domingo, 9 de enero de 2011
Cambio climático: menos agua y menos ciclones
ENTREVISTA. Ángel Meulenert Peña, meteorólogo de la UdeG, formado en Rusia
“Es necesario acabar con los mitos” sobre el calentamiento global y dejarlo de usar como pretexto para políticos omisos, advierte el científico cubano, ex director del Instituto de Astronomía y Meteorología. En la foto, el paso de Katrina por Nueva Orleáns, Estados Unidos
Guadalajara. Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO. Edición del 8 de enero de 2011. Este proyecto de investigación fue ganador de una beca de Fundación AVINA en la emisión 2008-2009
Las fábulas en torno al cambio climático por el ascenso de las temperaturas promedio en el planeta no son del todo exactas. Las apocalípticas escenas de Katrina sobre Nueva Orleáns, en 2005, o el reciente paso de Alex sobre las costas de Veracruz y Tamaulipas, hasta asolar la ciudad de Monterrey, en 2010, no son fenómenos ocasionados por el calentamiento global, advierte el meteorólogo cubano, formado en la extinta Unión Soviética, y residente de Guadalajara desde hace más de 20 años, Ángel Meulenert Peña.
El científico llama la atención del uso abusivo de la fenomenología de la transformación del clima terrestre por causa de la liberación de gases de efecto invernadero de distintas actividades humanas, como pretexto para explicarlo todo. “Es un argumento cómodo para evadir las responsabilidades”, subraya.
En realidad, hay desastres y destrucción de comunidades sencillamente porque se permiten asentamientos en lugares inadecuados, lo cual deriva de una acción política poco responsable. Y no sólo en México: Katrina devastó la gran ciudad donde el río Misisipi y el golfo de México se encuentran, al sur de Estados Unidos, sencillamente porque sus muros de contención estaban diseñados para, máximo, un ciclón de categoría tres, y no el de categoría cuatro que penetró en septiembre de 2005. Lo peor es que ya se sabía que tarde o temprano un fenómeno de ese tipo alcanzaría el área. De nuevo, la mala lectura de los políticos, una noción equivocada del ahorro para no edificar las estructuras que el riesgo demandaba, ocasionó el colapso.
Al meteorólogo isleño, que labora en el Instituto de Astronomía y Meteorología de la Universidad de Guadalajara (UdeG), institución que presidió hasta 2008, le preocupa que en el gran debate de este gran tema haya una ausencia notable de meteorólogos, y que por el contrario, esté lleno de “opinólogos”, entre periodistas que alarman y científicos cuya competencia pasó por otras disciplinas ajenas al estudio de la atmósfera.
Aunque el Servicio Meteorológico Nacional, dependiente de la Comisión Nacional del Agua (CNA) ya da muestras de tratar de corregir la situación, la meteorología debería ser un elemento básico para la toma de decisiones en todos los niveles de gobierno y en todas las actividades económicas, subraya en entrevista con Público.
- ¿Cuál es el efecto que se prevé tendrá el calentamiento terrestre sobre atmósfera?
- El problema es que cuando se comenzó a hablar del cambio climático casi todo se centraba en que podía aumentar la temperatura en el planeta, y sucede que algunas personas por desconocimiento de la atmósfera y cómo se comporta, a priori empezaron a divulgar, y aún lo comentan, que si el planeta se calienta habrá más ciclones tropicales, y esto es por la falta de conocimiento de la física de nuestra atmosfera: los ciclones tropicales no sólo necesitan temperaturas más cálidas, sino que hay otros factores que intervienen en su formación; entonces, los especialistas en ciclones tropicales en el mundo se dieron a la tarea de hacer investigaciones, de utilizar modelación numérica para tener escenarios a futuro tomando como base que va a suceder un aumento de la temperatura, y lejos de arrojar lo que decían aquellos que no tenían el conocimiento en sus manos, hasta el día de hoy todas las modelaciones numéricas dicen que lejos de aumentar, van a disminuir, si sucediera el aumento de la temperatura, porque hay otros factores que intervienen en la física de los huracanes y en la estructura de los ciclones tropicales…
- ¿Cuáles son los factores que causarían esa baja?
- Es algo difícil para el público en general, pero tratando de llevarlo a un lenguaje que entiendan las personas, los ciclones tropicales se forman en zonas donde la temperatura del mar tiene que ser alrededor de los 26 grados, a una profundidad de 50 metros, y un sistema de vientos desde la superficie del suelo hasta seis kilómetros de altura, que sean débiles, o sea, estos vientos permiten que se concentre al energía; si los vientos son muy fuertes entonces esa energía se dispersa y no da lugar para la formación del ciclón. Precisamente si aumenta la temperatura de la atmósfera, esos sistemas de viento no serían los que se necesitan para la formación de un ciclón, serían más fuertes en esa zona oceánica y esto traería como consecuencia la formación de menos ciclones tropicales; pero esto tiene más complejidades en la estructura; en noviembre pasado un compañero y yo asistimos a la VII Conferencia sobre Ciclones Tropicales auspiciada por la Organización Meteorológica Mundial, y la reunión se celebró en una isla que está frente a la costa de Madagascar, en el océano Índico —a esta reunión asistieron 125 especialistas del mundo entero—; la conclusión fue esto precisamente, hubo una coincidencia en que íbamos a tener menos ciclones tropicales en promedio…
- Sin embargo, serán menos pero más intensos…
- Esa fue otra cosa que se debatió; el ciclón tropical se clasifica a partir de una escala, la escala Saffir-Simpson del uno al cinco; los que tienen categoría cinco que son los más poderosos, es cuando los vientos rebasan los 240 kilómetros por hora… Los estudios que se han hecho hasta este momento arrojan que los vientos aumentarían entre 2 y 10 por ciento, para un ciclón tropical de 240 km, significa máximo unos 20 km más, lo cual realmente no es significativo, con lo que quiero decir que ya era violento de por sí, y las medidas de prevención, que están consideradas incluso ante vientos mayores, se deben aplicar desde ahora…
- ¿Qué haya menos ciclones es realmente una mala noticia?
