martes, 7 de junio de 2016

Pérdida de bosques baja en un 75%



Expertos advierten sobre la influencia de la ganadería, que cayó en un fuerte bache económico que contuvo sus efectos sobre las selvas.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

Jalisco ha reducido en 2015 a un cuarto la tasa de deforestación anual que reportaba la Comisión Nacional Forestal en 2010, y ha pasado del casillero dos al catorce entre los estados que más deforestan.

De acuerdo a un análisis de las tendencias económicas presentes en sus bosques y selvas, la causa principal de esa desaceleración se puede atribuir a la ganadería, la cual declinó acusadamente después de 2005; sin embargo, ha comenzado a repuntar a partir de 2014 como principal amenaza por sus características “ecológicas”: crece sobre la mancha boscosa y convierte en pastizales las antiguas umbrías, además de presionar numerosas especies de animales silvestres.

Los quince municipios de la costa de Jalisco, donde la dinámica destructiva ha sido históricamente la mayor en al menos medio siglo, presenta los datos más claros de esta evolución: los hatos sumaban 1.3 millones de cabezas de ganado mayor en 1993, y declinaron a 600 mil entre 2007 y 2008, como consecuencia del desplome de los precios de la carne; el problema es que en 2014, ya se registraba un nuevo crecimiento hacia 900 mil cabezas, de acuerdo a datos de los censos agropecuarios del INEGI.

De este modo, ha pasado de 31,645 hectáreas de destrucción anual en 2010 (los datos con que se alimentó ese registro datan de entre 2002 y 2007), a 7,554 ha anuales de “pérdida bruta”, cifra que la Conafor pretende reducir a solamente 1,851 ha por un polémico concepto de “recuperación”, que significa que los bosques y selvas se expanden en grandes superficies (5,703 ha para Jalisco cada año) y revierten la mayor parte de las pérdidas. Este último concepto generó amplio escepticismo entre los expertos consultados por MILENIO JALISCO.

Los datos se extraen del FRA nacional de 2015 (evaluación de recursos forestales mundiales, reporte a la FAO del gobierno mexicano). “La metodología para la obtención de las tasas de cambió sigue las directrices marcadas por la FAO y tiene como base la Cartografía de Uso del Suelo y Vegetación escala 1:250,000 del INEGI, en sus diferentes series. Debido a la escala de trabajo, óptimo para el reporte nacional, no se pueden generalizar las causas primarias que conllevan a la acción del cambio de uso del suelo y la consecuente pérdida de cobertura forestal, dada la complejidad de los factores que la causan”, advierte el texto entregado a este diario.

Añade: “De los estados que integra la República Mexicana, 20 de ellos presentan pérdida en superficie, lo que nos indica que la pérdida bruta fue mayor a la recuperación, por lo que la pérdida neta arroja números negativos. El estado de Sonora es el que presentó la mayor superficie de pérdida neta con 24,980.48 hectáreas al año; Oaxaca, ocupa el segundo lugar con cerca de 21,685 hectáreas anuales, seguido de Chiapas y Yucatán con una tasa de cambio del orden de las 12,000 a las 13,000 hectáreas. Los estados con una ganancia neta en superficie arbolada son 11 de entre los que destacan Tabasco, Querétaro, Campeche e Hidalgo con tasas de cambio que van de las 3,500 a 8,600 hectáreas al año”.




Los datos para Jalisco, además de esos datos gruesos de caída de deforestación, señalan que entre la superficie de recuperación hay 55 hectáreas anuales de selva y 5,563 hectáreas de bosques templados también cada año.

Álvaro Miranda, uno de los principales estudiosos de la destrucción y degradación de la selva baja de Jalisco, coordinador científico de la Fundación Cuixmala, apunta: “No es de sorprender que las tasas disminuyan, eso puede ocurrir para un periodo de tiempo, habría que conocer las causas que lo genera (si realmente son las políticas públicas adoptadas, o sus causas están mucho más lejos, por ejemplo en otros países, o se debe a procesos vinculados con fenómenos naturales), y sobre eso no se señala absolutamente nada, y solo en algún momento se menciona que el fenómeno es multivariable. Lo importante sería saber si esta tendencia es real, constante e irreversible. Al menos de mis estudios para la costa de Jalisco, esto no parece ser así, aunque hay un periodo en que la tasa disminuye y está relacionada (sin saber si es la causa real) a coyunturas de crisis económicas del país”.

Por su parte, Arturo Curiel, de la UdeG, señala: “Me parece que, como siempre, las cifras no tienen la intención de ser indicadores para comunicar y tomar mejores decisiones, sino de presentar una estadística que busca dar la impresión de que el país está mejorando”.

Tercia el experto forestal del Instituto Manantlán de Conservación de la Biodiversidad (UdeG), Enrique Jardel Peláez: “Esas cifras no necesariamente reflejan que la tasa se esté reduciendo; incluso asumiendo que sus datos son buenos, no hay análisis que nos permita decir que se debe a políticas públicas específicas, yo vería más bien el abandono de actividades por población”.


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