jueves, 9 de junio de 2016
El bosque sigue olvidado por las grandes políticas
Las respuestas tardan en llegar y la dimensión de la crisis ambiental hará más complicado restaurar los bienes perdidos.
Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.
La disputa sobre la metodología de la medición de la deforestación en México es un problema menor al lado de la falta de políticas públicas de gran calado que han mantenido su conservación en el sótano de los prioridades, advirtió el investigador de la Universidad de Guadalajara, Enrique Jardel Peláez.
"Hay que ser cautelosos y no cantar victoria por las cifras que se presentan por la Conafor [Comisión Nacional Forestal]; sí es una buena noticia, pero que se muestren datos de recuperación de áreas boscosas, y no es tan grande en realidad la superficie si lo relacionamos con lo que ha sido la magnitud de la deforestación en el pasado", en un país que perdió en un siglo la mitad de sus bosques y 80 por ciento de sus selvas.
La Conafor señala que Jalisco bajó a un cuarto su deforestación bruta y que si se resta la superficie boscosa recuperada, andaría la reducción en 95 por ciento en relación con las cifras reportadas en 2010. "Estas tienen que ser vistas con una mirada crítica, y uno debe preguntarse hasta dónde son buenas noticias y si la deforestación se ha reducido realmente como resultado de una política pública de Estado, o si más bien está determinada en ciertos factores sociales y económicos que se pueden revertir en algún momento, o por el hecho de que en algunos lugares hemos llegado ya al límite de terrenos que se podrían convertir en agrícolas y ganaderos [...] lo que sería buena noticia es que habláramos de más superficie forestal incorporada en prácticas de manejo sustentable, o en áreas protegidas efectivas, o con resultados en grandes proyectos de restauración", sostuvo en entrevista para MILENIO RADIO.
La realidad es que la política forestal jamás ha sido prioridad en México; el gobierno "se ha limitado a un enfoque asentado en la producción, más que en la conservación, y no ha habido una política equilibrada y coherente; por eso los avances son precarios y no se ve en general que haya una política consistente [...] las acciones en el terreno no reflejan lo que se dice en las declaraciones y en el discurso; por ejemplo, vemos en la costa de Jalisco evidencias de que hay conversión de selvas, de matorrales y terrenos que están en recuperación tras el huracán 'Patricia'; muchos de los incendios que se reportan no son incendios forestales, son el resultado de quema de desmonte, que aprovechando las condiciones, agravadas con las secas por el fenómeno de El Niño, se hacen deliberadamente para cambiar tierras boscosas a pastizales o a cultivos".
La clave "es que se ha dejado en segundo plano, o abandonado, una verdadera política de desarrollo rural; esto no se va a conservar sino es valorizado por la sociedad, con los servicios ambientales, y que los poseedores de tierras tengan una fuente de ingresos [...] en mucho, las acciones o políticas que se realizan en el sector agropecuario son fundamentales para la conservaciones o la restauración de los bosques; muchas áreas degradadas podrían ser rehabilitadas a través de sistemas silvopastoriles, que combinan la ganadería, con el establecimiento de plantas leñosas y arbustos, aumentando la cobertura forestal".
El problema es que falta el liderazgo político de más alto nivel para definir esta prioridad, y generar que todas las dependencias que otorgan estímulos y autorizaciones trabajen en la misma línea para que el territorio sea usado de modo racional, considerada su capacidad de carga para no poner en riesgo sus bienes y servicios ambientales.
Las respuestas demoran; "el tiempo nos está comiendo, y los que tenemos ya mucho en esto, décadas, sabemos que hay propuestas y que hay entendimiento de los problemas, pero que siempre vamos atrasando las acciones, y cada vez serán más complicadas las cosas para poderlas resolver".
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