, aguacate y otros con más de cinco mil hectáreas, lo que nos podría indicar que no es solamente el cultivo de aguacate el que avanzó sobre los bosques y selvas, si no que fue el sector agrícola en general el que afectó casi el 11 por ciento de la cobertura vegetal natural”, añade el documento.

Debido a este comportamiento “es necesario estudiar el avance de la agricultura y definir sus límites para ambas zonas de interés”, tanto en el Complejo Volcánico como en la Sierra de Tigre.

En cuanto al boom aguacatero, este primero afectó parcelas agrícolas y después comenzó a establecerse en coberturas forestales.

“La construcción de la presa de Vista Hermosa en Tamazula fue un detonante para un mayor auge de nuevas plantaciones en el municipio de Tamazula”; las zonas potenciales, “en su mayoría son coberturas forestales, sujetas a presión de cambio de uso de suelo, aproximado 40 mil hectáreas en la región Sur-Sureste”.



HAY MÁS FACTORES
Esto significa que aunque el aguacate es el cultivo de moda, los factores de deforestación son variados. Por ejemplo, el bosque templado de la zona pierde 6,242 ha a costa de la Persea americana entre 2003 y 2017, pero las pérdidas totales de esos ecosistemas son de 24,928 ha. Esto significa que 18,686 hectáreas (tres cuartas partes del fenómeno) se perdieron por causas distintas.

Con las selvas es incluso más acusado: fueron sustituidas 6,142 ha por plantaciones aguacateras, pero la pérdida acumulada de esos ecosistemas entre 2003 y 2017 es enorme: 71,746 hectáreas. Significa que por cada metro de comunidades forestales tropicales que se convirtió en huerta aguacatera, más de 9 metros se transformaron en usos distintos.

En conclusión: el aguacate ha sido uno de los grandes enemigos de los bosques en el sur de Jalisco, pero de casi 97 mil hectáreas deforestadas y transformadas entre 2003 y 2017, cerca de 85 mil ha no se destruyeron por su causa. Por eso la necesidad de atender todas las causas del fracaso del desarrollo rural en la región.

---------------------------------------------------------


Cambios de uso de suelo 2003-2017, sur-sureste de Jalisco



1. Agricultura de riego. En 2017, 52,741 hectáreas; en 2003, 36,646 ha. Gana 16,095 ha (+42%)

2. Agricultura de temporal. En 2017, 261,456 hectáreas; en 2003, 243,330 ha. Gana 18,126 ha (+16%)

3. Área urbana. En 2017, 2,149 hectáreas; en 2003, 1,267 ha. Gana 882 ha (+80%)

4. Bosque templado. En 2017, 273,532 hectáreas; en 2003, 298,460 ha. Pierde 24,928 ha (-9%)

5. Bosque tropical. En 2017, 490,990 hectáreas; en 2003, 562,736 ha. Pierde 71,746 ha (-14%)

6. Cuerpos de agua. En 2017, 8,886 hectáreas; en 2003, 4,479 ha. Gana 4,407 ha (+99%)

7. Desprovisto de vegetación. En 2017, 17,780 hectáreas; en 2003, 16,804 ha. Gana 976 ha (+8%)

8. Huertos de aguacate. En 2017, 28,833 hectáreas; en 2003, 1,260 ha. Gana 27,573 ha (+ 2,188%)

9. Invernaderos (agricultura protegida). En 2017, 3,314 hectáreas; en 2003, 278 ha. Gana 3,036 ha (+1,192%)

10. Pastizal. En 2017, 113,574 hectáreas; en 2003, 95,453 ha. Gana 18,121 ha (+21%)

11. Pradera de alta montaña. En 2017, 1,499 hectáreas; en 2003, 1,132 ha. Gana 467 ha (+41%)

12. Vegetación hidrófila (cercana a cuerpos de agua). En 2017, 3,548 hectáreas; en 2003, 4,382 ha. Pierde 834 ha (-20%)


Fuente: Estudio de cambio de uso de suelo del IIEG, 2018