jueves, 20 de julio de 2017

SIAPA ataca zonas de lluvia de 1.5 m



El naciente programa de control de inundaciones atiende a "las zonas más críticas" de la ciudad con ocho proyectos que deben reducir la incidencia de desastres en la metrópoli.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.

El área metropolitana de Guadalajara vive dos etapas características en relación al clima: el largo periodo seco que abarca alrededor de ocho meses y en el que los tapatíos padecen calor, que se vuelve extremo en primavera; contaminación por ozono y polvo, enfermedades respiratorias y estrés.
Y las apretadas lluvias, que nunca rebasan cuatro meses: la ciudad semidesértica se transforma en trampa de inundaciones – hasta 300 puntos de anegamiento en los nueve municipios -, hay frecuentes accidentes automovilísticos, y los más desafortunados podrán perder patrimonio y poner en riesgo su vida en cuestión de minutos ante las tormentas breves e intensas, y el territorio transformado, que ha perdido gran parte de su capacidad de infiltración y conducción del agua.

De hecho, dentro de los diferentes eventos de desastre que ha estudiado y catalogado el grupo multidisciplinario de la Facultad de Geografía de la Universidad de Guadalajara, bajo el liderazgo de Luis Valdivia Ornelas, se ha documentado que los ocasionados por las aguas copiosas del temporal son, de lejos, los que tiene mayor incidencia en la vida de la metrópolis.

El SIAPA ha estimado que el costo anual que la ciudad paga por estos daños severos es de 600 millones de pesos en el Valle de Atemajac, el núcleo histórico de la ciudad, pero consideradas las 72 mil hectáreas de la ciudad metropolitana, se puede ir a mil millones de pesos anuales.

Invertir en una serie de proyectos que aminoren los problemas del tapatío común frente a láminas de agua de 1 a 1.5 metros, es el objetivo del hoy llamado Plan de Manejo de Inundaciones, cuya primera etapa está a punto de culminarse, a un costo cercano a 800 millones de pesos, pero el proyecto completo, en precios actuales, y considerada la totalidad de la mancha urbana sobre los valles de Atemajac, Tesistán y Toluquilla, rebasará 9,100 millones de pesos.

La primera etapa atiende ocho sitios considerados críticos, sea porque allí se acumulan lluvias muy copiosas, o bien, porque son la llave para retener agua y evitarlo en partes más bajas, asegura el director técnico del Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA), Alejandro Gutiérrez Moreno.

Se trata de una inversión global de 800 millones de pesos, que está en fase de conclusión; antes de que brotaran los conflictos por los parques de San Rafael y de El Deán, se había avanzado sin problemas en otros frentes metropolitanos que deben bajar la carga de problemas para quienes han padecido en su patrimonio el costo de habitar zonas inundables, precisa el director del organismo operador, Aristeo Mejía Durán.

"Es dinero de deuda; se trata de un crédito del SIAPA autorizado por el Congreso y que debió ser sancionado a nivel de la federación; el gobierno del estado fue muy cuidadoso para que se tuviese el crédito con la tasa de interés más económica, por eso se licitó".

Primero se había prometido dinero fiscal a fondo perdido. "El presidente de la junta de gobierno, Francisco Ayón López, habló con los señores diputados [federales] responsables de agua de alcantarillado y también de recursos hidráulico, hicimos la entrega de los proyectos de Promiap [Programa de Manejo Integral de Aguas Pluviales], de los montos y todo a fin de que se pudiera entrar dentro del presupuesto de egresos"; pero los tiempos no alcanzaron y se determinó que se debía arrancar con deuda. Mejía Durán espera que en 2018 ya haya una asignación presupuestal. Reducir las pérdidas patrimoniales de los vecinos de la ciudad lo ameritan, subraya.

Justificaciones

En el desarrollo urbano de Guadalajara "se reconoce que el diseño de las redes de alcantarillado ha sido producto de los conceptos tradicionales de diseño de colectores en su mayor parte para conducción de aguas sanitarias considerando una capacidad adicional con los coeficientes de seguridad para permitir la conducción de un porcentaje de agua pluvial", refiere Gutiérrez Moreno. Esto ha derivado en que los colectores de la ciudad siempre se saturen ante tormentas típicas breves y abundantes.

"Se pudo constatar que es urgente atender la problemática derivada de la falta de planeación estratégica y correctiva para controlar los escurrimientos pluviales y evitar los daños que estos generan a la población y la infraestructura de la ciudad". A finales del año 2006, "se llevó a cabo un importante estudio hidrológico del que se derivaron las lluvias de proyecto que son las que se utilizaron en el modelo de simulación de la red de colectores" contra las lluvias en cada una de las 423 microcuencas de la ciudad.

"Con base en la información pluviométrica disponible en la zona de estudio, se procedió a la estimación de las lluvias de proyecto para cuatro diferentes periodos de retorno: 2, 5, 10 y 25 años. Se destaca el uso de la estación meteorológica denominada observatorio perteneciente a la Universidad de Guadalajara donde se dispuso de 97 años de registro diario". Es decir, es una base técnica sólida, sostiene.

