La dependencia tiene disponibles 50 paquetes de recursos para agricultores y ganaderos en las zonas frágiles de selva, encinares y bosque mesófilo.
Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.
La "deforestación cero" y la regeneración de los bosques y selvas pasa, de forma ineludible, por la economía; y la Secretaría de Desarrollo Rural está inmersa en los procesos de cambio para generar una política pública de largo aliento que evite la destrucción de los ricos ecosistemas de la costa de Jalisco, la región más presionada de la entidad.
El planteamiento es que los negocios agropecuarios sean rentables, y al mismo tiempo, no sólo no cambien el uso de suelo, sino que sean aliados de la conservación de la cantidad y calidad de los bosques, explica el director de la Iniciativa de Reducción de Emisiones de la dependencia, Seki Cinco Martínez.
En particular, se participa con las juntas intermunicipales de las cuencas costeras, en el marco del programa REDD plus (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación con componentes sociales, en el marco de las Naciones Unidas); la Seder "tejió una propuesta de apoyos productivos ecológicamente sustentables", lo que significó primero adaptar las reglas de operación para abrir el concepto "silvopastoril", es decir, ganadería con silvicultura que permita conservar la masa vegetal natural e incluso recupere espacios con especies de leguminosas nativas que tienen alto potencial forrajero.
Este apoyo está condicionado a la pertenencia a polígonos geográficos previamente definidos por el programa de acciones tempranas de REDD plus por tener alta fragilidad, funcionar como espacios esenciales de cuenca y contener potenciales de actividades silvopastoriles sin destruir el capital natural. Por eso, es indispensable que se tengan apoyos del programa de servicios ambientales de la Comisión Nacional Forestal (Conafor).
"No se trata de nada más otorgar el apoyo; este proyecto requiere transferencia de tecnologías y asistencia técnica, por eso contamos con el respaldo del Inifap (Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias] y del Fira [Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura], no nada más para los paquetes tecnológicos, se requiere la asistencia directa de los expertos", es decir, una suerte de extensionismo rural. La asistencia internacional corre a cargo de consultores del Banco Mundial.
"Se trata de generar un aprovechamiento más eficiente de la superficie de pradera; que si tenemos 45 por ciento de aprovechamiento nos vayamos a 80 por ciento, y esto sin presionar al bosque ni cambiar la cobertura", pone en relieve.
Los apoyos referidos tienen un tope de 200 mil pesos, y se limitan a 50 paquetes. Esto es apenas el primer año y se espera ampliar los apoyos y diversificarlos, con la idea de generar una economía rural de bajas emisiones y reducido impacto ambiental. "La Seder tiene recursos limitados, en comparación con la Sagarpa [Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, federal]; de cada diez pesos que se invierten en el campo de Jalisco, dos son de la Seder y ocho de ellos", destaca.
Esto significa que la posibilidad de éxito está suscrita a que el gobierno federal a través de sus dependencias y amplios subsidios se sume a esta estrategia territorial, pues eso permitirá que se vayan ordenando los usos y el sector agropecuario deje de ser el gran destructor de los bosques y las selvas.
Este proyecto es monitoreado por el BM, y eso permite tener razonables expectativas de su éxito. Considerando que los precios de la carne están al alza, es factible que la ganancia económica se incremente con los ahorros que genera todo uso sustentable.
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