jueves, 15 de febrero de 2018
Predomina el cáncer entre los saltenses
Investigadora destaca que la información evidencia la salud precaria en el municipio.
Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.
El cáncer es la enfermedad más recurrente de la zona baja del municipio de El Salto y su vecino Juanacatlán, que reciben aguas contaminadas del área metropolitana de Guadalajara, de acuerdo a un levantamiento de opinión y análisis de información oficial y académica sobre salud pública, que revisó la investigadora Lizette Santana Belmont profesora de la Facultad de Economía de la UNAM y postdoctorante en CIESAS Occidente en 2016.
“La recopilación de información documental, junto con una miniencuesta de percepción sobre salud ambiental [226 encuestados] aplicada en los centros de salud de la cabecera municipal de El Salto y Juanacatlán, durante junio de 2016, muestra que el cáncer de algún tipo es la enfermedad con mayor frecuencia para los encuestados [18 por ciento], seguido por las enfermedades infecciosas o parasitarias [13 por ciento], gastrointestinales [10 por ciento] y del sistema respiratorio [9 por ciento]. Las enfermedades renales fueron mencionadas en menor, pero considerable medida [8 por ciento] así como las cefaleas, nauseas y/o vómitos [7 por ciento]”, señala en su artículo denominado “Factores ligados al problema de salud ambiental en El Salto y Juanacatlán”.
Los registros de la Secretaria de Salud de Jalisco “en lo correspondiente al municipio de El Salto, muestran cifras relevantes de mortalidad ligada a casos de enfermedades respiratorias crónicas como la enfermedad obstructiva crónica [epoc], tumores malignos y enfermedades isquémicas del corazón, especialmente a partir de 2004 hasta la fecha”.
Esto “indica que existe evidencia para vincular los casos con la situación de degradación ambiental y contaminación del río. No obstante, los niños y las mujeres embarazadas, al igual que los adultos mayores, son más vulnerables a los efectos de la contaminación ambiental. Esta condición es debida a las diferencias en la exposición y a su inmadurez fisiológica, incluso a su metabolismo que en general es más acelerado. Diversos estudios de salud ambiental demuestran que los fetos y los niños pequeños son más vulnerables a las partículas finas en suspensión, hidrocarburos aromáticos policíclicos, compuestos orgánicos volátiles, humo de tabaco, metales y ozono”.
También “existe la preocupación por el estudio de los efectos de la exposición a contaminantes ambientales durante la gestación, tanto en el ambiente interior como en el exterior y hay datos que demuestran que este tipo de contaminación está asociada con el riesgo de mortalidad intrauterina, la prematurez, así como con la talla baja y peso, al nacimiento y en el desarrollo postnatal”, añade.
Y si bien, la autoridad sanitaria en Jalisco ha negado una incidencia superior al promedio metropolitano de enfermedades derivadas de exposición ambiental, la académica menciona investigaciones que lo contradicen.
“En el estudio realizado por Laura Myuki (2012) se pueden observar resultados contundentes respecto de los efectos de la contaminación del agua del río Santiago en mujeres embarazadas que vivían en un radio de < 500m del río respecto a los niveles de Arsénico en cabello. Los resultados relevantes de su estudio muestran que en las mujeres con concentraciones de arsénico en cabello mayores al valor de referencia, solo 23.1 por ciento de los partos alcanzaron la edad gestacional mínima para la inducción del parto o cesárea. De ellas, 30.8 por ciento de sus nacimientos tuvieron resultados sub-óptimos, pues se presentaron partos prematuros.
También se observó que sus hijos nacieron una semana antes que los bebés de las madres con concentraciones menores o iguales al valor de referencia; en cuanto a las características de los recién nacidos, los hijos de las madres con concentraciones de As en cabello mayores al valor de referencia, registraron en promedio un déficit de 362 gramos en peso y 0.91 centímetros en talla al nacer, respecto a los neonatos de madres con concentraciones menores o iguales al valor de referencia”.
También alude a la investigación difundida en MILENIO JALISCO el 12 de septiembre de 2016, de un equipo de investigadores de la UdeG (“Metales pesados, los asesinos silenciosos en el río Santiago”). Los parámetros obtenidos “demuestran riesgo estadísticamente muy superior al normal para las personas en tres de siete tipos de daño a células denominadas: micronúcleo, nbud, binucleada, núcleo picnótico, cariorrexis, cariolisis y cromatina condensada. Las anomalías están vinculadas con la concentración de metales tóxicos, presentes en el agua, fuera de los límites permitidos, capaces de inducir daño celular por diferentes mecanismos de acción”.
El artículo completo en http://ichan.ciesas.edu.mx/puntos-de-encuentro/factores-ligados-al-problema-de-salud-ambiental-en-el-salto-y-juanacatlan/.
GPE
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