La estación JA04 Colomos "contiene registros de precipitación cada 10 minutos, desde el 17 de marzo del 2000 hasta el 14 de septiembre del 2006. En los seis años y medio de registro [hasta la fecha de elaboración del Promiap], se observa que el periodo de lluvias va de junio a septiembre y el periodo de secas de octubre al mes de mayo. En ese sentido y considerando las condiciones topográficas y la ubicación de la zona de estudio es posible afirmar que el régimen de lluvias tiene una fuerte componente convectiva con precipitaciones intensas en verano. Además, el régimen presenta una componente, no menos importante, de lluvias orográficas y muy probablemente de eventos extremos como consecuencia de la cercanía al océano Pacifico".

Lluvia convectiva, dice Wikipedia, "a diferencia de las lluvias orográficas, suelen producirse en zonas llanas o con pequeñas irregularidades topográficas, donde puede presentarse un ascenso de aire húmedo y cálido dando origen a nubes del tipo de cumulonimbos con lluvias intensas".
También se analizó el modo en que esas lluvias se hacen escurrimiento. Y en Guadalajara, está determinado por una alteración general de la red hidrográfica natural, una reducción sustancial de la capacidad de recarga (penetra al subsuelo menos de 30 por ciento del agua precipitada) y la existencia de puntos bajos, alterados, llenos de construcciones y con predominio de vivienda, que por ello, se inundan.

"Se planearon obras de tipo estructural: construcción de colectores, construcción de presas y bordos de almacenamiento y control, lo mismo que de canales interceptores; depósitos de detención, encauzamiento y recuperación de canales, medidas de bajo costo y mejores prácticas de manejo".
La primera etapa de esos proyectos apenas se realizó en 2017, diez años después. Incluyen el canal pluvial del arroyo Atemajac, tramo de Calzada federalismo a Alcalde: el canal pluvial arroyo Atemajac tramo de Alcalde a Periférico Norte; el colector pluvial de avenida Acueducto, de 1.5 m de diámetro, con un tramo en cajón de concreto para cruce de carril central de avenida Patria, el colector pluvial de la calle Felipe Zetter, de 0.61 m a 1.22 m de diámetro.

Además, el colector pluvial de avenida Copérnico, con un diámetro de 1.5 m a 2.13 m; la ampliación del vaso regulador El Deán a 350 mil metros cúbicos, con una profundidad promedio de 4.80 m y separación de flujos en colonia Ferrocarril, para evitar ingreso de aguas; el colector de avenida Aviación, de 1.50 m de diámetro, y los colectores de entrada y salida al depósito del parque San Rafael, con diámetros que van desde 0.61 m a 1.83 m.

"Se trata de zonas de alta inundación, o de zonas que reguladas, nos permiten controlar que esa gran inundación ocurra aguas abajo; por ejemplo, San Rafael no es una zona que in situ tenga problemas, pero contener el agua allí evita que baje sin control a la parte media y baja de la cuenca de San Andrés, que históricamente se inunda de forma grave", añade el director técnico.

Destaca la importancia de que se aprenda a ver el territorio como parte de una cuenca: lo que se maneja mal en las partes altas repercute en las bajas. Y un proyecto de ciudad requiere de esa visión que también vertebra de forma clara el tema de la solidaridad y la corresponsabilidad social, sostiene.

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Claves

El proyecto a largo plazo

Cuenca del río Blanco
Colector Aviación; depósitos de retención; rehabilitación y obras de control y de excedencias; mejoramiento de conducción, colectores y refuerzos de bordos
272 millones de pesos

Cuenca Arroyo Hondo
Mejoramiento de eficiencia hidráulica, despósitos de retención de agua, sistema Federalistas
484.5 millones de pesos

Cuenca Atemajac
Colectores, mejoramiento de eficiencia hidráulica, depósitos de retención, mejoramiento y limpieza de ríos
1,333 millones de pesos

Cuenca San Juan de Dios
Colectores, depósitos de retención, red de captación pluvial, construcción, ampliación y rehabilitación de vasos
3,190 millones de pesos

Cuenca San Andrés
Depósitos, colectores auxiliares y pluviales
1,079 millones de pesos

Cuenca de Osorio
Mejoramiento de las secciones naturales de los arroyos con diversas zonas de concreto
213 millones de pesos

Cuenca de San Gaspar
Depósitos de retención, colectores, mejoramiento de las líneas de conducción
650.5 millones de pesos

Cuenca de El Ahogado (Toluquilla)
Mejoramiento de la eficiencia de conducción, construcción de colectores, saneamiento y obras de regulación, rescate y rectificación de cauces, delimitación de zonas federales
1,896.5 millones de pesos

GRAN TOTAL 9,117.5 millones de pesos


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