- Los ciclones tropicales aportan una gran cantidad de agua a los territorios por donde atraviesan; por ejemplo, las islas pequeñas del Caribe en su mayoría no tienen agua o tienen muy poca agua, y se nutren en buena medida del paso de los ciclones, porque son islas pequeñas que ni ríos tienen; así, con menos ciclones, la posibilidad de que estas islas sobrevivan se reduce; pero un país grande como México también tiene un gran problema: 40 por ciento de la lluvia anual que cae en este país es originada por los ciclones en algunas de sus fases, cuando hay una depresión tropical —un ciclón categoría uno— las lluvias son enormes y los beneficios mayores que los perjuicios […]. Nadie quiere que un ciclón categoría cinco pase por su territorio, pero los que pasan cerca de la costa y que están en categorías muy bajas no causan problemas graves: la península de Baja California se nutre mucho de los ciclones, y si hubiera menos ahí viene lo malo: menos lluvia, menos agua, y habría lugares con grandes sequías.
Así, Meulenert Peña pide no olvidar que dos tercios de México son zona desértica o semidesértica, pues la situación podrá agravarse.
- ¿Esto implicaría que las obras de ingeniería tuvieran que calcularse de otro modo, con periodos de retorno más largos, como dicen los ingenieros?
- Eso ya se hace; cuando se hacen obras de ingeniería siempre se calculan en exceso, así debe ser; por ejemplo, si tú haces un hotel en una zona costera, calculas que sea para vientos de 300 km por hora, que prácticamente ningún huracán alcanzará; pero los ingenieros deben de estar conscientes de que cuando hagan obras de impacto en zonas de ciclones tropicales deben de hacerlas con un exceso del potencial que pudieran traer los ciclones, pero a veces se cometen errores como les pasó a los norteamericanos en Nueva Orleáns, donde el cálculo que hicieron para edificar los muros de contención del río Misisipi consideraron un máximo para un ciclón categoría tres, pero les cayó de categoría cuatro, rayando casi en cinco, que fue Katrina; ese fue un error de diseño anterior, nunca lo pensaron, y hay que pensar siempre que todas las zonas costeras están expuestas en algún momento de la vida a padecer el azote de una gran huracán.
- ¿Por qué se han forjado mitos?
- Por asuntos de interpretación de datos, para lo cual se requiere conocer de la ciencia de la meteorología. En 2005 tuvimos un máximo de ciclones tropicales en el Atlántico, rebasamos el abecedario nuestro y tuvimos que tomar los nombres de alfa, beta, gama, del alfabeto griego, y nada más pasó esto en 2005 y todos empezaron a hablar del cambio climático y que por eso ocurrió Katrina, y esto es puro mito, es pura habladuría sin conocimiento: los ciclones tropicales obedecen a ciclos muy estudiados, y tenemos ciclos de máximo y de mínimo; en 2005 estábamos precisamente en el pico de la actividad, y son ciclos que duran alrededor de 20 años, durante diez años había ido creciendo la cantidad de ciclones tropicales en el Atlántico y en algún momento tendría que llegar a su máximo […] ahora estamos cayendo, estamos en la parte de la curva, la parte decreciente pero todavía activa. Los ciclones tropicales obedecen a una oscilación, en el año de 1933 se había dado el anterior récord de ciclones, se hizo una comparativa, pero es posible que en 1933 hubiera más de los que se reportaron, porque no teníamos los medios de información, no había satélites, había poco transporte marítimo, no había boyas automáticas, no había vuelos como hoy en día que traviesan el Atlántico […] hay que tener mucho cuidado a la hora de divulgar o decir que esto se debe al cambio climático, no señor, esto se tiene que analizar.
Meulenert Peña es reacio a dar predicciones, la meteorología es una ciencia difícil y tiene múltiples variables. Eso no significa que el cambio climático no esté acreditado, “hay una tendencia a un calentamiento, pero no todo podemos atribuírselo”, mucho menos como pretexto para no actuar haciendo obras de ingeniería que consideren los máximos posibles –incluso nunca presentados-, o evitando que las comunidades se asienten en los lechos de los ríos, a pretexto de que el agua tiene años, tal vez décadas, sin pasar.
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