jueves, 20 de julio de 2017
Predios quemados cambian a aguacatera
La Manzanilla de la Paz y San Gabriel tienen registros de cambio ilegal de florestas que padecieron incendios esta temporada
Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.
Un predio forestal que se quemó en la pasada temporada de incendios, a cuatro kilómetros de la cabecera municipal de La Manzanilla de La Paz, ya ha sido "limpiado" completamente, es decir, se removió la cobertura de madera y maleza, y presenta huellas evidentes de que se está preparando para alojar una aguacatera.
Ecologistas de esta zona de la Sierra del Tigre entregaron a MILENIO JALISCO evidencias (ver fotos anexas): el predio está geoposicionado en 19°58´10.32´´N 103°09´28.07´´O, y de acuerdo al testimonio, es contiguo a una zona donde ya prosperaban aguacateras, lo que a su juicio, es una expansión de la frontera de las huertas.
No es la única zona quemada del sur de Jalisco donde se está dando el proceso; en terrenos forestales de San Gabriel, por ejemplo, una semana después de un incendio, en junio pasado, ya estaban presentes pequeñas plántulas de Persea americana. Se trata de incendios intencionales para cambiar uso de suelo, o de acciones de oportunismo tras que se dan estos de forma accidental, lo cierto es que ha sido un patrón de los muchos que sigue el silencioso crecimiento de las plantaciones de aguacate, que actualmente están sobre más de 25 mil hectáreas, según las estimaciones de fuentes del sector oficial ambiental (ver ediciones de este diario, 13, 14 y 15 de julio de 2017).
"Ustedes ya han visto cómo han talado; se queman cientos de hectáreas y aparecen después aguacates, cuando antes eran bosques tupidísimos; hoy anduve en El Aguaje y en La Mazanilla del Pelillo, municipio de San Gabriel, y siguen apareciendo lomas y lomas con aguacate chiquito, no hay un control", se queja un productor forestal, que cree que es un error poner "todos los huevos de la gallina" en el negocio de ese fruto, que si bien, da rendimientos de diez tantos lo que el manejo de bosque, a la larga, colapsará si no se le pone límite, como ocurrió antes "con cosas como el jitomate, el durazno, el agave, las frutas tropicales... saturan el mercado, dañan ecosistemas naturales y luego se quedan sin precio".
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ha realizado la semana pasada un operativo de cuatro días que llevó a clausurar seis huertas del fruto de origen prehispánico; sin embargo, la superficie de esos cambios de uso de suelo apenas ronda 150 hectáreas. "El tamaño del problema es muy grande, esperamos que no sea solamente una estrategia para justificarse y vayan en serio, porque de otro modo, nuestros bosques no se van a salvar".
SRN
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